Después de 18 años ha sido detenido en Francia, el presunto asesino de la joven Eva Blanco de 16 años de edad, asesinada en Algete-Madrid, la madrugada del 20 de abril de 1997.
Una fuerte polémica acompañó a la toma de muestras "masiva" desde el primer momento.
En aquel año, el alcalde de Algete, Jesús H., dictó un bando a
propuesta de la Comisión Eva Blanco en el que pedía a los varones mayores de 16
años de la localidad que se sometieran voluntariamente al prueba del ADN para
comprobar si el código genético de alguno de ellos coincidía con el del asesino
de la joven. Más de 2.000 vecinos dieron su autorización para intentar esclarecer
los hechos.
El alcalde, los ediles de la corporación, los miembros de la Policía
Local y amigos de la familia fueron los primeros en rellenar el documento para
animar a los algeteños a colaborar en esta iniciativa sin precedentes en
España. Sin embargo, la titular del Juzgado de Torrejón de Ardoz no dio
su permiso y el juez de la Audiencia Provincial de Madrid, Arturo B.,
dijo entonces que «hacer estas pruebas era una chorrada demagógica». «Ahora
pido disculpas públicas a la familia de Eva Blanco, y lamento lo que dije
porque no se deben herir los sentimientos de nadie», expresó poco después el
juez Beltrán.
El magistrado explicó a Efe que estaba «en contra de que se realicen
pruebas de ADN de carácter general, porque, además de inservibles, nuestro
sistema de convivencia se basa en la presunción de inocencia y no en la
necesidad de demostrarla
Diario el Mundo 2 de octubre de 2015.
La prensa de la época describía las dificultades a las que
se enfrentaron los investigadores y la familia de la niña, para poder realizar
esa toma de muestras “masiva”, que al final parece haber dado unos resultados muy positivos.
Olga, la madre de Eva, nunca dejó de darle vueltas a esas noticias,
origen de la siguiente ecuación: si parece claro que fue un vecino, varón y
mayor de edad, ¿por qué no hacer la prueba del ADN a todo el que responda a ese
perfil?
La pregunta no tenía respuesta, Olga se desesperaba. Más aún el día que
la juez cerró el caso por falta de pistas. Hace un mes Manuel, el padre de Eva,
decidió plantarse. Apoyado por el alcalde, distribuyó por su pueblo unas
papeletas blancas con letras azules. La invitación para que los vecinos se
ofrecieran, de forma voluntaria y secreta, a hacerse la prueba. Un intento
desesperado por levantar un cerco genético alrededor del asesino. Los jueces
rechazaron rápidamente la iniciativa por ilegal. Un no rotundo acompañado
de razones que fueron a clavarse en el ya antiguo dolor de la familia. "Es
inútil, ineficaz e inviable", según las principales asociaciones
profesionales de jueces. Un magistrado de la Audiencia Provincial de
Madrid, Arturo B, fue más allá. Dijo que la acción del alcalde socialista,
que asumió la representación de sus vecinos, era una "chorrada demagógica,
propia de una sociedad primitiva; una perfecta simpleza".
Olga le respondió el jueves desde su tristeza con una pregunta:
"¿El juez tendrá hijas?". Y luego contó su calvario desde que Eva
apareció muerta, ultrajada: "Miro a los hombres al fondo de los ojos y
trato de descubrir su culpa. No puedo sonreír a un desconocido sin pensar que
puede ser el asesino de Eva. Mis otras dos hijas me preguntan a veces: ¿Mamá,
nos puede pasar también a nosotras? Es muy difícil no transmitirles el odio que
va creciendo en mí". El padre de Eva depositó el viernes en el juzgado
unas urnas selladas con 2.013 papeletas en su interior, la de los vecinos de
Algete y otros pueblos cercanos que están dispuestos a prestarle su ADN a la
justicia, a reabrir el caso. Otros, los que por una u otra razón no quieren
hacerse la prueba pero tampoco son los asesinos de Eva, se sienten vigilados,
señalados por la sospecha. "No se puede criminalizar a un pueblo",
dice José Antonio M. P. magistrado de la Sala Segunda de lo Penal del
Tribunal Supremo, y añade: "Va en contra de la seguridad individual
establecer una sospecha generalizada". El juez teme que la negativa de
alguien a hacerse la prueba se convierta automáticamente en un indicio de
criminalidad. Que Algete sea una especie de Fuenteovejuna al revés: todos a una
para demostrar que los sospechosos son los demás.
El país 14 de noviembre de 1.999
En 2013 llegó al juzgado de Torrejón una nueva
magistrada que dio un impulso a la investigación y permitió a la Guardia Civil
realizar pruebas de ADN aleatorias. Dos años después el criminal ha sido cazado
y se cierra una de las investigaciones más largas y complicadas para la Guardia
Civil.
Diario el Mundo 2 de octubre de 2015.
Hoy más que nunca, y a toro pasado, artículos como este -del año 2013- tienen un valor incalculable, y vienen a refrendar el dicho de que "hay hombres buenos que luchan un día, hay otros que luchan un año y son mejores, pero los hay que luchan toda la vida... esos son los imprescindibles". Sólo con trabajo, constancia, y más trabajo, se consiguen resultados.
Sea cómo sea, hoy es un buen día. Esa constancia, el superar obstáculos, y
la búsqueda incansable de la verdad, por parte del equipo de investigación de la Guardia Civil que llevó este caso, han sido determinantes para llegar hasta el final. Ojalá la familia de Eva pueda descansar por fin, después de esta larga
pesadilla.
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