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jueves, 10 de septiembre de 2015

1992/Crímenes sin esclarecer. Irregularidades. Las extrañas casualidades. (II)
























Año 1992. Un campo de olivos situado en las afueras de Jaén, en medio de los árboles un coche parado. El pastor que realizó el hallazgo no daba crédito a lo que veían sus ojos. Al observar el interior del vehículo comprobó que  yacía con la cabeza destrozada un joven. Se trataba de Oscar de 21 años de edad. Inexplicablemente, hasta el día siguiente no fue hallado el cuerpo de su pareja. La joven había sido salvajemente violada. Ana María T. había sido  ejecutada de un tiro en la nuca, disparo realizado mientras la joven estaba de rodillas. La joven apareció VESTIDA a pesar de haber sido violada por varios hombres. El cuerpo del joven por contra, estaba completamente desnudo.

El crimen conmocionó a todo Jaén. Se le llamó el "crimen de los novios". Presumiblemente llevaban muertos entre uno y dos días cuándo fueron hallados. Es decir, el crimen se cometió un 7 de junio de 1992, domingo.






La investigación: un auténtico despropósito.

-El hecho de que la policía no encontrara el cuerpo de Ana María hasta el día siguiente del hallazgo del cuerpo del joven en el coche, y teniendo en cuenta que ambos se encontraban a tan sólo 200 metros de distancia (muy similar a lo ocurrido en el caso Macastre), es un ejemplo de la cantidad de irregularidades que sembraron la investigación policial y judicial de este caso. La pregunta que sobrevuela en el aire, es porqué esperaron hasta el día siguiente para continuar con la búsqueda cuándo había una chica joven desaparecida, y cuya vida corría evidente peligro, después de comprobar la suerte que había corrido su pareja.

-La inspección ocular fue un auténtico "desastre":
El reportaje fotográfico. Cuándo el Magistrado solicitó a la policía que le entregase las copias efectuadas en la escena del crimen, estos responden que la cámara que llevaban no tenía carrete, y por lo tanto no disponían de ninguna imagen.

En el lugar del crimen, concretamente en el coche al parecer fueron tomadas huellas, pero estas huellas fueron obtenidas sólo "parcialmente", con lo cual su valor identificativo es nulo, ya que existe un alto porcentaje de probabilidades de equivocarse de persona.

Al parecer el forense extrajo muestras con sangre y semen que enviaron a un laboratorio de Sevilla y Granada, según algunas fuentes, sin fijaciones tisulares -conservantes-. Dichas muestras de ADN tardaron inexplicablemente 12 días y 15 días respectivamente en llegar a su destino.  Tan sólo fue posible determinar pequeños trozos genéticos. El forense por contra afirmó que las muestras llegaron degradadas porque los cuerpos fueron encontrados un día después de su muerte, y la autopsia fue realizada dos días después, lo que habría motivado la "putrefacción natural" de algunas muestras.
El caso es que por mala praxis, causas naturales, o por la tardanza en llegar a su destino, cuándo las muestras llegaron al laboratorio estaban corrompidas, y fue imposible concretar -a pesar de realizarse cientos de pruebas de ADN- la cadena entera de las evidencias biológicas recogidas.

La inspección ocular, tampoco fue lo exhaustiva que requería un caso de semejante características.

Un año después de ocurrir el crimen, un policía de paisano fuera de servicio, encuentra en el lugar del crimen un pendiente de la joven Ana María.

El coche -un renault clío- custodiado por la policía, fue reclamado por la familia de una de las víctimas. Cuándo estaban procediendo a su limpieza en un taller, encontraron una esclava de oro de la víctima debajo del asiento.







Posteriormente se fueron conociendo más datos a través de la prensa. Así se supo que el chico fue sorprendido en el mismo coche, y disparado desde muy cerca con una escopeta. La joven trató de huir, pero fue alcanzada, sus asesinos intentaron estrangularla y finalmente la ejecutaron con un disparo a quemarropa. Ambos fallecieron de sendos disparos en la cabeza.

Otro extrañísimo hallazgo fue que en el vehículo apareció un zapato de mujer de tacón, y junto al cuerpo de la joven -vestida- apareció otro zapato también de tacón. Al parecer estos zapatos no pertenecían a la víctima -la chica llevaba calzados unos mocasines- . Se empezó a especular con la posibilidad de que alguna mujer estuviera implicada en el crimen o hubiese presenciado los hechos. En el lugar de los hechos se hallaron huellas de al menos cinco vehículos.

Los asesinos se encargaron de recoger del lugar de los hechos los tres cartuchos que habían disparado. Ese "cuidado" o "acto de precaución", contrasta enormemente con un posible abandono "accidental" en la escena del crimen de los dos zapatos de tacón femeninos ajenos a las víctimas. Lo que podría dar lugar a otro tipo de interpretaciones -fetichismo, manipulación de la escena del crimen, etc- , y a pensar que estos objetos extraños que no pertenecen a la escena, pudieran haber sido dejados en el lugar con alguna motivación, intención o a modo de mensaje. Habría que preguntarse el porqué de esa elección -unos zapatos de tacón y no otro objeto-, la disposición o colocación de estos en la escena -según se describe uno al lado de cada cuerpo, por lo tanto separados 200 metros entre sí-. Algo realmente anómalo y llamativo.

Retomando el ineludible cariz "fetichista" de los zapatos de tacón femeninos, uno de los principales objeto de deseo en este tipo de parafilias, desde la psicología criminal se describe al fetichismo como: " la necesidad de utlilizar objetos no animados –ropa interior, medias, zapatos- para lograr placer sexual. Pero también comprende el parcialismo o la necesidad de centrarse en una parte del cuerpo (pecho, nalga, pies, pelo) como objeto sexual.El trastorno comienza en la adolescencia y tiende a ser crónico.
Policialmente es destacable por la gran cantidad de prendas o fetiches, que llegan a almacenar".

Respecto al arma empleada se trataba de una escopeta del calibre 12. (Esta arma coincide con otra del mismo calibre y también "recortada", supuestamente utilizada en otro crimen de muy similares características-pareja de novios en el interior de un coche semidesnudos- acaecido una tarde de un sábado de diciembre del año 1981 en otro olivar de una población sevillana. La pareja de jóvenes novios había sido abatida a tiros efectuados "a bocajarro" desde el cristal del vehículo. Dos hombres vecinos de Madrid, fueron detenidos por estos hechos, atribuyéndole un móvil de tipo económico -un vulgar robo de una cadena y un anillo-. La Audiencia de Sevilla absolvió a los acusados, y el crimen continúa impune).


La investigación en el crimen de Jaén, pronto descartó el móvil pasional, u otro relacionado con drogas, robo, etc. Las víctimas portaban todos sus enseres personales y joyas, pertenecían a buenas familias, y no tenían ningún tipo de problemas o conflictos. Sólo quedaba el móvil sexual. Lo que evidenciaba reconocer la presencia de un grupo de psicópatas en la zona, algo que sin duda elevaría todavía más, el grado de psicosis que se vivía en una pequeña capital de provincia como Jaén.

Dos años después otra pareja que se encontraba en una zona próxima al olivar dónde se había cometido el crimen, fue abordada por dos individuos, que portaban una escopeta de cañones recortados -arma de las mismas características a la empleada en el crimen de los novios-. Al parecer pretendían abusar sexualmente de la joven, pero el chico reaccionó encendiendo el coche y escapando del lugar a toda velocidad. Los agresores dispararon un cartucho que alcanzó el coche, sin causar daños a los jóvenes.

Dos meses después se produce otra agresión a una muchacha. Una estudiante de Andújar, fue obligada por dos muchachos a entrar en un cortijo abandonado. La joven fue amordazada y atada a la cama, pero la policía frustró la violación, deteniendo a uno de los agresores. Los ojos de la policía se centraron en ese cortijo abandonado, llamado "Cortijo de la Casimira", refugio de yonkies y delincuentes. Finalmente fue detenido otro hombre, por su implicación en los hechos.

El testimonio de un indigente, que describió una extraña historia, dónde los detenidos le ofrecían participar en el secuestro de una joven para violarla, así como la descripción de las ropas que portaba una de las víctimas, fueron determinantes para imputar a los sospechosos.
Los alelos de ADN demostraron que había semen de una tercera persona, y que había algunos rasgos coincidentes con uno de los imputados.
 El juez autorizó entonces,  la escucha en prisión de las conversaciones de los dos presos. Durante veinte días se grabaron treinta cintas.

La defensa anuló la prueba e hizo entrar en múltiples contradicciones al testigo indigente. Fueron absueltos.
Se recurrió su absolución al Tribunal Supremo. Se anuló el primer juicio. Se realizó un segundo juicio y hubo audiciones de las cintas grabadas en prisión, pero estas estaban mal grabadas, eran prácticamente ininteligibles. 
Las cintas tenían al parecer una calidad pésima, algo extraño, teniendo en cuenta que durante veinte días se estuvo grabando dichas conversaciones, por lo que hubo tiempo suficiente para que estas fueran revisadas y comprobada la calidad del audio. Inexplicablemente sólo se oían frases sueltas. Según cita un criminólogo que estudió el caso, se desconoce porqué no fue autorizado el tratamiento informático de la totalidad de las grabaciones, y sólo se hizo por tramos. Algo que no hace más que aumentar el "halo" de misterio que rodea a este caso. El delito a día de hoy se encuentra prescrito, y sin autores conocidos.

Sobre la suerte que corrieron los dos sospechosos que finalmente resultaron absueltos, sólo he podido acceder a información no contrastada con la hemeroteca, en la que se cita, al parecer ambos fallecieron años después en circunstancias extrañas o violentas.

Según se cita la investigación costó el puesto a varios cargos policiales. El caso es que según las estadísticas de la época, recogidas por un criminólogo de Jaén, “entre 1983 y 1995 se contabilizó un excesivo número de crímenes sin resolver, sobre todo en la ciudad de Jaén. En esos doce años, nueve de los dieciséis homicidios registrados en la capital quedaron sin resolver”, es decir el 56,3 por ciento, un cifra atípica en este tipo de casos, ya que como indica el propio criminólogo,  el 90 por ciento suele resolverse porque son cometidos “por personas relacionadas con la víctima”.

Entre esos casos destacarían el de la catedral de Jaén. El 11 de julio de 2006, el cuerpo de un hombre fue hallado desnudo en una plaza, frente a la catedral. El cadáver estaba impregnado de excrementos, sangre y plumas de paloma. Esa madrugada en la plaza resonaron los ecos de una voz que gritaba unas extrañas palabras. "Ven aquí Satanás, que soy tú hermano". Las cámaras de seguridad captaron la presencia de otro hombre, dándose a la fuga, posiblemente implicado en los hechos. La policía lo consideró una muerte accidental. Alrededor del cuerpo aparecieron dispuestos, sus ropas y otros objetos personales -llaves, monedero con monedas-.
 La citada catedral es un edificio cargado de elementos esotéricos, sólo reconocibles para iniciados.




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