El día 25 de abril de 1999,
apareció salvajemente asesinada en su domicilio de Valencia, Ewa S. una mujer que ejercía la prostitución de lujo.
Fue un crimen con gran
ensañamiento, acuchillada por todo el cuerpo con un cuchillo de montaña o
machete de doble hoja. También le destrozaron el cráneo con un objeto
contundente –posiblemente a martillazos-. Tenía también heridas en los brazos –probablemente
defensivas-. Su cuerpo fue hallado "vestido" en la cama.
La víctima con un físico muy
llamativo, llegó a nuestro país a principios de los noventa. Nacida en Polonia cuarenta y cuatro años atrás. En Valencia tuvo distintos trabajos, hasta que finalmente se decantó por ejercer la prostitución con clientes de alto nivel.
Hablaba, aún con acento, un
correcto castellano, compraba cigarrillos light en el estanco del barrio,
productos para adelgazar en la farmacia y cenaba casi a diario, de manera
ligera, en el restaurante ubicado frente a su vivienda. Apenas bebía alcohol.
Vestía con elegancia y, sin ser despampanante ni lucir la figura de una top
model (1,60
centímetros de estatura), era una mujer atractiva.
Ewa tenía una clientela fija, y selecta. Salía con
hombres de dinero. Según sus vecinos, era frecuente verla llegar o irse en
potentes vehículos de lujo.
La policía procedió a registrar
minuciosamente el piso en busca de alguna pista. No contaban con encontrarse
algo así. La prostituta guardaba una agenda dónde pudieron comprobar con gran
sorpresa como en ella, aparecían los nombres de políticos, empresarios, y
conocidos profesionales liberales de Valencia.
Por si fuera poco, encontraron
también diversos vídeos con imágenes comprometedoras de algunos de sus
clientes.
Nuevamente nos encontramos con importantes
personajes de la sociedad Valenciana inmiscuidos en asuntos turbios –prostitución-.
Como en la red de menores del año 1985 –dónde también se intervino una agenda
con datos de clientes de especial “relevancia”, abogados y hasta un teniente de
alcalde-.
foto archivo google
Sospechosos:
La policía enseguida sospechó del
hombre que llamó a los servicios de emergencia. Esta persona tenía llaves del
piso. Mantenía una relación más estrecha de lo habitual con la víctima. Era su
amante, tenía una doble vida con ella.
El sospechoso era alguien muy importante. Se
trataba del decano del colegio de ingenieros industriales de Valencia. Un ejecutivo
de una de las empresas más importantes de este país.
En el momento del hallazgo del
cadáver su comportamiento fue extraño y errático. Ese día fue a misa con su mujer y sus cuatro hijos como hacía cada
domingo. Fue a comer con ellos y a casa. A las ocho de la tarde llegó a la
vivienda de su «otra mujer», Ewa. Según declaró la encontró muerta, sin embargo
no llamó a nadie hasta 40 minutos después. Y esa llamada no fue a la policía,
ni siquiera a Emergencias, sino a un amigo notario al que le explicó que había
encontrado el cadáver. Su amigo fue quien le llevó a la Jefatura. A día de hoy,
más de diez años después, sigue sin poder explicar que hizo durante los 40
minutos en los que estuvo con el cuerpo de su amante. El arma del crimen
tampoco apareció nunca.
Era el principal sospechoso de la
policía. Esta persona fue detenida, y tras pasar 48 horas detenido, fue puesto
a disposición judicial. Siempre defendió su inocencia.
El ingeniero tenía excelentes
contactos. Según cita Levante EMV : tenía
amigos muy influyentes. De hecho cuando fue detenido, y mientras esperaba en un
calabozo a ser interrogado por el Grupo de Homicidios, el delegado del Gobierno
de la época Aznar, bajó a los calabozos (hecho que está prohibido) y le mostró
todo su apoyo a su colega. Nunca hubo pruebas concluyentes contra él, pero sí
indicios
Pero para el juez, no había
evidencias de que esta persona fuera la culpable del crimen. Por lo que optó
por ponerlo en libertad provisional, -según la prensa, el fiscal había pedido
su ingreso en prisión, y estudiaba recurrir la decisión del juez-. Además el
juez ordenó a la policía seguir otras vías de investigación. Entre ellas la de
interrogar al último cliente que tuvo la prostituta el mismo día de su muerte.
No fue el único interrogado. En
tan sólo 48 horas -entre el lunes y el martes- cerca de una treintena de
hombres, cuyos nombres figuraban en la agenda de Ewa S., la mayor parte
clientes suyos, desfilaron ante los expertos en homicidios de la policía.
Ninguno de ellos ha sido detenido.
La alta burguesía Valenciana
estaba en entredicho.
El trabajo policial fue impresionante, se le tomó declaración a 400
clientes de Ewa. Todos tenían coartada para ese día, incluso el que practicó
sexo con ella esa tarde. Uno de ellos, un arquitecto valenciano asentado en
Londres, declaró que Ewa le contó que el principal sospechoso le pegaba por
celos, quería que dejara la prostitución. De hecho, los celos fueron el móvil
que se barajó durante la investigación
Finalmente la Audiencia archivó
el caso en el año 2001.
La sección tercera de la Audiencia de Valencia archiva de forma
provisional el caso sobre la muerte de la prostituta Ewa S. El sobreseimiento
provisional, según consta en el auto, responde a que a pesar de que el sumario
puede considerarse completo y no existen pruebas concluyentes para acusar al
único sospechoso, éste 'tuvo ocasión
para poder causar la muerte violenta de Ewa S, aunque no ha quedado probado que
así lo hiciera'.
Se cumplió escrupulosamente el
precepto “in dubida pro reo”. ¿Se habría actuado con el mismo celo y respeto
por la presunción de inocencia, con otro reo de distinta clase social?. Es una pregunta
que es imposible no formularse.
En este caso hay algo realmente
llamativo.
El arma blanca empleada. Un arma muy “peculiar”.
Inusual. Un cuchillo de doble hoja. (El mismo tipo de arma que fue empleada para
acuchillar a una de las tres niñas de Alcasser). Cuchillo tipo lanzadera.
Filo en forma de lanza, que ya describimos en su momento.
Sus usos son muy limitados. Uso táctico
y de caza.
* Lanzadores –planos y sin empuñadura-
como su nombre indica, para lanzarlos contra árboles o dianas y practicar puntería.
* En la caza se utilizan otros igualmente
de doble hoja, pero con empuñadura para evitar hacerse daño al clavarlo. Son conocidos como “rematadores” y su uso se
circunscribe únicamente a rematar piezas de caza mayor que han sido alcanzadas por perros –p.ej: caza de
jabalí con perros y sin armas-. También se las conoce con el nombre de “dagas” de
remate.
El arma homicida y el asesino-s
de Ewa S. nunca fueron encontrados. Nos seguimos preguntando: ¿Cuál fue el verdadero móvil del
crimen?. ¿Tuvo algo que ver en el crimen, el comprometedor “archivo gráfico” que guardaba la prostituta en su
piso?. Todo son incógnitas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario