Volvemos con un nuevo relato englobado en la serie denominada “La
huella del diablo” que habíamos interrumpido para conmemorar el 25 aniversario
del triple crimen de las niñas de Alcásser.
En esta ocasión nos trasladaremos a la vecina provincia de Tarragona,
lindante con Castellón –C.Valenciana-. Una provincia dónde como podrán
comprobar se han sucedido una serie extensa de extraños asuntos criminales y
desapariciones inquietantes. Es como si la “acción criminal” dibujase, durante
los años ochenta y noventa, un extraño vaivén
de casos entre ambos lugares: el sur de Cataluña y la Comunidad
Valenciana. También abordaremos –por su interés y similitudes- otros casos
situados más al norte en la propia Cataluña.
Muchos de estos macabros casos criminales como comprobaremos
también continúan “pendientes de resolución”.
El crimen de la noche de Carnaval. El viejo castillo de Ulldecona.
Ulldecona es un pueblo sito en el límite de las provincias de
Tarragona y Castellón, de hecho le separan unos escasos 20 kilómetros de la
vecina localidad de Vinaroz.
En la cima de la montaña se conservan las ruinas de un antiguo
castillo.
La noche de carnaval de 1982 – como pudimos comprobar los
asesinatos de las cuatro niñas del denominado
“Alcásser Francés” también sucederán durante esta misma fiesta o
celebración: baile de carnaval - la
joven de 19 años María del Carmen C.V. fue vista bailando en la discoteca “Scorpios” de Ulldecona,
hasta altas horas de la madrugada. Los padres de la joven alarmados por la
tardanza de esta en llegar a casa, acudieron a casa de las amigas de la joven,
para preguntarles por ella. Las amigas desconocían dónde se encontraba, por lo
que dieron aviso a la Guardia Civil. Al parecer la joven había estado en un
baile de disfraces, y había regresado a su domicilio para cambiarse de
ropa, y continuar la noche de fiesta en una discoteca cercana, dónde fue vista bailando.
Castillo Ulldecona al anochecer.
A primera hora de la mañana un vecino de la localidad, que se
encontraba paseando con su hija por las inmediaciones del viejo castillo, se
encontró casualmente con el cuerpo de la joven al que no reconoció por el
estado en que se encontraba:
Semidesnuda de medio cuerpo para arriba y con la cabeza
destrozada. El móvil del crimen apuntado era de tipo “sexual”, si bien la
agresión podría no haber llegado a consumarse. El agresor-es forcejaron con la
joven y le destrozaron el cráneo con una piedra.
En este caso se producirán una serie de extraños sucesos:
Los hallazgos de la cueva:
Unos jóvenes –y no la policía judicial- serán los que realicen un
hallazgo importante en las inmediaciones del castillo.
Pero no serán los únicos hallazgos “extraños” o anómalos recabados
en el lugar de los hechos:
Un rama de un árbol en el camino del castillo de Ulldecona
presentaba residuos de pintura roja. También fue hallada una huella de una
“zapatilla deportiva” en el suelo. Al lado del cuerpo de la joven fueron
halladas también dos monedas de 25 pesetas,
y un botón “dorado”.
El botón podría pertenecer al mono hallado en la cueva, según el
padre de la víctima. Los investigadores desconocían su origen.
Vista aérea Castillo Ulldecona. Fotografía antigua.
El sospechoso del crimen:
A pesar de haber sido investigado en un primer momento, no había
“pruebas” en su contra. Tuvieron que pasar dieciséis largos años, para que la
Guardia Civil pudiera imputarlo. Se trataba de Ramón P. B. un vecino de la
localidad. La investigación siempre había sospechado que el asesino/s tenían
que ser conocidos de la joven, y que por eso la habían matado –para evitar que
fueran delatados-. Fue el propio
entorno de Ramón el que lo delató. Un misterioso y escueto “anónimo” procedente
de un familiar del sospechoso, puso sobre la pista de nuevo a los
investigadores de la Guardia Civil. En ese anónimo se acusaba directamente a
Ramón de haber dado muerte a la joven la noche del baile de carnaval.
Se procedió a intervenir los teléfonos y a tomar declaración al
círculo familiar del sospechoso. La declaración de una hermana de Ramón, se
antojó clave. Investigada como encubridora, declaró que el día de “autos” su
hermano llegó a casa con los pantalones manchados de sangre. Su hermano les
confesó que “había encontrado un cadáver junto al viejo castillo y que él sólo
lo había movido”. El pacto de silencio duró 16 largos años.
Las investigaciones de un investigador privado contratado por la
familia –ante la calamitosa instrucción del caso- también apuntaban en la misma
dirección. Ramón tenía otras tres denuncias por acoso/agresión sexual presentadas por tres mujeres de
Ulldecona.
Por cierto el Dr. Frontela, el mismo que actuó en el Caso Alcásser
realizando las segundas autopsias, procedió a exhumar el cuerpo y realizar una
segunda autopsia al cuerpo de la joven.
Según se describe durante la investigación del crimen se
cometieron “errores inexplicables”:
La prensa se hace eco de que se “extraviaron” las pocas pruebas
existentes. En concreto “se esfumaron” los cabellos encontrados en las uñas así
como en el pubis de la joven. Pero otros medios apuntan a que también el
supuesto objeto empleado para dar muerte a la joven también “desapareció”: una
piedra.
Con esa piedra según la autopsia la víctima habría recibido hasta
14 golpes que le habrían provocado 31 fracturas. Golpes perpetrados con la
misma piedra, por lo que debía corresponderse al mismo y único agresor. El
intento de violación se consideraba probado por las lesiones que presentaba la
víctima en muslos y vagina. Pero no quedaba acreditado que se consumara. La
sentencia tampoco lo descartaba.
Ramón, el único sospechoso descargó la culpa en otras personas
distintas. Dos de ellas ya fallecidas. Otros dos fueron interrogados, y
presentaron sendas “coartadas” de familiares que aseguraron estar con ellos
durante la noche de autos. El acusado fue descrito por estos como alguien con
un carácter “raro” y violento.
Sin embargo había algunas cosas que no “cuadraban” en la
investigación.
La madre del condenado, se había desplazado hasta Benicarló para
deshacerse de un par de botas camperas
que su hijo presuntamente llevaba la noche de “autos”. Este dato es importante,
porque el calzado “no coincide” con la huella encontrada en el lugar de los
hechos –de unas zapatillas deportivas-.
Fotografías NO pertenecientes al caso, ilustrativas/moldeado forense
de una pisada de una zapatilla "deportiva"
Suela "lisa" -sin dibujos- discontínua y estrecha de una bota
campera "estándar"
Otros testimonios por el contrario apuntalaban la tesis del
encubrimiento: según una sobrina de Ramón –presuntamente abusada por este hasta
en dos ocasiones- declaró que su madre había quemado en casa de su tía, la ropa que Ramón llevaba la noche de los
hechos.
-La pintura roja encontrada en la rama, se cita que “podría”
pertenecer al vehículo del acusado. Un Renault 5 rojo.
-Las “monedas” encontradas junto al cuerpo de la joven y el botón no pudieron
ser asociados a “nadie” en concreto.
El tema de las "monedas" también lo pudimos observar al revisar el caso del macabro crimen de la mujer de uno de los empresarios de la trama de la “colza” -que desarrollamos recientemente en el blog- ocurrido en enero de 1984 (dos
años después y en la misma provincia). En el cadáver de la mujer del empresario hallado en
Reus-Tarragona, fueron encontradas unas misteriosas monedas en el cuerpo de la víctima. Algo que para los investigadores le confería un carácter “ritual” al crimen, o un posible significado
esotérico. Nada quedó debidamente aclarado –ni el móvil del asesinato, ni la
presencia de esas extrañas monedas-, todo ello a pesar de haber sido detenida y condenada una persona
por estos hechos. Durante el juicio el acusado guardó un hermético silencio para no implicar a "otras" personas que supuestamente podían haber participado en el crimen.
Ramón, el encausado por el crimen de la joven de Ulldecona, se declaró en todo momento “inocente”
–sólo se había limitado a mover el cuerpo-, y su abogado exponía en su alegato de defensa: la completa ausencia de “pruebas de cargo” contra el acusado.
Además cabe recordar que muchas de esas pruebas “habían desaparecido” o habían
sido inexplicablemente destruidas.
“El fiscal no tiene pruebas concluyentes
para acusarlo y pediremos la libre absolución”, indicó ayer Tomás G, abogado de
Ramón B. Según la versión de Ramón B, el crimen lo cometieron cuatro amigos
suyos —dos de ellos ya fallecidos— y él simplemente se manchó de sangre al
intentar mover a la joven. “La policía ha sospechado de mi cliente desde 1982
y, en cambio, él nunca ha intentado huir, y mantuvo una vida normal en La Senia
hasta el año pasado, cuando fue detenido. De ser culpable, seguramente hubiera
actuado de otra manera”
Pero las versiones no acaban
aquí. Algunas de las hermanas del acusado declararon ante el juez instructor
que el acusado les había dicho que él había subido el cuerpo de la joven al
castillo o que la sangre era de una cabra que habían atropellado. Las cuatro
hermanas que ayer fueron interrogadas –dos de ellas fueron detenidas tras los
hechos y puestas en libertad– prefirieron no pronunciarse sobre qué paso con la
ropa manchada de su hermano, y se acogieron a su derecho de no declarar cuando
la acusación preguntó si habían sospechado alguna vez de él como autor del
crimen. Una de ellas contestó que “es incapaz de matar ni a un pájaro”
Finalmente Ramón B. fue declarado culpable por el asesinato de la
joven, y condenado a 30 años de prisión.
El crimen de la “noche de San Juan”. Solsticio de Verano. Una
fecha mágica.
La “Fiesta de San Juan”,
también llamada víspera de San Juan o noche de San Juan es una festividad de
origen pagano (Litha) celebrada, la víspera del día de San Juan Bautista, en
la que se suelen encender hogueras o fuegos. El origen de esta costumbre se
asocia con las celebraciones en las que se festejaba la llegada del solsticio
de verano. La finalidad de este rito era "dar más fuerza al sol",
que a partir de esos días iba haciéndose más "débil" ―los días se van
haciendo más cortos hasta el solsticio de invierno. Simbólicamente, el fuego
también tiene una función "purificadora" en las personas que lo
contemplaban. Son innumerables los rituales propios de la Noche de San Juan,
que se conmemora la víspera del 24 de Junio, pero todos giran en torno a la
glorificación del fuego. De hecho, este es el festival del fuego por excelencia.
En lo esotérico: los rituales iniciáticos que
tienen lugar en numerosos lugares de la tierra desde el 21 al 24 de junio,
tienen como propósito recrear la magia, cruzar la “Puerta”. Una fecha “mágica”.
Precisamente es durante la verbena de la noche de San Juan de
1983, cuándo la joven de 20 años de edad
Isabel O.P. desapareció sin dejar rastro. Sus padres inquietos por la tardanza,
comunicaron el hecho a la Guardia Civil que inició las labores de búsqueda. Al
parecer la joven podría haber realizado autostop para trasladarse desde la
localidad de Vic hasta Sant Joan de los Abadeses (Gerona). Días después fue
hallado semioculto su cuerpo sin vida en el paraje de Oris (Barcelona) –situado a medio camino entre ambas poblaciones-
con evidentes signos de haber sido violada y salvajemente asesinada. Su cuerpo
sin vida fue hallado en un camino próximo a la carretera en el término
municipal de Oris. Se cita que es el segundo crimen ocurrido durante la aciaga noche
de San Juan de ese año–otro joven había fallecido acuchillado en Castelldefels-.
--- supuesto itinerario descrito * ubicación del lugar de Oris dónde fue
hallado el cadáver.
Al parecer la joven fue asesinada después de ser violada en la
madrugada del viernes por el conductor y ocupantes de un vehículo que la
habría recogido cuando hacía autostop
para trasladarse desde Barcelona a su domicilio familiar en la localidad antes
citada. Así describía la prensa los primeros datos que llegaban sobre el suceso.
Otras fuentes sin embargo no confirmaban la citada violación. La joven era
“virgen”. Pero su cuerpo fue encontrado
desnudo, sólo vestía unas medias. Posiblemente
forcejeó, y las heridas se produjeron durante su lucha por evitar la agresión
sexual.
“…A pésar de que de todos los indicios se
deduce que se trata de un caso de violación, ésta no llegó a consumarse, ya que
el examen probó que la joven era virgen. Isabel O., que fue encontrada desnuda
y sólo llevaba unas medias, presentaba hematomas y heridas por todo el cuerpo
producidos por golpes de piedra. Las contusiones que le llevaron a la muerte se
produjeron seguramente durante la lucha que se entabló entre los agresores y la
chica, que intentó evitar que abusaran de ella sexualmente”.
Tampoco la hipótesis de que la joven hacía “autostop” estaba
demasiado clara:
Parece que la chica fue recogida por unos automovilistas, a pesar de
que diversas opiniones coinciden en que la joven le daba habitualmente miedo a
hacer autostop.
El crimen conmocionó a la población de dónde era originaria la
joven. Tres mil personas asistieron a su funeral colapsando el monasterio románico
que da nombre a la población: Sant Joan de los Abadeses.
La muchacha era
estudiante de ciencias empresariales en la universidad de Barcelona, tras
acabar las clases, se dirigía a su pueblo para celebrar la noche de San Juan.
Algunos testigos aseguran haber visto subir a la chica en un coche con varios
individuos.
El lugar dónde es
hallado semioculto el cuerpo se denomina La
Mambla d’Oris. Una antigua colonia textil de la comarca de Osona, al pie del río Ter. Contaba con una iglesia y cementerio actualmente cerrados.
En mayo de 1986, el juez Fernando L. ordenó la reapertura del
sumario, hizo reconstruir el caso de la joven estudiante de 20 años brutalmente
asesinada en un lugar indeterminado entre Vic y Sant Joan de les Abadesses. Sin
duda, estas comarcas no recuerdan otro hecho que causara más impacto en la
historia criminal reciente.
Su caso no consta que haya sido esclarecido.
Tarragona y Gerona, sufrirán en los años ochenta una “oleada” de
extraños casos, que ponen en jaque a los investigadores y a los medios de
comunicación que se harán eco de la situación anómala que vive Cataluña en esas
fechas.
Otro hecho criminal convulsionó la opinión pública española: el
cadáver de Montserrat A G, de 14 años, fue encontrado a las seis y media de la
madrugada del domingo 12 de julio de 1987,
al borde de la carretera comarcal que une Sant
Hilari de Sacalm con Santa Coloma de Farners –Gerona. Poblaciones entre las
que distan sólo 23
kilómetros . El cuerpo fue hallado en un paraje llamado “La
Huella del Díablo”.
Alguien había golpeado la parte posterior de la cabeza de la niña
con un objeto contundente. En un primer momento se creyó que la joven había
sido violada sin embargo se comprobó que no había sido así. También se pudo
determinar que el asesinato no se había producido en el lugar dónde fue hallado
el cuerpo. La niña era una de los ocho hermanos de una familia humilde que vive
en Sant Hilari. La joven se había quedado ese día con sus hermanos menores
mientras sus padres trabajaban, saliendo de su hogar sobre las doce de la
noche. Algo que podría indicar que la niña conocía a los autores de los hechos,
lo que centraba las investigaciones en su entorno de amigos y familiares. La
familia creía que era imposible que la pequeña hubiera salido a esas horas con alguien
desconocido. Las investigaciones no avanzaron, un caso definido por la propia prensa como “oscuro”.
El curioso nombre del paraje dónde aparece el cadáver de la
adolescente denominado “La huella del
Diablo” es de por sí lo suficientemente “oscuro”. De hecho hemos tomado el nombre para dar
título a esta serie de artículos sobre casos verdaderamente “extraños” y
misteriosos.
Respecto a la toponimia del lugar, no hay demasiada información.
Realizando la búsqueda en Catalán sí es posible encontrar algo sobre el lugar dónde fue hallada la adolescente:
En esta obra también se
habla de “la Petja del Diable” –la huella del diablo- , [2] en las afueras de
Sant Hilari Sacalm
"El relato cuenta que en San Miguel de Solterra había un diablo y San Antonio Abad que, de vez en cuando, jugaban a las cartas encima de una piedra. El santo, cada jugada hacía 31 mientras que el demonio sólo hacía 30. Hasta que el diablo, cansado de perder, lanzó una carta con tanta furia sobre la roca, al tiempo que daba un salto y su huella se quedó marcada. Desde entonces, ese lugar se llama la Huella del Demonio. " Brugera Ligero, Félix, 2004, "Etimologías populares. Unos cuantos ejemplos selvatanos ". Cuadernos de la Selva, 16. P. 151-165.
*Cerca de esta huella hay grabada también una cruz en la roca. ( La
foto no la voy a reproducir ya que tiene copyright y necesita consentimiento expreso.
Simplemente poniendo en el buscador “petja del diable” Sant Hilari Sacalm, la pueden observar )
Nota: El crimen -según mail recibido-, al parecer fue esclarecido, procedemos a rectificar lo citado. Desconocemos más detalles.
Es curioso la existencia de esta concatenación de casos de jóvenes
fallecidas en Cataluña durante los años ochenta por golpe en la cabeza con
objeto contundente, y además es muy llamativo
comprobar la existencia de un patrón común: un perturbador
“comportamiento” criminal/sexual –algo que podría indicar algún tipo de extraña
parafilia-. Dado que las jóvenes asesinadas aparecían semidesnudas –indicador
de actividad sexual criminal-, pero no
habían sido violadas, o no se podía probar la existencia de violación. Una
especie de “firma” muy llamativa. Precisamente repasando el caso de la
mujer del empresario de la colza, y las monedas ocurrido también en Tarragona,
es llamativo que esta apareciese en ropa interior, pero no existan referencias
a que la víctima fuera violada, presentando además numerosos hematomas por
haber recibido golpes, y lo más llamativo nuevamente, el fallecimiento le
sobrevino por “una fractura de cráneo”. Además en el crimen de la “colza” había
sido empleada una sierra. Algo que
también veremos en el caso siguiente.
Menos de un mes después del hallazgo de la adolescente asesinada
en el paraje conocido como “La huella del diablo” de Sant Hilari Sacalm,
sucederá otro macabro y extraño crimen con otra chica muy joven como víctima en
la ciudad de Tarragona.
El martes 4 de agosto de 1987, la joven Genma B.S de 17 años de
edad, estudiante de bachillerato en un colegio religioso de monjas fue
encontrada violada y degollada en una tienda de bricolaje de propiedad de su
padre, en la calle “Caputxins” de Tarragona.
El asesino/s habían utilizado una “sierra” para perpetrar el crimen. La joven intentó
defenderse de sus agresores inútilmente.
Genma había acudido por la mañana a la tienda de su padre para
atender las llamadas y ayudar. A la hora de comer, su madre la echó en falta, y
tras llamar por teléfono al establecimiento y ver que nadie contestaba se
trasladó a la tienda. Lo que se encontró al llegar era algo a todas luces
incomprensible y de una inusitada crudeza: un dantesco escenario propio de un
crimen sádico-sexual.
La joven yacía sobre un asiento de furgoneta depositado en el
almacén de la tienda. Las piernas estaban separadas y atadas al sillón y sus manos también atadas a una baca de la
furgoneta, apoyada en la pared en posición vertical. La muchacha había sido amordazada, y aunque estaba “vestida” no llevaba ropa interior. Le habían seccionado el cuello con una sierra todavía
ensangrentada que fue hallada junto al cuerpo sin vida y desangrado.
En este caso la autopsia confirmó que la cría sí había sido
violada, y se hallaron restos de semen junto al pubis. Su boca había sido
amordazada y acallada con jirones de tela.
Ni el robo ni la venganza, según la familia podían estar entre los
móviles del crimen. Lo achacaban a la obra de unos pervertidos sádicos, y describían
a la niña como atractiva y simpática.
La investigación
Para hacernos una idea de lo dantesco de la escena del crimen, la
prensa describió en su día el crimen de
la siguiente manera:
“…un ritual digno de las mayores pesadillas del Marqués de Sade…”(Abc)
…“la joven apareció en la
tienda de bricolaje de una forma que parecía entresacada de una ceremonia ritual”…(El periódico)
“…Los inspectores que se hicieron cargo del caso, al ver la escena
del crimen, dijeron: “no hay duda se trata de un psicópata”. No habían dejado
apenas pistas, para esclarecer el caso. “No había huellas dactilares, y los
restos de semen y cuero cabelludo hallados en la mano de la víctima, y de
calzado, no sirven para identificar a una persona…” Y lo peor de todo: la policía
no tenía nada claro a qué atendía aquel extraño crimen, al igual que en el caso de la mujer del
empresario de la colza asesinada en la misma provincia tres años antes del
crimen de la joven Gemma, no existía un móvil definido: ¿porqué? ¿para qué toda aquella parafernaria?.
Se realizaron análisis con las muestras obtenidas:
Los restos de pelo permanecieron durante meses sin poder ser
analizados debido a que la policía española no disponía de las técnicas
adecuadas para someterlos a una profunda investigación –año 1987- . Finalmente,
después de que se conocieran los resultados negativos de otras pruebas como el
análisis del semen del violador, la policía decidió enviar los cabellos a un
laboratorio extranjero especializado en esta clase de análisis.
La policía de Barcelona solicitó a Scotland Yard a través de
Interpol información sobre los métodos del forense inglés Alec Jeffreys para
identificación de delincuentes con el fin de aplicarlos en la resolución de dos
crímenes aún no esclarecido. Por aquel entonces Alec Jeffreys había hallado un
sistema para determinar la “huella genética” es decir conseguir la
identificación fiable de un individuo a través de su ADN. Un hito que supondría uno de los avances más importantes en el campo de la genética forense y la
criminalística.
En medios policiales no se descartaba que la demora en enviar los restos de
cabello hubiera podido influir negativamente en los resultados finales.
Estos restos eran las únicas pruebas encontradas en el lugar del crimen, ya que el autor o los autores del asesinato de Gemma B no dejaron huellas ni tan siquiera en la sierra que utilizaron para degollar a la joven.
Estos restos eran las únicas pruebas encontradas en el lugar del crimen, ya que el autor o los autores del asesinato de Gemma B no dejaron huellas ni tan siquiera en la sierra que utilizaron para degollar a la joven.
Según reconoce la propia policía en la prensa, en la tienda dónde
aparece Gemma las pisadas estaban “borradas”, y los objetos que había allí
fueron “manoseados” algo atribuido a la intervención de más personas de las
necesarias que contribuyeron a eliminar indicios y pruebas. O lo que es lo
mismo al nulo “aislamiento” de la escena del crimen para evitar su
contaminación por terceros –curiosos o los propios agentes desplazados en un
primer momento-. Algo “normal” y por desgracia muy frecuente en los casos de
los años ochenta y noventa.
De hecho la policía albergaba esperanzas de que los análisis
realizados en los laboratorios de Londres sobre los restos de cabello de color
castaño oscuro encontrados entre los dedos de la víctima podrían aportar datos
significativos para determinar la identidad del presunto homicida. Después de
conocer los resultados, la policía quedó desorientada y sin pistas que
investigar... “ahora lo tenemos más difícil y nos vemos obligados a reconducir las
investigaciones"... declaró el comisario jefe de la Policía de Tarragona
El examen forense determinó que el crimen de Gemma sucedió entre
las once y las doce de la mañana –finalmente nuevas pruebas practicadas
determinaron que el crimen se había perpetrado con anterioridad: a primera hora
de la mañana en el tramo entre las 9’45 y las 10’30 de la mañana-. Nadie vio
nada, nadie aportó ningún testimonio. Se interrogó al entorno y amigos de la
joven.
Nada se sacó en conclusión, apenas que el autor-es conocían con
cierto detalle el establecimiento. Se detuvo a dos personas, uno de ellos de
permiso penitenciario. Ambos quedaron en libertad sin cargos.
Sin duda este caso llama la atención por otro “pequeño” pero
importante detalle. En el cuerpo de la joven al parecer fue encontrado algún
objeto más.
Gemma, con el cuello
degollado prácticamente hasta la médula y atada de manos y de cintura a la baca
de una furgoneta, yacía desangrada y con las piernas abiertas en una butaca del
vehículo. La joven, que no estaba desnuda como se informó en un principio,
llevaba un vestido de tono naranja, pero había sido despojada de sus bragas,
que estaban a su lado. Los asesinos, según la policía, depositaron junto a su pelvis una botella de cinco litros de
disolvente, circunstancia que hizo pensar en un primer momento a
los investigadores que los responsables del crimen pensaron quemar a su víctima (El país)
Otras fuentes citan lo siguiente respecto a este objeto encontrado
en el cuerpo de la víctima:
Aún no se ha encontrado
una explicación al bote de pintura que, como
adelantó “El periódico” se encontró en
la entrepierna del cadáver de la joven.
Sin duda un caso macabro dónde los haya, con un alto componente
sádico*, y nuevamente con extrañas connotaciones sexuales bizarras,
sadomasoquismo extremo o perverso –bondage, objetos, mutilación-. Algo que ya hemos podido ver en numerosos casos ocurridos en la vecina Comunidad Valenciana.
*Los expertos son concluyentes sobre este particular: el sadismo tiene
un altísimo componente sexual. Ambos son indisolubles. Por lo tanto si el
crimen es de tipo sádico tiene también un fuerte componente sexual asociado.
Los investigadores cómo vimos anteriormente enviaron muestras de
dos casos al laboratorio londinense de
Scotland Yard. Unas pertenecían a Gemma B. y las otras muestras eran del
caso de Silvia C.R.
En la madrugada del sábado 10 al domingo 11 de octubre de 1987 -es decir tan sólo dos meses después del
crimen de Genma en Tarragona- tuvo lugar uno de los asesinatos más espantosos
que se recuerdan en la localidad gerundense de Blanes (Gerona). Otra joven de
la misma edad: 17 años, fue salvajemente violada y asesinada. Se trataba de
Silvia C.R.
La secuencia criminal es la misma que se ha venido repitiendo en la casi totalidad de los sucesos que examinamos en este blog.
Macabros “cazadores” que buscan a
sus víctimas en lugares concretos que frecuentan en unos días determinados.
Ojeadores, que observan y posiblemente escogen a las víctimas para luego
ejecutar sus siniestros planes.
Fin de semana o víspera de fin de semana, días festivos +lugares
de ocio+desaparición inquietante+hallazgo casual del cadáver en un lugar
despoblado o del medio rural.
Aquella noche, Silvia había salido a tomar algo
con un par de amigas a la discoteca “El Cortijo”, en Blanes-Gerona, y
hacia las dos de la madrugada decidieron volver a casa.
Discoteca "El Cortijo" -Blanes año 1975
"... Al llegar a la avenida de Los Pavos, a
pocas calles del domicilio de la menor, las amigas se separaron. A las 10 de la
mañana, los padres de Silvia acudieron
al cuartelillo de la Guardia Civil a presentar una denuncia por desaparición,
ya que su hija no había regresado a casa y sus amigas decían que no habían
vuelto a saber de ella desde el momento en que se separaron. A la misma hora,
una vecina de la avenida Los Pavos observaba un bulto extraño tras unos
arbustos, en el fondo de un desnivel de arena ubicado en un descampado cercano.
Acababa de encontrar el cadáver de Silvia
C.R.
El cadáver estaba
semioculto tras unos montones de arena.
El cuerpo tenía los pantalones bajados y
signos evidentes de violación. En la garganta de la niña se apreciaban todavía
nítidamente las marcas de los dedos de su asesino. Al reconocer la zona, los
guardias civiles encontraron el bolso de Silvia en un contenedor de
basura. El informe forense determinará que el corazón de la chica dejó de latir
entre las 4 y las 5 de la madrugada.
Tras secuestrarla, el autor-es de los
hechos la habrían llevado al descampado
para violarla y estrangularla. El criminal se amparó en la ausencia de
alumbrado público de la zona, un hecho que había sido objeto de numerosas
denuncias por parte de los vecinos y que había permitido, en el pasado, algún
intento de violación.
Entierro de la víctima.
La investigación:
La Guardia Civil
indagó en el entorno más cercano de la joven, estaban convencidos de que la
conocía, o bien conocía sus movimientos aquella noche.
A la chica, hija única, no se le conocían
enemigos, compaginaba sus estudios de tercero de BUP en el instituto con un
trabajo a tiempo parcial en un camping. Los sábados por la noche solía tomarse
un respiro e iba con sus amigas a la discoteca a bailar y divertirse antes de
volver a casa de sus padres, que regentaban un bar a las afueras de Blanes.
Los investigadores del caso de Silvia sospechaban de un conocido de la víctima, al que habían
interrogado durante horas sin resultados, por lo que enviaron una muestra de
material genético del sospechoso a Londres junto con unas manchas encontradas
en la ropa de la mujer. Se trataba de un individuo que la molestaba últimamente
y que tenía perturbadas sus facultades mentales. Los estudios científicos
de Alec Jeffreys determinaron
que no había relación entre esa
persona y quien había violado y estrangulado a la joven.
Una vez descartado el perturbado como
sospechoso, los guardias civiles centraron las pesquisas en la identificación
de tres individuos, ocupantes de un turismo que fue visto cerca del lugar de
los hechos. Además, intuían que una de estas personas, un hombre de unos 30
años, podría ser la misma persona que días antes del crimen había intentado
agredir sexualmente a una amiga de Silvia.
El 15 de octubre, cuatro días después del asesinato, el Instituto Armado
anunciaba la detención de un vecino de Blanes, de 22 años, por su supuesta
relación con los hechos.
Antes de su arresto, el sospechoso había
sido interrogado hasta en dos ocasiones, como tantos otros vecinos de la
víctima. Los investigadores detectaron que las respuestas que había ofrecido en
sus dos comparecencias en dependencias policiales diferían en algunos puntos,
por lo que dedujeron que trataba de ocultar algo, y el juez encargado del caso
decretó su libertad condicional con cargos a la espera de juicio. En diciembre
de 1991, y sin ningún avance en las investigaciones, el mismo juzgado ordenaba
su ingreso en prisión, fijando la fecha del juicio para seis meses después. La
fiscalía pedía 32 años de cárcel y la acusación popular, 40. Finalmente, el 20
de junio de 1992, la Audiencia Provincial de Gerona absolvía al procesado de
todos los cargos, al estimar que no
existían ni pruebas ni indicios que permitiesen vincular al procesado con
los delitos que se le imputaban, por lo que prevalecía la presunción de inocencia.
Desde entonces, la violación y el asesinato de Silvia C R permanecen instalados en el ominoso espacio de los
crímenes impunes.
(fuente: extraconfidencial.com)
La sentencia relataba que el cabello que se halló en el cuerpo de la
joven no se podía asegurar con certeza que fuera del sospechoso o encausado.
Nuevamente lo más sorprendente del caso, era el informe forense:
“…El informe realizado por el forense tras el examen del cadáver
de Silvia C R, de 17 años, que fue estrangulada el pasado domingo en Blanes
(Gerona), revela que la joven
no llegó a ser violada, aunque
sí hubo intento de hacerlo…”
Además el hecho de que el cadáver no presentara ningún signo de
violencia, excepto una señal en el cuello, induce a pensar que la joven no se
defendió. Silvia era una joven alta, fuerte y asistía a un gimnasio donde
practicaba técnicas de defensa personal, el judo entre otras. "Debían ser más de uno",
insistían en aventurar varios vecinos.
El crimen quedó sin esclarecer. Otro más dentro de una secuencia
criminal anómala y extraordinaria con ciertas connotaciones “seriales”.
El 26 de noviembre de ese fatídico año 1987, aparecería el cadáver
de la joven de 16 años Carmen A. B., en Corsá- La Bisbal- Gerona. La habían intentado violar, tenía el
cuerpo lleno de quemaduras de cigarrillos y había sido asesinada destrozándole
la cabeza con una piedra. Nuevamente la estela de la “firma” de alguno
de los anteriores asesinatos.
Sin embargo en esta ocasión, fue detenido un adolescente de 15
años vecino de esa localidad. Aparecieron rodadas de una moto en la escena del
crimen que podían coincidir con las de la moto del sospechoso. También tenía
manchas de sangre en los zapatos. El joven confesó en la comandancia de la
Guardia Civil, que intentó violarla y al resistirse la golpeó con una piedra. Para
lo que no parecía haber mucha explicación posible era para la multitud de
quemaduras de cigarrillo que la adolescente tenía por todo el cuerpo. Desconocemos
si eran recientes o antiguas. No se cita en las fuentes consultadas.
Esta
zona concreta del mapa de la provincia de Gerona tuvo una concatenación de
casos anómala, y además se sucedieron con muy poco tiempo de diferencia.
Pero
lejos de disiparse esa “pulsión” criminal con tendencia hacia víctimas muy jóvenes,
este mismo año 2017 muy cerca de estos enclaves marcados por un pasado escrito
en forma de crímenes misteriosos, se producía otro salvaje asesinato: el de la
joven pareja desaparecida en el pantano de Susqueda –que se encuentra en plena
investigación- cuyos cuerpos fueron hallados desnudos, con disparos y dónde
también se barajaba un posible móvil sexual.
Un
pantano curiosamente situado en medio y a escasa distancia –una veintena de kilómetros-
de estas dos poblaciones (Oris y Sant Hilari Sacalm-La huella del diablo).
Lugares dónde a día de hoy, todavía nadie ha puesto nombre a los responsables
de los dos crímenes de chicas muy jóvenes que allí se produjeron durante los “oscuros”
años ochenta.
Cataluña tiene un transfondo muy oscuro,del que ni la obra de Eduardo Mendoza se ha logrado acercar.
ResponderEliminarConfluyen muchos factores,que de hacerse publicos nos harian replantearnos mucho el "seny".
Pepeldelpopulacho.
Existen muchos casos "extraños", es una dinámica que se repite en todo el litoral "mediterráneo" incluidas las Baleares. "Algo" se ha venido moviendo en toda esta zona, especialmente durante los ochenta y los noventa. Pero es que esos asuntos "extraños" llegan hasta nuestros días: Caso Malén, Caso Nora, Caso Cursach, Crimen del pantano de Susqueda, etc, etc. Un saludo ¡¡¡
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