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lunes, 15 de julio de 2019

Homicidios Valencia. Año 1977. El germen del mal. Una banda de sádicos secuestra y mata niñas en la provincia. El sujeto del pelo blanco.







Mucho se ha especulado sobre la denominada “teoría de la conspiración”. Para nosotros “teoría alternativa”.

La presencia de un grupo de individuos actuando en la Comunidad Valenciana, secuestrando, torturando, violando y asesinando de forma sádica a menores. Posiblemente también filmándolas.


Todos aquellos –especialmente los medios de comunicación y los actuales periodistas de “investigación”- que tanto empeño ponen en ridiculizar algunas de estas teorías “alternativas”, deberían indagar en la historia criminal contemporánea de la Comunidad Valenciana. Seguro que si exploraran esos “otros casos”, cambiarían de opinión.



“Ser un empleado de un medio para contar la verdad del dueño en lugar de la tuya, es algo terrible.”  Luis del Olmo



Existen “otros caminos” hacia la verdad. Estamos plenamente convencidos de ello. Hay que adentrarse y recorrerlos con “otros” ojos, y con “otras” herramientas.








Existen una serie de indicios o datos verificables, que podrían apuntalar esa “teoría alternativa”.

Una hipótesis, en la que llevamos años trabajando. Hipótesis fundamentada en hechos reales rescatados del olvido. Un olvido, que muchas veces parece premeditado y buscado.

Porque es realmente extraño que “absolutamente nada” se haya hecho para revisar y revisitar estos casos fríos. Llama poderosamente la atención, la inacción y la ausencia de voces críticas.


¿Quién no quiere conocer toda la verdad?, ¿Es acaso lícito que tantos profesionales se conformen con una verdad metida con calzador y plagada de dudas?. ¿Con una verdad que se desmorona a poco que se revise el caso?
Desde el minuto uno, la propia instrucción ya nos pone sobre aviso de que lo “extraño” y “lo inexplicable” iban a ir bien cogidos de la mano a lo largo de toda la investigación de este horrendo triple crimen.



“…José Miguel B. R., juez instructor –Caso Alcásser-, declaró hace unos años al diario El País que “lo que más me extrañó fue la cantidad de objetos desperdigados alrededor de los cuerpos…



¿Porqué no se informa a los ciudadanos sobre los “otros casos” que existen en la zona?. ¿Qué extraña motivación hay para que se conozca sólo una parte del relato, sesgado y parcial, sobre los crímenes de esa época en esta Comunidad autónoma?


No se trata de alimentar ningún morbo. Se trata de analizar una serie de hechos que quedaron sin contestación policial y judicial en muchas ocasiones.

Y que misteriosamente sucedieron precisamente ahí, en la tierra de las tres niñas de Alcásser. En la provincia de Valencia. En la Valencia rural. La de la huerta y los naranjos. De las acequias y los molinos de agua. De las fallas, las bandas de música y las pirotecnias.

Los propios investigadores intentaron situar a algunos de los condenados en el crimen de Alcásser, en otros crímenes similares ocurridos en la zona,  porque había “indicios” que evidenciaban esa posible conexión entre distintos casos. Seguían los rastros de algún tipo de actividad “serial” en la provincia.

¿Eran ellos también unos “conspiranoicos”?


Les invitamos a revisar algunos de esos casos olvidados y “sin explicación”, y a hacerlo desde estas páginas que beben de fuentes escritas de la época y del ámbito multidisciplinar de la Criminología. La Criminología real. La aplicada a sucesos reales. La criminología que a todos nos interesa. Aquella que puede ayudar a resolver los misterios del pasado. Al menos a revisitarlos con “otros ojos”.


Año 1977. El germen del mal


En Valencia hasta finales de los años setenta, no habían experimentado el pánico y desasosiego,  que supone  el saber que en la provincia dónde resides hay un grupo de homicidas sádicos actuando. Si hablamos de depredadores de menores, esa inquietud se multiplica por mil.

No le faltaban razones.


Los casos “Carlier” y “Benaguasil” parecen postularse como el origen de algo muy siniestro, que se perpetuará durante décadas en este rincón del mapa.








Metafóricamente hablando, podríamos decir que desde entonces, parte de la provincia vive inmersa en una especie de maldición. Una maldición terrenal pero a la postre,  diabólica.











Dos casos, a día de hoy archivados y “sin resolver”. Con móvil sexual, que traemos de nuevo a la palestra, en una serie de post en los que iremos analizando un poco más en profundidad algunos de los crímenes más misteriosos –muchos de ellos sin autor-es conocidos- ocurridos en la provincia de Valencia.




El tristísimo “Caso Carlier”, la hija del cónsul Belga, de tan sólo cuatro años, asesinada y según todas las informaciones agredida sexualmente por autores desconocidos, nos lleva de nuevo hasta una zona conocida por todos los lectores del blog. La zona de Burjassot.
  

En Burjassot, zona periférica, al norte de la capital valenciana,  tenemos una serie de ítems reseñables,  que citamos y repasamos para entender “el contexto criminal” de la época por su “especial interés”. Así podremos visualizar mejor, el “caldo de cultivo” existente en estas zonas, dónde sucedían cosas aparentemente inexplicables.






-Burjassot es el lugar de origende uno de los tres adolescentes de Macastre –Valeriano-. Las otras dos chicas son originarias de barrios muy próximos: Benicalap (Rosario), y Benimamet (Pilar). Allí se ubica también el famoso “Parc Camales”, dónde se reunían los “tres de Macastre”, y dónde en el año 1988 en el interior de una caseta abandonada, descerrajan varios disparos en la cabeza a otra menor de sólo 17 años, conocida con el nombre de Yolanda.

-Burjassot, es también el nombre que recibe el clan, compuesto por empresarios, constructores y políticos locales, implicados en la red de corrupción de menores de Buñol, desmantelada a mediados de los años ochenta. Una red especialmente cruel con las crías que explotaba sexualmente. Fiestas y orgías en chalets, también en apartamentos de El Saler, apuestas, marcaje de las niñas, amenazas de muerte con armas de fuego, simulaciones de ahorcamiento, material de dominación –látigos-, y palizas que incluían rotura de dientes o llegar a clavar las lentillas en los ojos, etc.
Esta red hay que recordar que tenía pisos también en las “mismas” poblaciones de origen de los tres de Macastre –en Benicalap concretamente. En esta localidad se localiza el piso “santuario” de la red, donde se procedía al ritual de iniciación de las menores (violaciones y palizas) .


 “…En el piso de Benicalap se encontraba otra menor prostituida en Buñol: Rosana…”- “Rosana era la cebo empleada por los cabecillas de la red para captar a otras adolescentes” .







En el mapa se observa lo cerca que están los distintos puntos de interés criminalístico citados:
Burjassot, Moncada, Godella, Bétera.




-En Moncada-Burjassot, precisamente se sitúa la urbanización “Campo Olivar” dónde como veremos más adelante,  desaparece de forma misteriosa y relámpago, la hija del Cónsul Belga.

-En Moncada se produce también un truculento suceso grupal con un par de niños originarios de Benicalap –barrio también de origen de los “tres de Macastre”- durante el mismo año 1988 –en el que asesinan como vimos a la menor de 17 años Yolanda en el Parc Camales-. Una inquietante  desaparición “grupal” “de dos menores”. Se trata de un niño de 14 años y su prima de 10 años. Salen a pasear en una bicicleta que era conducida por el niño y desaparecen.  El cadáver de la pequeña será encontrado en una acequia de Moncada. Nada se sabe del otro menor. No hay más noticias, ni autopsias, ni resolución. Sólo sabemos que de nuevo “las acequias” están ahí omnipresentes en estas historias trágicas, como escenario final dónde aparecen cuerpos de víctimas.
  
En este "espeso contexto criminal"  desaparece de forma repentina la pequeña Verónica, -la hija adoptada del Cónsul Belga-. Una preciosa niña rubia de ojos azules,  de cuatro años de edad, que vivía con sus padres en una urbanización acomodada de Burjassot. Campo Olivar chalet “Mas del Sostre”. Una urbanización a sólo 15 kms de la capital, construída en terrenos que antes eran “huerta”.


Dada la cercanía del psiquiátrico de Bétera –algunos de sus pacientes murieron en circunstancias muy extrañas como hemos relatado en este blog-, se barajó la posibilidad que algún perturbado o paciente de este centro, hubiera llevado a cabo el rapto de la niña. Algo que finalmente se descartó. Según los investigadores, el perfil del autor de los hechos, sería de personas de edad avanzada, con perturbaciones seniles. Lo que hoy vendría a ser pederastas sádicos, que buscan víctimas entre niñas-os de corta edad.  Además los psiquiatras apuntaban que el autor de los hechos, estaría incapacitado para mantener relaciones sexuales continuadas. 

Se habló incluso de motivaciones políticas -FRAP- en el secuestro de la niña, algo que fue completamente descartado.

Tras tres días de intensas búsquedas con más de 300 efectivos, la pequeña fue localizada sin vida, por un perro de rastreo de la Guardia Civil en un bosque cercano al chalet.








DATOS CRIMINOLÓGICOS DE INTERÉS “CASO CARLIER

Descripción víctima:    Verónica. 4 años de edad. Rubia ojos azules. Hija adoptada por Cónsul Belga en Valencia.      

Lugar desaparición: Urbanización Campo Olivar-Chalet “Mas del Sostre”. Distancia a la capital: 15 kms. Zona Moncada -Burjassot. (Valencia)

Fecha desaparición: Lunes día 5 septiembre 1.977, por la tarde.


Fecha hallazgo: tres días después. Hallazgo realizado por perro de rastreo Guardia Civil.

Lugar del hallazgo: enterramiento en pequeño bosque cercano al lugar de desaparición. Entre piedras, hojarasca y ramas. Zona anteriormente rastreada en varias ocasiones.

Descripción del hallazgo del cadáver: Vestida: SÍ. La niña es encontrada vestida con las mismas prendas que llevaba al desaparecer. Jersey azul, bikini blanco y sandalias de goma. Presenta cara amoratada y signos de putrefacción en el vientre, por lo que podría llevar muerta unas 48 hs.

Motivación sexual: SÍ. Agresión sexual.

Indicadores de actividad sexual: SÍ.  El bikini blanco se hallaba bajado hasta media rodilla según indicó el juez de guardia.

Indicadores de sadismo: SÍ. La pequeña según la autopsia fue violada y golpeada. La autopsia detalla que la pequeña fue “enterrada viva” en una fosa y tapada con grandes piedras disimulada con hojarasca y ramas.

Heridas o golpes: SÍ. Presenta diversos golpes, en cabeza y estómago –este se describe como muy visible- realizados con objeto plano. El traumatismo craneoencefálico –zona parietal- no fue mortal la niña permaneció inconsciente algún tiempo, unas cuatro horas. Fue enterrada todavía con vida.
  
Detenidos/ condenados en firme: Se llegó a producir alguna detención. Un albañil con antecedentes por abusos de menores. Y un personaje de la zona conocido como “El ermitaño”. Ambos acabaron siendo exculpados por el juez. Según la prensa cinco años después del crimen los investigadores seguían sin pistas. Caso oficialmente “sin resolver”.


Sospechosos / hipótesis investigadores: Grupo de individuos.  Cuatro hombres en un coche blanco.

En la urbanización ese mismo día, fue visto un extraño vehículo blanco, con placas “francesas”, con CUATRO individuos, uno de ellos alto con pelo cano,  otro de baja estatura de unos cincuenta años, y un tercero que hablaba español correctamente. Fueron vistos por las inmediaciones del chalet, el día de autos.
La hipótesis principal era que la niña había sido secuestrada en un vehículo.  Por lo que los cuatro sospechosos citados parecían estar en la diana de los investigadores.





     

Caso “Benaguasil”. 2ª niña violada y asesinada en la zona.

Apenas había pasado un año del crimen de Verónica -la  hija del Cónsul Belga-, cuando en un pueblo situado a escasos kilómetros de Moncada y Burjassot ocurre otro crimen con muchas similitudes.

Datos de interés a tener en cuenta:

Benaguasil, población distante sólo 20 kms con Campo Olivar-Moncada la población del “Caso Carlier”-.








También  muy cercana a LLiria –sobre esta población y la zona de influencia ya hablamos en otros post, por la altísima presencia de redes de corrupción de menores y altísima demanda de menores detectada-.

Distante también a sólo 10 kms de Bétera. Zona de influencia del Psiquiátrico –varios casos criminales sin esclarecer- y dónde se encuentra el junqueral de Bétera –allí es hallada Cristina LL. P. maniatada con cuerdas idénticas a las encontradas en la Fosa de la Romana-Caso Alcásser-. Una zona por lo tanto especialmente "caliente", prolífica en hallazgos y homicidios.




Fuente: La Vanguardia.




Descripción Víctima: María Jesús. Edad: 8 años. Descrita como una niña tímida e incapaz de trabar relación con desconocidos.

Lugar de desaparición: Benaguasil (Valencia).


Fecha desaparición: sábado 12 de mayo de 1.978. Desaparecida desde las diez de la noche.

Fecha hallazgo: 14-15 mayo de 1978. 03’00 horas de la madrugada. Encontrada por el propio padre de la niña que participaba en las labores de búsqueda.

Lugar del hallazgo: Planta baja de una casa en construcción de la misma localidad de Benaguasil.

Descripción del hallazgo del cadáver: Vestida: NO. El cuerpo de la niña estaba desnuda, sólo tenía los calcetines y las zapatillas. El cuerpo de la pequeña presenta claros signos de violencia.  Se describe un cuerpo muy ensangrentado en la cabeza, espalda y órganos genitales. Sin embargo en el lugar del hallazgo no se observan restos biológicos se cita “no había una gota de sangre” –algo muy similar a la caseta de LLombay/Caso Alcásser-. Lo que nos habla de la presencia de “otro” escenario no identificado. Por  lo tanto “trasladada” de nuevo hasta el escenario final. Un detalle relevante: la ropa de la niña fue encontrada a un kilómetro de distancia del lugar dónde fue hallado el cadáver.
                          

Heridas, golpes y otros. La niña presenta el cuerpo ensangrentado, cabeza, espalda y genitales. Además se cita un dato de mucho interés. La niña murió por asfixia por inmersión –coincidente Caso Macastre Rosario-mancha verde anómala en cuello torax y hombros que denota asfixia por inmersión en medio dulce-. Es decir la niña tuvo que ser sumergida  en algún medio acuático. Acequia, lago, río, bañera, etc. Algo que también nos reconecta a su vez con los casos sin esclarecer de Sumacárcer y sus acequias de los que tanto hemos hablado, y volveremos a aportar algún dato desconocido, en breve.

Indicadores de sadismo: SÍ, se describe violación sádica. Coincidente con el caso de Burjassot. Caso Carlier.

Móvil sexual: SÍ. La niña fue violada y agredida sexualmente de forma sádica.

Indicios de actividad sexual: SÍ, el cuerpo es hallado desnudo y ensangrentado. Presenta además sangre en genitales –idem a lo descrito cuerpo Rosario-Caso Macastre-.

Hipótesis de la investigación: la niña fue trasladada en algún vehículo a “otro lugar” dónde se consumó la agresión sexual y el homicidio. En el lugar dónde apareció además de no existir restos de sangre, los vecinos hubieran advertido ruidos o gritos.

Utilización de vehículo para secuestro: SÍ. Se admite esta posibilidad. Idem Caso Carlier.


Hipótesis: Se baraja por parte de los investigadores que el autor-es de los hechos sean los mismos que en el Caso Carlier. Dado las evidentes similitudes, modus,  escasa distancia entre ambos escenarios y perfil victimológico –niñas de corta edad-.

La dinámica criminal apuntada sería un rapto sorpresivo o relámpago, con violencia, tapando la boca de la pequeña, para que no gritara.

Nos encontraríamos por lo tanto ante posibles agresores “seriales” que actuaban en la misma zona, con un mismo modus, y con un perfil victimológico idéntico: niñas menores, de corta edad.







Resolución final:  No constan detenciones. Caso sin esclarecer.






Sospechosos: la niña iba a hacer la primera comunión en fechas próximas. El padre decía tener sospechas de alguien. Nunca se supo nada más de este caso.




                     






La prensa habla claramente de la existencia de maníacos sádicos sexuales que estarían detrás de estos dos horribles crímenes sexuales. Crímenes que a todas luces parecen estar  “conectados”.











Estaríamos ante una actuación criminal con connotaciones “seriales” posiblemente perpetrada por un grupo de individuos que tras raptar a las niñas, pudieron trasladarlas a otro lugar “intermedio” en un vehículo. Un lugar seguro dónde habrían consumado toda la secuencia criminal: agresión sexual sádica y homicidio de las dos pequeñas. Trasladando posteriormente los cuerpos a zonas muy cercanas a los lugares de desaparición. Esta maniobra, podría denotar una posible finalidad encaminada a sembrar sospechas entre los residentes y también a desviar o distraer la investigación policial.

Dos crímenes “enlazados” que a día de hoy continúan sin esclarecer.


A partir de ese año 1.977, parece que nada será igual. En Valencia se sucederán una cadena de crímenes sexuales a cada cual más truculento. En un continuo “in crecendo” de violencia, crueldad y sadismo.








Un grupo de individuos -hasta cinco hombres- seguía violando y secuestrando en Valencia. Niñas pequeñas, parejas, etc.










¿Pudo haber más casos relacionados? Es una incógnita, pero existen hechos similares sobre los que pende una alargada sombra.

En 1981, sólo tres años después del caso de la pequeña de Benaguasil, se sucede otro suceso muy similar, en la “zona sur” la provincia: Tabernes de Valldigna. Un azud de una acequia de nuevo. Río Vacas en Xeraco. Muerte por inmersión.








Otro niño de corta edad que desaparece de forma repentina e inexplicable en la calle a plena luz del día, como en los casos anteriores. El menor fue finalmente encontrado muerto en una pequeña balsa con agua de una acequia. Un extrañísimo suceso, dado que el cauce de esa acequia iba completamente seco, y el cuerpo apareció en el único punto con agua embalsada, pero además este lugar ya había sido revisado “a fondo” previamente. No ha trascendido el resultado de la autopsia. Desconocemos la etiología de la muerte: accidental o violenta. 


Otras hipótesis o sospechas:

Según algunos testimonios recogidos en otras informaciones, el pequeño fue visto con un hombre. El cadáver fue encontrado “cuatro días después de su desaparición”. Niño vestido con las mismas ropas, rubio y de ojos azules –características físicas idénticas a las de la pequeña Verónica-.



Esta ubicación de Xeraco, el “río vacas”, es el mismo lugar dónde fue apuñalado el sacerdote del obispado de Valencia, que investigaba la actividad de sectas o logias “oscuras” en la comunidad valenciana. Concretamente seguía la pista de un grupo dedicado al  "tráfico sexual de menores ".










Estas investigaciones dónde se entremezclaban sectas oscuras y abusos sexuales a menores, debían ser de un calado suficiente, como para que miembros de los servicios de inteligencia –antiguo CESID- se desplazaran a la zona.










Además el lugar del hallazgo del niño pequeño “rubio y de ojos azules” está a sólo unos catorce kilómetros de Quatretonda.







Un lugar del que ya hablamos en relación al inquietante secuestro de una niña de seis años en “el Saler” el día 28 de febrero de 1.992, -mismo año que desaparecen las tres niñas de Alcásser-.


La pequeña raptada era trasladada en vehículo, en este caso por un delincuente común –sin antecedentes sexuales- a la localidad de Quatretonda, dónde se fue interceptado por la Guardia Civil, consiguiendo liberar a la pequeña en buen estado. Un extrañísimo periplo desde esta población “el Saler” –a sólo nueve kilómetros de Alcásser- hasta la zona sur de la provincia –prolífica en hallazgos de cadáveres- con una niña pequeña secuestrada de forma relámpago y violenta –golpe en la cabeza a la madre-. Además todo ello con una finalidad desconocida.  Siempre nos preguntamos que había detrás de este secuestro de una niña tan pequeña: ¿Encargo?. ¿Tráfico sexual de menores como apuntaban las investigaciones del sacerdote apuñalado?


Nada ha  trascendido. Se desconoce qué intenciones tenían o lo que iban a hacer con la pequeña y para qué la querían.

Viendo los antecedentes de esos años, probablemente de no haber sido por la rápida operación de la Guardia Civil,  la niña hubiera corrido “la misma suerte” que alguna de las anteriores víctimas descritas.


Del “Caso Carlier” y del “Caso Benaguasil” que suponen el origen de esta auténtica lacra –crímenes de menores- en Valencia, nada más se supo.


Nunca se volvió a tener noticias tampoco, del grupo de cuatro individuos sospechosos, que fueron vistos “la tarde de autos”, merodeando la casa de la pequeña Verónica –la hija del cónsul belga-  en la urbanización de Moncada. Cuatro individuos en un vehículo blanco mediano con placas “francesas”.









Fuente: La vanguardia




En el crimen de Alcásser, una testigo declaró y ratificó en el juicio oral haber visto subir a las tres niñas a un vehículo blanco de cuatro puertas, en cuyo interior iban CUATRO individuos.

Además en el cuerpo de una de las niñas fue encontrado un PELO CANO, perteneciente a un sujeto desconocido, que no se correspondía con ninguno de los dos implicados oficialmente en el triple crimen.




"Que las tres chicas que vi subir en el coche con 4 hombres afirmo que son las tres chicas que desaparecieron de Alcacer..."

(Conjunto de declaraciones de la testigo Caso Alcásser Dolores B.S realizadas ante la Policía Judicial, y durante el Juicio Oral). 




De los cuatro individuos avistados en ese vehículo blanco en las inmediaciones de la casa de Verónica, la hija del Cónsul Belga en Burjassot, uno de ellos, a pesar de ser joven por aquel entonces, tenía el pelo blanco.






Fuente: ABC


“…práctica de la pericial consistente en la comparación del ADN. y características microscópicas y peculiares y de queratinas, en su caso, con el pelo hallado por el Dr. Frontela en el cinturón de Desirée Hernández, de unos 4 cms de longitud y cano, durante la autopsia de su cadáver…”

(instrucción Caso Alcásser)

“… tras el análisis de todas las 29 muestras capilares se dedujo que pertenecían a siete personas diferentes, incluido un pelo canoso, perteneciente al "sujeto G", encontrada en la ropa de Desirée y que despistó a los investigadores…”

“Ninguno de esos pelos”, añadía el informe de 209 folios redactado por Frontela, “corresponde a ninguno de los sospechosos (Anglés y Ricart)”…


(Caso “Alcásser”)




“Al menos” dos niñas pequeñas fueron probablemente asesinadas por los mismos monstruos. Los mismos asesinos sádicos que jamás llegaron a ser detenidos. Los mismos despiadados depredadores de menores que muy posiblemente siguieron perpetrando crímenes en la provincia durante años. 








LLamadnos "Quijotes" luchando contra molinos de viento. LLámadnos como gustéis. Ahí seguiremos mientras podamos, buscando infatigablemente un pequeño resquicio por el que colarnos, para gritaros la verdad.  Toda la verdad.



Especialmente dedicado a la memoria de Juan Ignacio Blanco y Francisco Pérez Abellán. Así como a las niñas y niños citados en el post.  D.E.P.












                                                




jueves, 4 de julio de 2019

Juan Ignacio Blanco (25 de marzo de 1956 - 3 de julio de 2019).







Que después de ventisiete años, se continúe hablando del crimen de Alcásser, se debe, en gran medida, a la labor desarrollada por ese “equipo paralelo” que conformó el padre de Mirian, Fernando García junto a Juan Ignacio Blanco y Paco Emilio. Un equipo de investigación que trabajó sin descanso rastreando cualquier pista e información que llegaba a sus manos, en relación al salvaje asesinato de las tres niñas.

Un trabajo extremadamente arriesgado. Peligroso. Porque quien busca la verdad que se esconde, detrás de los turbios asuntos relacionados con los menores, pone en juego su seguridad, su integridad, y también la de los suyos.

En esa compleja búsqueda de la verdad, como en la vida misma, se encadenan errores y aciertos.

Una lucha contra el tiempo, para evitar a toda costa que el caso se enfriara definitivamente. Haciendo lo que hiciera falta hacer. Bordeando la legalidad, porque en este tipo de investigaciones, casi siempre hay que traspasar normas y leyes. ¿El fin justifica los medios? En casos tan estremecedores como fue el salvaje asesinato de estas tres niñas, no nos cabe la menor duda.

El hecho de publicar el sumario, con sus horribles fotos -que no hacen más que mostrarnos la cruda realidad, y la magnitud de la maldad y oscuridad que se cierne sobre este triple crimen-,  fue un punto de inflexión. El país entero se sobrecogió ante los detalles escalofriantes de un crimen que se nos había querido mostrar como un suceso más. Del montón.  Pero a poco que se profundizara en ese sumario “público”, enseguida se podía comprobar que no estábamos ante un crimen cualquiera. Más bien todo lo contrario. Estábamos ante algo de mucha más envergadura.

Secuestrar, torturar y violar sádicamente a tres niñas en un solo acto, de forma grupal, no es “normal”. Pero ejecutar a esas tres niñas -como auténticos sicarios- de un tiro en la nuca a corta distancia, es algo que lo convierte en un suceso criminal claramente “atípico” a nivel policial-judicial en todo el continente Europeo.

Más bien, podríamos afirmar que estamos ante una gran anomalía criminológica, como tantas veces hemos recalcado desde este  humilde blog.  

Cuando todo era “seguidismo” de un relato inverosímil y absurdo de los hechos. Con periodistas que parecían  ovejas mansas que obedecían sin rechistar la vara del pastor -¿dónde estaba y está el espíritu crítico de los periodistas de investigación?,¿ dónde se ha quedado?.

Cuando los medios se dedicaban a buscar altas cuotas de “share” a cuenta de retratar de forma infame el dolor y las emociones de unas familias destrozadas. Esto sí fue una “conspiración” en toda regla. Maquiavélica. Dolor y morbo a cambio de cuotas de audiencia. A cambio de dinero. La prostitución del periodismo de investigación. Basura.

Cuando no había un solo criminólogo, psicólogo, policía o juez discordante. Que se cuestionara absolutamente nada. Porque todo estaba al parecer “clarísimo”.

Entonces aparecieron ellos.


Fernando García, Juan Ignacio Blanco y Francisco Emilio. Respaldados por los demoledores informes de un catedrático forense inconformista, que pecaba según sus colegas, de hacer “unas autopsias muy minuciosas”.


Y ya nada fue igual. Desde aquel mismo día, este país sigue con la “mosca detrás de la oreja”. Intuyendo, que algo sumamente oscuro y podrido está detrás de este macabro crimen.  


Sin la publicación de ese sumario. Sin sus apariciones en los medios de comunicación, tan criticadas y polarizadas.  Sin sus estrategias, acertadas o equivocadas. El Caso Alcásser, hubiera sido  otro caso "Macastre" más. Otro triple crimen sin explicación. Otro “Alcudia de Carlet” con tres muertes de adolescentes en extrañas circunstancias. Tiempo, olvido e impunidad.

O habría sido cualquier otro caso sin resolver, como los que se amontonan desde hace décadas o desaparecen de forma inexplicable de los archivos judiciales de la Comunidad Valenciana.

Casos "desconocidos" para la mayoría de los ciudadanos. Ciudadanos que desconocen por completo la  endiablada “frecuencia criminal” que se daba en esta zona de Valencia.

Lo desconocen porque no se les informa. Y sin información, uno se convierte en una oveja. En una oveja más de un inmenso rebaño manso y dócil.

Busquen, lean, cotejen las hemerotecas. Nosotros lo hemos hecho, por eso estamos aquí, cuatro años después. Porque todavía tenemos cosas que decir, y datos que aportar.

Casos plagados de lagunas, con investigaciones mediocres que obtienen resultados mediocres y en muchas ocasiones con la sombra de “tramas organizadas” planeando sobre ellos. Casos que parecen reconectarse en demasiadas ocasiones, como si fueran eslabones de una misma cadena.


Sin el trabajo de ese equipo “paralelo” nada, absolutamente nada, hubiera trascendido a la opinión pública. 

Quizás fuéramos más inocentes, o más felices, sin conocer los detalles exactos de ese horrible crimen que nos marcó a toda una generación, jóvenes todavía por aquel entonces. Pero sin duda, seríamos bastante más fáciles de doblegar, y mucho menos conscientes de la realidad que nos rodea.


Sirvan estas páginas como homenaje a todo ese equipo paralelo de investigadores, a sus familias, y especialmente en un día tan señalado como hoy, queremos recordar la figura de D. Juan Ignacio Blanco. Todos nuestros respetos y admiración.





"Cada uno de nosotros está destinado a salvar el mundo". 

Confucio.









sábado, 22 de junio de 2019

Homicidios Valencia Sur. Intro.






"El caso Alcásser" que ha sido revisado recientemente por la productora Bambú, en un documental de cinco episodios, para la cadena Netflix, reconstruye con un gran trabajo de documentación y realización, los hechos acontecidos en este truculento triple homicidio, a partir del relato oficial de los hechos –sumario 1/93-.

La primera y positiva consecuencia es que el documental será emitido a nivel mundial, con lo cual la difusión del caso será masiva.

Ojalá que reputados perfiladores internacionales, analistas, forenses y psicólogos criminales pongan por fin, sus ojos en este triple crimen. Sería muy interesante conocer sus conclusiones.

The Chilling True Story Behind Netflix’s ‘The Alcàsser Murders’ (Cosmopolitan)








En este trágico crimen grupal, como todos sabemos existen dos posturas enfrentadas. Por un lado la versión oficiosa de los hechos, y por otro la denominada “teoría de la conspiración”, que defiende el padre de una de las niñas, y un conocido periodista criminólogo que investigó el caso.

Se echa en falta en el citado documental, la falta de profundización en algunas de las muchas incógnitas sin resolver que se observan en el crimen. Por el contrario sí se hace un especial hincapié en desmontar la citada teoría conspirativa, desacreditando la labor de los citados, mediante otros asuntos que parecen discurrir “paralelos” a la citada investigación.

La teoría conspirativa, abarcaría personalidades importantes, que al parecer fueron filmados desfilando delante de los cuerpos de las niñas en un supuesto pacto de estado o chantaje de altos vuelos. Una cinta de vídeo, que según se desprende del documental, pudo  llegar al padre de la niña a través de una persona “arrepentida”  y con el párroco de Alcásser como intermediario entre ambas partes.

La existencia de esta cinta, podría dar un vuelco al triple crimen. Así se desprende de las palabras del afamado periodista criminólogo. Pero de momento esta prueba definitiva no ha sido revelada. Tampoco entregada ninguna copia en un juzgado para su investigación, si bien según estos fue entregada al MM de Interior en su día. En el documental no se verifica la existencia de dicha cinta, ya que el investigador contratado por la familia de la niña,  parece que finalmente no accedió a mostrársela a los productores de la serie documental.













En el blog, hemos podido comprobar como las tesis de D. Fernando García no son tan descabelladas como nos quieren hacer creer. Nos referimos a las primeras hipótesis que manejaban en su investigación. Las que hablaban de una red organizada que secuestraba menores actuando en la comunidad valenciana, para realizar todo tipo de tropelías sádico-sexuales, que incluían asesinatos y filmaciones. La podríamos denominar “la teoría alternativa”.


En nuestra humilde opinión, de existir, se trataría de una red endémica de esta comunidad autónoma.

¿Existen datos objetivos que sostengan esta teoría alternativa?


Lo primero que debemos preguntarnos al analizar este triple crimen, es si “Alcásser” se trata de un caso aislado, o forma parte de una cadena serial de crímenes existentes en la zona durante los años ochenta y noventa.
Esta misma pregunta sin respuesta, es la que nos motivó a crear este Blog, hace ya cuatro años.








Durante la revisión de los distintos casos criminales ocurridos en esta comarca –algo que el documental de "Bambú" omitió o sólo trató durante escasos segundos- hemos podido comprobar la existencia de algunos datos muy llamativos.

Existen una serie de crímenes encadenados en la misma zona o comarca que siguen sin esclarecer, o con sospechosos detenidos, de los que no existe constancia  en las hemerotecas, que hayan sido condenados. Con lo cual se supone que esos casos siguen con autor-es desconocidos y archivados. En otras ocasiones no se llegó a avanzar en la investigación, y no se consiguió imputar a nadie.

La existencia de “al menos”* dos casos grupales con víctimas del mismo espectro de edad -14 a 15 años- dónde se ven inmersas triadas de víctimas adolescentes, es otro dato a tener muy en cuenta. La proximidad de ambos sucesos (Macastre y Alcásser) espacio-tiempo. La existencia de escenarios “finales” muy similares: lugares inhóspitos en zonas montañosas con casetas de aperos o de usos agrícolas dispersas en el medio rural. Dos escenas que se nos muestran con indicios de haber sido “amañadas” o preparadas: colocación de vestigios, colocación cuerpos, etc.
           
*Existe en esta comarca sur, en la zona de Alcudia de Carlet, el que denominamos “Caso Montortal” la misteriosa muerte de tres adolescentes supuestamente arrollados por un tren de vía estrecha, en un tramo recto sin desniveles pronunciados. Y lo más llamativo, sin apercibimiento por parte del maquinista de la presencia de los menores en la vía o sus inmediaciones ni tampoco de su arrollamiento o impacto contra la locomotora. La propia FEVE emitió en su momento un comunicado mostrando su extrañeza por este suceso. En un principio, según las primeras noticias, se barajaron “otro" tipo de posibilidades totalmente distintas. Un caso con muchos enigmas.

Estos dos casos son el paradigma de la criminalidad “atípica” que asoló Valencia durante aquellos años negros, pero existen “otros” asuntos ocurridos en esta comarca que son especialmente truculentos y tenebrosos.

Como todos saben, este blog indaga no sólo en los casos más mediáticos o conocidos. Rebusca en otros asuntos criminales de la comarca para encontrar indicios o rastros de algún tipo de actividad organizada o que presenten rasgos coincidentes con los dos crímenes señalados. Y existen algunos datos preocupantes y que llaman poderosamente la atención al estudiarlos.


Todos estos indicadores son auténticas “banderas rojas”, a tener en cuenta. Suficientes para barajar la posible presencia de algún tipo de actividad serial en la zona.

No sólo nosotros mantenemos esta hipótesis. Los propios investigadores citan en la prensa, esta posibilidad.

De hecho se cita explícitamente la posibilidad de la existencia de un germinal “asesino serial sádico” actuando en la provincia de Valencia a finales de los setenta-ochenta. En aquella ocasión las víctimas eran niñas de corta edad –entre cuatro y ocho años-, el perfil victimológico propio de   pederastas sádicos (Caso Benaguasil y Caso Carlier).

Se habló también por parte de los investigadores de la existencia de “zonas sensibles”, dónde aparecían cadáveres o restos sin explicación aparente –en referencia a Macastre- Algo que hemos podido ratificar y cotejar en nuestra particular radiografía de la criminalidad valenciana –mapas zonales de desaparecidos y hallazgos de cuerpos-, que ya publicamos en un post hace algún tiempo.

El propio Miguel Ricart es interrogado sibilinamente sobre Macastre debido a las características del crimen, y a su cercanía de la caseta de Alborache.

“…Que a Macastre no fui, estoy alucinando.
Que fuimos al cuartel, y ya era de noche, no tanto, lo que si que quería comentarle antes es que dijeron que volverían a ir, allí de noche, a Alborache, yo le estoy hablando de Alborache, yo no he estado jamás en Macastre
... Que me ha dicho usted algo de una caseta en Macastre.
..Que los cuerpos de seguridad del estado, de otro asesinato en Macastre no me acuerdo que me hablaran, es que cuando me ha dicho usted si he estado alguna vez en Macastre…”

(Acta declaración Miguel Ricart)


De  hecho la sospecha de la Guardia Civil llegó a que se compararan pruebas encontradas en otros casos dispersos por la zona, con las muestras halladas en el Caso Alcásser.
Por ejemplo, las cuerdas de polipropileno negras –mismo color y composición- con que maniataron a Cristina Ll. P. cuyo cadáver apareció en Bétera sólo tres días después de finalizar las fiestas de Alcásser, las mismas dónde intentaron agredir o secuestrar a Mirian en el portal de su casa en el año 1992. ¿Desencadenante o antecedente? Sea lo que sea, se trata de un suceso de alto interés criminológico, pues sucede previo y cercano a la desaparición definitiva de la niña y sus dos amigas.





Cuerda común de polipropileno negra similar a las halladas (Google).




La actividad criminal en la zona “no cesa” con la detención
de Miguel Ricart y la desaparición “permanente” de Antonio Anglés.


A nuestro entender, parecen existir claros indicadores de que la actividad era “endémica” de esta zona o al menos contaban con mano de obra “comarcal”. Y esta afirmación la sustentamos en varios aspectos.


Hay factores que son determinantes.

En los distintos crímenes observamos un denominador común: el excelente conocimiento del terreno. También unos escenarios finales eminentemente rurales, asociados a los usos y costumbres propios de la comarca: la "horta sud".







Hablamos de lugares de hallazgos de los cuerpos tales como:  acequias, azudes, casetas de aperos o usos agrarios, cotos de caza, campos de naranjos, pozos y molinos abandonados.



























Abandonados en muchos casos,  pero que su uso por parte de los criminales, denota e implica un conocimiento “exacto” y “profundo” de esta geografía. No lo decimos nosotros, los propios investigadores de la Guardia Civil lo reconocen en las noticias de prensa de la época.

El factor diferenciador de esta zona, el factor “tradición”. La sociología del rural valenciano.

Hay una conexión que sobrevuela estos asuntos, y que de alguna manera nos pone en el contexto de esa valencia rural y tradicional. El microcosmos sociológico de los pueblos valencianos.




Las fallas: La “Mirian” más fallera, fiel devota de esta tradición. Importante también a nivel criminológico: la misma tarde noche en que desaparece junto a sus dos amigas, tenía una cita para probarse un traje de fallera. Aficiones-día de la desaparición. Datos a tener siempre en cuenta.

Otra de las víctimas del triple crimen, Desireé, como pudimos comprobar en el documental, residía justo al lado de un casal fallero.

Las niñas desaparecen según el testimonio de Dolores Badal, exactamente al lado de otro “casal” sito en la localidad de Picassent, dónde son recogidas por un vehículo blanco de cuatro puertas en cuyo interior van cuatro individuos. Un coche que no se corresponde con el opel corsa blanco de dos puertas, al parecer utilizado el día de “autos”.

En la “red yanki” de abuso y producción gráfica con menores,  descubrimos extrañas conexiones con el pueblo de las niñas –dos captadores- e incluso un representante del canto tradicional valenciano –fallas y fiestas- ya fallecido, residente en un pueblo muy cercano,  implicado “de lleno” en esta macabra red.

También conocimos el caso de un hombre del pueblo de las tres niñas relacionado con las empresas de pirotecnias, encontrado muerto en una fosa semidesnudo en el vecino pueblo de Silla. Hallado también “en extrañas circunstancias” según nos describe la prensa.

Además supimos de la existencia de una víctima fallecida de forma violenta, y encontrada cerca de Tous, que presenta un vínculo familiar con las bandas de música. Tradición fuertemente arraigada en los pueblos de esta comarca.
                      


Por otra parte tenemos el factor “religioso y pseudoreligioso” –esoterismo, movimientos sectarios. La zona sur de valencia y el norte de Alicante presentan la mayor densidad de logias y sectas –muchas de ellas especialmente oscuras-. La religión también es un elemento vertebrador de esta sociedad rural, fiel devota de la tradición cristina, si bien convergen otras religiones y credos fuertemente implantados en la zona.

Algo parece “flotar” en el ambiente criminológico de la zona, en relación a todos estos aspectos. Una amalgama de aspectos “tradicionales” que no se sabe porqué están ahí presentes cuando revisas estos casos.

O pudieran ser simples “coincidencias casuales” propias del espacio y el tiempo en el que se desarrollan los hechos criminales.


Lo cierto es que la primera pista ya la tenemos en lo atípico que resultan los hechos ocurridos con las tres niñas de Alcásser. El propio triple crimen nos indica, por sí mismo que nos encontramos ante  una criminalidad completamente “anómala”.



"…Tres niñas desaparecidas y asesinadas es algo que no ocurre habitualmente ni en España ni en casi ningún país occidental…”. 


Ni habitualmente ni en décadas…pero allí sin embargo, sucedió en dos ocasiones y con sólo cuatro años de diferencia. ¿Es esto “normal”?.  No. Esto es absolutamente “anormal”. Y la posibilidad de que se trate de sucesos inconexos, es además muy improbable.

Este inquietante y anómalo contexto criminal, debería bastar para abrirnos los ojos de par en par a “otras” posibilidades fuera del relato oficioso de los hechos. Pero la crónica de sucesos además se empeña en mostrarnos un rosario de casos complejos y enrevesados sin resolver, que no hacen más que apuntalar la que hemos denominado “teoría alternativa”


Tres víctimas que a todas luces, suponen un altísimo riesgo para cualquier tipo de dinámica criminal –algo que es fácilmente comprobable al observar lo sucedido en el suceso del portal con Mirian-  (¿porqué secuestrar entonces a tres víctimas pudiendo secuestrar a una?). Parece hablarnos entonces, de la posible existencia de una demanda de víctimas de forma “grupal” para satisfacer a una comunidad de agresores. Pandilla, manada, grupo. Algo que es común a “otros” casos. De hecho se cita en numerosos artículos de prensa relativos a otros hallazgos de cadáveres en la comarca –la posible existencia de más de un agresor- y es algo que parece ratificado por la presencia de múltiples golpes, agresiones sádico-sexuales de amplio espectro, mutilaciones y todo tipo de tropelías propias de prácticas sadomasoquistas extremas y de las orgías más macabras descritas por D. Fernando García en alguna entrevista.

Múltiples agresiones y lesiones. Torturas,  tiempo, agresores, refugio. Secuencia que  indefectiblemente nos habla de la necesidad de disponer de una logística adecuada a este tipo de agresiones continuadas y prolongadas en el tiempo. Cautiverio-torturas sexuales-ejecución. Auténticos profesionales de la "tortura" según el reputado Catedrático que realizó las segundas autopsias. Lo que nos viene a confirmar que lo que hicieron con las tres niñas, no lo hace "cualquiera". 

Tenemos por lo tanto dos confirmaciones: comunidad de agresores -ratificado con los hallazgos de ADN- y una pericia o experiencia en la realización de las torturas y lesiones. Algo así como decir, que las tres niñas no habrían sido las primeras víctimas-de esta "comunidad de agresores" -lo que ratifica la idea de actividad "serial" en la zona- y que parece corroborarse con el hallazgo de los "huesos de más" no pertenecientes a las crías, encontrados en la fosa de la Romana. Un cementerio de víctimas o una fosa reutilizada.










Los cuerpos son en la mayoría de los casos revisados “trasladados” o “desplazados” desde algún lugar intermedio. Es decir desde algún lugar que no se corresponde con el lugar de desaparición de la víctima-s, ni con el lugar del hallazgo. Nuevamente esta maniobra criminal, nos pone sobre aviso, de la más que posible existencia de un “lugar seguro”, un lugar de anclaje dónde retienen y agreden a las víctimas.  Un lugar desde el que realizan la actividad criminal pero en el que no cazan ni entierran. Una ubicación no detectada. Si algo deja claro la investigación del Caso Alcásser es que seguimos desconociendo el escenario real del triple crimen. El escenario real del abuso, tortura y ejecución de las tres niñas.

Este lugar común, de existir, tiene que estar posiblemente no muy lejos de las zonas citadas. En algún punto intermedio. Los desplazamientos –tanto con las víctimas vivas secuestradas, como de los cadáveres- implican un altísimo riesgo para la dinámica criminal. Este aspecto criminológico viene a reforzar la idea del "endemismo" de la posible  red,  grupo o comunidad de agresores que actuaban en esta zona. O al menos "asentados" en aquella época en esta comarca de la provincia de Valencia.

Lógica. Sentido común. Mapas mentales.




La geografía de los homicidios en Valencia “sur”.

De hecho pudimos comprobar de forma imparcial y objetiva –introduciendo los diferentes sucesos sin clarificar ocurridos en la comarca durante décadas- la existencia de zonas bien delimitadas dónde se llevan a cabo distintas actividades criminales:

-zonas dónde desaparecen las víctimas (zonas de “caza”)
-zonas de abandono de cadáveres  (lugares “cementerio”)

Observando a su vez, extrañas migraciones desde los lugares de origen de las víctimas, pueblos o barrios del extrarradio de la capital valenciana (tres de macastre: -Benicalap, Burjassot, Benimamet-  Caso Leidy V. –zona barrios valencia + seis víctimas originarias de Alcásser) que son desplazadas o trasladadas en dirección al “sur” de la provincia,  dónde finalmente son hallados sus cuerpos.


















  




El móvil sexual


El sexo parece mover la mayoría de estos sucesos que se dan en la zona, pero es una sexualidad enfermiza, con una tendencia homicida.


Estamos hablando de verdaderas anomalías criminológicas, claramente diferenciadoras, que nos hablan de que podría haber “algo distinto” en estos asuntos,  pues la mayoría de las agresiones de tipo sexual, no acaban en homicidio. Pero en numerosos casos de esta comarca, curiosamente sí acaban de forma fatal para la víctima.


Se observan dos tipos de víctimas:

a)Víctimas de alto “riesgo” dónde se entremezclan jóvenes con un perfil que nos habla de prostitución o drogas. 

b) jóvenes y menores completamente normales con una vida neutra, sin aparentes conflictos. Con “un riesgo victimológico” muy bajo.

Quizás sea este último grupo de víctimas otro de los hechos “diferenciadores” de estos casos. La necesidad o querencia de menores “normales”, amateurs, puede obedecer a una demanda por parte de un grupo de depravados a los que ya no les satisfacía agredir, torturar y asesinar a víctimas del primer grupo -prostitutas-. Como en cualquier adicción o vicio, podría existir una especie de “tolerancia adquirida”  a todo tipo de parafilias y desviaciones sexuales que implicaría que los agresores buscaran sensaciones más fuertes, extremas, entre víctimas del segundo grupo –menores comunes sin conexiones con el mundo de las drogas o la prostitución-.

Nos podríamos plantear infinidad de preguntas siguiendo esta línea:

¿Porqué las víctimas eran niñas “normales”, sencillas y no   sofisticadas, provocativas o exhuberantes gogos de cualquier discoteca de la ruta?

Es otra de las “claves” perdidas de este caso, y que también nos pone sobre la pista de una posible proximidad entre víctimas y verdugos. Conocimiento previo.

Salvo que se hubiese producido un suceso aleatorio y macabro, dónde las niñas son escogidas “al azar”.

"…Eran niñas como el resto, pertenecían a familias estructuradas, de clase media, de un pueblo tranquilo. Podían ser nuestras vecinas, hijas, primas... de un entorno que todo el mundo reconocía. Por eso empatizamos tanto con todo aquello… reconoce Mariola Cubels, que entonces cubrió el caso primero para un periódico y luego en televisión…”


Este fue sin duda “el punto de inflexión”. Haber asesinado a tres niñas “normales”. Y toparse con alguien tan inesperado, e imprevisible como Fernando García, dispuesto a remover todas las piedras que hicieran falta y a jugársela para llegar hasta el fondo del asunto.


En el siguiente post estudiaremos los “hechos diferenciadores” presentes en algunos de estos casos de la zona. Analizaremos algunos de estos elementos extraños y anómalos presentes en la dinámica criminal de algunos casos de la comarca.

Como siempre insistimos, quizás en estas anomalías, se encuentren los mejores rastros de esta actividad criminal “distinta” y “peculiar”. La parte psicológica, el comportamiento criminal, el ritual. Son los únicos rastros que sobreviven al inexorable paso de los años.


«Eso no se olvida jamás, ni se pasa. Eso me lo llevo a la tumba. Ojalá Dios quiera que nunca te toque pasar por una cosa así»








Aunque por muchos años que pasen, es imposible borrar el dolor que supone perder a un hijo de una manera tan atroz y cruel. Puede que el paso del tiempo lo atenúe, lo duerma o lo anestesie. Pero el dolor sigue ahí, por siempre. Clavado en las mismísimas entrañas como aquella maldita cruz.



«Mi esperanza es que algún día se sepa toda la verdad»


(Fernando García padre de Mirian)