Translate

lunes, 23 de noviembre de 2020

Las cosas bien hechas.

 


Es una grata sorpresa, poder ver en un programa de televisión en “prime time”, a especialistas de distintas disciplinas de la Criminología, apuntalar con sus intervenciones, las mismas hipótesis de trabajo, y teorías que llevamos cinco años volcando en este humilde blog. En ocasiones incluso con las mismas palabras o terminología.


Oir a un psiquiatra forense, diciendo que los perfiles criminales de los autores de este triple crimen -sádicos mutiladores necrófilos - NO concuerdan con los de los acusados. E incluso escuchar a este experto, incidir todavía más en algo que en el blog llevamos cerca de un año insistiendo como una de las piezas claves de este caso “la mutilación perimortem o todavía en vida” que nos hablaría de un proceso mucho más complejo y una parafernaria que trascendería a la de estos dos pobres diablos. Una “firma” peculiar y distintiva también presente en el caso de la menor hallada mutilada en la tubería de Turís, que nos hablaría de esa actividad “serial” mantenida en el tiempo, con predilección por un mismo grupo de víctimas: adolescentes de edades similares. 

Ustedes saben que estas son nuestras principales hipótesis de trabajo  desde hace tiempo. Ahí están los ciento cuarenta artículos debidamente fechados.


A un criminólogo, que ya publicó su libro -muy recomendable – “Qué pasó en Macastre”, hablar sobre los “otros” casos ocurridos en Levante sin esclarecer. Sobre el epicentro de Catadau, como un enclave “altamente sospechoso”, que reconecta casos. Hablar acerca de “crímenes bizarros”, y de la necesidad de revisión forense por equipos independientes, y con avances en CC Forense, siempre es ilusionante.


Sobre este último particular, la hipotética revisión de este caso que nos ocupa, con tecnología forense avanzada, es algo de lo que les llevo hablando dos años, desde estas mismas páginas virtuales. Snapshot. Una tecnología en la que hemos podido profundizar todavía más, junto a una compañera de universidad, y que en breve expondremos en formato académico. La informática y la inteligencia artificial puestas al servicio de la resolución de casos fríos. Fenotipado de ADN. Un rayo de esperanza en infinidad de casos sin esclarecer dónde existen muestras de ADN dubitadas, que no han podido ser comparadas positivamente en las bases de datos de interés criminalístico existentes (Codis).


Porque no existen muchas más alternativas. Sólo una tecnología novedosa y potentísima, como esta, podría poner un rostro aproximado a las muestras de ADN nuclear dubitadas – esperma y pelos con bulbo - halladas por el profesor Frontela en la moqueta y cuerpos de las crías. En el caso de que todavía existieran, y estuvieran custodiadas en algún laboratorio criminalístico de este país o a disposición judicial para poder realizar nuevas “pericias” forenses. Las muestras que fueron solicitadas al profesor Frontela con extraordinaria urgencia, y de las que a día de hoy no se sabe nada al respecto.


Llevamos cinco años gritando a los cuatro vientos desde estas páginas todas esas mismas teorías y posibilidades. Somos un blog pequeño, sin publicidad, sin ánimo de lucro. Artesanal. Pero con la convicción de que hemos abierto nuevas vías que no habían sido debidamente abordadas, y que estas nuevas hipótesis de trabajo, podrían dar sus frutos si hubiera una verdadera voluntad de resolver estos casos criminales.


Lo bizarro, lo extraño de este crimen….lo hemos recalcado una y otra vez….es sin duda “la mejor de las pistas” para encaminarnos por el mismo sendero, que transitaron en su día, los verdaderos asesinos. Para volver sobre sus pasos. Para entender lo que expresaban en cada una de sus actos criminales -psicología criminal y comportamiento criminal -.
Unos asesinos, inteligentes, capaces de amañar escenas criminales, de dejar pistas y vestigios para señalizar en la dirección equivocada.


De jugar con restos humanos.


Los huesos de las falanges recientemente aparecidos.
Se olvidaron citar al sádico mutilador torturador necrófilo que al parecer, se regodeaba dejando restos humanos “serrados” en calles de Valencia, o en contadores de la luz en urbanizaciones de Macastre.
El mismo que añadía u olvidaba huesos "de más" de otras víctimas también “serrados” en la fosa de las tres niñas. 
Un fetichista que conserva y colecciona trofeos. Que manipula restos a modo de recordatorio. Que revive sus fantasías. Que posiblemente ha salido airoso después de tantos años. Y de vez en cuando tiene la osadía de recordárselo al resto de los mortales.
Sádico- mutilador “en vida”-torturador-necrófilo- fetichista y además 

“serial”. 


Como bien apuntaban en el programa... harían muy bien en cribar la fosa de la Romana…arqueología forense... Incluso mejor todavía, cribar “toda la montaña de la Romana”…
Los asesinos seriales, ocultan a sus víctimas o sus partes, en la misma zona.


Algún día, tendrán que reconocer, que las cosas no se hicieron bien...


Caso Wanikoff.
Ausencia de vestigios biológicos y testimonios vs impresiones subjetivas y relatos sesgados.
Caso Alcásser.


El ADN y el software de identificación forense son los únicos testigos “inesperados” capaces de señalar con su dedo acusador, a los verdaderos culpables.


A Belén. 









domingo, 3 de mayo de 2020

Alcásser ante-mortem: el metapsicótico arrepentido. Macastre es Alcásser. Los cuatro jinetes del apocalipsis.






Dos fotografías. ¿Qué vemos en ellas?









En  la primera foto, vemos a los niños del orfanato-internado de Valhalla, víctimas de una red de abuso de menores en la serie de Netflix “The Valhalla murders-los asesinatos del Valhalla”.

En la otra foto vemos a tres niñas de un pueblo pequeño,  agrícola, dónde todo el mundo se conoce, llamado Alcásser, situado al sur de la ciudad de Valencia. Vemos a tres amigas, que iban al mismo colegio.

¿Qué otras historias nos cuentan esas fotos?

En la serie de Netflix, la foto es clave, para desentrañar una red que servía niños a personajes importantes, para realizar todo tipo de abusos sexuales e incluso acabar con su vida. 

En la foto de Alcásser, vemos a tres niñas, amigas desde la infancia, con un denominador común. El mismo colegio y la misma clase.








¿Por qué es tremendamente interesante esta fotografía?

De estas tres niñas de la foto, dos de ellas fueron asesinadas -junto a otra cría que no sale en esa instantánea-. Y la tercera de la fotografía en  cuestión,  se salvó por los pelos. Ese día, al parecer estaba enferma y no pudo salir con sus otras amigas. Algo providencial, que sin duda le salvo la vida.

De ese colegio,  luego pasarían a otros centros de enseñanza distintos. Pero el vínculo ya estaba formado. Y como nos sucedió a muchos de nosotros, esos amigos de EGB o primaria, se perpetuaron después en el instituto.

Pero a nosotros no nos pasó lo mismo que les pasó a estas niñas. Desgraciadamente a las niñas las asesinaron. Lo hicieron además en “grupo”. Se llevaron por delante a una buena parte de esa pandilla de adolescentes.







Las querían a todas, porque todas  -incluida la niña que se salvó- conformaban esa pequeña pandilla de amigas. ¿Se fijaron en ellas?, ¿en esa pandilla de adolescentes?. Probablemente.

Y querían tantas adolescentes en un solo acto ¿para qué?. ¿Para abusar de ellas dos individuos como nos cuenta la versión oficial de los hechos?

Si lo analizamos bien, es algo bastante improbable. No es lo  usual en las agresiones sexuales. Suele primar la superioridad de agresores sobre víctimas, al menos la igualdad, para consumar la agresión sexual y tener un mayor poder de control e intimidación sobre la víctima. Extrañamente suele suceder al revés -ser menos agresores que agredidas-. El riesgo de que algo les salga mal se multiplicaría y la lógica criminal tampoco apunta a esta forma de  proceder.  

O quizás este abultado número de 3 víctimas + la niña que sobrevive (1)  que el destino quiso que no fuera en esa pandilla, aquella tarde-noche -lo que hubiera conformado un número total de 4 adolescentes- nos hable todavía con mayor fuerza  de la probable existencia de un abultado número de agresores esperando su preciado botín.

¿Para qué querían a tantas menores? ¿Para una orgía o una bacanal de sexo depravado? ¿Para abusar sexualmente de ellas y matarlas?  Es todo extrañísimo. Esto no es para nada normal, ni un hecho criminal “corriente” o usual. Aquí hay demasiadas cosas que no cuadran.  

Que raro es todo, al  hablar de esta parte de la geografía valenciana. Lo que pasa aquí, como hemos podido comprobar, no pasa en otros lugares del país.







A una de las víctimas además, sabemos que la intentaron secuestrar dos meses antes de su definitiva desaparición. Una tentativa frustrada, pero al fin y al cabo una “tentativa” de mucha relevancia criminológica. Porque indicaría que estaban al acecho para actuar sobre esta adolescente concreta, que a su vez formaba parte de esa pandilla y no de otros grupos de adolescentes del pueblo.

Un agresor pertrechado con un pasamontañas,  en pleno verano,  para evitar ser reconocido. Agazapado para asaltarla. Sabiendo o intuyendo que la niña bajaría sóla.  Alguien que debía conocer sus rutinas, o sus horarios. La hora a la que la niña salía de casa.

¿Era el agresor quizás alguien a quien la menor podía conocer?.

¿Por eso se cubría la cara?

¿Es esta la razón final de que las hayan ejecutado? Que podían delatar a los partícipes, o alguno de sus captores, porque...¿quizás los conocían previamente?

La verdad es que es muy aventurado responder algo así, pero este tipo de actos nos transmiten muy a menudo, ese pálpito. Aquí lo hemos contado en más de una ocasión.
Iban a por ella. Con todas las dudas razonables, pero existirían muchas probabilidades de que ella fuera el objetivo y no otra vecina del edificio. Es decir no era un objetivo seleccionado “al azar”. La tenían enfilada y posiblemente controlada.

Allí fallaron. Pero apenas tres días después -como pudimos comprobar sorpresivamente al analizar otro caso y la fecha de comisión del crimen, algo que dimos a conocer en su día en el blog por su evidente interés-  en una población cercana también en los extrarradios de  Valencia, alguien raptó a otra joven, la maniató y la abandonó con varias cuchilladas, degollada en un campo de olivos en la localidad de Bétera.

Es como si el episodio frustrado de Alcásser les hubiera empujado a actuar sólo tres días después en otra zona, más segura para sus intereses–también no muy lejos de la ciudad- sobre otra chica muy joven.

Y además, como sabemos, la maniataron con unas cuerdas negras de polipropileno, demasiado parecidas a las que unos pocos meses después aparecerían en el interior de la fosa de la Romana al levantar la alfombra-moqueta que envolvía los cuerpos de las tres niñas de Alcásser. En esa moqueta a modo de sudario, entre los tres cuerpos que encontraron estaba el de la cría que meses atrás habían intentado secuestrar en el portal de su casa en la localidad de Alcásser. Destrozado y torturado sexualmente. Y también maniatado.

En otro de los cadáveres, perteneciente a otra de la niñas de la pandilla, se encuentran además, tres heridas de arma blanca, descritas como “tres puñaladas en la espalda con  un cuchillo de los denominados lanzadera –como una lanza o con doble filo-.

Es decir maniatada y acuchillada –al igual que la cría de Bétera que recibió seis puñaladas-.

Las cuerdas de la niña de Bétera, eran tan parecidas, aparentemente “idénticas” que la Guardia Civil incluso solicitó un análisis a Toxicología. Misma composición, mismo color, mismo material. Pero no provenían del mismo rollo.


"...La Guardia Civil manejó varias hipótesis pero nunca pudo identificar al asesino de Cristina. Una línea de investigación se centró en la posibilidad de que Antonio Anglés, el asesino de las niñas de Alcàsser, pudiera ser también el autor de este crimen. Una prueba realizada en el Instituto Nacional de Toxicología confirmó que las cuerdas halladas en la fosa donde enterraron los cuerpos de Míriam, Toñi y Desirée eran iguales a las que maniataban a Cristina, pero no fueron «obtenidas de un mismo rollo», según el informe..."



(Diario las Provincias)






Tenemos por lo tanto una menor maniatada con esas cuerdas negras de polipropileno en Bétera, que aparece en un campo de naranjos abandonada, y asesinada.  Y tenemos en el interior de la fosa trozos de cuerda de la misma composición y aspecto, que aparecen allí, pero que no son utilizadas para maniatar a las tres niñas. En esa fosa, además de las citadas cuerdas, aparecen huesos de más –alguno serrado- que no pertenece a las niñas, y se describe una cabellera de más, además de ropas y otros efectos presentes en esta fosa o inmediaciones que tampoco pertenecerían a las tres niñas de Alcásser. 

Sobran demasiadas cosas en ese túmulo. Un auténtico osario o almacén de restos. Restos que probablemente ya estaban allí, en el fondo de aquel frío agujero, antes de que llegaran las tres niñas envueltas en la moqueta, para "reutilizar" el enterramiento. 

¿Pudieron ser utilizadas esas cuerdas negras para maniatar a "otras" víctimas anteriores, cuyos restos -epífisis distal serrada, vértebras-  fueron encontrados junto a las cuerdas negras al realizar el levantamiento y se ubicaban debajo de la moqueta?. 

Esas malditas cuerdas. Es raro, que aunque no sean del mismo rollo, sean curiosamente del mismo color y mismo material. Es decir un mismo uso. Es decir un uso común en ambos casos.

Es como decir, estaban por allí (ligaduras de oportunidad)  y se utilizaron con este fin. O el asesino-s, utilizaban ese  mismo tipo de material en distintos escenarios, porque era parte de su modus operandi. Les funcionaba, y por eso mantuvieron ese mismo método de control, con distintas víctimas a lo largo del tiempo.

En el caso Asunta, operación nenúfar, tampoco hubo manera de demostrar de dónde venían aquellas cuerdas tan similares halladas en la escena del crimen y en la casa de campo de la condenada.








Los especialistas del laboratorio de criminalística, durante el juicio oral, no pudieron demostrar que ambas cuerdas salieran del mismo rollo o bobina. La madre y el padre fueron condenados en base a otras evidencias.


Peritos de Criminalística de la Guardia Civil han declarado este jueves en el juicio por el crimen de Asunta Basterra que no se puede concluir que el origen de las cuerdas anaranjadas halladas junto al cadáver de la niña esté en la bobina que fue localizada en la casa de Teo (A Coruña), donde supuestamente ella murió.
En la segunda jornada del proceso dedicada a las pruebas periciales, estos especialistas han apuntado —por videoconferencia— que, pese a que hay coincidencias en "propiedades físicas y composición química", tal conclusión no puede hacerse con una certeza absoluta. "No hay ninguna forma de establecer un vínculo entre unas cuerdas y otras", han asegurado, "vemos que no se distinguen, pero no tenemos evidencias de que tengan un origen común".

  
En el caso Alcásser, tampoco cuadra mucho, desplazar a las víctimas de Alcásser a un lugar como Tous, para enterrarlas. Podrían haberlas enterrado en cualquier otro lugar más cercano –menos riesgo en el desplazamiento- por ejemplo en un “lugar cementerio” como Picassent, que parece ser propicio a este tipo de acontecimientos -hallazgos en pozos y barrancos-. Pero sin embargo, las tres crías aparecieron allá abajo, al sur del sur de la provincia. Igualito, que la otra joven, también vecina de Alcásser, que comparte apellido –según nos informan, podrían ser familia- con la niña que sufrió esa tentativa de rapto en el portal –Mirian-. Por extrañas curiosidades de la vida, su cadáver aparece también maniatado en esa zona sur, pegadita a Tous, bien cerca de Mirian. ¿Qué extraño verdad?.

Pero estos desplazamientos no cuadran si sólo nos limitamos a ver en modo “automático”. Si lo miramos con otros ojos, todo cambia.







Si pensamos que ese “escenario intermedio” o el lugar dónde fueron realmente asesinadas todas estas jóvenes,  ese lugar indeterminado, pero muy probablemente situado en la zona central de los puntos importantes de todos estos sucesos –Alcásser, Catadau, Tous, Picassent, Macastre, Llanorel, Bétera, Pinedo, etc, entonces todo cobra sentido. Los criminales de este tipo, cazan en un sitio, matan en otro, y se deshacen de sus presas en otro lugar distinto. Tres escenarios. Dos conocidos: desaparición-hallazgo. Uno desconocido: el más importante. El escenario intermedio.

Ese “Carcosa” perdido en medio de las montañas de la zona sur de Valencia. El mismísimo infierno. El templo siniestro dónde los agresores de adolescentes, perpetraban el acto final de su repertorio siniestro.  






Mapa con escenarios finales de "triadas de adolescentes" -de arriba a abajo- Macastre-La Romana-Montortal/Alcudia Carlet. En el otro extremo -en rojo- población de Alcásser.  Hipótesis provisional y aproximada,  a una posible área intermedia en la zona sur de la provincia de Valencia. 



Aquí en esta zona, todo son similitudes, casualidades, coincidencias. Pero al parecer, nadie parece mosquearse lo más mínimo. Ni darle un ápice de importancia absolutamente a nada que vaya más allá de un papel oficial con membrete. 
El caso está juzgado y sentenciado. Pero existen infinidad de lagunas y la posibilidad objetiva de que existan terceros "no identificados a día de hoy" implicados en estos asuntos. Y si el resto de casos están sin esclarecer. Pues no pasa absolutamente nada. Silencio sepulcral. 


Lo cierto es que las jóvenes de ese pequeño pueblo agrícola, desaparecían y aparecían asesinadas con una absoluta impunidad. Y para aquellas, cuando se produce el hallazgo de la otra vecina joven en una acequia –año 1997- y de otras tantas jóvenes muertas en extrañas circunstancias, el único culpable conocido del caso Alcásser, ya estaba entre rejas. Pero las chicas de este pueblo, seguían corriendo la misma suerte, y además todo ocurría con una precisión cuasi matemática. Mismo modus, mismo día de la semana, mismos lugares. Increíble.


-mismo  itinerario o desplazamiento: origen Alcásser destino: zona Tous
-mismo método de control: maniatadas. Ataduras complejas.
-mismo día y franja horaria de desaparición: tarde-noche de un viernes.
-en ambos casos con un posible periodo de cautiverio prolongado desde la desaparición hasta la fecha de su muerte/ posterior hallazgo: una semana vs más de una semana.

A nosotros nos gusta meternos en estos jardines. El de los pequeños detalles. Darle doscientas mil vueltas hasta encontrar una explicación posible y sobre todo coherente.

Pequeños detalles, pero como veremos, muy esclarecedores.

En el post anterior analizamos la actividad postmortem, y vimos que muy pocos son capaces de hacer algo tan aberrante. Sólo unos pocos, y además  profundamente perturbados.

Auténticos “metapsicóticos” como diría Rust Cohle el detective con pálpitos, que encarnó magistralmente Matthew McConaughey en la primera entrega de True Detective. Si le preguntáramos al detective “Cohle”, cual era su opinión sobre estos crímenes que nos ocupan, seguramente nos vendría a decir algo así:

“el agresor se expresa a través del cuerpo de las víctimas, es su lienzo preferido, dónde plasma todas sus fantasías parafílicas. Y además con su actos, nos envía algún tipo de mensaje”.

El asesino tiene como una especie de ritual, y ese ritual no tiene porque ser relacionado con la temática ocultista. Aunque como hemos visto en el blog, en esta zona nada es descartable.







Hay una serie de detalles que siempre hemos puesto sobre la mesa, para ser analizados. Detalles que nos dicen cosas sobre el autor-es de los hechos. Nos ilustran sobre su comportamiento criminal. Detalles a los que muy pocos dan la importancia que se merece. Para ellos, como podemos observar, en este caso todo está probado y sentenciado.

Si visualizamos los crímenes desde nuestra parte más intuitiva, si cerramos los ojos por un momento y nos concentramos en los detalles asombrosos de estos casos, podremos obtener otra serie de percepciones. Al bloquear la visión, el cerebro tiene más libertad para realzar los demás sentidos.

Cerremos entonces, los ojos por un momento, para intentar expandir esa visión que tenemos prefijada o grabada en el subconsciente, acerca de lo que sucedió en el crimen de Alcásser. 

La conducta criminal. Las pistas psicológicas que nos deja el asesino en la escena del crimen y los cuerpos de las víctimas.


Las niñas aparecieron completamente vestidas. O malvestidas, porque faltaban algunas prendas y otras habían sido puestas de forma incorrecta. Debió ser por lo tanto algo precipitado y efectuado por terceros –las evidencias así parecen indicárnoslo-.
Y las vistieron con muchísima probabilidad "post-mortem" (recordemos la actividad necrófila descrita en uno de los cuerpos. Lo que nos dicta la lógica, es que las crías probablemente murieron desnudas, porque está probado que sobre alguna de ellas, realizaron actos necrófilos –es decir introdujeron algún objeto en la vagina postmortem-. Que sepamos los muertos no se visten solos. Por lo que tuvieron que ser vestidas por terceros, una vez estas estaban fallecidas. Todo ello explicaría el enigma del defectuoso proceder al poner las prendas, o anudar las botas. Las cosas tienen una explicación, una lógica, una secuencia, no suceden por suceder o porque lo ponga un puto papel oficial.

Pero claro, todo esto, no cuadra en absoluto, con el relato judicial. El inverosímil peregrinaje de las crías andando maltrechas por aquella empinada vereda, con sus captores. Sumisas y obedientes,  hasta  el mismo boquete de la fosa de la Romana. 

Las tuvieron que matar –en ese lugar intermedio desconocido del que antes  hablamos- mientras estaban siendo torturadas sexualmente. Probablemente desnudas por completo –la falta de calcetines también nos dice que probablemente fueron "desvestidas integramente". Una desnudez “completa” innecesaria para realizar los abusos sexuales. No sabemos a que responde ese proceder, pero lo podemos intuir...

Lo que nos desconcierta es porqué se tomaron las molestias de vestirlas por “completo” después de haberlas  machacado y torturado sexualmente hasta la extenuación.

Esto no es medianamente normal. No es algo usual. Los cuerpos de las víctimas de homicidios sexuales, no suelen aparecer así. Presentan falta total o parcial de ropas.







En el caso Asunta de Santiago de Compostela, la  forense presente en el levantamiento del cuerpo de la joven, también nos ilustra sobre este particular, y como barajando en un primer momento la hipótesis de la agresión sexual, les llama la atención que esté completamente vestida.

"Tratándose de una mujer, niña, adolescente, que desaparece de su casa, que sus padres supuestamente la dejan en casa y que aparece en el monte... Pensamos que alguien la pudo haber raptado, alguien que la mató y que la dejó allí. Era la hipótesis que tenía más fuerza", ha relatado.
Con todo, a continuación ha destacado que, como la ropa interior estaba "bien colocada", algo no habitual en agresiones sexuales, y debido a que no vieron "nada que indicara que hubiera sido agredida", también se vino abajo esta hipótesis.(La Opinión-A Coruña)



El asesino o homicida sexual, como nos ilustran los especialistas, no se para después de asesinar a la víctima a “vestirla de nuevo”, es decir, a dejar más ADN o transferir sus cabellos o restos biológicos en el cuerpo de la víctima. No tiene sentido. Tampoco puede ocultar lo que ha hecho, porque la autopsia va a determinar el abuso sexual, por mucho que le ponga las prendas. La lógica criminal, nos dice que el agresor en una situación así además, no está para perder tiempo realizando una conducta absolutamente innecesaria.

Por lo tanto se requiere “tiempo” suficiente, y un lugar “adecuado”. Pero además este comportamiento es anómalo, y misterioso. Hay que desentrañar, que hay detrás de este proceder.

La pregunta que debemos hacer es la siguiente:

¿Porqué vistieron (post-mortem) a las niñas de Alcásser -como todos los indicios parece apuntar-?

Ese acto de vestir a las víctimas, ya lo dijimos en su día, es difícil de localizar en los manuales, o tratados sobre criminalidad.

El Dr. Frontela, nos había ilustrado con anterioridad, sobre este respecto.   Con su acostumbrada maestría, al hablarnos sobre este “pequeño gran detalle”, pero referido a otro homicidio de una joven con agresión sexual incluida –tratado hace tiempo en el blog- en el cual, también participó como perito durante el proceso judicial.

“…Frontela fue uno de los últimos testigos de la vista oral que se ha celebrado en la Audiencia de Tarragona sobre el crimen de María del Carmen C.l -cometido hace 18 años-... El catedrático aseguró que las manchas de sangre presentes en el cuerpo de la joven indicaban que éste no había sido movido, por lo que la muerte de María del Carmen C. se produjo en el castillo de Ulldecona, donde se encontró su cadáver. Frontela explicó que, a su juicio, el agresor de la joven actuó solo y era conocido de la víctima -"por eso la había vuelto a vestir", dijo. (Diario “El País”)


Recientemente he podido cotejar la explicación a esta misma conducta entre un excelente manual sobre comportamiento criminal (“Comportamiento criminal-una perspectiva psicológica” Curt R. Bartol y Anne M. Bartol, editorial Pearson Hispanoamérica) que por fin ha sido traducido a nuestro idioma, de ese inglés extremadamente técnico, propio de estos textos científicos. Si bien en una edición orientada al mundo Hispano-México.

Este estudio psicológico de la criminalidad, nos va a ayudar a entender mejor,  dos comportamientos extremadamente curiosos y extraños, presentes en los dos casos grupales de adolescentes ocurridos en Valencia. Casos que se cuentan entre los más desconcertantes e inquietantes del país. El Caso Alcásser y el Caso Macastre.







Por un lado tenemos y subrayamos el hecho de “vestir” a las víctimas, como hemos visto “un hecho completamente anómalo” que se da, en el triple crimen de las niñas de Alcásser.

Por otro lado también hemos subrayado el hecho de “colocar” el cadáver, sobre la cama colocando la cabeza sobre la almohada. Algo idénticamente descrito en el hallazgo del cuerpo de Rosario en la caseta de Fuente Cuerna, en el triple crimen de Macastre. Colocación que otros investigadores que han profundizado y accedido al sumario del Caso Macastre, también consideran, al igual que nosotros, “artificiosa”.

Pero además de esa colocación por “undoing” –deshacer la escena del crimen- en el caso Macastre  se nos describe también “el acto de vestir” a la joven ya fallecida. Concretamente en el caso de Rosario, la cual probablemente fallece durante el transcurso de un encuentro sexual con desconocidos en la citada caseta. Fallecimiento que se sucede en circunstancias indeterminadas, nunca aclaradas debidamente por las muy deficientes autopsias realizadas-.

Por lo tanto, según los investigadores citados, después del encuentro sexual de esos desconocidos con la menor, y una vez muerta la joven del caso Macastre, proceden a vestirla de nuevo –esto podría explicar que la cremallera del pantalón estuviera abierta y el pantalón no abotonado-. Y luego la colocan en una posición natural sobre la cama.


“…volviendo a la secuencia de los hechos, está claro que visten a Rosario –ya muerta-, e intentan colocarla en una posición lo más natural posible, aparentando ausencia de signos de violencia, a fin de que parezca una muerte lo más natural posible…”

¿Qué pasó en Macastre? Editorial Círculo Rojo. F.Ríos y A. Vanacloig.



Es decir estas conductas descritas, tienen una componenda común. Según nos describe la obra de investigación del comportamiento criminal aludida, el autor-es de estos hechos, realiza este tipo de acciones –y aquí está lo curioso porque lo llevan a cabo en ambos casos-  porque “se sienten especialmente turbados ante la muerte de la víctima”

¿Cuál es la razón de esa perturbación?

El criminal tiene algún tipo de relación con la víctima o una “asociación cercana con esta última”. Esa cercanía y proximidad, le llevan a deshacer la escena del crimen, una conducta de remordimiento ante el resultado de sus actos -posiblemente impulsivos e incontrolables-.

Parece por lo tanto, que conoce a las víctimas, en ambos casos grupales. De ese comportamiento criminal se deduce que tenía algún tipo de relación o cercanía con ellas. Y este comportamiento se sucede en ambos casos.  Tanto en el triple crimen de Alcásser como en el Caso Macastre.

Realmente llamativo, y también preocupante. ¿Porqué?

Porque se trata de dos crímenes con una tipología muy parecida: las víctimas son tríadas de adolescentes de las mismas edades, es decir misma victimología, y los escenarios finales, son lugares rurales inhóspitos dónde además existe la presencia de casetas rurales o de labranza. Por si fuera poco estos dos escenarios finales –La Romana y Fuente Cuerna- además se encuentran a escasa distancia uno de otro, en la misma cadena montañosa de la zona sur de la provincia. Para llegar a cualquiera de los dos enclaves inhóspitos, se necesita un muy buen conocimiento del terreno y de la zona. Las víctimas de ambos grupos también son vistas en lugares de ocio o su itinerario último descrito las sitúa en tránsito o en estos lugares –discotecas-, y por alguna razón desconocida, los dos casos parecen interseccionar en la localidad de Catadau, como hemos visto en artículos anteriores –bar dónde ven a las dos chicas de Macastre con un individuo mayor, y a su vez el mismísimo bar a dónde iban los dos autores oficiales del crimen de Alcásser-. Además es precisamente desde esta localidad de Catadau, desde dónde se accede mejor al lugar de la Romana. Por su accesibilidad y proximidad con la fosa –aunque esta pertenezca a otro ayuntamiento-.

Tenemos por lo tanto una auténtica concatenación de casualidades, y además dos “comportamientos criminales” similares, que indican conocimiento de las víctimas en ambos casos grupales. Actos, que incluso podrían formar parte de esa “firma”, o huella psicológica. Actos a todas luces innecesarios, para la consumación del delito.


Llegados a este punto, nos preguntamos:

¿Es posible que existiera algún tipo de conocimiento previo entre los dos grupos de víctimas y los agresores, o al menos alguno de esos agresores –que es el que realiza esas conductas “undoing”?

¿Podrían haber estado implicados los mismos autores materiales en ambos casos o se trata de algo casual que esta conducta de remordimiento “undoing” esté presente en ambos crímenes grupales?

Los investigadores, tantean al acusado del crimen de Alcásser, sobre el asunto de los críos de Macastre. También sobre el caso de Bétera. Por algo será.

En Macastre, según los citados investigadores, todo pudo discurrir en “un contexto de drogas y sexo con menores”. En Alcásser, es más que evidente la existencia de esta misma motivación, por la intensísima actividad sexual –altamente perversa- descrita con las tres niñas. Esto son datos objetivos, las autopsias están ahí, y nos dan claras muestras de esa motivación sexual.








¿Qué nexo podría haber entre víctimas y autores de estos hechos?

Por su edad, por el entorno, por su círculo de amistades, por sus aficiones, etc, etc. La verdad, lo desconocemos. Pero las evidencias psicológicas, nos indican  que podría haber algo que conecte esos dos casos, aunque hasta el momento no haya sido descubierto.

Por lo tanto, no se puede descartar, que en ambos casos pudiera tratarse del mismo grupo de agresores. Y existen poderosas razones para pensar así. O al menos, el mismo grupo, actuando sobre adolescentes de esta misma zona.

La adolescente hallada en el interior de la acequia canalizada de Turís, presenta amputaciones “perimortem” –hay todavía algo de reacción vital a las heridas, es decir se realizan todavía en vida, pero en un momento muy próximo al óbito-. También se habla en la obra de los citados investigadores de una posible mutilación o extracción de índole sexual. Según los autores esta joven podría corresponderse con la tercera víctima de Macastre. Nosotros, en cambio no lo tenemos tan claro, por la falta de identificación de la víctima, por parte de los familiares, y la no concordancia de ropas y la falta de una cicatriz característica en este cadáver irreconocible.

Sea como sea, estas heridas “firma” tan características también se describen en el caso Alcásser – mutilaciones perimortem y mutilaciones sexuales-. Es como un documento firmado por la misma persona. La firma puede variar, pero en este caso, se mantiene intacta. Especialmente características son esas mutilaciones perimortem –tremendamente sádicas- porque la víctima todavía está en vida. La víctima está casi muerta, pero al agresor parece no importarle, sigue con su macabro repertorio de torturas y mutilaciones. Lo que nos describe el propósito del autor de estos hechos, hacer sufrir a la víctima y recrearse en ese sufrimiento. Todo ello aderezado con una parafernalia sexual propia del sadomasoquismo más bizarro. Horrible. Alguien profundamente bregado en estos asuntos y manifiestamente trastornado.







Por esta regla de tres, si la cría de la acequia de Turís forma parte del grupo de los Tres de Macastre, entonces estaríamos hablando de que Macastre es Alcásser.O lo que es lo mismo que al menos uno de los autores de estuvo presente en el crimen de esa joven mutilada de la acequia, actuó años después en el triple crimen de las niñas de Alcásser.

Si además el autor de esas mutilaciones horribles perimortem –de la cría hallada en la acequia de Turís- obtiene trofeos y alguno de ellos –un pie amputado por la pantorrilla- lo deposita en la mismísima calle Alcácer, entonces el círculo parece completarse. Un círculo perfecto. Por mucho que nos quieran decir que este tipo de cosas son “casualidades”. Hay más datos y evidencias que nos indican que no es así.

Si tenemos en cuenta que además, algunos de esos trofeos que obtiene de las adolescentes –extremidades- no las deja en ningún lado, y las “guarda” para posiblemente recrearse o revivir sus fantasías macabras, pues entonces, todavía apuntalamos más esta hipótesis de la misma autoría. (Tanto en el caso de la joven de la acequia de Turís como en las niñas de Alcásser faltan un total de TRES manos, que a día de hoy no hay constancia de que hayan aparecido).


Por lo tanto tenemos claro que los autores actúan en distintos lugares de esta geografía pero con un modus y una firma demasiado parecidas. Lo cual nos apuntala esa hipótesis que mantenemos desde el blog de una actuación serial, con una misma autoría, y con una victimología también similar –mujeres muy jóvenes, mayoritariamente de pelo castaño o morenas*-.

*en base a algunas fotografías de las víctimas que hemos podido llegar a visualizar.







Alguien profundamente trastornado, al que hemos denominado “metapsicótico” –porque va más allá de lo usual- con las parafilias más extremas, perturbadoras y oscuras: necrofilia, mutilaciones sexuales, sexo sadomasoquista con menores, y que además podría tener algún tipo de relación por motivos de su cargo, ocupación, etc, o un conocimiento previo sobre alguna de las víctimas. Actúa impulsivamente y sin ningún control, sobre las jóvenes pero luego se arrepiente, e intenta deshacer la acción criminal.

Intentaremos seguir aportando datos, sobre el comportamiento criminal, y todo aquello que observamos sobre el terreno, al analizar estos casos.







“Los asesinatos de Valhalla-Valhalla murders” Nordic noir Islandés, dónde la trama es de lo más interesante y sugestiva.

Una red de importantes personajes de la sociedad abusa sexualmente –llegando al asesinato- de un grupo de menores internos en un orfanato sito en un lugar inhóspito.  Menores que les son servidos en bandeja,  a los ilustres depravados,  por los encargados de un orfanato situado en medio de la nada. Una historia de complicidades dónde las autoridades, también están enfangadas, al ocultar y dificultar la investigación de los hechos.

Una de las teorías alternativas del Crimen de Alcásser, gira precisamente sobre este mismo argumento. Personajes importantes que abusan de menores en macabras orgías de tortura sexual, que se acaban cobrando la vida de estas jóvenes.

¿Pero tenemos base real para pensar que pudo existir algo así?

En Valencia, tenemos constancia de la existencia “real” de una serie de asuntos demasiado turbios:

-Personajes de la sociedad valenciana, implicados en agendas o como clientes de redes de menores.

-Chantaje o extorsión a miembros de la administración mediante el uso de encuentros sexuales con menores.

-Grabación de pornografía amateur con menores valencianos a gran escala durante décadas, en lugares cercanos a Alcásser.

-Crímenes sin esclarecer dónde las víctimas son menores. En muchos casos además está presente la motivación sexual.

-Crímenes grupales dónde las víctimas son triadas de menores, lo que podría implicar la existencia de una necesidad de varias víctimas en un solo acto, para satisfacer a un grupo de agresores indeterminado. Pero que se presume “amplio”.

-Tenemos también, la existencia de muchos indicios “objetivos” sobre el desplazamiento de los cuerpos de las víctimas desde algún lugar indeterminado, hasta su lugar de hallazgo. Es decir las víctimas no son asesinadas en el lugar dónde aparecen, sino en un punto intermedio, posiblemente ubicado entre los lugares de desaparición y el lugar dónde son hallados. Un lugar, desconocido a día de hoy.

-Una serie –importante- de casos criminales que comparten una victimología similar, y que además presentan otro indicador común: no han sido resueltos, o no existen sentencias condenatorias contra alguno de los sospechosos detenidos durante la investigación policial.

-La existencia de aspectos criminológicos o indicios psicológicos que podrían apuntar a la  existencia de una actividad “serial” en la zona sur de la provincia de Valencia. El conocimiento previo de las víctimas en algunos casos.  

Pero es que además en esta zona concreta del país, parece que todo va mucho más allá de la trama más dura o inquietante de cualquiera de las series de las grandes productoras norteamericanas: Netflix, HBO.

Tenemos un amplio abanico de heridas, patrones de comportamiento e indicadores de que estamos ante alguien profundamente perturbado. Extremadamente peligroso. Con alta probabilidad de reincidencia: 

-mutilaciones y obtención de trofeos.
-Mensajes en los cuerpos y en las calle de la ciudad.
-agresiones sexuales con introducción de objetos, sodomía y necrofilia con menores.
-amputaciones de índole sexual. Amputaciones que no responden a dificultar la identificación. Amputaciones sádicas.
-sadismo extremo, agresión con violencia desmedida  y tortura prolongada en el tiempo
-cautiverio de las víctimas durante un tiempo indeterminado –entre el momento de su rapto-desaparición y el momento del hallazgo de sus cuerpos-.
-ataduras complejas que podrían apuntar más hacia el bondage/dominación que a un simple “método de control” de la víctima.
-posibles prácticas sadomasoquistas extremas
-ejecución fría y profesional de las víctimas.
-experiencia criminal
-amplio conocimiento del terreno. Medios y logística necesaria en la zona intermedia dónde suceden estos hechos. 


Pero no sólo tenemos estos datos. Tenemos la evidencia de que la actividad serial en toda esta zona, se pudo haber iniciado muy probablemente a principios de los años ochenta en la zona norte de la capital. Actividad que se perpetuó durante muchos años posiblemente trasladándose hacia la zona sur de la provincia. Con una hipotética evolución, en cuanto a la tipología de la víctima (niñas más pequeñas- adolescentes - mujeres jóvenes). Algo que a veces sucede con este tipo de criminales. No es para nada descartable.

Incluso tenemos la constancia de la existencia de una serie de personajes altamente sospechosos, que muy probablemente se dedicaron a actuar sobre el terreno. Unos sospechosos demasiado parecidos,  a pesar del transcurso de los años. 

Siempre con un denominador común. Su presencia se constata antes de consumarse la tragedia. Una tragedia que no es otra que el secuestro, abuso sexual y asesinato de menores. Como auténticos cuervos negros. Los cazadores siempre ojean a las presas antes de cazarlas.


Ese grupo de personajes, al que nos referimos estaría compuesto por CUATRO sospechosos. Nos los encontramos en una zona cercana a Bétera, -pero muchos años antes del caso de Cristina- concretamente en el Caso Carlier y nos volvemos a topar con ellos quince años después en el Crimen de las tres niñas.

Caso Carlier:


Verónica Carlier había desaparecido del jardín de su casa el pasado lunes, hacia las 7.30 de la tarde, en un momento en que su madre entró en la vivienda. En un principio se pensó que los responsables de la desaparición de la niña pudieran ser cuatro individuos que fueron vistos en las inmediaciones del chalet de los Carlier en un Simca 1.200 con matrícula francesa.(El país)





Cuatro sospechosos. Los cuatro jinetes del apocalipsis.

Caso Alcásser:


"...que pudo observar en ese momento que en el interior del mismo iban cuatro personas (hombres), y que su sorpresa fue que al ser un vehículo tan pequeño, pudieran ir siete personas, al subir en el mismo las tres niñas, que pudo apreciar que la última en subir era la que vestía de negro.-El tiempo que permanecieron las niñas en el citado lugar, calcula que sería de cuatro a cinco minutos.–Que posteriormente a todo lo relatado, el vehículo continuó la marcha en dirección hacia Venta Cabrera, y que su inicio fue normal, arrancando a velocidad moderada..." (Declaraciones testigo Dolores.B Caso Alcásser)     FOLIOS 658-659 311ª COMANDANCIA DE LA GUARDIA CIVIL 6ª COMPAÑÍA – EQUIPO DE POLICÍA JUDICIAL

De todos estos datos obtenidos por la manifestante Sra. DOLORES, se ha comprobado de la siguiente forma:-Se ha colocado un vehículo en la posición en que la señora dice que lo vio, cuando recogieron a las niñas, subiendo dos componentes de la Guardia Civil en primer lugar en los asientos delanteros (Conductor y Ocupante), y acto seguido en los asientos traseros, siendo observados desde la ventana y en la posición en que se encontraba la señora, por un componente del Equipo de Policía Judicial, apreciando perfectamente el cuerpo del conductor, ocupantes delantero y trasero derechos y observando la parte del cuerpo del ocupante posterior izquierdo desde su cintura a rodillas y manos.
-En base a los datos aportados y pruebas realizadas, se cree que la manifestante pudo apreciar perfectamente que el vehículo iba ocupado por cuatro individuos.






Otro de los forenses, el controvertido Luis Frontela, autor de la segunda autopsia, ha contabilizado pelos de cuatro personas distintas en la ropa interior de las niñas. Uno de ellos -"el del sujeto G", según Frontela- es "una cana de la cabeza, hallada en la ropa -cinturón- de Desirée". (Diario El País)

Cuatro sospechososuno de ellos con el pelo blanco, que parecen perpetuarse en esta cronología criminal de la provincia de Valencia. Cuatro sospechosos que no fue posible identificar, en estos dos casos citados: Caso Carlier y Caso Alcásser-.

Vehículo al que las niñas suben -porque los conocen-, que además arranca a velocidad "moderada" -porque no se trata de un secuestro relámpago, violento o sorpresivo - y en dirección al mismísimo epicentro de  la zona intermedia (Venta Cabrera-Montserrat). 

Las niñas suben tranquilamente a ese coche que se va de la zona sin prisas, porque conocen a los cuatro individuos. Y los agresores una vez han asesinado a las víctimas, las vuelven a vestir, porque -según los manuales de psicología criminal- tienen también una asociación cercana con esas víctimas. 

El círculo además de perfecto, se empieza a rellenar de contenido. 

Volvamos a esas tres niñas de la pandilla caída en desgracia, de la foto con la que iniciamos el post. Una de ellas se salva, pero otra ocupa su lugar. Pero la pandilla de aquella tarde noche del 13 de noviembre de 1.992, originalmente tendría que haber estado compuesta por cuatro niñas. Sólo la suerte descartó a una de las cuatro niñas , en el último instante, como víctima mortal. Sino fuera así, muy probablemente estaríamos hablando del cuádruple crimen de Alcásser.


Cuatro niñas. Cuatro sospechosos


Esa podría ser la composición de esa fotografía imaginaria que jamás llegó a ser tomada. O quizás sí, pero esa foto o material videográfico, seguro que está a buen recaudo. 

La foto definitiva, dónde probablemente podríamos ver a algunos de los autores de la masacre "serial" de crías ocurrida en Valencia durante los años ochenta y noventa.

Los viernes fatídicos. El día de la semana predilecto para secuestrar menores en valencia en aquellas épocas: Viernes 13 de noviembre de 1.992, las tres niñas desaparecen de Alcásser. El viernes también desaparece la otra muchacha de Alcásser, que comparte apellido con Mirian cuyo cuerpo aparece también en una ubicación demasiado cercana a La Romana. Y el viernes 28 de agosto de 1992, Cristina que se dirigía a pasar el fin de semana con su familia, posiblemente es raptada, y su cadáver, es abandonado por personas nunca identificadas, en un campo de Bétera, maniatada con esas cuerdas negras tan características. 

Nuestro objetivo es continuar avanzando, y trabajando sobre estas conclusiones. Un abordaje del caso, desde otros enfoques distintos y reinterpretando las evidencias tanto físicas como psicológicas presentes en estos crímenes.

Hemos trabajado duro durante estos últimos años. Analizando un montón de casos en esta zona. Miles de datos e informaciones estudiados "a fondo", para llegar a una serie de conclusiones que exponemos aquí –sin ningún afán de lucro ni tampoco de notoriedad- para su consulta por nuestros lectores y por otros investigadores.

Seguiremos nuestro camino.  Un camino que no ha sido recorrido. Os invitamos a todos-as a seguirnos en este viaje.


Nuestro  propósito final es ayudar a que estos casos sean revisados. 

Por la memoria de las víctimas y por sus familias.



Nothing is ever over

"Nada ha terminado"