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sábado, 19 de agosto de 2017

El enigma de las siete monedas. La cortina de humo.




“EL SÍNDROME TÓXICO ES EL ÚNICO TEMA DE LA TRANSICIÓN QUE NO SE TOCA”


A esta aseveración habría que añadir si cabe, otro asunto más. El caso Alcásser.
Rara vez, los verán ustedes en programas de televisión estos dos casos. Ni tampoco en esos exhaustivos reportajes de investigación. Dos temas “sentenciados”. Cerrados a cal y canto. Con el candado de la verdad, bien cerrado. Como diría Jon Sistiaga, dos asuntos “Tabú”.



El Caso Alcásser y el Síndrome Tóxico. Dos casos horribles e inclasificables,  que golpearon de lleno a la sociedad española en los años noventa y ochenta. Dos de los asuntos sin duda  “más graves” tanto por su repercusión, como por su errática resolución. Plagados de multitud de sombras e incógnitas, jamás despejadas, y que no han hecho más que retroalimentar y acrecentar todo tipo de teorías alternativas a las oficiales.

Sobre el caso Alcásser hemos hablado largo y tendido. Sobre Alcásser y todo lo que rodea a este triple crimen. Concretamente sobre los “otros” crímenes nunca esclarecidos. Conectados o no, pero extrañamente ubicados o acaecidos en esas mismas montañas o en parajes demasiado cercanos. En fechas también inquietantemente próximas.
 Hemos podido comprobar los peligros que acarreaba ser menor en esa época en determinados lugares. Hemos visto errores incomprensibles en investigaciones defectuosas. El propio Caso Alcásser, con pruebas biológicas y con una dinámica de triple crimen abominable sin parangón  apunta directamente a la existencia de unos partícipes de los hechos que nunca se llegaron a sentar en el banquillo de los acusados.

¿Qué tienen en común el Caso Alcásser y el Síndrome tóxico o el  llamado caso de la “colza”?. Aparentemente nada. Un triple crimen y un envenenamiento masivo no parecen aproximarse demasiado.  Pero quizás ese “aura” de tema intocable o maldito, los convierte en primos hermanos de una misma época, y por desgracia con una resolución final bastante similar.








Si profundizamos un poco más, descubriremos que ambos casos compartieron un nexo común. El ilustre catedrático de medicina legal D. Luis Frontela, fue el encargado de emitir –a petición de las partes: encausados o familiares de las víctimas-, sendos informes que pusieron en “tela de juicio” otro tipo de actuaciones o valoraciones médico legales.









Catedrático de Medicina Legal, Especialista en Medicina Legal y Forense, Especialista en Cirugía General, Especialista en Traumatología y Ortopedia, Director del Instituto Universitario de Medicina Legal y Ciencias Forenses de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla. Es uno de los forenses más reconocidos del país. Se formó en Italia y EE UU. Y en Scotland Yard en investigación de incendios.


En ambos casos (Alcásser y Síndrome Tóxico), este hombre de ciencias, especialmente metódico y perfeccionista en su trabajo –lo cual le ha deparado no pocos encontronazos con sus colegas de profesión-, trabajó siempre contracorriente, y pareció toparse con una inmensa cortina de humo. Como si esta hubiera sido tejida por algún tipo de razón desconocida. Para tapar las negligencias en el hallazgo de los verdaderos causantes, o para difuminar otras realidades ocultas e inabarcables.
  



Muchos de ustedes, por su juventud, no conocerán esta parte de nuestra “historia negra”. Historia al fin y al cabo, que viene a ilustrar una época especialmente sombría en la que algunos asuntos gravísimos se despachaban con una pasmosa frialdad.


Un breve resumen del síndrome tòxico:

Calificado como el «mayor envenenamiento de la historia de España» o «la mayor catástrofe desde la Guerra Civil».
En la primavera de 1981 fueron envenenados más de 60.000 españoles
Se estima que fallecieron más de mil personas en nuestro país. Otras cifras elevan a varios los miles los fallecidos como consecuencia de las secuelas sufridas por el envenenamiento, durante los años posteriores.  


A lo largo de 30 años, ha matado a más de 4.000 personas y afectado a otras 25.000, de los cuales 17.000 aún hoy presentan lesiones irreversibles. (fuente ABC)



El síndrome tóxico, también llamado «neumonía atípica», fue detectado en la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz el 1 de mayo de 1981, al morir en brazos de su madre durante el trayecto al hospital el niño de ocho años Jaime G.V.



En pocos días, la epidemia alcanzó a otras trece provincias españolas, todas ellas situadas en el noroeste de la Península, salvo Galicia y Cantabria, y afectó sobre todo a personas de clase media-baja residentes en las zonas periféricas de las ciudades. Se cebó especialmente con las dos Castillas.





En los primeros días surgen diversas teorías sobre el origen de esta epidemia. Finalmente el gobierno anuncia por televisión que la culpa de todo la tiene una partida de aceite de colza desnaturalizado, distribuido en venta ambulante. Los industriales y comerciantes que han intervenido en el proceso de importación, manipulación y distribución de este aceite son los únicos que se sentaron en el banquillo de los acusados. Este aceite había sido importado de Francia para uso industrial, pero distribuido para el consumo humano, de forma fraudulenta y desde un almacén de Alcorcón, después de haberle extraído la anilina a alta temperatura



  
EL JUICIO

El sumario no se concluyó hasta el 4 de marzo de 1986 (el mayor de la historia procesal española, con 150.000 folios) y hasta el 30 de marzo de 1987 no comenzó el conocido como “juicio del siglo”.


El juicio fue definido de la siguiente manera por un Doctor, perito del caso:

“Extremadamente escandaloso y moralmente hipócrita y prevaricador, tanto en la fase de Instrucción como en el de la Vista Oral; sin embargo judicialmente inatacable, dado que se parapetaron en los pronunciamientos de los ‘científicos’ que, en último término, pivotaron en el ‘parecer’ conclusivo emitido por el informe realizado en 1987 por Sir Richard D., informe que contradecía su informe previo de octubre de 1985 en el que concluía ‘hay, sin embargo, demasiadas lagunas de evidencia como para poder concluir definitivamente que el aceite sea la causa del Síndrome Tóxico”.





Denuncia de irregularidades. Destrucción de las pruebas de cargo.

“…también fue muy criticada la instrucción del sumario y el proceso judicial, debido a graves irregularidades entre las que destaca el sorprendente hecho de que el 27 de julio de 1981, el juez instructor del sumario XXX, autorizara la destrucción del aceite por el que se juzgaba a 38 personas. Afortunadamente, tanto el fiscal como abogados de la defensa presentaron sendos escritos para exigir la no destrucción de las principales “pruebas del delito”.




  


Pero a lo largo de estos años ha habido una serie de científicos que han evidenciado que el aceite presuntamente tóxico no pudo haber sido el causante de la tragedia.

Entre esos científicos se encontraba el forense que realizó las segundas autopsias  -las más exhaustivas, completas y esclarecedoras-  a las niñas de Alcásser, gracias a las cuales conocemos muchos esclarecedores “detalles” de este triple crimen que por alguna extraña razón habían pasado desapercibidos o habían sido “ocultados” a la opinión pública.



El Dr. Luis Frontela junto al Dr. Antonio Muro, entre otros científicos mantenían que otro “agente” distinto al aceite de colza, había sido el causante del envenenamiento masivo. Se referían a un potente pesticida organofosforados fabricado por una multinacional.

Curiosamente, este pesticida era fabricado en Valencia. Concretamente en una fábrica situada en Quart de Poblet y desde allí distribuido a distintos puntos de España. La producción del pesticida en esta planta, se calcula que era de unas 700 toneladas anuales.
El empleo de este potente pesticida de uso agrícola estaba  autorizado para numerosos cultivos, como naranjo, manzano, viñedo, parrales de vid, tomate, pimiento, judas, melón, pepino, patata, algodón, tabaco, remolacha, plantas ornamentales y viveros de plantas leñosas.

  

¿Cuál era la función del Dr. Frontela en este proceso?


El Dr. Frontela había sido contratado por los abogados de la defensa de los encausados -aceiteros- para poder demostrar que el aceite no era el causante del mal,  según se detalla en la prensa:

  

“…La defensa de los acusados en el juicio de la colza está firmemente decidida a demostrar la culpabilidad de los productos de XXXXX (multinacional). Por eso ha pedido que el XXXXX y el XXXXl (nombres comerciales de los pesticidas) sean administrados convenientemente a un grupo de 30 monos importados del Reino Unido para este efecto El perito forense Luis Frontela se encargará del experimento, en un intento de mostrar que los pesticidas causaron el síndrome…”
Los directivos de la multinacional XXXXX  creen que los monos morirán, como puede morir un ser humano ingiriendo medio kilo de azúcar "Pero lo más probable", bromean, "es que los monos se mueran de aburrimiento"…

(fuente “El País”)



El resultado de los experimentos fue el siguiente:

El aceite adulterado supuesto causante del síndrome, administrado a los monos, no tuvo ningún efecto negativo para la salud de los animales.

“…Los principales disidentes, aún hoy día, de la versión oficial, son -una vez fallecido el doctor don Antonio Muro, al que se le llegó a llamar lunático y falsario- el médico forense sevillano Luis Frontela, que asegura que ni las anilinas ni las anilidas del aceite adulterado producen envenenamientos de este tipo, pues él lo ha experimentado con monos y en largas y grandes dosis, y los animales no han mostrado intoxicación alguna. El coronel médico Luis Sánchez Monge y los epidemiólogos Javier Martínez y María Jesús Clavera van más allá, y aseguran que la intoxicación se debe a pesticidas organofosforados que se emplearon, sin el debido control, en cultivos de hortalizas en invernaderos, seguramente en la provincia de Almería. Y hay quien afina más y señala un pueblo de esa provincia llamado Roquetas de Mar, en donde algún agricultor utilizó pesticidas organofosforados en el cultivo de tomates en invernadero. Hoy día son ya muchos más los médicos y los químicos que sostienen que el origen de la enfermedad por envenenamiento está en el uso de pesticidas organofosforados. Y aportan pruebas de laboratorio realizadas en animales. Su trabajo de investigación no coincide con la tesis oficial, pero están reuniendo datos y elaborando informes por su cuenta y riesgo. La hipótesis del aceite de colza desnaturalizado, dicen, no puede sostenerse científica mente, pues carece de rigor. Y hay quien habla del montaje del síndrome tóxico para ocultar las responsabilidades de una importantísima empresa de productos químicos y farmacéuticos…”
(La Vanguardia) 




Sin embargo el Dr. Frontela sí pudo probar los demoledores efectos del pesticida de uso comercial en ratones:


«Según mis investigaciones y las de mi equipo de colaboradores -asegura el doctor Luis Frontela Carreras a CAMBIO16-, el XXXXXX –nombre comercial del pesticida-  es con mucha probabilidad el agente causante del envenenamiento masivo conocido como "síndrome tóxico"».
«Yo utilicé el XXXXXXX -se ratifica Frontela ante CAMBIO16- en plantaciones de pimientos dos semanas antes de la recolección. Administrados a lotes de ratas, reproducían fielmente la sintomatología de los afectados por las "neumonías atípicas" de mayo-junio de mil novecientos ochenta y uno, y morían a los pocos días».

“…El aceite no tuvo en realidad nada que ver con el síndrome tóxico. Nada, excepto que formaba parte en muchos casos del mismo plato que también contenía los tomates que llevaban el tóxico…”

“…Sólo tres de cada mil personas que consumieron la colza supuestamente envenenada han resultado afectados...”

 

Esto podría explicar la anormal incidencia dentro de una misma familia o dentro de un mismo edificio dónde el aceite era vendido por garrafas, a granel. Y dónde inexplicablemente al haber ingerido alimentos elaborados con “el mismo aceite” unos resultaban afectados y otros no.

El aceite era simplemente el aliño de las hortalizas contaminadas por el pesticida.

 

También podría explicar las anomalías en la distribución de los casos a nivel geográfico. Dado que hubo otras zonas como en el caso de Cataluña dónde grandes lotes de ese mismo aceite fue distribuido a granel, y no se detectaron casos de afectados.

 

Los tomates contaminados eran semiselectos de la variedad 'lucy', razón por la cual su consumo no había afectado a clases o zonas urbanas adineradas.

 

Los aceiteros fueron los únicos condenados a distintas penas de cárcel. Las penas a 13 de los 37 procesados oscilaron entre los seis meses de arresto y los 20 años de cárcel.

 La teoría “B” que ponía el foco en el citado producto pesticida y que era avalada por distintos científicos, fue desestimada.

 

¿Qué suerte corrieron algunos de estos investigadores e implicados?

El doctor Antonio Muro, que defendió la tesis de un envenenamiento por vía digestiva, fue cesado en su cargo como director en funciones del Hospital del Rey (Madrid) y, posteriormente, falleció de un cáncer de pulmón.




   Higinio O, colaborador del Dr. Muro en sus investigaciones, falleció de cáncer de hígado. Otros dos componentes del equipo de Antonio Muro tuvieron que ser intervenidos quirúrgicamente y se les extirpó sendos cánceres.         Especial mención merece el investigador Andreas Faber-Kaiser  cuyo libro “Pacto de Silencio”, fue citado en los sumarios del Juicio del Síndrome Tóxico, denuncia y documenta que el aceite de colza no pudo ser el causante de la intoxicación colectiva del Síndrome Tóxico, y que muchos de los afectados podrían estar curados si no se hubiera ocultado la verdadera causa de la intoxicación.     

En su último artículo, publicado en el número 56 (octubre de 1993) de la revista “Más Allá de la Ciencia”, bajo el título de "Confesiones de Andreas Faber-Kaiser entre la vida y la muerte", reconoció que era portador del VIH,  sin poderse explicar cómo había podido infectarse, y relacionándolo con sus investigaciones sobre el Síndrome tóxico, ya que tanto él como otros investigadores y médicos que intentaron avanzar realmente en el origen de esta extraña dolencia murieron o padecieron súbitas y mortales enfermedades.

Andreas Faber-Kaiser murió de sida en el hospital barcelonés de Can Ruti el14 de marzo de 1994 a los 49 años de edad.

Las víctimas de esta tragedia, las que no se han quedado en el camino, y llegan hasta nuestros días siguen alzando sus voces para denunciar su situación actual:

"En el transcurso de los años nos han ido abandonando en todos los sentidos, tanto en el ámbito político, como sanitario, como investigación de la enfermedad. Todos nuestros órganos internos están afectados y muchos de los enfermos no han podido trabajar". Esta víctima considera una "vergüenza" que todavía no hayan tenido un reconocimiento por parte del Gobierno y que no estén "presentes" en la sociedad. "No estamos ni en los libros de historia".  (El mundo 30-3-2017)



 «--Tengo la certeza de que el aceite no mató a nadie. Cuando empecé a descubrir, con ensayos sobre chimpancés, que el causante de tanta muerte era una sustancia química del grupo de los organofosforados, llamé al secretario general de la Organización Mundial de la Salud para decírselo y su respuesta fue: "--Ya lo sé"».


Profesor Luis Frontela –extraído entrevista “gente del puerto” “De la clínica al forense”



Paralelamente a este trágico asunto, se suceden una serie de extraños sucesos en la provincia de Tarragona -lindante con la Comunidad Valenciana-.

El viernes 13 de enero de 1.984, aparece en los periódicos las primeras  noticias relativas a la desaparición en extrañas circunstancias pocos días antes de la  mujer de un industrial “aceitero” condenado por el caso del síndrome tóxico. En las inmediaciones de la estación de Salou, apareció el coche de la mujer abandonado, con un abrigo de piel en su interior y otros efectos personales.



  

Aparición del cuerpo/ macabro hallazgo:

Dos semanas después de haber sido desaparecido, es hallado en un vertedero, en un descampado de Reus el cuerpo sin vida de María Teresa M. de 44 años de edad.
El cadáver se hallaba seccionado y los restos de la mujer estaban repartidos en distintos puntos por el campo. La cabeza y el torax -con las manos atadas al cuello- por un lado y en otro lugar fueron encontrados el abdomen y las piernas cortadas a la altura de las ingles. El cuerpo sólo llevaba puesto la ropa interior. Los dedos de la mujer mostraban signos de “congelación” de lo que se deducía que el cadáver había estado introducido en algún frigorífico. Portaba los pendientes y una cadena de oro al cuello. El cuerpo además de las mutilaciones descritas presentaba numerosos golpes en distintas zonas: cabeza, manos, y en la cara, por lo que la pobre mujer tuvo que ser sometida a un auténtico suplicio.
Según la autopsia habría muerto cuarenta y ocho horas antes de ser hallada, de lo que se deduce que estuvo varios días cautiva y sometida a todo tipo de torturas. La muerte le habría sobrevenido por fractura del cráneo, y el cuerpo había sido mutilado con una sierra





El hallazgo fue comunicado a su marido que cumplía por entonces prisión en la cárcel de Tarragona, por estar implicado en el denominado asunto del síndrome tóxico, dado que poseía una importante empresa de aceites, y estaba relacionada con la presunta comercialización del aceite de colza desnaturalizado.


Hipótesis:
La familia había recibido una carta de un posible secuestrador reclamando una cantidad de dinero, pero los investigadores descartaron cualquier relación con el desenlace.
Según la prensa, se barajaban otras hipótesis: la acción de un sádico sexual –también descrito como un maníaco “altamente peligroso”- , o que el crimen tuviera relación con algún tipo de rito extraño. Satánicos en concreto, según se describe.

El propio Gobernador Civil daba más credibilidad al posible “crimen ritual” por un extrañísimo hallazgo realizado en el cadáver, y que se interpretó como “un mensaje” que el autor-es de los hechos lanzaban a alguien.




Un hallazgo inesperado:

Al parecer el cuerpo tenía en su mano izquierda un guante de color gris en cuyo interior se encontraron siete monedas. La mano derecha presentaba más golpes que la izquierda.

Al parecer la policía seguía una línea de investigación relacionada con el esoterismo, dado que la fallecida era aficionada a visitar con frecuencia una vidente. La mujer padecía un cáncer y al parecer consultaba a esta mujer, con la esperanza de obtener algún tipo de ayuda en la curación de su enfermedad.
De hecho se cita la posibilidad de la existencia de un sádico perteneciente a algún tipo de secta.

  






“…El 7 es considerado un número mágico porque se compone del sagrado número 3 y del terrenal número 4 estableciendo, así, un puente entre el cielo y la tierra
“El número siete -dijo Hipócrates- por sus virtudes ocultas, tiende a realizar todas las cosas; es el dispensador de la vida y fuente de todos los cambios, pues incluso la Luna cambia de fase cada siete días: este número influye en todos los seres sublimes”.
Su simbología se obtuvo, probablemente, a partir del cielo, donde los siete planetas clásicos forman un todo: el septenario. El Sol, la Luna y los planetas visibles: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. La inmensa mayoría de símbolos de siete elementos en el mundo entero derivan de este modelo celeste de las siete esferas.

Los pecados (o vicios capitales) también se pueden asociar con el septenario: la soberbia al Sol, la avaricia a Saturno, lujuria a Venus, la ira Marte, la gula Júpiter,  la envidia  a Mercurio, la pereza a la Luna…”



Las siete monedas. ¿Mensaje o parte de algún Ritual?.

El cadáver de la mujer del empresario aceitero, presentaba una curiosa atadura –que parece propia de disciplinas sadomasoquistas o similares-. Las manos estaban atadas al cuello. No se detalle si por delante o por detrás de este. El cuerpo estaba en ropa interior, lo que también parece denotar algún tipo de actividad o connotación sexual, si bien no se conoce si la mujer sufrió algún tipo de agresión sexual.
  
Igualmente extrañísimo, es que ambas manos estuvieran cubiertas por unos guantes de color gris, y que en el interior de la mano izquierda como ya hemos citado se encontraran siete monedas de curso legal.


Se llega a detallar que entre el guante y los dedos fueron halladas dos monedas: una de 50 y otra de 25 pesetas. Según el Gobernador Civil, desconociéndose cual podría ser el significado, dejando también abierta la posibilidad de un “ajuste de cuentas” relacionada con la “mafia del aceite de colza”. Se incidía por la investigación en el carácter mágico del número 7, y su asimilación con rituales o casos de exorcismos.







Un asunto verdaderamente “peligroso”

Un corresponsal de un periódico de Barcelona, Tomas C. fue objeto de diversas amenazas tras hacerse cargo de la investigación correspondiente a este terrible y extraño asesinato. Concretamente se cita que fue advertido personalmente en una cafetería de Tarragona. Con posterioridad tanto él como su esposa fueron amenazados con varias llamadas telefónicas. No será la única persona en recibir "amenazas", por este caso.


Resolución: contradicción / autoconfesión.


Por este horrible crimen fue detenida una persona. Un joven de 22 años, vecino de la víctima en el mismo edificio. Hijo de un juez, y con una hermana pequeña muerta también en extrañas circunstancias –cayó por una claraboya-.  
Un personaje misterioso, y descrito como extraño. Según el relato del joven, que incurrió en numerosas contradicciones, invitó a la mujer a entrar en su domicilio, allí la golpeó con una herramienta, y descuartizó con una sierra de mano su cuerpo en la bañera (la sierra nunca llegó a aparecer)
Para completar el rocambolesco relato de los hechos, el joven declaró que subió al piso de la mujer, y le pidió a la propia madre de la víctima una cuerda… Con esa cuerda ató posteriormente los sacos dónde introdujo los restos de la víctima. Según este habría dado muerte a la mujer el mismo día que desapareció –quince días antes de ser encontrada- , algo que no cuadraba en absoluto con el relato de la autopsia como se puso de manifiesto en el juicio –que indicaba que habría muerto 48 hs antes del hallazgo-

 Nunca se pudo determinar el “móvil” del crimen. De hecho un responsable policial llegó a declarar que “era el primer crimen que conocía sin un móvil”.

  


Muy al estilo del Caso Alcásser, el autor de los hechos, Angel M. se declaró culpable en varias manifestaciones realizadas ante la policía, pero luego en el juicio oral se declaró inocente, no ratificando esa culpabilidad, en un extraño alegato ante las insistentes preguntas del Fiscal durante el juicio oral.


-“Soy inocente”
-ante las pregunas del Fiscal: “no puedo hablar, no puedo hablar”.
-Fiscal: porqué calla, le voy a dar tres motivos: por amor, por temor o por dinero.
-“No puedo hablar, no puedo decírselo
- Preguntado sobre la explicación a que hallaran en su poder el bolso de la víctima:
-Me lo dieron
-¿Quiénes?
-“Eso no puedo decirlo….Hay penas peores que la cárcel”

(fuente: La Vanguardia)



Había más testigos que ponían en duda de que fuera el único implicado en un asesinato tan macabro.




Ni los investigadores, ni el condenado, pudieron dar jamás una explicación al enigmático hallazgo de las  7 monedas, que se encontraron en el interior de la mano y el guante que portaban la víctima. 



La memoria en ocasiones falla, y en otras por alguna extraña razón nos retrotrae con demasiada facilidad a otros asuntos. Viejos asuntos como los que dan nombre a este blog. El Caso Alcásser, en el que como ya apuntamos, también participó el Dr. Frontela.


  
Entre los enseres hallados a una de las víctimas –Mirian- fueron halladas 7 monedas de curso legal. Entre ellas también había una moneda de 50 y una de 25 pesetas, además de otras cuatro de quinientas y una de cien. También fue hallado un reloj de “esfera dorada”. Un reloj negro marca Casio-Athena, con esfera dorada de increíble similitud al que portaba la joven desaparecida en Alfaz del Pi, Gloria Martínez en algunas fotos, como ya detallamos en otro artículo del blog.


 "...No llevaban dinero para entrar en la disco, que cuesta cuatrocientas pesetas la entrada. Entre las tres no juntaban las mil doscientas..." -testimonio amiga niñas de Alcásser-



“…Luis Frontela me comentó que había 27 en las ropas, que también fueron lavadas. La mayoría de ellos eran púbicos. Pero es que a la autopsia realizada por Frontela asistieron los seis forenses que habían hecho los informes anteriores, para vigilarle. Un documento escrito por Frontela, que tengo yo, muestra que uno de ellos le dijo: "Profesor Frontela, está haciendo una autopsia muy minuciosa, y eso no es lo acordado..."

¿Cuánto tiempo cree que duró el martirio?
R. Quizás seis, siete, ocho o nueve días. Así lo cree el profesor [Luis] Frontela [catedrático de Medicina de la Universidad de Sevilla, que realizó un análisis pericial de los cadáveres a petición de Fernando García]. Tienen cicatrices en las muñecas... y sabemos que una herida no puede cicatrizar en un cuerpo muerto. Cicatrizaron porque estaban vivas.


“…Y las ataduras son muy profesionales. Las colgaron del techo con las manos hacia atrás…

(Fernando García- Cambio 16)













7 comentarios:

  1. Muy interesante artículo.

    La señora mencionada fue asesinada antes del juicio en el que sería condenado su marido. ¿Estaría este dispuesto a contar algo que alguien no quería que se supiera? ¿Serviría esto de paso como advertencia a otros que estuvieran dispuestos a cantar?

    Por otra parte, ¿no le llama a usted la atención el apellido de este señor?

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  2. Todo me llama la atención en este caso estimado lector -apellidos, móvil del crimen indeterminado, las "extrañas ataduras propias de bdsm, la víctima "en ropa interior" y sb todo la nula explicación al enigmático hallazgo de esas siete monedas dentro de las manos, cubiertas con unos guantes "grises". Las "sombras" tb se trasladan a las declaraciones del inculpado en el juicio, ¿a quién estaba "protegiendo" parece decirnos el Fiscal...Si este caso le parece interesante le recomiendo lea la siguiente entrada -el hombre sin rostro-. Un saludo¡¡¡

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  3. Extraído de la prensa de la época:

    "Dos incendios y tres robos"

    "Los principales documentos del comercio entre Enric Salomó y sus proveedores y clientes no han sido aportados al sumario. El aceitero catalán argumentó ayer durante la vista pública que las facturas y los albaranes quedaron destruidos por dos incendios ocurridos en febrero y marzo de 1981. Y lo que se salvó de la quema debió de ser robado"

    (...)

    "- ¿También? ¿Entonces las facturas se quemaron dos veces?

    -El [incendio] de marzo, sí; porque en el despacho que no se quemó cada semana había allí tres robos o cuatro.

    -Ah.

    -Cada semana tres robos o cuatro, o más. O diariamente. Y claro, decidimos pues pasar las cosas. La policía sabe que allí no se podía vivir de robos diarios.

    -Cada semana había tres robos y cada mes un incendio, por lo que se ve"

    https://elpais.com/diario/1987/04/22/espana/546040810_850215.html

    Caray sí que tenían mala suerte en las oficinas de este hombre...

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  4. Perdón, el enlace del texto del mensaje anterior es este:

    https://elpais.com/diario/1987/04/22/espana/546040813_850215.html

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  5. Extraído de la prensa de la época:

    "El 'vidente' afirma que la esposa le confeso que Salomó ocultaba a otros implicados de la colza"

    "El vidente Diego de Araciel, a quien visitó con alguna frecuencia en Madrid María Teresa Mestre, manifestó ayer que la esposa de Enrique Salomó le había confesado que su marido ocultabla a otras personas implicadas en el fraude del aceite de colza"

    (...)

    "ella me insistía en que le habían embargado sus bienes y que su marido ocultaba a otros culpables -en el tema de la colza"

    (...)

    "Un día, efectivamente, me dijo que había recibido una llamada telefónica en la que un anónimo con voz de mujer le dijo: 'no hables, porque puedes tener sorpresas desagradables'"

    https://elpais.com/diario/1984/01/26/espana/443919622_850215.html

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  6. Otro caso de asesinato extraño y cercano al asunto del síndrome tóxico es el de un niño que apareció colgado en un edifico abandonado del complejo del hospital del Niño Jesús en Madrid conocido como el Laberinto (del Ministerio de Educación y bajo la tutela del hospital). Los hechos tuvieron lugar el 7 de junio de 1981 (Pentecostés) y uno de los asistentes al levantamiento del cadáver era el pediatra y director en funciones del citado hospital.

    Dos días después, el 9 de junio de 1981, ese mismo pediatra comunicaba al Ministerio las conclusiones de su investigación: el origen común de la intoxicación era aceite, identificado en el laboratorio como una mezcla a base de aceite de colza desnaturalizado.

    Se habló de crimen ritual, pederastia, una secta y se llegó a juzgar a un legionario, pero el crimen no se resolvió.

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  7. Muy interesante, desconocía el caso. Habrá que revisarlo, gracias por el aporte, un saludo¡¡¡

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