Translate

lunes, 6 de abril de 2020

Alcásser: Post-Mortem. El Mensajero.




"Cuando los hechos están llenos de coincidencias, no se pueden descartar las coincidencias"   (The Outsider-HBO)






En esta época de cuarentenas, dónde nos atiborramos de series gracias a Netflix y HBO, hay un par de ellas, que me han llamado especialmente la atención.

Hoy les hablaré de una, porque de alguna manera viene a relación con lo que vamos a tratar en este post.

Hacía tiempo –desde la primera temporada de True Detective- que una serie no me dejaba tan profundamente perturbado. Una especie de desasosiego, que te llevas contigo a la cama, y que se ve incrementado de forma exponencial al apagar la luz.

La oscuridad imperturbable.

A veces, antes de cerrar los ojos, vuelvo una y otra vez sobre algún libro de cabecera que aborda Alcásser. Libros que releo después de decenas de lecturas, y que cada vez me sorprenden con nuevos e inesperados detalles que antes me habían pasado desapercibidos.

Las investigaciones criminales también funcionan así. La constancia es algo fundamental.  El mismo dossier pasa por distintas manos, por distintos ojos, hasta que alguien da con la pequeñita “pijada” que te lleva a solucionar un crimen o una desaparición sin causa aparente.


Si algo llama la atención en el triple crimen de las niñas de Alcásser, es el hallazgo de evidencias forenses que son “altamente inquietantes”. Una de ellas, es la más que posible actividad post-mortem con uno de los cuerpos de las niñas. La parafilia más oscura de todas las parafilias. 

En la serie “The outsider” (HBO)  un niño es asesinado de forma brutal y anormal. Un crimen que te lleva a pensar que ese acto, encierra algo mucho más oscuro, que la cuota de oscuridad “esperada” en el corazón de cualquier criminal.

Matar a un menor es el mayor horror criminal. Por suerte, muy pocos-as son capaces

La serie en cuestión nos sorprende con una criminalidad "esotérica" o "paranormal" -aunque eso sí, elevada a la enésima potencia-. 

Criminalidad que a muchos en nuestro país, todavía les parece auténtica “ciencia ficción”. A todos ellos, les aconsejaría un buen repaso a las hemerotecas de nuestra prensa histórica. Se llevarían una gran sorpresa.







Matar a tres menores juntas, de forma “grupal” en un solo acto, es todavía mucho más  “extraño” e “inaudito”. Mutilar sus cuerpos y profanarlos desciende sin ningún género de dudas, un montón de escalones más, hasta el rincón del sótano más lúgubre y tétrico.

Muy pocos son capaces de hacer algo así. Contados con los dedos de una mano.

En “The outsider” hay algo que mueve los hilos desde otra dimensión “paralela”. Es de estas series, dónde se entremezcla investigación criminal y esos mundos poco transitados del ocultismo,  de los que tanto hemos tenido que hablar en el blog. Decenas de casos reales que darían para hacer cien series todavía más escalofriantes que la descrita.

Como nos hizo llegar un buen día un lector del blog, con experiencia en estas temáticas. Existen dos realidades:

       “Lo que ves y lo que no ves”     


 ¿Qué tiene que ver “The Outsider” con el crimen de Alcásser?. Aparentemente nada. Crímenes de menores, en un pequeño pueblo del entorno rural. Pocas coincidencias más.

Pero en ambos crímenes desde el primer visionado, desde el primer capítulo, intuyes que hay “algo más” que se nos escapa de las manos. Totalmente distinto a todo lo que has visto o imaginado hasta el momento.

¿Quién es capaz de introducir un objeto en el interior de la vagina del cuerpo “sin vida” de una niña torturada sexualmente y ejecutada?

¿Quién es capaz de amputar un pezón de una niña en el periodo de incertidumbre, en ese momento cercano al óbito?

¿Cuántos criminales así conoces en la historia criminal patria?

Sólo mentes profundamente trastornadas y enfermas son capaces de hacer algo semejante. De esto no nos cabe la menor duda.

De ahí que el perfil de este tipo de criminales, sea especialmente inusual.








Nos enfrentamos en el crimen de Alcásser a un perfil extremadamente raro, macabro, y único.

Alguien que se recrea con el dolor más tétrico –sadismo- y que introduce “cosas” en los cuerpos post-mortem. Manipula los cuerpos. No está claro con que finalidad lo hace. Pero lo hace. Hasta los autores más escépticos por aquel entonces, lo acabarían reconociendo en sus libros.

“Es posible que no hubiera abuso de los cadáveres, aunque una de las niñas presentara muestras de que habían clavado algo en su vagina una vez muerta”. (Alcásser Punto Final-Paco Pérez Abellán)


Claro que habían clavado o introducido “algo” en los genitales de una de las tres niñas. ¿Para qué? No lo sabemos. Pero sabemos que sus mentes enfermas, lo llevaron a cabo. Los hallazgos forenses lo confirman. Actividad post-mortem. Y la describe como la introducción vía vaginal de un objeto que deja desgarros elípticos de morfología regular.


 “… A nivel de vagina, se encuentran lesiones de tipo contusivo a nivel de las inmediaciones del orificio vaginal, que aparece fuertemente dilatado. Por otra parte, en el interior de la cavidad se encuentran cuatro desgarros de forma elíptica, con diámetro mayor de 5 centímetros y menor de 3 centímetros, estando el mayor situado en posición vertical. El conjunto de lesiones encontradas, sugiere la introducción forzada de un objeto o parte anatómica… no parecen susceptibles de haber sido producidos únicamente con la introducción de una parte anatómica, y en cualquier caso no habrían tenido una morfología tan regularlos bordes de los desgarros repetidamente citados no presentan ningún tipo de reacción inflamatoria. Tampoco se observan restos hemorrágicos. Todo ello sugiere que dichas lesiones fueron producidas después de la muerte…”


Entonces, existe un grave falta de concordancia con el relato del único condenado, ya que como podemos observar no se ajusta para nada a los hallazgos o evidencias forenses. Las tres niñas según nos cuenta el relato oficial de los hechos, es decir los “hechos probados”, murieron ejecutadas a pie de fosa, siendo arrojadas de inmediato al interior de la fosa -una a una y apiladas sobre la moqueta- para ser recubiertas de tierra y ramas.

Todo ello vuelve a ratificar la idea, de que las niñas no murieron allí,  a pie de fosa, sino que a esa tumba, llegaron ya cadáver. Y fueron “porteadas” por terceros hasta la cima de la montaña de La Romana, el inhóspito lugar dónde se ubica el "escenario final".


Nos falta por lo tanto, ese escenario intermedio. Sabemos el lugar de dónde partieron aquella tarde noche, y el escenario final de la fosa dónde fueron enterradas. Pero nos falta lo más importante. Ese escenario intermedio, dónde las tres niñas, además de torturadas y agredidas sexualmente, tuvieron que ser también ejecutadas.
Desnudadas previamente por completo, para luego ser malvestidas de forma apresurada. 

Por lo tanto las torturas sexuales se tuvieron que producir en otro lugar desconocido, dónde después de masacrarlas y rematarlas, las vistieron con sus ropas de forma incompleta o errónea –faltaban calcetines, ropa interior cambiada, botas anudadas de forma anómala –posiblemente por terceros-



                                                     




"... El cordón de la bota izquierda está mal introducido; su extremo izquierdo debió ser extraído, o se salió de su posición, de los 2 agujeros superiores del mismo lado y del agujero central del lado derecho y al proceder a recolocarlo en los 2 agujeros centrales se hizo con una disposición diferente a la observada en la bota derecha; esta manipulación del cordón se correspondería con la que tendría de ser colocado, apresuradamente, por una persona diestra, que introdujese los cordones estando situada delante de quien vistiese las botas..."(estudio de la ropa cadáver número 1/informe Dr. Frontela)




Posteriormente a la ejecución, sabemos que hubo actividad post-mortem con alguno de los cadáveres, en el cual introdujeron una serie de objetos extraños. Algunos serían encontrados de forma sorpresiva durante las segundas autopsias.


Pero “el mensajero” parece que no hace nada al azar. Quizás entonces, nos pretenda trasladar una  especie de mensaje. Para ello utiliza distintos elementos con connotaciones religiosas o pseudoreligiosas*. Y lo hace alojando o introduciendo en el interior de cada uno de los cuerpos una serie de distintos objetos :

-Dos piedras pequeñas que no se sabe como llegan al interior de las coanas del cráneo –inexplicable-. Hallado en el cadáver número 1.
-Una cruz de caravaca que se aloja en el interior de la cavidad –en las vértebras- y que no se sabe a ciencia cierta como llega hasta esta  ubicación. Hallada en el cadáver número 2.
-Objeto que describe espirales  y que es introducido en la vagina de una de las niñas post-mortem. Actos puramente necrófilos.  Hallazgos realizados en el cadáver número 3.

Parece evidente que existe una “manipulación” de los cadáveres de las niñas. Una manipulación que en los tres supuestos se antoja post-mortem.

   
*(Cuando nos referimos a connotaciones religiosas/pseudoreligiosas: además de la citada cruz de caravaca, las dos piedras* se han descrito en hallazgos ocultistas o en casos criminales relacionados con pseudoreligiones con una importantísima implantación en la comunidad valenciana, cuyo nombre no vamos a citar por nuestra consabida máxima prudencia al tratar estos temas tan “delicados”). Tenemos al menos “tres casos” con connotaciones de muerte violenta de etiología criminal dónde nos encontramos de nuevo con la presencia simbólica de “dos piedras”.



“…Una conocida halló el cadáver de la niña, que estaba tapado con una toalla blanca y dos pequeñas piedras encima…” (La voz de Galicia) Pseudoreligión. Santiago de Compostela.

“…El cráneo de una mujer-que tenía un fuerte golpe en la parte frontal- una mandíbula y otros huesos fueron descubiertos el jueves por trabajadores del servicio de limpieza de la playa. Junto a los restos óseos también había dos piedras…” (Las provincias) Relacionada con prácticas ocultistas. Valencia.

“…No se entendía entonces como es que tenía dos piedras metidas en la nariz y porque estaba flotando a un metro de la orilla de la playa…había sido asfixiada y el crimen ocurrió en un lugar distinto a aquel en que se encontró el cadáver…” “… Además, una de las mangas del vestido que llevaba estaba desgarrada, lo que puede dar a entender que la vistieron después de la muerte…” (periodista digital-Ultima Hora). Caso criminal. Mallorca.









Pero también fueron hallados “otros objetos” y sustancias anómalas en el interior de las niñas:


-Objeto hallado en el interior estómago cadáver número 3 (según los análisis se trata de una sustancian “no identificada” pero que podría estar relacionada con las “purinas”)**. En la vagina del cadáver número 2 también aparece un material amarillento y pastoso.

Análisis solicitado:
- Identificación del material encontrado en el interior del estómago del Cadáver 3.
- Investigación del material encontrado en la vagina del Cadáver 2.

Resultados: 

– Estudio del material encontrado en la vagina del cadáver 2.

Consiste en un material amarillento y pastoso, que recuerda al material encontrado en el estómago del cadáver 3, contenido en el bote 7.

El análisis realizado por la Sección de Química dio igualmente ácidos grasos y grasa y una sustancia relacionada con las purinas.
Por último se realizó el test del urobilinógeno para comprobar si se trata de heces, dando resultado negativo.

                         
Las conclusiones al respecto, es que tanto en la vagina del cadáver núm2 como en el estómago del núm 3 había presencia de “purinas” junto a grasas, ácidos grasos y aire, producto de la putrefacción.


**En el Caso Macastre recordemos que se encontró también un líquido parecido al esperma, además de otro de aspecto sanguinoliento en los órganos genitales del cadáver de una de las menores –Rosario-. Sin embargo toxicología –Madrid- descartó que fuera esperma. ¿Qué era ese extraño líquido descrito como “abundante sustancia blancuzca coagulada”? Nada más se sabe al respecto, pero si no era semen, parece claro que alguien manipuló el cuerpo de la menor introduciendo una sustancia “extraña o desconocida” en el interior de los órganos sexuales.
En el caso de la niña aparecida en las marismas de Rio Tinto en Huelva en el año 91 tras desaparecer una “noche de carnaval” –como las cuatro chicas del Alcásser Francés-, también se tuvo noticias de un posible arrepentido, muy relacionado con actividades esotéricas, que narró en una carta póstuma, un macabro ritual ocultista llevado a cabo con la niña asesinada, en el que habrían participado varias personas,  y que describía la introducción en los genitales de la menor, de hierbas impregnadas en una pócima de sangre de gato negro.   








“…Son usados para prácticas de rituales, en donde se ofrecen como sacrificio derramando su sangre, ya que se llegó a pensar que eran representantes de las brujas.
…Suelen matar a animales como rito de iniciación a un nuevo miembro, observándose un incremento considerable en el “asesinato” de animales, los cuales son tirados en parques y jardines públicos junto con utensilios y hierbas… 
…Son los “brujos” quienes utilizan a los gatos blancos para la purificación de alguna persona, mientras que los negros son para realizar actos de magia negra…”
(milenio-hechizos brujería gatos negros)













De nuevo esa visión “esotérica” de los casos criminales. Brujería, ocultismo, ese submundo críptico y el “gran desconocido” para los profanos en la materia. Seguimos insistiendo desde el blog en estos aspectos, porque creemos que podrían tener relación con no pocos casos criminales “extraños” y sin resolver, ocurridos en nuestro país.

“El mensajero”, nos trasladó una serie de mensajes con las tres niñas, pero no fueron las únicas “portadoras” de extraños objetos en sus cadáveres, en esta peculiar geografía de la zona sur de Valencia. Desconocemos si se trata del mismo mensajero, pero de nuevo tenemos que insistir en ese “paradigma criminal”. Muy pocos individuos son capaces de hacer algo semejante en nuestro país. Y todavía tendríamos muchísimos menos candidatos si nos centramos en una zona geográfica tan acotada.  Podríamos hablar por lo tanto, de una hipotética actividad “serial” frenética en la citada zona, del que hemos optado por llamarlo: “el mensajero”.

¿Qué nos quiere decir?

-Una naranja en la boca hallada en el cadáver de una adolescente encontrada muy cerca del pueblo de las niñas. Concretamente en el pueblo dónde se ubica la desaparición de las tres niñas.
-Un mechero entre los dientes hallado en el cadáver de  otra adolescente encontrado cerca del pueblo de las niñas, vecina de las mismas localidades de “los tres de Macastre”.
-Una rama incrustada en la vagina del cadáver de la adolescente antes citada.
-Dilataciones anales bestiales, tremendamente similares a las halladas por los forenses en las autopsias de las niñas de alcásser, que fueron encontradas en el cadáver de otra mujer joven, cuyo cuerpo aparece a muy escasa distancia del pueblo de las tres niñas. 







Pero por si quedaba alguna duda, “el mensajero” nos dejó un reguero de abundante actividad previa y posterior a estos actos criminales, para conforma un puzzle genealógico y un mapa geográfico. Una especie de actos premonitorios, o recordatorios de hechos muy luctuosos acaecidos en la provincia de Valencia. Nos va diciendo de forma progresiva el lugar, el día, y el mes en que desaparecerán las tres niñas. (Alcácer,13/11)
  

-Un pie seccionado hallado en la calle Alcácer –señalando el pueblo de las tres niñas, el lugar de dónde serían escogidas las víctimas del próximo crimen “grupal”- un pie que pertenecía a una adolescente mutilada hallada en el interior de una tubería, en el kilómetro 13 de la acequia canalizada que discurre por la localidad de Turís. (número que se corresponde con el día de la desaparición de las tres niñas de Alcásser)

-Una mano amputada en la calle Fernando el Católico. Mano descrita como de pequeño tamaño, de una mujer joven. 

-Un cráneo en la calle Marqués de Caro

-Una bolsa repleta de huesos humanos hallada en el autobús de la línea 11, que hace el barrio de Patraix. (número que se corresponden con el mes que desaparecen las tres niñas y el lugar dónde se ubica el cuartel desde dónde se dirigió la investigación del triple crimen)

-Un corazón en una copa ritual en la calle Marqués de Montortal –que se corresponde con la vía del tren Montortal-Alcudia de Carlet dónde son hallados otra triada de menores muertos en “extrañas circunstancias”-

-Una mano*** momificada dentro de un guante encontrada por un vigilante en las inmediaciones “puente de Giorgeta” de la estación de tren Joaquín Sorolla de valencia.

-Huesos humanos –falanges- encontradas recientemente por  un particular en las inmediaciones de la fosa de la Romana.


***Los cadáveres de las niñas de Alcásser y de la adolescente hallada mutilada en Turís,  fueron hallados sin alguna mano. Caso Alcásser: cadáver número dos falta mano izquierda, cadáver número tres falta mano derecha, cuerpo de otra adolescente hallado en Turís al que mutilaron mano izquierda y pie derecho. Las manos de estos tres cuerpos nunca aparecieron, el pie de la cría de Turís, fue el "mismo" que el asesino mutilador dejó “colocado” en la calle Alcácer de Valencia.



El mensajero no deja de sorprendernos nunca. Si estudiamos un poco el significado de esos lugares que se ha encargado de "marcar o señalar" de la forma más macabra, veremos que los títulos nobiliarios que dan nombre a las calles de algunos de estos hallazgos, están todos directamente conectados con Alcácer/Alcásser. La población de las tres niñas asesinadas.


  





La perfilación

Complejo perfilar a alguien capaz de llevar a cabo estos hechos tan truculentos: actividad post-mortem con los cadáveres, además de dar muestras de un gran sadismo con las víctimas "todavía en vida", para luego proceder a dejar mensajes en los cuerpos, o desperdigar sus restos mutilados por calles. No hace falta ser un especialista en la materia, para visualizar que estamos ante una mentalidad profundamente perturbada.

¿Es entonces esta la personalidad patológica del condenado por el triple crimen de Alcásser? Según los informes psiquiátricos/psicológicos: rotundamente NO. Nos describen al condenado de las siguiente manera:

-Sus rasgos de personalidad no permiten establecer un diagnóstico psiquiátrico de trastorno de la personalidad
-Estado de salud mental: dentro de la normalidad.
-Carece de trastorno mental de tipo psicótico
-No se encuentran rasgos que hagan pensar en una psicopatología.


“…Su actitud es de tranquilidad, con ausencia de ansiedad, temblores, tics, u otras expresiones somáticas de angustia. No se constataron alteraciones emocionales significativas a lo largo de las entrevistas, en las que mantuvo un buen tono desde el punto de vista físico y una notable estabilidad psicológica…” (informe psicológico)



El único condenado por el Caso Alcásser, es un mentiroso compulsivo, engaña, manipula. Es también impulsivo, con comportamientos antisociales –a partir de la adolescencia y juventud- y tiene importantes carencias afectivas en su infancia –su madre murió prematuramente cuando era niño, su padre era alcohólico, se crió a caballo entre internados religiosos y la universidad laboral, para luego “torcerse” y adentrarse en la delincuencia común y el consumo de drogas-.


Pero no parece que estemos ante el perfil de un necrófilo. Ni tampoco ante el de un sádico.
  
En el crimen de Alcásser subyace “otro perfil criminal” muy distinto al del acusado. 

Y este otro perfil criminal, sí estaría directamente implicado en la autoría material del triple crimen de Alcásser, y más que probablemente  en algunos otros asuntos criminales sin resolver y con connotaciones “comunes” ocurridos en esta zona sur de Valencia.




     composición artística fotográfica -pinterest-



Además todos esos comportamientos criminales citados anteriormente,  esas conductas anómalas, “que tienen que poner en alerta al investigador” forman parte de “la firma del asesino”, muy relacionados con la fantasía violenta que alberga.

El asesino siente necesidad de expresarlas a medida que estas fantasías se van madurando, y por ello cuando se decide a convertirlas en realidad, tiene necesariamente que mostrarlas en su forma de ejecutar los crímenes. De ahí que se exprese mediante:

-la violencia brutal o sádica –Alcásser, Caso acequia de Turís-
-La mutilación –Alcásser- Turís-
-el dejar mensajes –Casos: Alcásser, Turís, Beniferri, Picassent, Pinedo-.
-el modo de atarlas y los materiales empleados para controlarlas que en muchos casos va más allá del puro control de la víctima, y expresa otras cosas: dominación y sadismo –Casos: Alcásser, Bétera, Sumacárcer.
-El tipo de víctima elegida: también se incluye en la firma: adolescentes o mujeres muy jóvenes. 

También la disposición de los cuerpos o hacer que las víctimas realicen unas determinadas conductas, sean todas ejemplos de conducta de la firma.

Son aquellos actos innecesarios para la consumación del crimen, pero que implican una parafernaria o atrezzo alrededor de la escena criminal, especialmente con la propia víctima. Implican también un “tiempo extra” para completarse. 

Estamos por lo tanto ante un perfil de un asesino que se expresa. Y esta firma o huella psicológica que deja en sus crímenes puede evolucionar en el tiempo. Así por ejemplo, un asesino necrofílico como el que nos ocupa, realiza cada vez un mayor número de actos de mutilación postmortem a medida que va matando.

En el triple crimen de Alcásser, estamos ante un perfil criminal muy complejo, pero claramente alejado de un delincuente común sin antecedentes, por homicidios o agresiones sexuales anteriores.

Quienes actuaron en el crimen de Alcásser, probablemente tenían experiencia criminal, y una mente profundamente perturbada. Esos actos “innecesarios” que hemos relatado, constituyen la plasmación de sus fantasías más bizarras. Necrofilia, mutilación, dominación, sadismo extremo. Podríamos decir, que requiere de “rastros previos específicos” en el currículum criminal. En los comportamientos sexuales vitales. Un pasado bastante “oscuro”.

Lo cual no quiere decir, que alguno de los implicados, o relacionados en el sumario oficial de los hechos, no hayan tenido nada que ver, con el crimen, en algún momento concreto.

Como citaba el propio Pérez Abellán en alguna de sus obras:

“…las niñas habrían sido raptadas por unos delincuentes comunes menores que las llevarían a un grupo de personajes conocidos…”      

“…podríamos decir que hay dos tipos de responsables, los que actuaron a pie de obra, torturando y matando a las pequeñas, y los que en su caso, les mandaron que lo hicieran. Es perfectamente posible que alguien diabólico y poderoso decididiera recoger en imágenes todo lo que allí pasó, ojo que no estamos diciendo que ocurriera, sino que no debe descartase nada. No es óbice el hecho de que no se haya encontrado ninguna cinta snuff en el ancho mundo para que aquí, precisamente, se fabricara una, la peor. Esos serían los grandes canallas de este asunto complejo con tantas preguntas por responder…”



En el caso de los actos post-mortem esto es todavía más específico o extraño de encontrar en la literatura criminal. Además parece por veces incompatible con el perfil sádico, que también está presente en el crimen de Alcásser, y que trataremos en otro post del blog.
            
Por lo tanto cabría la posibilidad de tener una serie de distintos perfiles implicados, pertenecientes también a distintas personas partícipes en las torturas sexuales y muerte de las niñas –algo que parece corroborado con los hallazgos de distintos vellos púbicos pertenecientes a distintas personas nunca identificadas, encontrados en zonas “no susceptibles de contaminación”, ropa interior y genitales  de las tres niñas. Vellos púbicos que además no pertenecían al condenado-.

Así al hablar de la agresión anal la literatura criminal, nos dice lo siguiente:

“…Es cierto que algunos agresores hacen la penetración anal –o la introducción de objetos por el ano- para hacer sufrir a las víctimas y así obtener mayor goce sexual –perfil sádico- sin embargo otros actúan así cuando la víctima ha muerto, o como forma de venganza. En estos dos últimos casos no se cumplirían los criterios del sadismo, porque la víctima no será consciente del dolor, y porque el agresor no buscaba aumentar su placer….” (La investigación criminal-Vicente Garrido-Jorge Sobral)









Es decir esos actos post-mortem, no parecen encajar con el perfil sádico autor del otro rosario de torturas sexuales y golpes inflingidos a las tres niñas. Aparentemente, porque en las perfilaciones, no hay verdades absolutas ni perfiles únicos, muchas veces  son del tipo “ mixto”. Ya que el comportamiento criminal como hemos visto “evoluciona” y no se ciñe a unos parámetros concretos o a cada epígrafe descrito en los manuales confeccionados a tal efecto.

Sin embargo sí parece atender a pautas de comportamiento de asesino serial-homicida sexual (lust murderer) asesino erótico o de lujuria. Alguien que se complace en asesinar de modo sádico y brutal a su víctima, para obtener la máxima satisfacción sexual.

Dado que tiende a repetir los crímenes por el placer que obtiene de ello, no es infrecuente que se convierta en asesino en serie. Erotonofilia. Una de las formas más extremas de parafilia.

Una parafilia se describe como una desviación sexual en la que el individuo busca objetos sexuales, rituales o situaciones específicas inusuales para alcanzar la satisfacción sexual plena. Las fantasías son un componente vital, y cada vez incluyen más escenas violentas.

Los homicidas sexuales asocian el sexo con la agresión y los temas comunes de sus fantasías son: el poder, la dominación, la violación, la venganza y el asesinato.

Junto a esta desviación sexual –erotonofilia- van asociadas normalmente otras como necrofilia –activación y gratificación sexual con un cuerpo muerto-, antropofagia –comer carne humana- sadismo- gratificación sexual lograda mediante la  humillación o el sufrimiento de los otros-, piquerismo –intenso deseo de acuchillar, herir o cortar la carne de otras personas-, vampirismo –intenso deseo de beber la sangre del otro- y flagelación –intenso deseo de golpear o azotar-. También pueden observarse conductas fetichistas.


Todas estas conductas, han sido descritas en mayor o menor medida por distintos investigadores o probadas mediante las autopsias en el caso Alcásser (actividad post-mortem, sadismo mayor, acuchillamientos, laceraciones, amputaciones, y falta de extensas zonas de piel como si fueran “cortadas”, sin descartar flagelación o conductas extremas como la antropofagia –que ha llegado a ser  citada por algún investigador del caso-. Faltan prendas, y partes de los cuerpos, se pueden considerar actos fetichistas, o de toma de trofeos.



En cuanto al vampirismo, si algo llama también la atención en el caso Alcásser, es que los cuerpos de las tres crías, carecen casi por completo de sangre –es encontrada en muy poca cantidad en una de las cavidades de uno de los cuerpos-.

Estamos por lo tanto ante un auténtico catálogo de los horrores, de alguien que está experimentado. Que ha matado, y posiblemente siguió matando después del triple crimen.

Estos asesinos además, tienen una progresión “in crescendo”, con una necesidad intensa no sólo de matar, sino de desfigurar –Caso Turís, Alcásser¿? (lo desconocemos por el estado anormal de descomposición de los cráneos, que estaban en sólo dos meses completamente “esqueletizados”), o despedazar –Turis/Alcásser- a las víctimas. Manifiestan por lo tanto, una progresión de brutalidad en los crímenes, y en cada uno de ellos se aumenta el sadismo. Los autores de estos hechos viven sentimientos de plenitud sexual con las acciones que realizan, son impulsivos, y no se sienten con fuerzas para escapar de su mundo de fantasía.

Y esta parte es especialmente importante:

“…Esa es la razón por la que buscan a sus víctimas entre las personas con las que previamente han establecido una relación, y sobre las cuales van elaborando sus fantasías y ensayando los crímenes en su imaginación…”


Qué significa esto: que los asesinos, de este tipo pueden tener un conocimiento de la víctima-s previo. Y fantasean con ellas, porque las conocen. Son por ello su “objetivo”, y con estas víctimas, son con las que darán rienda suelta a sus fantasías más perversas.


Conocimiento y proximidad.

Algo que ya abordamos en el blog al hablar de la perfilación geográfica. Implícito en el gran conocimiento del terreno a la hora de depositar los cadáveres de las victimas. Algo de lo que dan sobrada muestra, los autores de estos hechos macabros. Y es que no todo el mundo conoce esa intrincada geografía y orografía, por dónde se mueven estos demonios de carne y hueso.








Tenemos por lo tanto una aproximación muy provisional al perfil de los autores materiales de estos hechos.

El FBI encuadra a los necrófilos dentro del perfil de los asesinos en serie “desorganizados”  debido a posibles patologías mentales (psicóticos, esquizofrénicos). Pero al parecer también se da notoriamente en los asesinos “organizados” o en los “mixtos”, con lo cual es complejo apuntar en una única dirección.
 Lo que sí queda muy claro, es que son actos extremos e inusuales, y que como hemos descrito, este tipo de parafilia –actos sexuales con cadáveres- requieren de una mente profundamente perturbada.
Esta extrañísima conducta, se realiza con actos de masturbación o cópula que llevan a cabo, algunos asesinos en serie después de haber asesinado a la víctima. En otros casos incluso tienen relación con el mundo de las funerarias, para poder tener acceso a los cadáveres, y así dar rienda a sus perversas fantasías.
La necrofilia, representa la sumisión absoluta de la víctima. Algunos psicólogos históricamente la asociaron a relaciones incestuosas en la infancia.
Algunos pacientes con necrofilia han tenido una vida en común con la persona fallecida y, tras su muerte, desean seguir copulando con ésta. De nuevo observamos ese componente de proximidad (autor-víctima) en esta horrible parafilia.

En nuestro país, tenemos casos muy contados, nos sobran dedos de una mano, y en todos ellos presente, un gravísimo trastorno mental.
El caso del “arropiero” Manuel Delgado Villegas, esquizofrénico con un cuadro de delirio megalomaníaco. Asesino en serie “necrófilo” (cometió un mínimo de 22 crímenes probables, si bien confesó ser el autor material de 48 asesinatos). El otro caso conocido es el del “matamendigos” Francisco García Escalero, asesino en serie, también esquizofrénico y alcohólico. Era  un homicida sexual canibal y necrófilo (copulaba con las víctimas), además de tener una querencia especial por los cementerios -de hecho llegó a cometer profanaciones de tumbas, como reconoció en varias entrevistas efectuadas en la cárcel-.
   
En Alcásser, tenemos en cambio a un único acusado, que según los informes de los psiquiatras y psicólogas no padecía ninguna patología psiquiátrica, ni ninguna parafilia extrema conocida
Además carecía en su historial delictivo –delitos comunes contra el patrimonio- de antecedentes por agresión sexual, o delitos prototipo de este rango de agresores sexuales de menores, tales como exhibicionismo, abuso de menores, producción o tenencia pornografía de menores, etc.
                      

Pero en esta zona geográfica –por cierto muy cercana a Tous, apenas veinte kilómetros- sí tenemos algunos asuntos realmente extraños y macabros en los años ochenta.






Parece evidente, que en este caso, no se ha llegado al fondo de la cuestión. Las preguntas siguen en el aire:
¿Quienes son los verdaderos autores materiales del triple crimen?
¿Quienes fueron los que torturaron sexualmente y con gran sadismo a las niñas?
¿Quiénes realizaron actos post-mortem con alguno de los cadáveres, o introdujeron objetos en los mismos?
¿Dónde se produjeron estos “actos centrales” –tortura/ejecución- del hecho criminal?. 










Como siempre repetimos sólo tenemos constancia certera de dos hechos:

-     el lugar de dónde parten las tres niñas para desaparecer esa tarde-noche del 13 de noviembre de 1992: Alcásser.

-         el lugar dónde son hallados sus cadáveres: La Romana, ayuntamiento de Tous. Un paraje que resulta más accesible desde el cercano ayuntamiento de Catadau.




El resto del relato- el periodo de cautiverio de las niñas- está todavía por descubrir.


Entre Alcásser y Tous, tenemos además, toda una amplia representación de casos extraños, atípicos y que se prolongan en el tiempo. Muchos de ellos sin resolver.

Nosotros hemos puesto nuestros ojos en ellos, desde el primer momento. Son auténticas banderas rojas sobre el terreno.  Algo que nos lleva a visualizarlos como “un todo”, y no como hechos aislados.


Puede ser un primer paso, para entender lo que sucedía en esta zona geográfica. Por eso desde el blog planteamos desde hace tiempo una serie de hipótesis o conclusiones, fruto del análisis durante años de esta peculiar geografía criminal:

-la existencia de una criminalidad que actuó de forma serial en esta zona.

-la existencia de una serie de casos sin resolver con  posibles puntos de conexión.

-la existencia de una serie de casos grupales -con tres víctimas-, únicos en todo el país

-la existencia de otros casos criminales en la misma zona que comparten una victimología muy similar y una "firma" criminal que presenta algunas “semejanzas”.


Las cuatro patas sobre las que asentamos nuestra larga investigación.  

Material suficiente para posibilitar una investigación mucho más profunda y amplia en esta zona bien delimitada.





A las tres niñas no les robaron el dinero. Tampoco sustrajeron sus cadenas, sus relojes, o los anillos que portaban.

El mensajero parece que no quería riquezas. 

El mensajero sólo quería causar sufrimiento. Saciar su apetito sexual oscuro y depravado, y dar rienda suelta a sus más diabólicas fantasías.








Como en “The outsider” el mensajero actúa para perpetuarse en el dolor ajeno. Para recrearse, y jugar a un juego macabro. 

Un juego al que sólo él sabe jugar. Dónde su siniestra mano sitúa cada ficha en el lugar apropiado del tablero. Jugando con ventaja. De hecho ha ganado a todos, en todas las ocasiones. 

Ha salido siempre victorioso. Impune.

Pero la partida, todavía no ha terminado.








martes, 24 de marzo de 2020

Tiempos difíciles.




Estimados amigos-as lectores del blog, lo primero de todo enviaros un abrazo muy fuerte allá dónde estéis. En cualquier parte del mundo. 

Tenemos por delante días muy difíciles,  ante la magnitud de la crisis sanitaria global a la que nos enfrentamos. Aquí la estamos viviendo con toda su crudeza.

Responsabilidad, solidaridad, y fuerza. La vamos a necesitar.

A todos los que se están jugando la vida, para salvar la nuestra,  nuestro agradecimiento más profundo y sincero. Nunca estarán lo suficientemente pagados, ni lo suficientemente reconocidos.

Este ha de ser un punto de inflexión para que abramos los ojos. Para darnos cuenta de las cosas verdaderamente importantes. Aquello que es imprescindible en nuestra sociedad. Sanidad, seguridad, voluntariado. Y también para saber aquellas otras que tenemos que descartar.


Habrá un antes y un después. No nos quepa duda. Pero saldremos de esta. Y saldremos más reforzados.

  
En cuanto al blog, en unos días prometemos lanzar nuevos contenidos, nuevos artículos, en los que hemos estado trabajando todo este tiempo. Sólo falta pulirlos un poco para que puedan ser publicados poco a poco.

Artículos dónde siempre intentamos abordar aspectos novedosos o poco tratados en relación a este triple crimen y otros casos. Esos “otros” crímenes que son como pequeños satélites que giran alrededor del planeta Alcásser.  

Nuestros nuevos artículos tienen como objetivo abordar los posibles perfiles criminales de los autores de estos hechos. Una perfilación poco ortodoxa –para esto ya tenemos a los puristas,  profesionales y expertos-, pero que probablemente nos ayude a descifrar algunas cuestiones inexplicables.

Dos delincuentes comunes como los acusados y condenados en el Caso Alcásser –uno de ellos desaparecido desde entonces-, no parecen encajar a priori, en el perfil criminal de los autores “materiales” de estos crímenes. Este es un asunto, que nadie parece querer tocar, pero a nosotros, nos parece que puede ser novedoso e interesante.
  
El sentido común y la lógica nos dicta, a la mayoría de los interesados en este caso, que “muy pocos” son capaces de cometer un triple crimen así. Intentaremos aportar argumentos distintos,  para ver hacia dónde nos lleva este nuevo enfoque del caso.


Haremos hincapié en la personalidad, el comportamiento criminal, la parte psicológica de los personajes que encajarían en la autoría de un crimen grupal de adolescentes como el que nos ocupa. Un crimen atroz, sádico y sin parangón en nuestro entorno nacional y Europeo.

Pondremos –como siempre intentamos hacer- la atención sobre los pequeños detalles. En esos pequeños rastros a veces, está la llave que abre todas las puertas. Muchos asuntos policiales complejos se resuelven por detalles sencillos, que han pasado desapercibidos. Nosotros no pretendemos resolver nada, sino estudiar el caso desde nuestra perspectiva. Desde “otra” perspectiva distinta a como se ha enfocado hasta ahora, este crimen.

Como siempre repetimos, en lo oscuro, en lo bizarro, en lo anónalo de algunos de los aspectos criminológicos que encierra el crimen de las tres menores, puede estar la verdadera clave oculta del caso. Esta parte es sumamente interesante. Siempre le hemos dado mucha importancia.

Hemos seleccionado también un montón de música interesante, que nos facilite transitar por estos artículos cargados de contenidos muy duros, y difíciles de digerir. La música siempre ayuda. Aunque viajemos a través de la oscuridad absoluta.  


¡¡¡Cuidaros todos y todas mucho¡¡¡


Nos vemos pronto.

Mucha Fuerza













sábado, 1 de febrero de 2020

La segunda posibilidad. Buscando la motivación verdadera que se esconde en el crimen de Alcásser.






El Caso Alcásser es un enigma de tales proporciones, que a medida que te adentras en su inmensa oscuridad para investigarlo, acaba convirtiéndose en un experiencia profundamente perturbadora. No apta para todos los públicos.

Un bucle maldito. Por eso es recomendable darse periodos de tregua y reflexión.

Si echamos la vista atrás, a aquel equipo de investigadores “paralelo” que se conformó gracias al empuje del padre de una de las tres niñas asesinadas, podemos ponernos en su lugar fácilmente.

Empatizar con ellos. Sentirlos cercanos.

Imaginar el dolor inimaginable de Fernando García. Un padre al que su hija le es arrebatada de esa manera tan cruel y despiadada. Alguien que además obtiene una contestación judicial tan pobre y manifiestamente incierta o incompleta.

También es fácil imaginárselos en medio de aquella investigación subterránea, superpuesta a una investigación oficial que no ofrecía respuestas a los grandes enigmas del caso.

Un grupo de investigadores, buscando la verdad. En medio de dificultades, amenazas, y maniobras extrañas para obligarlos a desistir en su actitud.

El episodio que narra uno de ellos en el famoso documental de Netflix, cuando son perseguidos y acorralados por una serie de vehículos con matrículas “dadas de baja”. Y sobre todo cuando llegan a identificar a alguno de los personajes que participa en esta acción u operativo “semiclandestino”. El mensaje subliminal parecía ser claro “dejar de remover y de indagar en este caso”. Es como si se quisiera parar a los que buscaban la verdad. Dejar todo como estaba. Es cuando menos muy llamativo.

La gran cantidad de información buena, menos buena y falsa que recibieron y tuvieron que cribar. El trabajo de calle.  Las innumerables pistas que siguieron. Las entrevistas que realizaron a los principales testigos –la mayoría reacios a hablar-. Los peligros siempre presentes. La desesperación por atar cabos, y llegar a unos objetivos concretos. Las trampas en el camino para conseguir acallarlos. ¿Estaban haciendo demasiado ruido?  Las querellas que buscaban silenciar la justa crítica a un trabajo en gran medida, mal hecho. Y con el silencio sólo se obtiene una cosa: el olvido. 




  


En un caso criminal de la magnitud del Caso Alcásser -paradigma de la brutalidad criminal sexual con menores en toda Europa- no es de extrañar que millones de personas -de todo el mundo- se sigan interesando a día de hoy por este enigma. Por un lado las víctimas: tres adolescentes, casi unas niñas. Por otro los autores: uno desaparecido, y otro condenado sin pruebas biológicas ni testimonios. 

Una madeja enmarañada y a la vez abierta a mil posibilidades, dónde es sumamente difícil encontrar información fiable, o planteamientos e hipótesis “honestos” y "coherentes".  Con una base sólida.

Lo ideal para este caso, sería un grupo de profesionales retirados o con un poco de tiempo libre,  que se encargaran de revisar el caso “a fondo”. Estaríamos hablando de un grupo conformado, por forenses, criminólogos, psicólogos criminales, agentes de homicidios, etc. Incluso un grupo “internacional” con aportaciones de gente experimentada en perfilación criminal, comportamiento criminal,  procedente de otros países, dónde estas técnicas se llevan utilizando muchos más años que aquí.

Gente no contaminada, gente sin intereses ocultos, más allá de encontrar una solución a este enigma. Gente que no responda a las órdenes de ningún político o jefe de unidad.

Incluso esas grandes plataformas que producen documentales sobre el caso, y escogen caminar por el sendero más fácil -el de la versión oficial-, podían “reabrir” el crimen, poniendo sobre la mesa las muchísimas contradicciones e incoherencias que plantea el sumario del caso.

Para ello deberían revisitar los grandes misterios que esconde esa geografía. El historial de casos sin resolver de la zona –como hemos hecho en este blog-. Un ejercicio que sin duda, aportaría mucha luz, y otro enfoque más amplio del suceso. A nosotros al menos, nos ha servido para ampliar mucho el espectro de posibilidades que teníamos  respecto a este crimen,  circunscrito casi siempre una serie de personajes que pululan por el “sumario”.

No será la primera vez ni la última, que un buen documental de investigación –algo distinto a una reconstrucción del relato oficial de los hechos- pone en jaque mate a los instructores de una causa concreta. La propia plataforma tiene muchos documentales sobre casos reales que podrían servir como ejemplos.

En el fondo lo que se trata, es de arrojar luz sobre tres cuestiones:

-Los culpables oficiales, dos delincuentes comunes, sin ningún tipo de antecedente sexual, fueron los autores materiales del crimen sádico-sexual-grupal más atroz de los últimos decenios. (Esto parece probado para la oficialidad).

-no cometieron el crimen pero pudieron intervenir en alguna fase logística o intermedia.

-la autoría del crimen responde a otro perfil criminal y sus autores no han sido ni investigados ni detectados.

Estas dos últimas opciones parecen  aglutinar la opinión de la mayoría de la ciudadanía, o de aquellos que se han molestado en adentrarse en el caso con un poco de detalle. Lo lógico, sería que la "oficialidad" pensara que posiblemente "algunas cosas" -bastantes-  en toda esta historia, cojean, o no se sostienen. Que el caso hay que revisarlo con nuevos ojos. Eso sería lo más apropiado. Revisitar el crimen con la tecnología de hoy en día -realizando nuevas pericias genéticas sobre restos biológicos-, con investigadores reputados de homicidios y expertos en la materia. El sumario B todavía continúa abierto. Demasiados años sin noticias de él. No se a que se espera para realizar nuevas diligencias de investigación sobre este y otros muchos asuntos, posiblemente relacionados o conectados en algún punto. Cosas y casos sin resolver en esta misma zona. 

Trabajar en la dirección correcta, nunca puede ser un tachón en el expediente de nadie. Muchísimas veces a pesar de intentarlo, no se consigue llegar al fondo de la verdad. Ello no implica dejadez o falta de ganas.  Pero esa verdad, la de las víctimas y sus familias, está por encima de la crítica social, o de los errores del pasado. Todavía se está a tiempo de hacer muchas cosas para avanzar en esa "buena dirección". 



El perfil criminal se nos muestra como algo “sustancial” en este triple crimen. Más si tenemos en cuenta la anómala victimología. Triada de adolescentes.

Emplazo a los estudiantes de criminología, de derecho, a los policías de homicidios en formación, a los futuros jueces, a revisar cuantos casos existen en nuestro país y nuestro entorno occidental, similares a los descritos en el párrafo anterior. Y a preguntar a sus profesores sobre este particular. Necesitamos respuestas, sobre todo de aquellos "especialistas" que nos pueden ilustrar con su experiencia y a los que tanto echamos de menos, en este complejo  y movedizo terreno de la Valencia de los años oscuros (80's-90's).

Hay que buscar quien encaja o es compatible con el perfil criminal de los posibles autores de estos hechos.

Los culpables oficiales, no eran pederastas, y tampoco acosaban a niñas o adolescentes. No eran exhibicionistas. No habían cometido abusos con menores, ni fueron detenidos por posesión o confección de este tipo de material pornográfico perverso e ilícito. Sus relaciones de pareja parece que se encuadraban dentro de la “normalidad” -con jóvenes de su misma espectro de edad (pasada la veintena)- o incluso con tendencias homosexuales/bisexuales –como se llegó a describir en algunos de los casos-.

Tampoco los acusados por los hechos, parecían ser usuarios de prácticas extremas/sadomasoquistas. Es más,  en aquella época este tipo de prácticas dentro de la órbita de las parafilias, había que buscarlas en círculos extremadamente reducidos y encriptados.
Eran prácticas desconocidas, ocultas. Bizarras y poco usuales. Círculos amateurs y subterráneos. Submundos de la depravación valenciana. Gente con amplia experiencia y trayectoria en el ámbito sexual, que buscaba este tipo de relaciones “extremas”.

¿Buscaron ahí? en esos sótanos del placer más oscuro, dónde el dolor  y sobrepasar los límites establecidos, es el “leit motiv” de cualquier acto o relación sexual. Un amplio catálogo de actividades: ataduras, asfixia erótica, introducción de objetos, uso de artilugios de tortura sexual, etc, etc….

Por cierto muchos de esas actividades sexuales extremas descritas, aparecen en estos crímenes. Abran los ojos. 

¿Es posible que en ese submundo pudiera encontrarse el perfil adecuado de alguno de los autores materiales de este crimen horrendo?  

¿Quién tiene este tipo de gustos? ¿Quién demandaba este tipo de prácticas en la Valencia de los ochenta-noventas? ¿Se profundizó en esta línea de investigación?

Siempre tendremos esa duda. La sombra de que la investigación fue “manejada” de forma interesada por los verdaderos autores del crimen. Es una opción a tener en cuenta. Los mismos que guiaron a los instructores a seguir un camino repleto de pistas falsas que ellos mismos iban dejando como pequeñas miguitas de pan.

Todo jugaba a favor de sus intereses: presión social y mediática por solventar el crimen, y un reguero de pruebas dejado en el lugar del enterramiento. 

El propio lugar del enterramiento era la prueba principal.

Enterraron a las niñas en los dominios de  un grupo de delincuentes comunes. Era como un cartel de dirección que decía a los investigadores hacia dónde había que dirigir absolutamente "todas" las sospechas. Una vía única de un sólo sentido y dirección. Sin desvíos ni vías paralelas. 

Por si quedaba alguna duda, sembraron el lugar del hallazgo de las tres niñas con los restos de un guión perfectamente planificado y confeccionado. Un parte médico con un nombre y un apellido de un familiar del principal acusado -Anglés-. 

Marcando y señalando un punto concreto en medio de un inhóspito paraje, para llamar la atención de alguien. Para ser encontrado.

Querían que los cuerpos aparecieran. Podían haberlas hecho desaparecer para siempre. Existen mil formas. Pero no fue así. Existía demasiada presión social. No contaban que la personalidad de Fernando García pusiera todo patas arriba. Demasiado peligroso para sus intereses. Podían rebuscar en demasiados sitios o recibir alguna información correcta. Peligro.

Las enterraron completamente vestidas a pesar de haberlas forzado sexualmente -algo completamente inusual y contradictorio-, para facilitar su identificación por esas ropas y objetos. Objetos, cadenas, anillos  y dinero, que nunca fueron sustraídos a las niñas, por los delincuentes comunes inculpados. Contradicción. Este dato apunta según la psicología criminal en el sentido opuesto, como una acción u omisión propia de gente sin necesidades materiales o económicas.

Unos trozos de papel que apuntaban en una única dirección posible.

A (trozos del parte médico con el nombre de un familiar del clan)+ B (La Romana-Caseta LLombay refugio de los inculpados). A+B=esclarecimiento del caso. No hay más preguntas.

Papeles que databan de meses atrás, y que ningún verdugo por idiota que fuera, guardaría en su pantalón, para esparcirlos en trocitos encima de la tumba de tres niñas sodomizadas, mutiladas y torturadas hasta la muerte por el mismísimo Diablo.

Algo así como dejar el carnet de identidad del autor de los hechos en el lugar de los hechos, pero “menos” evidente. Un despiste más “asumible" por el público de la película.

¿Quién-es están detrás de esa escena amañada? ¿Qué intereses tenían? ¿Desviar la atención? ¿Fueron los verdaderos autores de los hechos los que manipularon la escena del hallazgo? ¿Forzaron la aparición de los cuerpos mediante algún tipo de aviso, o llamada anónima –como en el caso Macastre y el hallazgo de la joven de Turís, dónde dieron “datos exactos y concretos” del punto dónde encuentran a la joven mutilada- o simplemente se limitaron a dejar prendas de ropa y otros efectos esparcidos en el monte, para llamar la atención de cazadores, apicultores o excursionistas en aquel túmulo del que “casualmente” también, sobresalía una mano deshuesada?

¿Jugaban con los investigadores? ¿Eran los mismos que marcaban calles de Valencia con restos humanos de niñas mutiladas en la zona sur de la provincia? ¿los mismos que informaban de la situación del cadáver de la joven mutilada de Turís -¿Tres de Macastre?- y apuntaban también a la implicación de “otro” delincuente común?

Señalar el lugar del cuerpo o los cuerpos, y apuntar en una dirección concreta –la de delincuentes de poca monta con problemas con la justicia-.



Hay algo que es sumamente complicado de entender. La existencia de tantas anomalías en la investigación. Agujeros negros de los que nunca se hubiera sabido nada, si Fernando García y su equipo paralelo, no hubieran “distraído” y fotocopiado a escondidas el sumario del caso,  a aquel abogado valenciano.

Jamás nos hubiéramos enterado de todo lo que había pasado con aquellas tres niñas de un pequeño pueblo agrícola al sur de Valencia. Como seguimos sin enterarnos de lo que sucedió en otros tantos crímenes de aquella zona. Macastre, Cristina LL.P. -hallada en Bétera apenas unos días después del intento de rapto de Mirian en el portal de su casa como desgranamos en un artículo anterior-, o en otros tantos casos criminales de la zona sin esclarecer.

De aquel otro misterioso triple crimen, Macastre, ocurrido pocos años antes del Caso Alcásser, en la misma cadena montañosa, apenas  sabemos unas cuantas cosas, gracias a dos investigadores, que han publicado un libro ¿Qué pasó en Macastre? (Ríos y Amós, ed. Círculo Rojo).








Si algo se saca en conclusión al leer el libro y tener acceso a una parte de ese sumario del Caso Macastre es que al igual que en el Crimen de Alcásser apenas existen fotografías de los levantamientos de los cadáveres de las adolescentes, y que en Macastre como en otros “crímenes ocurridos en la zona en esa misma época” –niña de la naranja en la boca, etc-  las autopsias tampoco fueron concluyentes, ni revelaron datos que permitieran esclarecer los hechos. Estamos por lo tanto ante instrucciones deficientes, que encierran además fallos inexplicables.

Es inconcebible, que en aquella Valencia rural de finales de los ochenta y principios de los noventa, que aparecía constantemente salpicada de cadáveres de menores o mujeres jóvenes,  los equipos de policía judicial no estuvieran sumamente curtidos en inspecciones oculares, informe fotográfico y levantamiento de cadáveres. Es muy llamativo. Hay errores de principiante, hay errores humanos y hay errores que no tienen explicación por mucha falta de medios o dotación que se puedan alegar.


La inspección ocular y las  fotografías de la escena del crimen son la pieza principal de la investigación, porque luego una vez alterada esta escena, ya nada volverá a ser igual. No habrá forma posible de volver sobre ella. De volver atrás.

Esos detalles insignificantes que en un principio pasan desapercibidos a los ojos de los investigadores, pueden ser apreciados en posteriores revisiones de esos informes policiales, y llegar a resolver un caso criminal. Es más pueden ser reinterpretados por los distintos investigadores que suelen pasar a lo largo del tiempo en este tipo de casos enquistados o fríos, observando en esas fotos nuevos detalles que otros investigadores anteriormente habían pasado por alto.

Es algo a todas luces incomprensible. Olvidos imposibles. Más graves si cabe, si atendemos a la magnitud de los casos –hallazgo de tres adolescentes muertos “en circunstancias criminales o en muy extrañas circunstancias en parajes inhóspitos”. Y no una vez, sino en al menos tres ocasiones (Caso Alcásser, Caso Macastre, Caso Montortal-Alcudia Carlet).

Todas las triadas de víctimas o casos grupales se sitúan en la misma zona geográfica. La zona sur de la provincia de Valencia.



En amarillo de arriba a abajo señalizados: Macastre-Caseta Fuente Cuerna, Fosa la Romana, y en rojo inmediaciones Alcudia Carlet vía férrea desde Montortal. 



¿Casualidades?.

Nosotros hace tiempo que no creemos en las casualidades. Siempre mantenemos la misma máxima. Y nos seguimos ratificando en esta teoría:

Sucedió allí, porque allí ocurría “algo” indeterminado, que propiciaba esta criminalidad “específica” y “única”. Y que además facilitaba o favorecía que esta criminalidad se perpetuara en el tiempo.

Algo que no sucedía en otros puntos de España o Europa.

Algo a todas luces anómalo.

Estamos por lo tanto ante una serie de sucesos de una gravedad y complejidad, con los que nunca antes la justicia nacional había lidiado. Un fenómeno inaudito. Desconocido a nivel criminal, sociológico, policial, y judicial.










¿No eran acaso estos asuntos  lo suficientemente graves como para realizar decenas de fotos del posicionamiento de los cuerpos de los menores asesinados?

Al igual que en la investigación hay partes oscuras, en el condenado por el triple crimen también existen aspectos que son incomprensibles.

En un análisis de esas múltiples declaraciones del condenado Miguel Ricart –tomando como referente la psicología del testimonio, un trabajo que realizamos en su día –y que no ha sido publicado en el blog, dado que formó parte de un trabajo empírico universitario-, pudimos observar las múltiples contradicciones existentes y llegamos a una serie de conclusiones finales.

Miguel Ricart se autoinculpó al principio de la investigación-instrucción del caso, para  luego negar los hechos sistemáticamente.  Era la contradicción personificada. Justamente, por esa misma razón, cualquier jurista sabe que un testimonio así nunca debió ser la piedra angular sobre la que sustentar la sentencia condenatoria en un caso de estas características.

Un sistema judicial que se precie, no puede poner la carga de la prueba, sobre un testimonio plagado de mentiras, o de relatos “ad hoc” que se van amoldando al discurrir de los acontecimientos, por intereses desconocidos.

No sabemos absolutamente nada. Ni el lugar dónde ocurrieron los hechos. Se varió de ubicación varias veces. Pero es que tampoco existen restos biológicos de aquella masacre sexual en la caseta de LLombay. No sabemos el móvil real del triple crimen. El porqué. La motivación última y porqué fueron escogidas aquellas tres niñas. Como tampoco lo sabemos en el Caso Macastre. Lo único que sabemos es que en ambos casos aparecen sus cuerpos en sendos escenarios rurales. En la misma cadena montañosa. Y en ambos casos planea el móvil sexual. El móvil sexual perverso. Con menores. Y con distinto grado de violencia, o de posible actividad sexual.


Es precisamente ahí, hacia dónde tenemos que dirigir nuestras pesquisas. Por eso en el blog damos tanta importancia a esta “dimensión sexual” del caso, que otros autores, obvian o restan importancia.

Para nosotros “absolutamente todo” parece girar en torno a esta cuestión. Adornada de otros “ingredientes”, pero con un transfondo claramente de perversión sexual.

De ahí que hayamos indagado “a fondo” en las redes de menores, y en la producción de pornografía amateur con menores en la Valencia de los años ochenta-noventa. Y lo que encontramos no dejó de sorprendernos por su magnitud y frecuencia.

Ahí pueden estar muchas claves ocultas, a nuestro humilde entender. Había demanda de ciertas cosas. Y había gente sin escrúpulos dispuestos a conseguir niñas y adolescentes.

Esa será nuestra línea principal el móvil sexual. Aunque no descartamos otras “accesorias”.

 Y sobre algunas de esas preguntas que todos-as nos hacemos,  girarán los siguientes post.

El porqué. El móvil posible del triple crimen. Las hipótesis. Y ahondaremos sobre todo en aquellas que no han sido suficientemente indagadas hasta el momento por otros autores o investigadores del caso.








Miguel Ricart, nunca ratificó su culpabilidad en el acto del juicio oral, pero la realidad es que Miguel Ricart sí había declarado antes del juicio oral  haber participado en los hechos ante un juez, un fiscal, un forense, y un abogado. Y esto le valió su condena.


“… Ricart fue condenado en base a sus autoinculpaciones, y a una serie de detalles, que nadie que no haya estado presente en el lugar y en el momento de los hechos,  puede relatar. Salvo que ese relato “venga dictado” o “guiado” previamente bajo algún tipo de coacción…” –o que el relato haya sido previamente confeccionado y simplemente haya sido firmado por el inculpado-.

“…También llaman la atención algunos detalles supérfluos o no necesarios para describir los hechos, que salpican algunas de sus confesiones…”

Pero lo fundamental es que “no hay vestigios biológicos que lo incriminen, ni testigos visuales que lo sitúen con las niñas en ningún momento de la tarde-noche del 13 de noviembre de 1992. El día de “autos”. No hay “otros” indicios sólidos. Otras pruebas de “cargo”.

Sólo hay múltiples contradicciones, testimonios dudosos y declaraciones del condenado, no ratificadas en juicio oral, pero sí ante un Juez, un Fiscal y un Forense en la fase de instrucción. Algo que posibilitó que la Justicia  condenara a  Miguel Ricart a 170 años de prisión…”

(extracto del trabajo universitario “Miguel Ricart, Psicología de un testimonio, historia de un despropósito”)


Pero la gran pregunta es ¿Son siempre fiables las confesiones de los inculpados en este tipo de hechos?

En ese trabajo de psicología del testimonio, también se describen algunas posibles irregularidades practicadas durante la fase de investigación-instrucción con algunos de los testigos del Caso Alcásser –Bar Parador-. Al parecer estos se negaron a firmar declaraciones –que ya venían previamente confeccionadas por los instructores- al no coincidir estas con el relato real de los hechos, o poniendo en su boca “hechos que no se correspondían con la verdad”. Orientando así la investigación en esa “única dirección” al objeto de atar cabos, o recopilar indicios de la participación de los inculpados.
Si se llevó a cabo este tipo de prácticas irregulares con algunos testigos, las dudas nos hacen preguntarnos ¿pudo extenderse esta maniobra a otras diligencias más comprometedoras?

Puede parecer algo extraño o imposible, pero en Netflix existen varios documentales que abordan crímenes reales en otras partes del mundo, dónde han sido utilizadas una serie de técnicas psicológicas ilegales de persuasión durante el interrogatorio y custodia de los sospechosos, en más ocasiones de las que pudiera parecer durante aquellos años ochenta y noventa. Sobre todo en las primeras confesiones o indagaciones del sospechoso dónde no estaba presente el abogado del investigado, o incluso a posteriori cuando este se encontraba recluido.

Una técnica que según se describe, consiste en ir minando psicológicamente al sospechoso, hasta que este se derrumba y duda de todo lo que ha hecho el día de “autos”. En ese estado de confusión y presión, llega a reconocer hechos en los que no ha participado, o de los que no tiene seguridad completa de haber participado. Firma cualquier documento que le pongan delante con tal de que cese dicha presión.

Para ilustra esta técnica les  sugiero ver “Out of thin air” de la cadena Netflix

“… Seis personas condenadas por dos asesinatos en Islandia. Cuarenta años después, un documental prueba que las confesiones no siempre son confiables…”.





Es precisamente “este proceder” el que el padre de una de las niñas, parece apuntar en el citado documental al ser preguntado sobre las autoinculpaciones de Ricart. Firmar “algo previamente redactado por terceros”.

Es una duda más que razonable, pero no es menos cierto que es el propio Miguel Ricart el que también se autoinculpa en una ocasión más –como cómplice-, posteriormente a esas primeras diligencias policiales,  en sede Judicial, y con todas las garantías procesales. Es decir declara ante: el juez, el fiscal, el forense, y en presencia de su letrado.

Y aquí también surgen las dudas:
Sino tuvo ninguna participación en el caso como afirma en la actualidad ¿qué motivos le llevaron a cargar con tan pesada losa?.

Sería muy esclarecedor oir esa entrevista grabada tras su salida de la cárcel. Entrevista, vetada y prohibida. Señores de los medios de comunicación: ¿Porqué se nos oculta el contenido de esa grabación a la opinión pública? ¿Porqué Ricart no ha hecho más declaraciones desde su salida de prisión?.

Estamos de  nuevo ante esa dualidad que sobrevuela todo el proceso penal del Caso Alcásser: Cierto-Incierto. Verdad-Media Verdad. Encubrimiento. Miedo…. ¿a qué o a quién?.










Una versión oficial que daba por bueno el testimonio de una señora que ve subir en el coche a las tres niñas. Hasta que esta ratifica en el juicio oral, que el coche en el que se suben las tres niñas que ella identifica claramente como Mirian, Toñi y Desiree, no puede ser el del acusado, y por lo tanto se trata de otro vehículo distinto al opel corsa de dos puertas de Ricart. Entonces la versión oficial se cae por su propio peso y además –lo cual es todavía más grave- abre la posibilidad a que las tres niñas que la testigo vio –si realmente eran las tres niñas de Alcásser- se hubiesen subido a OTRO vehículo distinto al del condenado,  con CUATRO individuos desconocidos y nunca identificados. Miguel Ricart además jamás será visto en compañía de las tres niñas aquella tarde noche del trágico viernes 13, por ninguno de los escasos y controvertidos testigos del caso. Ni esa tarde, ni nunca antes de los hechos. No hay relación aparente entre víctimas-verdugos. Por lo tanto tampoco hay un nexo que permita establecer ese conocimiento o confianza suficiente para que tres niñas así,  subieran con él y su compinche -el temible Anglés-, en ningún coche. Estando además, a tan escasa distancia de la discoteca, a la que se dirigían andando las niñas esa tarde -según la versión oficial-.  
  
Es decir si una testigo no interesada en declarar voluntariamente –sin ánimo de protagonismo, ni focos, ni televisiones-, como fue el caso de Dolores B. relata estos hechos, los mantiene contra viento y marea en sede judicial, y no se investiga esa “segunda posibilidad” –que las niñas subieran a “otro” coche similar, pero distinto y con más gente-, por el simple hecho de que tira abajo el resto de la investigación, parece la mejor evidencia de que no se contemplaron otras opciones alternativas –algo fundamental en cualquier investigación-. 

La investigación debe amoldarse a los testimonios, aunque estos sean cambiantes y no los testimonios a la hipótesis principal de la investigación. Porque entonces habrá una verdad "preestablecida". Que puede ser la verdad real, o una verdad a medias o artificiosa.

Y esto que  para algunos parece una tontería o especulación absurda, no lo es tanto, cuando echamos la vista atrás.

Como ya recordamos en otro de los artículos que publicamos anteriormente, en uno de los primeros casos de homicidios sexuales en esos años oscuros, ocurridos en la provincia de Valencia, con victomología dónde están implicados menores –en este caso más pequeñas- violadas y asesinadas, fueron vistos merodeando por la zona antes de desaparecer la víctima “cuatro individuos, uno de ellos de pelo blanco” en un vehículo. Algo que en cierto modo coincide con algunos de los datos antes referidos –además del pelo cano hallado en el cuerpo de una de las niñas de Alcásser-. Pero es que además los autores del crimen de esa pequeña, cometieron otro crimen semejante al poco tiempo también sin esclarecer. Es decir eran autores seriales, maniácos sexuales seriales. Así se les llegó a "encasillar" en aquel entonces.

¿Podríamos estar entonces, ante los mismos autores que actuaron de forma serial en Valencia durante tantos años? 

Nada parece descartable, viendo los distintos casos, sus modus, y la clasificación de “sin esclarecer” que pesa sobre estos casos.

Existen también otros testimonios en el Caso Alcásser, que sí deberían haber sido analizados con puntos y comas. Especialmente el de los últimos testigos que tiene contacto visual y físico con las tres niñas la tarde de su desaparición.

Un relato plagado de sombras y que plantea muchas dudas. Uno de los testimonios más importantes en cualquier investigación, el de la última persona que ha estado –físicamente- con las víctimas. En este caso el mismo que las recoge y lleva en un vehículo –sobre el que los citados testigos muestran contradicción (algo sumamente extraño)- la tarde noche de autos.

Tenemos por lo tanto un relato de los hechos que parte de una prueba sembrada en la tumba de las niñas, y pasa por una serie de testimonios llenos de irregularidades e incoherencias, que vienen a intentar dibujar la hipotética trayectoria del desplazamiento de las niñas desde Alcásser a la localidad lindante de Picassent.

Un relato que toma lo que conviene y desecha lo que no le interesa. Un relato por lo tanto inverosímil, carente de solidez policial y judicial y en el que en ningún momento los testigos sitúan a los dos autores oficiales de los hechos con las tres niñas.

Toda esta historia rocambolesca, para finalmente llegar de nuevo al punto de partida –la fosa de la Romana-. El único punto verificable y objetivamente probado. El escenario final dónde son depositadas las tres pequeñas. Un lugar al que las niñas, muy probablemente llegan porteadas o transportadas en esa moqueta-alfombra ya muertas, para ser enterradas en ese territorio frecuentado por los dos delincuentes comunes.

“Colocan” los cuerpos en las inmediaciones de su guarida.  Esparcen los papeles y las ropas. Se aseguran de que los cuerpos sean descubiertos, cuando ellos quieren que sean descubiertos. El círculo se completa con la desaparición –para siempre- de Anglés. Como epílogo a este relato imposible, Miguel Ricart sube como una oveja mansa con su bolsa de mandarinas a un edificio tomado por los investigadores uniformados. 

Aquellos delincuentes comunes huidizos y esquivos, salvajes y con infinidad de refugios en las montañas rojas de Valencia, parecían sin embargo –como en el caso de Ricart- caminar prestos y confiados hacia el mismísimo matadero.

Pura fantasía. Fuegos artificiales. Humo, que tapa el horizonte.

La verdad está ausente y vuela muy alto, como diría Umbral.

No sabemos si muy alto o a media altura, pero la verdad en este caso, y en “otros” casos como hemos podido comprobar en este blog, parece continuar bien oculta.

La verdad es críptica e intensa. Extremadamente complicada y con un coste altísimo, porque el mensajero, el que rebusca se la juega en el intento, y se sabe fácil objetivo. Aunque siempre está bien recordar, que el mensajero también es prevenido, y tiene sus propias armas. Y sus mejores secretos bien guardados, a buen recaudo.  

*recientemente nos fue clausurado el correo electrónico de la página, por razones que desconocemos. Hemos habilitado otra dirección de mail nueva  con las iniciales del blog. Cualquier información de tipo confidencial puede ser enviada a la siguiente dirección:








Alcásser parece ser la pieza principal. La culminación de una serie de crímenes, en este mosaico de casos que cubren toda la zona sur de Valencia.

Unos crímenes dónde las víctimas aparecen maniatadas –y no de cualquier forma-, dónde sus cabezas son tapadas con bolsas de plástico. Enterradas o arrojadas a acequias, pozos, molinos, alquerías o azudes. Mutiladas, violadas, sodomizadas con objetos. Mensajes. Trabajo de Asesino ritual. Serial. Grupal. Triadas. Adolescentes. Mujeres jóvenes. Mismos gustos crueles, que buscan al mismo tipo de víctima. A veces prostitutas o yonkis, a las que es fácil dominar, manipular o engañar, con dinero o drogas.

Pero también niñas normales, sin experiencia. Completamente inocentes. Amateurs. El “sumun” de su depravación. Lo que más les puede motivar. Lo máximo a lo que pueden aspirar. Torturar a los más inocentes. El escalón más alto en la pirámide de su perversión. 

Nos enfrentamos a auténticos demonios. De carne y hueso.








“…Después de 27 años sigo pensando que la versión que dieron sigue siendo muy falsa…”

“…A mi no me cuadraba que hombres de 24 años se juntaran con  niñas de 14, que fueran a la misma discoteca, a los mismos sitios…”

“…Ni de Miguel Ricart, ni de Antonio Anglés había ninguna prueba biológica ni en los cuerpos ni en ninguno de los sitios dónde nosotros estuvimos…”

“…A mi hija la mató alguien que no se había dicho en los periódicos… alguien que hoy en día después de 27 años aún está por la calle, ni se le ha buscado, ni se le ha juzgado, siguen estando impunes…”

“…para mi egoístamente sería mucho más sencillo mucho más tranquilo que hubiese sido Miguel Ricart y Antonio Anglés… porque hubiese sido para mi lo más fácil, yo me hubiese dedicado a buscar la forma de quitarles la vida….porque quien mata a mi hija tiene que pagar con lo mismo que ha hecho, con la muerte, y de eso me hubiera encargado yo….hubiese sido lo fácil para mí, lo sencillo, lo cómodo, pero no es así…”

“….Ellos fueron dos personas que tuvieron que buscar para cubrir el expediente…”

“no pretendía otra cosa… yo no quiero laureles, no quiero fama…yo quería justicia nada más…hoy en día sigo pensando lo mismo…y algún día se que esto se va a aclarar…”

“…yo le dije la verdad…yo la cinta no la he visto…no he visto el contenido de la cinta…yo he visto la cinta…físicamente pero nada más…no se lo que contiene la cinta …y Juan Ignacio me dijo en su momento mejor no lo veas, yo esta cinta la voy a poner a buen recaudo, va a estar en un sitio muy protegido y va a ser nuestro seguro de vida, te pido por favor que no me pidas que te la enseñe...”     “esta cinta era una más… cuando salió a la luz que contenía algo que era grave pues fue cuando yo le pedía a J.I.B que quería verla y él me dijo que mejor que no la viera...y respeté su decisión”….” “…Nosotros cuando fuimos al Ministerio, nosotros llevamos toda la documentación que nos requirió el Ministerio y entre ellos iba eso…-la cinta- ...”

“…él –el parroco del pueblo - fue quien nos la dio supongo que sería a él a quien le llegó…” “…yo no tengo ningún motivo para mentir, quizás es porque tiene algún secreto de confesión…”


“…porqué desaparecen tantas crías, tantas criaturas, tantos niños y no aparecen…desaparecen no aparecen nunca…no se encuentra cuerpo ni se busca a quién lo ha hecho…”

“…en la misma zona desaparecieron tres más también y aparecieron muertas después y no se ha investigado...y quién lo hizo, porqué…”

“…yo sigo pensando que hay gente que rapta niñas y las mata ¿para qué? …sectas, brujería, grupos de poder…no lo se…el caso es que disfrutan haciéndolo”.

¿tú has seguido indagando….después de tantos años no has logrado saber quién está detrás de la desaparición y muerte de tú hija?

 No, no,  ojalá lo supiera

¿Pero ella os contó que tenía un pasamontañas? –episodio encapuchado portal mirian poco tiempo antes de desaparecer-
Sí sí
¿porqué sino que fue casualidad es decir las niñas pasaban por ahí y fueron elegidas al azar por estos depravados?
O ya las estarían siguiendo.

“el miedo se lo llevó ella todo, pasaría tanto miedo en aquellos setenta y tantos días…mi hija murió dos o tres días antes de aparecer…a mi me sacaron de España para que aparecieran…”

“…las niñas no murieron allí, no murieron en la Romana, las niñas las  enterraron en la Romana, mi hija murió dos o tres días antes, mi hija tenía el cuerpo sonrosado, mi hija le sacan sangre líquida del cuerpo…”

“…yo no tengo la verdad pero lo que no creo es la mentira…”


“…lo que sí tengo presente es que algún día se hará justicia con mi hija…”

(extractos entrevista de Iker Jimenez a Fernando García padre de Mirian-Cuarto Milenio)