Caso Alcásser. Día de Autos. Desaparición de las tres niñas. La cuarta vía.

 

En esta nueva temporada del blog, he incorporado a dos nuevos colaboradores-as. Una buena amiga interesada desde hace muchísimos años en el caso Alcásser -como el que suscribe y tantos seguidores del blog-, y alguien experto en temáticas oscuras -esoterismo, ocultismo-. Asuntos sobre los que tengo que reconocer que era especialmente escéptico cuando inicié esta aventura o investigación, pero que a medida que he ido avanzando y revisando casos, me ha sido necesario consultar e incorporar estas temáticas, en algunos relatos del blog. Ambos nos ayudarán a transitar por los complejos y extraños casos sin esclarecer de la Valencia de los años ochenta y noventa. Como siempre, intentaremos aportar elementos innovadores y nuevos enfoques en la revisión de estos misteriosos crímenes.

Tras este larguísimo parón forzoso, volvemos a la carga con una reconstrucción alternativa de los hechos acaecidos la tarde noche del 13 de noviembre de 1.992, cuando se pierde para siempre la pista de las tres niñas de Alcásser.

 

Para ello tomaremos testimonios desechados, pero que en nuestra opinión pueden tener más visos de verosimilitud que los incluidos en el relato oficial.
Empezaremos retrocediendo la aguja del reloj hasta las cinco y media de la tarde de ese viernes trece. Hora posible de partida de las crías desde sus respectivos domicilios, para visitar a la 4ª niña. Es posible que incluso antes. Tiene su lógica, es un viernes de invierno -anochece pronto- y el horario de llegada de las niñas a sus casas es estricto. No más tarde de las 21’30 horas.
 

Fuente: "Sin Piedad". F. Martínez Laínez. Ediciones B, S.A. 1.993

Una amiga, que esa tarde -para su suerte- no acompañará a las tres niñas en su fatal recorrido hacia ese metafórico “matadero”, lo que le permitirá salvar su vida.

 

Lo primero que llama la atención en el relato de los testigos oficiosos, son las diferencias horarias, las contradicciones y las medias verdades que parecen intuirse. Es algo que todos los lectores seguidores del caso conocen a la perfección. No vamos por lo tanto a ahondar en testimonios de testigos oficiales ya conocidos por todos, que constan en el sumario. Tampoco vamos a apuntar con el dedo acusador en ninguna dirección -ni somos quien, ni tenemos pruebas, sólo hipótesis o reflexiones-. Nuestros lectores tienen la suficiente inteligencia para discernir y pensar por sí mismos. Visualizar lo que tratamos de contar sin contar. Cada uno tendrá una interpretación de los hechos. Nosotros tenemos también la nuestra.

 

Otros blogs han detallado a la perfección estos desfases horarios y falta de concordancia en las declaraciones de testigos “fundamentales” de aquella tarde de autos. Testimonios que no hacen más que evidenciar -desde la perspectiva de la psicología del testimonio- la falta de claridad, coherencia y credibilidad de la mayoría de estos relatos. Desconocemos a qué razón atiende la no confrontación de testigos, la no reconstrucción del itinerario, ni la comprobación de ciertos aspectos imposibles de esa tarde noche. Intuimos que todo puede responder a hilvanar un relato oficial "medio coherente" espacio-tiempo para entregar a la autoridad judicial en un plazo acotado de tiempo.
Pero el problema se plantea no sólo en la tarde noche de autos, sino en el escenario final, dónde son halladas las tres niñas de Alcásser. Un papel troceado prácticamente encima de la fosa dónde son enterradas las tres niñas -un fallo o error criminal, de difícil encaje y entendimiento- que pone sobre la pista del autor-es a los instructores del caso. Un apellido que señala a un delincuente común del cercano pueblo de Catarroja.

 

Y a partir de ahí, parece que la casa se empieza por el tejado. Porque todo tiene que conducir a ese apellido inexorablemente, y parece que se desecha cualquier atisbo de línea alternativa, discordancia o bifurcación en la investigación. Demasiado fácil, para un caso tan complejo. Tienen entre manos a unos culpables oficiales pero hay decenas de cosas que no cuadran. Atrapan a uno de ellos, pero muchos de los aspectos que no parecen encajar, hacen tambalear toda la instrucción.

 

¿Acaso no pudo haber más opciones?.
¿Y si ese parte médico hubiera sido troceado y depositado por terceros con oscuras intenciones de apuntar precisamente en esa dirección única e inequívoca?. Es una posibilidad y además sucedió en crímenes similares o grupales. Alguien avisó por teléfono, dando cuenta con todo lujo de detalles, de la ubicación del cadáver mutilado de una joven en Turís -la supuesta tercera cría de los tres de Macastre-. Y en aquella ocasión, también apuntó a un delincuente común. Dio nombre y apellidos. Pero nada se pudo probar contra él. Es un modus bastante característico y similar. Parece manipular y dirigir a los investigadores en una línea “interesada” para desviar la atención sobre los verdaderos criminales. Y es alguien que conoce el lugar final de las víctimas. Es decir alguien metido hasta el cuello, en la secuencia criminal. Implicado. Tan implicado, que en nuestra opinión, es uno de los individuos altamente sospechoso de haber participado en ambos sucesos. ¿Por qué? Porque mutila a las víctimas todavía en vida. Perimortem. Y lo hace con un afán sádico especialmente macabro que va más allá de dificultar la identificación de las crías como apuntan algunos autores -mutilar un pie no atiende a esa motivación-. Es su peculiar “firma”. Es fetichista. Deja mensajes. Reparte restos y guarda trofeos. Es inteligente y juega con los investigadores.

 

Este primer aviso “malicioso” e interesado, realizado por nuestro individuo “sospechoso”, tres años atrás del crimen de las tres niñas, en un contexto similar -caso grupal-, es sin duda una tremenda bandera roja, una trampa en toda regla, que tendría que haber sido valorada debidamente por los investigadores del caso Alcásser.

 

En esta vía alternativa por la que vamos a transitar en este artículo, tenemos que empezar por imaginarnos que las niñas salen mucho antes de sus casas de lo que dicen las tres denuncia oficiales de desaparición -que parece una hora tasada e igualada por puro formalismo policial, algo muy común en aquella época de máquina de escribir y teléfono (telefonema) como únicos recursos telemáticos disponibles-. Nos resituamos por lo tanto, en esas primeras horas de la tarde -sobre las cinco/cinco y media-, como algunas fuentes apuntan.

 

Las tres niñas después de salir de sus domicilios, van a visitar a su amiga enferma, y salen de su casa, a la hora “exacta” que verbaliza la madre de la 4ª niña. Es decir a las 17'50 horas. Vamos a quedarnos con esta hora. La hora que desechan los investigadores. Es sumamente curioso, ya que rechazan esta opción pero sorpresivamente admiten como buena la hora que la cuarta niña ofrece, y que plantea nada más y nada menos que dos horas y media de diferencia con respecto a la primera versión de la madre.

 

¿Por qué?. Por qué en ese relato oficioso “encaja” mejor la segunda opción.
Lo cierto es que las crías parece que no estuvieron demasiado tiempo en casa de su amiga enferma. Alrededor de media hora. No más.
 

 Fuente: Diario "ABC".

"A las 17,40 horas, se dialoga con la madre de Ester, madre de una amiga de Desirée y Miriam, la cual comunica que estuvieron en su domicilio el viernes hasta las 17,50 horas, que pensaban quedarse a jugar a las cartas pero que decidieron marcharse, quedándose su hija por encontrarse enferma". 

Fuente: ¿Qué pasó en Alcácer?. Juan Ignacio Blanco. Editorial Son-Expresión. 1998 

Las niñas no parecían tener claro a dónde ir esa tarde, pero por alguna razón indeterminada, pudieron realizar el trayecto andando hasta la localidad de Picassent. A esta hora más temprana, todo es posible, una discoteca cercana u otras de la zona no demasiado lejos de allí. Cualquier plan que nosotros desconocemos y por desgracia sólo ellas o muy pocos-as conocían. Lo que ahora sí se nos plantea es “otro” escenario. Un escenario totalmente distinto al de la versión oficial. Porque con esta nueva hora, sí hay margen y tiempo suficiente para acudir a cualquier actividad de ocio durante el transcurso de la tarde.

 

 

Desde el domicilio de la amiga enferma, parten a las 17’50 -según declarará la madre de la 4º niña- y transitan andando -desconocemos por dónde, pero podrían haber optado por algún itinerario alternativo o menos transitado, lo que podría explicar que no fueran avistadas por más gente-, hasta llegar a la altura de la calle Pare Guaita en Picassent. Justo en la esquina del "casal fallero” y en frente del domicilio de la testigo de mayor edad. Una testigo en nuestra opinión fiable.

 

¿Es interesante este itinerario alternativo?. Ciertamente lo es. ¿Porqué?
Porque es “posible” y por lo tanto “factible”. De hecho si comprobamos el tiempo que se tarda en realizar ese itinerario “a pie”, obtenemos un tiempo exacto de 36 minutos.

                 Fuente: Google maps. Itinerario a pie desde el domicilio 4º niña-Alcásser, hasta la calle Pare Guaita-Picassent. Tiempo estimado.

Esto nos sitúa a las tres crías, a las 18’26 horas en la esquina del casal, o calle Pare Guaita, frente al domicilio de la testigo de avanzada edad. Una testigo que describe que las niñas están allí no mucho tiempo, literalmente cita “cuatro o cinco minutos”, hasta que son recogidas por un misterioso vehículo blanco.

 

            "Que no estuvieron mucho rato, el tiempo que estuve, minutos, pocos minutos, de cuatro a cinco."

Fuente: declaración sede judicial testigo mayor edad.

 

Todo ello nos colocaría en las 18’30 horas, como el momento en que las niñas entran “voluntariamente” y “convencidas” en ese vehículo blanco. Esta hora es sumamente importante. ¿Porqué?
Porque coincide exactamente con la hora en que se encienden las farolas, las seis y media de la tarde, según lo manifestado y corroborado en el juicio oral.

 

     "El letrado Virgilio Latorre demostró que las farolas se habian iluminado en torno a las 18:30 horas". 

Este hecho ratificaría lo descrito por la testigo de mayor edad, que ve a las niñas subir al coche blanco.

 

        "Que las tres chicas que vi subir en el coche con 4 hombres, afirmo que son las tres chicas que desaparecieron en Alcácer" 

Fuente: declaración sede judicial testigo mayor edad.

 

La testigo relata que ve sin ningún género de dudas a las tres niñas. Les ve los rostros durante esos minutos de espera. Son ellas. Y las ve allí esperando, justo en el momento de encenderse las farolas.

 

Que cuando me asomé a la ventana las farolas NO estaban encendidas.

Que se encendieron después de estar yo en la ventana, al muy poquito tiempo.

Que cuando se encendieron las luces, las niñas estaban ahí.

 Fuente: declaración sede judicial testigo mayor edad.

El error de nuestra testigo de mayor edad, fue aseverar que ve a las niñas hora y media más tarde de lo que realmente las vio. Por eso se desestima.
 

     "...Se descarta en relación con este extremo, la posibilidad planteada por el testimonio de María     Dolores Badal Soria, por cuanto que manifiesta en varias que al poco tiempo de asomarse a su ventana se encendieron las luces..." 

    "...en base a los datos referidos habrá que deducir que la señora Badal se asomó bastante antes de las ocho de la tarde..."

Fuente: extractos sentencia Caso Alcásser.

Nuevamente un desfase horario, que no sabemos a que atiende -¿desajuste horario por cambio horario estacional reciente?-.
Lo que sí tenemos claro, es que el testimonio de la testigo de mayor edad, es el más verosímil. ¿Porqué?

 

Porque no entra en la instrucción de forma voluntaria o interesada. Ve a las tres niñas. Ve sus rostros, perfectamente desde su balcón. Y ve a las cuatro personas dentro del coche -algo que la propia G.C. llega a ratificar en la única reconstrucción llevada a cabo en el triple crimen-.

 

Informe instrucción policial sobre avistamiento testigo de mayor edad. Fuente: Informe Policía Judicial. (elcrimendealcasser.wordpress.com)

 

Tiene los rostros de las crías, grabadas en su memoria. Es algo reciente, tiene precisión en esos recuerdos certeros. Tanto es así, que días después, al ver el cartel de las crías ya desaparecidas en una tienda de Picassent, las reconoce sin ningún género de dudas. Son las tres niñas que vio durante minutos, y a las que vio subir en un coche blanco. Pero no acude a declarar voluntariamente.

 

Es la policía quien llega a su domicilio solicitando que declare, porque es de alto interés. Y así lo hace:
 

Fuente: declaración sede judicial testigo mayor edad. (elcrimendealcasser.wordpress.com)

Fuente: Diario "ABC"

 

Es altamente posible, que el rum rum de que una señora de Picassent, ha visto algo -subir a las crías a un coche blanco indeterminado con varias personas- llegue hasta las localidades cercanas. La prensa también se hace eco. ¿Podría explicar esto ciertos aspectos inexplicables de este caso?. Es una posibilidad.

-Su testimonio además torpedea la línea de flotación de la V.O. El coche, tiene cuatro puertas, y cuatro individuos. Pero hay más. Las niñas tienen que conocer a alguno-a de los ocupantes. ¿Porqué?

-suben en el coche sin dudarlo, lo hacen por la puerta lateral derecha trasera, la del asiento de atrás.

-en el vehículo viajan cuatro personas. Dos adelante, y dos atrás. En el asiento de atrás, suben las tres niñas. Cinco personas están ahora en la parte trasera del vehículo. Es más que probable que alguna de ellas tenga que subir en las piernas de alguno de esos acompañantes, o mantener contacto muy estrecho físicamente.

-las niñas no subían con cualquiera. Sólo con conocidos, o matrimonios mayores. Así lo describieron sus amigas. Alguien que les infundiera confianza, respeto, conocimiento, cercanía, vecindad. ¿Quién podía ser esa persona-as conocida de las niñas?

 

Sin embargo el testimonio de nuestra testigo más creíble, es desechado, y dado por imposible por esa diferencia horaria descrita. Paradójicamente la instrucción sí toma aspectos de su testimonio como “claves” para resolver el caso. El coche blanco, y las tres niñas subiendo a este. Pero obvia un hecho fundamental. Ese vehículo no coincide con el de los dos autores oficiales de la matanza. Un opel corsa blanco de sólo dos puertas.

       "Que las niñas entraron al vehículo por detrás, era un coche mediano y tenía dos puertas -laterales-, porque entraron por detrás". 

       "Que el vehículo donde subieron es de color blanco de CUATRO puertas, más bien pequeño, desconociendo la marca. Estando el mismo bien conservado".

Fuente: manifestaciones testigo de mayor edad. Instrucción y juicio oral.

Y otro aspecto no menos llamativo e inconsistente. Las niñas nunca subirían con dos delincuentes comunes desconocidos estando tan cerca de la discoteca. Además ningún testigo de la instrucción avista, ni a Anglés ni a Ricart aquella tarde noche de autos.

 

Para nosotros el hecho de que la testigo sea “creible” en el resto del relato -excepto en el error horario-, y que el itinerario así planteado coincida “a la perfección” con los aspectos desechados por los instructores -que sólo parecían barajar la pista “sembrada” en la Romana-, nos abre una nueva e interesante posibilidad:

 

“Que las niñas esa tarde, efectivamente subieron a un coche blanco, pero a un coche blanco, distinto al de los dos acusados oficialmente, de cuatro puertas y con cuatro personas indeterminadas.”

 

Fuente: infografía confección propia (LOCDA2021)

Pero ¿porqué subirían a aquel coche blanco?. Es la gran incógnita.
Por la razón que sea, que no vamos a entrar en ella porque es inviable profundizar sin meternos en jardines embarrados y repletos de rosales espinosos, los componentes del vehículo blanco de cuatro puertas podrían tener conocimiento esa tarde, de que las tres niñas iban camino de Picassent andando. El resto del plan, era relativamente sencillo. Realizar el recorrido con un vehículo hasta darle alcance y convencerlas para que subieran al coche.

 

Pero ¿Cómo disuadir a tres niñas desconfiadas de que suban a un vehículo estando tan cerca de la discoteca?. Ahí radicaría un aspecto clave de este asunto.

 

 

Fuente: Diario "La Vanguardia".

Nuestra hipótesis de trabajo, y los indicios relatados nos podrían poner sobre la pista de que en ese vehículo, viajaba alguien amigo-a de las niñas de su misma edad. Esta persona pudo convencer e invitar a subir al coche a las niñas, con cualquier pretexto. Por ejemplo, llevarlas a una fiesta o cumpleaños en una casa de campo dónde habría gente que ellas conocían, con la promesa de bajarlas más tarde a Coloors. Esto podría explicar que las niñas subieran estando tan cerca de la discoteca -a escasos cientos de metros-. Una invitación a que participaran esa tarde noche en un plan previo y alternativo a Coloors. Había tiempo suficiente. Eran las 18’30 horas. Era por lo tanto factible.

 

Y tiene también su lógica criminal. Consiguen sacar a las víctimas de circulación, y las llevan a un sitio seguro. De haber ido a la discoteca u otro lugar de ocio, existirían testigos y riesgos añadidos para los tramperos y los autores de los hechos, que harían inviable llevarse a las crías aquella tarde noche. Cebo-trampa-engaño. Víctimas aseguradas y controladas.

 

También tiene su sustento criminológico-criminalístico, el hecho de que las niñas pudieran conocer a alguien que viajaba en el interior de ese vehículo. Es algo que parece desprenderse del relato de los hechos que hace la testigo de mayor edad. Subieron confiadas, sin miramientos, sin pensárselo demasiado. El vehículo arrancó sin acelerar. ¿Que nos dice esto? Que no hubo secuestro, que no hubo violencia, y que no existió intimidación. Sólo cabe entonces, el engaño, la trampa o la estrategia. Sea como sea, lo que denota es cercanía y conocimiento -algo de lo que hemos hablado largo y tendido en el blog con los denominados actos “undoing”, el acto de ejecución de las víctimas -acto de precaución- y el enterramiento de estas-.

 

Las crías además, sabemos que no subirían a un coche, con cualquiera.
La lógica y el sentido común, nos dicen que el conductor del vehículo blanco es mayor de edad. Tiene carnet de conducir. Pero en ese coche blanco, como hemos citado, puede viajar al menos una persona conocido-a de ellas, de su misma edad. Tendríamos por lo tanto un grupo de cuatro personas con distintos rangos de edad. Un grupo peligrosamente heterogéneo.

 

El vehículo arranca con las crías y enfila dirección Venta Cabrera. Es decir, directos-as al centro del círculo maldito. Al “meollo” de los casos sin esclarecer.

 

Una hipótesis, que podría tener algún sustento criminológico. No cazar a las víctimas en la misma zona dónde se ubica ese lugar seguro o escenario intermedio -dónde son retenidas y asesinadas-. Desprendiéndose posteriormente de sus cuerpos en una zona alejada -La Romana, Tous- del lugar de desaparición y también algo distante del lugar dónde estuvieron cautivas -para no ser asimilados o relacionados-. Buscamos entonces, un punto intermedio dónde las crías pudieron estar retenidas y donde fueron torturadas/asesinadas. Un lugar que en nuestra opinión, no es el descrito en la V.O -algo ratificado por la falta de vestigios biológicos en la famosa caseta-.
Ni la propia V.O. parece tener claro dónde han sucedido los hechos que considera “probados”. Es todo tan imperfecto y circunstancial, que llega a rozar en ocasiones, el más absoluto de los absurdos.

 

Las niñas tenemos claro que salen de Alcásser, esto es algo diáfano y evidente. Probablemente se esfuman en ese punto de Picassent, en un coche blanco cuatro puertas con cuatro individuos dirección Venta Cabrera. Esto ya entra en el terreno de lo hipotético y la reconstrucción alternativa de los hechos. Pero ¿A dónde van luego?. Imposible saberlo. Se podría intuir por lógica y sentido común que no demasiado lejos del lugar donde son captadas o recogidas. Unos cuantos kilómetros quizás, pero no demasiados.
¿Porqué?
Porque cuatro más tres son siete. Y siete personas en un coche de tamaño medio, son una bomba de relojería:
-Pueden ser parados o controlados por una patrulla de tráfico o rural. Sobrepeso, exceso de ocupantes, etc.
-Llaman demasiado la atención. De hecho esto es lo que más sorprende a la testigo de mayor edad cuando las ves subir al vehículo.
 

"Madre mía, subieron a un coche que iban 4 y ellas, 7, me llamó la atención" 

Fuente: declaración sede judicial testigo de mayor edad.

-Pueden sufrir una avería en cualquier pista que se encuentre en malas condiciones.

-Son tres víctimas, difíciles de controlar, puede producirse un forcejeo en el interior del vehículo, que derive en consecuencias nefastas para los captores o transportistas. Un accidente por ejemplo.

Demasiados riesgos. Improbable que el trayecto fuera de larga duración o por lugares abruptos. Si algo podría quedar totalmente descartado es que este tipo de vehículo, subiera a la montaña de La Romana, cargado con siete personas. Esta opción era claramente contraproducente para el relato oficioso de los hechos. Con cinco ocupantes sabemos que es sumamente complicado subir por ese camino de cabras con un pequeño turismo. Pero la duda está sembrada. Pero con siete ocupantes, literalmente esto se hace “inviable”.

De lo que se desprendería, que tuvieron que ir a un sitio no demasiado alejado del punto de desaparición -esquina Pare Guaita-Picassent-, y relativamente bien comunicado, asfaltado o con una pista en buen estado.

¿Una casa de campo solitaria y cercada por ejemplo?. Podría encajar perfectamente en ese perfil geográfico. Se trataría de un lugar “seguro” para los captores y los autores de los hechos. Un lugar además que se corresponde con el tipo de vivienda existente en esta zona intermedia. Es factible. Pero también podría ser una nave, un sótano, u otro tipo de instalación o estructura. Las crías ya no son vistas más, ni en discotecas, ni en ningún otro lado. Lo que vendría a corroborar la existencia de un lugar seguro o un escenario “bajo cubierta” (escena de interior).

La hipótesis principal que manejamos es que son trasladadas a alguna vivienda en el campo, sita en esa zona intermedia, dónde las niñas ya sólo pueden ser observadas por los tramperos y por otros sujetos implicados en los hechos.

¿Qué pudo suceder en esa casa de campo?.

Lo desconocemos, pero si tuvieramos que realizar una hipótesis, podríamos intuir que las niñas llegan a esa vivienda, donde todo podría ser “aparentemente normal”. Una fiesta, una celebración. Gente diversa. Pero algo podría no ser del agrado de las crías o encajar en sus esquemas. Gente más mayor, actitudes o comportamientos extraños, presencia de drogas, etc.

Por la razón que sea, las niñas habrían decidido largarse y bajar a la discoteca, porque “aquello no pintaba bien” o no era lo que les habían contado que iba a ser, o allí no estaba quién ellas creían que iba a estar. Una de las tres niñas, ante la negativa de su amigo-a y el resto de componentes del vehículo blanco, a abandonar el lugar y bajarlas a la disco -como les habrían prometido al subirlas en el coche- optaría entonces, por llamar por teléfono a su casa, para que su padre las “acercara” hasta la citada discoteca.

Acercar. Ni subir ni bajar. Acercar. ¿Están cerca de la discoteca pero no lo suficientemente cerca como para ir a pie?. ¿Es una expresión sin mayor trascendencia? ¿O esa llamada significa algo más?

«A las ocho de la noche me llamó mi hija diciéndome: 'Mamá, dile al papi que nos acerque a Coolor'. Y yo le contesté que su padre estaba en la cama porque había venido algo griposo, y además no era hora de ir a la discoteca. Y desde entonces no he vuelto a saber nada de ella. Yo no sé si irían a la discoteca, pero a la fiesta no, porque sabía que tenía que estar temprano en casa...»"

Lo curioso de esta llamada, es que parece verídica -lo confirman sus propios padres-, pero no se sabe desde dónde se realiza. Hasta ahora se ha valorado sólo la posibilidad de que la llamada se realizara dentro de ese itinerario oficial, pero ¿y si las crías a esas horas -las 20’00 horas- se encontraban ya en otro lugar, en otro punto indeterminado como podría ser la citada casa de campo?.

La llamada no parece que fuera cotejada, ni rastreada. Pudo realizarse desde la propia casa de campo o desde una cabina cercana. En aquella época había cabinas en multitud de puntos.

Es factible que debido a las circunstancias descritas, como es el hecho de estar en un lugar no adecuado o inapropiado para su edad - una fiesta en una casa de campo desconocida- o el simple hecho de estar todavía “confiadas” en que iban a volver de vuelta a Alcásser, pudo pesar para que la niña no comunicara más datos -su ubicación o que algo anómalo pasaba- durante la llamada a su madre. Pero también la presencia de alguien a su lado, pudo impedir que la niña se pronunciase con otras palabras más explícitas. Un decir sin decir. Lo desconocemos. Pero el hecho de cambiar el itinerario oficial de aquella tarde, nos abre otra serie de posibilidades, que nos parece interesante explorar y compartir con los lectores.

Cuando las niñas no tienen a nadie cercano que las acerque a la discoteca o sus domicilios, quedan inexorablemente en manos de este grupo de individuos. Sabemos que lo que viene después es altamente trágico y brutal. A partir de ahí, lo que sucede en esa vivienda o en una segunda vivienda cercana a este primer lugar “bajo cubierto” -dónde nadie más las ve-, está tristemente descrito en las autopsias.

Curiosamente pasada esa hora de la llamada de la niña, toda la acción del relato oficial retorna al pueblo de las tres niñas. Y un poco más tarde parecen también retornar los testigos, la inquietud, los interrogantes y las contradicciones. Dando comienzo una búsqueda desesperada de las crías que se prolongará durante los siguientes 75 días.

Hoy las cosas se hubieran hecho de otra forma, no me cabe duda. Se hubieran rastreado las llamadas, se hubieran comprobado las coartadas de aquella tarde-noche, y se habría profundizado en algunas contradicciones altamente llamativas. Que no tienen por qué significar nada, pero que también pueden significarlo todo. Literalmente “dar la vuelta a la tortilla”. Pero en aquellos tiempos las cosas se hacían de otra forma menos técnica y científica. Todo era más visceral, subjetivo o intuitivo. Desconocemos que gestiones se hicieron, ni si se instruyeron diligencias de comprobación, pero estas no parecen constar en el sumario. Otro misterio más, entre tantos puntos oscuros del caso.

Aquella tarde, las cosas podrían haberse desarrollado así. De una forma similar. O perfectamente podrían haber sucedido de otra manera. Es sólo una posibilidad entre mil. Es una nueva línea de trabajo, que nos permite abrir las miras hacia otras alternativas, y desatrancar la maraña imposible de aquella tarde noche de la desaparición.

Una hipótesis, que vendría respalda por algunas teorías criminológicas, que nos hablarían de una zona intermedia -desconocida-, de altísimo interés, sobre la que hablaremos en próximas entregas del blog. 

Aquel coche blanco arrancó sin prisas, con las tres niñas en el interior y cuatro personas más. Agolpados y sobrecargado abandonó la localidad de Picassent enfilando dirección Venta Cabrera. Directos al círculo maldito. Un lugar indeterminado, pero no demasiado alejado de Picassent, dónde tendrá lugar, uno de los crímenes más salvajes, macabros y espeluznantes de nuestra historia reciente.