“EL SÍNDROME TÓXICO ES EL ÚNICO TEMA DE
LA TRANSICIÓN QUE NO SE TOCA”
A
esta aseveración habría que añadir si cabe, otro asunto más. El caso Alcásser.
Rara
vez, los verán ustedes en programas de televisión estos dos casos. Ni tampoco en
esos exhaustivos reportajes de investigación. Dos temas “sentenciados”.
Cerrados a cal y canto. Con el candado de la verdad, bien cerrado. Como diría
Jon Sistiaga, dos asuntos “Tabú”.
El
Caso Alcásser y el Síndrome Tóxico. Dos casos horribles e inclasificables, que golpearon de lleno a la sociedad española
en los años noventa y ochenta. Dos de los asuntos sin duda “más graves” tanto por su repercusión, como
por su errática resolución. Plagados de multitud de sombras e incógnitas, jamás
despejadas, y que no han hecho más que retroalimentar y acrecentar todo tipo de
teorías alternativas a las oficiales.
Sobre
el caso Alcásser hemos hablado largo y tendido. Sobre Alcásser y todo lo que
rodea a este triple crimen. Concretamente sobre los “otros” crímenes nunca
esclarecidos. Conectados o no, pero extrañamente ubicados o acaecidos en esas
mismas montañas o en parajes demasiado cercanos. En fechas también inquietantemente
próximas.
Hemos podido comprobar los peligros que
acarreaba ser menor en esa época en determinados lugares. Hemos visto errores
incomprensibles en investigaciones defectuosas. El propio Caso Alcásser, con pruebas
biológicas y con una dinámica de triple crimen abominable sin parangón apunta directamente a la existencia de unos
partícipes de los hechos que nunca se llegaron a sentar en el banquillo de los
acusados.
¿Qué
tienen en común el Caso Alcásser y el Síndrome tóxico o el llamado caso de la “colza”?. Aparentemente
nada. Un triple crimen y un envenenamiento masivo no parecen aproximarse
demasiado. Pero quizás ese “aura” de
tema intocable o maldito, los convierte en primos hermanos de una misma época,
y por desgracia con una resolución final bastante similar.
Si
profundizamos un poco más, descubriremos que ambos casos compartieron un nexo
común. El ilustre catedrático de medicina legal D. Luis Frontela, fue el
encargado de emitir –a petición de las partes: encausados o familiares de las víctimas-, sendos informes que pusieron en “tela
de juicio” otro tipo de actuaciones o valoraciones médico legales.
Catedrático
de Medicina Legal, Especialista en Medicina Legal y Forense, Especialista en
Cirugía General, Especialista en Traumatología y Ortopedia, Director del
Instituto Universitario de Medicina Legal y Ciencias Forenses de la Facultad de
Medicina de la Universidad de Sevilla. Es uno de los forenses más reconocidos
del país. Se formó en Italia y EE UU. Y en Scotland Yard en investigación de
incendios.
En
ambos casos (Alcásser y Síndrome Tóxico), este hombre de ciencias,
especialmente metódico y perfeccionista en su trabajo –lo cual le ha deparado
no pocos encontronazos con sus colegas de profesión-, trabajó siempre contracorriente,
y pareció toparse con una inmensa cortina de humo. Como si esta hubiera sido tejida
por algún tipo de razón desconocida. Para tapar las negligencias en el hallazgo
de los verdaderos causantes, o para difuminar otras realidades ocultas e
inabarcables.
Muchos
de ustedes, por su juventud, no conocerán esta parte de nuestra “historia
negra”. Historia al fin y al cabo, que viene a ilustrar una época especialmente
sombría en la que algunos asuntos gravísimos se despachaban con una pasmosa
frialdad.
Un
breve resumen del síndrome tòxico:
Calificado
como el «mayor envenenamiento de la historia de España» o «la mayor catástrofe
desde la Guerra Civil».
En
la primavera de 1981 fueron envenenados más de 60.000 españoles
Se
estima que fallecieron más de mil personas en nuestro país. Otras cifras elevan
a varios los miles los fallecidos como consecuencia de las secuelas sufridas
por el envenenamiento, durante los años posteriores.
A lo largo de 30 años, ha matado a más
de 4.000 personas y afectado a otras 25.000, de los cuales 17.000 aún hoy
presentan lesiones irreversibles. (fuente ABC)
El
síndrome tóxico, también llamado «neumonía atípica», fue detectado en la
localidad madrileña de Torrejón de Ardoz el 1 de mayo de 1981, al morir en
brazos de su madre durante el trayecto al hospital el niño de ocho años Jaime
G.V.
En
pocos días, la epidemia alcanzó a otras trece provincias españolas, todas ellas
situadas en el noroeste de la Península, salvo Galicia y Cantabria, y afectó
sobre todo a personas de clase media-baja residentes en las zonas periféricas
de las ciudades. Se cebó especialmente con las dos Castillas.
En
los primeros días surgen diversas teorías sobre el origen de esta epidemia. Finalmente
el gobierno anuncia por televisión que la culpa de todo la tiene una partida de aceite de colza desnaturalizado,
distribuido en venta ambulante. Los industriales y comerciantes que han
intervenido en el proceso de importación, manipulación y distribución de este
aceite son los únicos que se sentaron en el banquillo de los acusados. Este
aceite había sido importado de Francia para uso industrial, pero
distribuido para el consumo humano, de forma fraudulenta y desde un almacén de
Alcorcón, después de haberle extraído la anilina a alta temperatura
EL
JUICIO
El
sumario no se concluyó hasta el 4 de marzo de 1986 (el mayor de la historia
procesal española, con 150.000 folios) y hasta el 30 de marzo de 1987 no
comenzó el conocido como “juicio del siglo”.
El
juicio fue definido de la siguiente manera por un Doctor, perito del caso:
“Extremadamente escandaloso y moralmente
hipócrita y prevaricador, tanto en la fase de Instrucción como en el de la
Vista Oral; sin embargo judicialmente inatacable, dado que se
parapetaron en los pronunciamientos de los ‘científicos’ que, en último
término, pivotaron en el ‘parecer’ conclusivo emitido por el informe realizado
en 1987 por Sir Richard D.,
informe que contradecía su informe previo de octubre de 1985 en el que concluía
‘hay, sin embargo, demasiadas lagunas de evidencia como para poder concluir
definitivamente que el aceite sea la causa del Síndrome Tóxico”.
Denuncia
de irregularidades. Destrucción de las pruebas de cargo.
“…también fue muy criticada la
instrucción del sumario y el proceso judicial, debido a graves irregularidades entre
las que destaca el sorprendente hecho de que el 27 de julio de 1981, el juez
instructor del sumario XXX,
autorizara la destrucción del aceite
por el que se juzgaba a 38 personas. Afortunadamente, tanto el fiscal como
abogados de la defensa presentaron sendos escritos para exigir la no
destrucción de las principales “pruebas del delito”.
Pero
a lo largo de estos años ha habido una serie de científicos que han evidenciado
que el aceite presuntamente tóxico no pudo haber sido el causante de la
tragedia.
Entre
esos científicos se encontraba el forense que realizó las segundas
autopsias -las más exhaustivas,
completas y esclarecedoras- a las niñas
de Alcásser, gracias a las cuales conocemos muchos esclarecedores “detalles” de
este triple crimen que por alguna extraña razón habían pasado desapercibidos o
habían sido “ocultados” a la opinión pública.
El
Dr. Luis Frontela junto al Dr. Antonio Muro, entre otros científicos
mantenían que otro “agente” distinto al aceite de colza, había sido el causante
del envenenamiento masivo. Se referían a un potente pesticida organofosforados
fabricado por una multinacional.
Curiosamente,
este pesticida era fabricado en Valencia.
Concretamente en una fábrica situada en Quart de Poblet y desde allí distribuido
a distintos puntos de España. La producción del pesticida en esta planta, se
calcula que era de unas 700 toneladas anuales.
El
empleo de este potente pesticida de uso agrícola estaba autorizado para numerosos cultivos, como
naranjo, manzano, viñedo, parrales de vid, tomate, pimiento, judas, melón,
pepino, patata, algodón, tabaco, remolacha, plantas ornamentales y viveros de
plantas leñosas.
¿Cuál
era la función del Dr. Frontela en este proceso?
El
Dr. Frontela había sido contratado por los abogados de la defensa de los
encausados -aceiteros- para poder demostrar que el aceite no era el causante
del mal, según se detalla en la prensa:
“…La defensa de los acusados en el
juicio de la colza está firmemente decidida a demostrar la culpabilidad de los
productos de XXXXX (multinacional). Por eso ha pedido que el XXXXX y el XXXXl
(nombres comerciales de los pesticidas) sean administrados convenientemente a
un grupo de 30 monos importados del Reino Unido para este efecto El perito
forense Luis Frontela se encargará del experimento, en un intento de mostrar
que los pesticidas causaron el síndrome…”
Los directivos de la multinacional XXXXX
creen que los monos morirán, como puede
morir un ser humano ingiriendo medio kilo de azúcar "Pero lo más
probable", bromean, "es que los monos se mueran de aburrimiento"…
(fuente “El País”)
El
resultado de los experimentos fue el siguiente:
El
aceite adulterado supuesto causante del síndrome, administrado a los monos, no
tuvo ningún efecto negativo para la salud de los animales.
“…Los principales disidentes, aún hoy día, de la versión oficial, son
-una vez fallecido el doctor don Antonio Muro, al que se le llegó a llamar
lunático y falsario- el médico forense sevillano Luis Frontela, que asegura que
ni las anilinas ni las anilidas del aceite adulterado producen envenenamientos
de este tipo, pues él lo ha
experimentado con monos y en largas y grandes dosis, y los animales no han
mostrado intoxicación alguna. El coronel médico Luis Sánchez
Monge y los epidemiólogos Javier Martínez y María Jesús Clavera van más allá, y
aseguran que la intoxicación se debe
a pesticidas organofosforados que se emplearon, sin el debido control, en
cultivos de hortalizas en invernaderos, seguramente en la provincia de Almería.
Y hay quien afina más y señala un pueblo de esa provincia llamado Roquetas de
Mar, en donde algún agricultor utilizó pesticidas organofosforados en el
cultivo de tomates en invernadero. Hoy día son ya muchos más los médicos y
los químicos que sostienen que el origen de la enfermedad por envenenamiento
está en el uso de pesticidas organofosforados. Y aportan pruebas de laboratorio
realizadas en animales. Su trabajo de investigación no coincide con la tesis
oficial, pero están reuniendo datos y elaborando informes por su cuenta y
riesgo. La hipótesis del aceite de colza desnaturalizado, dicen, no puede
sostenerse científica mente, pues carece de rigor. Y hay quien habla del
montaje del síndrome tóxico para ocultar las responsabilidades de una
importantísima empresa de productos químicos y farmacéuticos…”
Sin
embargo el Dr. Frontela sí pudo probar los demoledores efectos del pesticida de
uso comercial en ratones:
«Según mis investigaciones y las de mi
equipo de colaboradores -asegura el doctor Luis Frontela Carreras a
CAMBIO16-, el XXXXXX –nombre comercial del pesticida- es con mucha probabilidad el agente causante
del envenenamiento masivo conocido como "síndrome tóxico"».
«Yo utilicé el XXXXXXX -se ratifica
Frontela ante CAMBIO16- en plantaciones de pimientos dos semanas antes de la
recolección. Administrados a lotes de ratas, reproducían fielmente la
sintomatología de los afectados por las "neumonías atípicas" de
mayo-junio de mil novecientos ochenta y uno, y morían a los pocos días».
“…El aceite no tuvo en realidad
nada que ver con el síndrome tóxico. Nada, excepto que formaba parte en muchos
casos del mismo plato que también contenía los tomates que llevaban el tóxico…”
“…Sólo tres de cada mil personas
que consumieron la colza supuestamente envenenada han resultado afectados...”
Esto
podría explicar la anormal incidencia dentro de una misma familia o dentro de
un mismo edificio dónde el aceite era vendido por garrafas, a granel. Y dónde inexplicablemente
al haber ingerido alimentos elaborados con “el mismo aceite” unos resultaban
afectados y otros no.
El aceite
era simplemente el aliño de las hortalizas contaminadas por el pesticida.
También podría explicar las anomalías en la distribución de los casos a nivel geográfico. Dado que hubo otras zonas como en el caso de Cataluña dónde grandes lotes de ese mismo aceite fue distribuido a granel, y no se detectaron casos de afectados.
Los
tomates contaminados eran semiselectos de la variedad 'lucy', razón por la cual
su consumo no había afectado a clases o zonas urbanas adineradas.
Los
aceiteros fueron los únicos condenados a distintas penas de cárcel. Las penas
a 13 de los 37 procesados oscilaron entre los seis meses de arresto y los 20
años de cárcel.
La teoría “B” que ponía el foco en el citado
producto pesticida y que era avalada por distintos científicos, fue
desestimada.
¿Qué
suerte corrieron algunos de estos investigadores e implicados?
El doctor
Antonio Muro, que defendió la tesis de un envenenamiento por vía digestiva, fue
cesado en su cargo como director en funciones del Hospital del Rey (Madrid) y,
posteriormente, falleció de un cáncer de pulmón.
Higinio O, colaborador del Dr. Muro en sus investigaciones, falleció de cáncer de hígado. Otros dos componentes del equipo de Antonio Muro tuvieron que ser intervenidos quirúrgicamente y se les extirpó sendos cánceres. Especial mención merece el investigador Andreas Faber-Kaiser cuyo libro “Pacto de Silencio”, fue citado en los sumarios del Juicio del Síndrome Tóxico, denuncia y documenta que el aceite de colza no pudo ser el causante de la intoxicación colectiva del Síndrome Tóxico, y que muchos de los afectados podrían estar curados si no se hubiera ocultado la verdadera causa de la intoxicación.
En su último artículo, publicado en el número 56 (octubre de 1993) de la revista “Más Allá de la Ciencia”, bajo el título de "Confesiones de Andreas Faber-Kaiser entre la vida y la muerte", reconoció que era portador del VIH, sin poderse explicar cómo había podido infectarse, y relacionándolo con sus investigaciones sobre el Síndrome tóxico, ya que tanto él como otros investigadores y médicos que intentaron avanzar realmente en el origen de esta extraña dolencia murieron o padecieron súbitas y mortales enfermedades.
Andreas
Faber-Kaiser murió de sida en el hospital barcelonés de Can Ruti el14 de marzo
de 1994 a
los 49 años de edad.
Las víctimas
de esta tragedia, las que no se han quedado en el camino, y llegan hasta
nuestros días siguen alzando sus voces para denunciar su situación actual:
"En el transcurso de los años nos han
ido abandonando en todos los sentidos, tanto en el ámbito político, como
sanitario, como investigación de la enfermedad. Todos nuestros órganos internos
están afectados y muchos de los enfermos no han podido trabajar". Esta
víctima considera una "vergüenza" que todavía no hayan tenido un
reconocimiento por parte del Gobierno y que no estén "presentes" en
la sociedad. "No estamos ni en los libros de historia". (El mundo 30-3-2017)
«--Tengo la certeza de que el aceite no
mató a nadie. Cuando empecé a descubrir, con ensayos sobre chimpancés, que el
causante de tanta muerte era una sustancia química del grupo de los
organofosforados, llamé al secretario general de la Organización Mundial de la
Salud para decírselo y su respuesta fue: "--Ya lo sé"».
Profesor Luis Frontela –extraído entrevista
“gente del puerto” “De la clínica al forense”
Paralelamente
a este trágico asunto, se suceden una serie de extraños sucesos en la provincia
de Tarragona -lindante con la Comunidad Valenciana-.
El
viernes 13 de enero de 1.984, aparece en los periódicos las primeras noticias relativas a la desaparición en extrañas
circunstancias pocos días antes de la
mujer de un industrial “aceitero” condenado por el caso del síndrome
tóxico. En las inmediaciones de la estación de Salou, apareció el coche de la
mujer abandonado, con un abrigo de piel en su interior y otros efectos
personales.
Aparición
del cuerpo/ macabro hallazgo:
Dos
semanas después de haber sido desaparecido, es hallado en un vertedero, en un
descampado de Reus el cuerpo sin vida de María Teresa M. de 44 años de edad.
El cadáver se hallaba seccionado y los restos
de la mujer estaban repartidos en distintos puntos por el campo. La cabeza y el
torax -con las manos atadas al cuello- por un lado y en otro lugar fueron
encontrados el abdomen y las piernas cortadas a la altura de las ingles. El
cuerpo sólo llevaba puesto la ropa interior. Los dedos de la mujer mostraban
signos de “congelación” de lo que se deducía que el cadáver había estado
introducido en algún frigorífico. Portaba los pendientes y una cadena de oro al
cuello. El cuerpo además de las mutilaciones descritas presentaba numerosos
golpes en distintas zonas: cabeza, manos, y en la cara, por lo que la pobre
mujer tuvo que ser sometida a un auténtico suplicio.
Según
la autopsia habría muerto cuarenta y ocho horas antes de ser hallada, de lo que
se deduce que estuvo varios días cautiva y sometida a todo tipo de torturas. La
muerte le habría sobrevenido por fractura del cráneo, y el cuerpo había sido mutilado con una sierra
El
hallazgo fue comunicado a su marido que cumplía por entonces prisión en la cárcel
de Tarragona, por estar implicado en el denominado asunto del síndrome tóxico,
dado que poseía una importante empresa de aceites, y estaba relacionada con la
presunta comercialización del aceite de colza desnaturalizado.
Hipótesis:
La
familia había recibido una carta de un posible secuestrador reclamando una
cantidad de dinero, pero los investigadores descartaron cualquier relación con
el desenlace.
Según
la prensa, se barajaban otras hipótesis: la acción de un sádico sexual –también
descrito como un maníaco “altamente peligroso”- , o que el crimen tuviera
relación con algún tipo de rito extraño. Satánicos en concreto, según se
describe.
El
propio Gobernador Civil daba más credibilidad al posible “crimen ritual” por un
extrañísimo hallazgo realizado en el cadáver, y que se interpretó como “un
mensaje” que el autor-es de los hechos lanzaban a alguien.
Un
hallazgo inesperado:
Al
parecer el cuerpo tenía en su mano izquierda un guante de color gris en cuyo
interior se encontraron siete monedas. La
mano derecha presentaba más golpes que la izquierda.
Al
parecer la policía seguía una línea de investigación relacionada con el
esoterismo, dado que la fallecida era aficionada a visitar con frecuencia una vidente.
La mujer padecía un cáncer y al parecer consultaba a esta mujer, con la
esperanza de obtener algún tipo de ayuda en la curación de su enfermedad.
De
hecho se cita la posibilidad de la existencia de un sádico perteneciente a algún
tipo de secta.
“…El 7 es considerado un número mágico porque se compone del
sagrado número 3 y del terrenal número 4 estableciendo, así, un puente entre el
cielo y la tierra
“El número siete -dijo Hipócrates- por sus virtudes ocultas,
tiende a realizar todas las cosas; es el dispensador de la vida y fuente de
todos los cambios, pues incluso la Luna cambia de fase cada siete días: este
número influye en todos los seres sublimes”.
Su simbología se obtuvo, probablemente, a partir del cielo,
donde los siete planetas clásicos forman un todo: el septenario. El Sol, la
Luna y los planetas visibles: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. La
inmensa mayoría de símbolos de siete elementos en el mundo entero derivan de
este modelo celeste de las siete esferas.
Los pecados (o vicios capitales) también se pueden asociar
con el septenario: la soberbia al Sol, la avaricia a Saturno, lujuria a Venus,
la ira Marte, la gula Júpiter, la
envidia a Mercurio, la pereza a la Luna…”
Las
siete monedas. ¿Mensaje o parte de algún Ritual?.
El
cadáver de la mujer del empresario aceitero, presentaba una curiosa atadura –que
parece propia de disciplinas sadomasoquistas o similares-. Las manos estaban
atadas al cuello. No se detalle si por delante o por detrás de este. El
cuerpo estaba en ropa interior, lo que también parece denotar algún tipo de
actividad o connotación sexual, si bien no se conoce si la mujer sufrió algún
tipo de agresión sexual.
Igualmente
extrañísimo, es que ambas manos estuvieran cubiertas por unos guantes de
color gris, y que en el interior de la mano izquierda como ya hemos citado se encontraran
siete monedas de curso legal.
Se
llega a detallar que entre el guante y los dedos fueron halladas dos monedas: una de 50 y otra de 25 pesetas. Según
el Gobernador Civil, desconociéndose cual podría ser el significado, dejando
también abierta la posibilidad de un “ajuste de cuentas” relacionada con la “mafia
del aceite de colza”. Se incidía por la investigación en el carácter mágico del
número 7, y su asimilación con rituales o casos de exorcismos.
Un
asunto verdaderamente “peligroso”
Un
corresponsal de un periódico de Barcelona, Tomas C. fue objeto de diversas
amenazas tras hacerse cargo de la investigación correspondiente a este terrible
y extraño asesinato. Concretamente se cita que fue advertido personalmente en
una cafetería de Tarragona. Con posterioridad tanto él como su esposa fueron amenazados
con varias llamadas telefónicas. No será la única persona en recibir "amenazas", por este caso.
Resolución: contradicción / autoconfesión.
Por
este horrible crimen fue detenida una persona. Un joven de 22 años, vecino de
la víctima en el mismo edificio. Hijo de un juez, y con una hermana pequeña
muerta también en extrañas circunstancias –cayó por una claraboya-.
Un
personaje misterioso, y descrito como extraño. Según el relato del joven, que
incurrió en numerosas contradicciones, invitó a la mujer a entrar en su
domicilio, allí la golpeó con una herramienta, y descuartizó con una sierra de
mano su cuerpo en la bañera (la sierra nunca llegó a aparecer)
Para
completar el rocambolesco relato de los hechos, el joven declaró que subió al piso de la
mujer, y le pidió a la propia madre de la víctima una cuerda… Con esa cuerda ató
posteriormente los sacos dónde introdujo los restos de la víctima. Según este
habría dado muerte a la mujer el mismo día que desapareció –quince días antes
de ser encontrada- , algo que no cuadraba en absoluto con el relato de la
autopsia como se puso de manifiesto en el juicio –que indicaba que habría
muerto 48 hs antes del hallazgo-
Nunca se pudo determinar el “móvil” del
crimen. De hecho un responsable policial llegó a declarar que “era el primer
crimen que conocía sin un móvil”.
Muy
al estilo del Caso Alcásser, el autor de los hechos, Angel M. se declaró
culpable en varias manifestaciones realizadas ante la policía, pero luego en el
juicio oral se declaró inocente, no ratificando esa culpabilidad, en un extraño
alegato ante las insistentes preguntas del Fiscal durante el juicio oral.
-“Soy inocente”
-ante las pregunas del Fiscal: “no puedo
hablar, no puedo hablar”.
-Fiscal: porqué calla, le voy a dar tres
motivos: por amor, por temor o por dinero.
-“No puedo hablar, no puedo decírselo”
- Preguntado sobre la explicación a que
hallaran en su poder el bolso de la víctima:
-Me lo dieron
-¿Quiénes?
-“Eso no puedo decirlo….Hay penas peores
que la cárcel”
(fuente: La Vanguardia)
Había
más testigos que ponían en duda de que fuera el único implicado en un asesinato
tan macabro.
Ni
los investigadores, ni el condenado, pudieron dar jamás una explicación al enigmático hallazgo de las 7 monedas, que se encontraron en el interior de la
mano y el guante que portaban la víctima.
La
memoria en ocasiones falla, y en otras por alguna extraña razón nos retrotrae con demasiada facilidad a otros asuntos. Viejos asuntos como los que dan nombre a este blog. El Caso Alcásser, en el
que como ya apuntamos, también participó el Dr. Frontela.
Entre
los enseres hallados a una de las víctimas –Mirian- fueron halladas 7
monedas de curso legal. Entre ellas también había una moneda de 50 y una de 25
pesetas, además de otras cuatro de quinientas y una de cien. También fue
hallado un reloj de “esfera dorada”. Un reloj negro marca Casio-Athena, con
esfera dorada de increíble similitud al que portaba la joven desaparecida en
Alfaz del Pi, Gloria Martínez en algunas fotos, como ya detallamos en otro artículo
del blog.
"...No
llevaban dinero para entrar en la disco, que cuesta cuatrocientas pesetas la
entrada. Entre las tres no juntaban las mil doscientas..." -testimonio amiga niñas de Alcásser-
“…Luis Frontela me comentó que había 27 en las ropas, que también fueron lavadas. La mayoría de
ellos eran púbicos. Pero es
que a la autopsia realizada por Frontela asistieron los seis forenses que
habían hecho los informes anteriores, para vigilarle. Un documento escrito por
Frontela, que tengo yo, muestra que uno de ellos le dijo: "Profesor
Frontela, está haciendo una autopsia muy minuciosa, y eso no es lo acordado..."
¿Cuánto tiempo cree que duró el martirio?
R. Quizás seis, siete,
ocho o nueve días. Así lo cree el profesor [Luis] Frontela [catedrático de
Medicina de la Universidad de Sevilla, que realizó un análisis pericial de los
cadáveres a petición de Fernando García]. Tienen cicatrices en las muñecas... y
sabemos que una herida no puede cicatrizar en un cuerpo muerto. Cicatrizaron
porque estaban vivas.
“…Y las ataduras son
muy profesionales. Las colgaron del techo con las manos hacia atrás…”
(Fernando García- Cambio 16)
Muy interesante artículo.
ResponderEliminarLa señora mencionada fue asesinada antes del juicio en el que sería condenado su marido. ¿Estaría este dispuesto a contar algo que alguien no quería que se supiera? ¿Serviría esto de paso como advertencia a otros que estuvieran dispuestos a cantar?
Por otra parte, ¿no le llama a usted la atención el apellido de este señor?
Todo me llama la atención en este caso estimado lector -apellidos, móvil del crimen indeterminado, las "extrañas ataduras propias de bdsm, la víctima "en ropa interior" y sb todo la nula explicación al enigmático hallazgo de esas siete monedas dentro de las manos, cubiertas con unos guantes "grises". Las "sombras" tb se trasladan a las declaraciones del inculpado en el juicio, ¿a quién estaba "protegiendo" parece decirnos el Fiscal...Si este caso le parece interesante le recomiendo lea la siguiente entrada -el hombre sin rostro-. Un saludo¡¡¡
ResponderEliminarExtraído de la prensa de la época:
ResponderEliminar"Dos incendios y tres robos"
"Los principales documentos del comercio entre Enric Salomó y sus proveedores y clientes no han sido aportados al sumario. El aceitero catalán argumentó ayer durante la vista pública que las facturas y los albaranes quedaron destruidos por dos incendios ocurridos en febrero y marzo de 1981. Y lo que se salvó de la quema debió de ser robado"
(...)
"- ¿También? ¿Entonces las facturas se quemaron dos veces?
-El [incendio] de marzo, sí; porque en el despacho que no se quemó cada semana había allí tres robos o cuatro.
-Ah.
-Cada semana tres robos o cuatro, o más. O diariamente. Y claro, decidimos pues pasar las cosas. La policía sabe que allí no se podía vivir de robos diarios.
-Cada semana había tres robos y cada mes un incendio, por lo que se ve"
https://elpais.com/diario/1987/04/22/espana/546040810_850215.html
Caray sí que tenían mala suerte en las oficinas de este hombre...
Perdón, el enlace del texto del mensaje anterior es este:
ResponderEliminarhttps://elpais.com/diario/1987/04/22/espana/546040813_850215.html
Extraído de la prensa de la época:
ResponderEliminar"El 'vidente' afirma que la esposa le confeso que Salomó ocultaba a otros implicados de la colza"
"El vidente Diego de Araciel, a quien visitó con alguna frecuencia en Madrid María Teresa Mestre, manifestó ayer que la esposa de Enrique Salomó le había confesado que su marido ocultabla a otras personas implicadas en el fraude del aceite de colza"
(...)
"ella me insistía en que le habían embargado sus bienes y que su marido ocultaba a otros culpables -en el tema de la colza"
(...)
"Un día, efectivamente, me dijo que había recibido una llamada telefónica en la que un anónimo con voz de mujer le dijo: 'no hables, porque puedes tener sorpresas desagradables'"
https://elpais.com/diario/1984/01/26/espana/443919622_850215.html
Otro caso de asesinato extraño y cercano al asunto del síndrome tóxico es el de un niño que apareció colgado en un edifico abandonado del complejo del hospital del Niño Jesús en Madrid conocido como el Laberinto (del Ministerio de Educación y bajo la tutela del hospital). Los hechos tuvieron lugar el 7 de junio de 1981 (Pentecostés) y uno de los asistentes al levantamiento del cadáver era el pediatra y director en funciones del citado hospital.
ResponderEliminarDos días después, el 9 de junio de 1981, ese mismo pediatra comunicaba al Ministerio las conclusiones de su investigación: el origen común de la intoxicación era aceite, identificado en el laboratorio como una mezcla a base de aceite de colza desnaturalizado.
Se habló de crimen ritual, pederastia, una secta y se llegó a juzgar a un legionario, pero el crimen no se resolvió.
Muy interesante, desconocía el caso. Habrá que revisarlo, gracias por el aporte, un saludo¡¡¡
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