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viernes, 24 de marzo de 2017

Revisando el caso Macastre (2). El último viaje. Valencia-Catadau.


Sin duda, parece que la brutal ejecución de la joven Yolanda, en el parque Camales, pudo marcar un punto de inflexión entre los jóvenes que acostumbraban a ir al citado parque de Benimamet. Muchos de esos jóvenes tenían miedo, y se batieron en retirada. Los tres adolescentes del caso Macastre, también parecen intuir algún peligro. Según dan fé algunos testimonios, a los tres jóvenes se les observa un mayor nerviosismo, como si estuvieran amenazados. Lo confirma la hermana de Rosario, y a Valeriano en el reformatorio le es incautada  una navaja, que el joven dice portar para defenderse. De hecho antes de escapar de la ciudad de Valencia se pasan por la casa de Rosario, y tratan de llevarse una serie de objetos –joyas y cosas de valor- pero el padre de la joven impide que consigan llevárselos. En esa huída precipitada, esta acción parece dar cuenta de la necesidad rápida de dinero en efectivo, u objetos valiosos para vender a un receptador.




    Benimaclet-Valencia  año 1990

  
De nuevo toman la decisión de regresar a la misma zona de Catadau, dónde ya habían estado acampados durante la muy reciente navidad del año 1988.
Apenas unos cuántos días después -el 14 de enero de 1.989- se vuelven a escapar a las mismas montañas de Catadau. Paradojas de la vida, si los críos huían de algún peligro, otro peligro mayor les acechaba en esas mismas montañas. Probablemente alguien les esperaba de regreso, o sabía de antemano que tenían pensado volver en breve.

Quizás esta sea esta una de las grandes “claves” del caso. ¿Qué es lo que realmente motivaba que los jóvenes fueran a Catadau y no a otro lugar.? o formulándonos la pregunta desde otra vertiente ¿qué o quien había en esa zona que atrajese especialmente la atención de tres adolescentes sin coche y sin dinero?.

 Un lugar aparentemente inhóspito, rural, alejado del bullicio de la ciudad. El lugar menos atractivo para tres jóvenes de esa edad.
Unas casetas abandonas –casetas de la “Amelia”- refugio de toxicómanos –lo que vendría a constatar un lugar de consumo y por lo tanto, también de tráfico o mercadeo de esas sustancias estupefacientes-. Algo más tenía que haber allí, porque ellos regresaban una y otra vez a este lugar concreto. Pasaron incluso las fechas navideñas en ese lugar, lejos de su familia. ¿Qué poderosa razón puede existir para que esas fechas tan especiales elijan pasarlas allí? en esa zona apartada, sin medios,  y sin comodidades aparentes:

La pregunta sin duda es:  ¿Porqué y para qué regresaron allí?. La respuesta pudiera encerrar los oscuros recovecos de este caso sin resolver.


La única razón de peso, que se podría esgrimir, la tenemos en algún vínculo pasado de una de las jóvenes de la pandilla con esa población:
Pilar pudo vivir allí una temporada. Así se desprende de algún testimonio. Pero para ello tenemos que trasladarnos unos cuantos años más adelante. Al año 1997, el año del juicio del triple crimen de Alcásser.

Nuevamente volvemos a observar como durante el juicio del caso Alcásser, el tema de Macastre sale a relucir, y es citado en el juicio oral:

Un Policía Local de Catadau declarará como testigo durante el juicio del caso Alcásser:
(Declaración del Policía Local refiriéndose al Caso Macastre):
“…Que relativo a dos niñas y un niño, lo que ocurrió fue, habían dos chicas y un chaval de unos 14 años o así, y estaban por la zona de Catadau, y curiosamente desaparecieron de ahí, y aparecieron el chico y una de las chicas en Macastre en una caseta muertos, y la otra de las chicas que era de por ahí de Catadau, o había estado viviendo en Catadau su familia, no. Aparecía, se comentaba si había aparecido una mano, o un pie, pero el cadáver de la chica no apareció..."   - de lo que se deduce que se está refiriendo a Pilar-
   
Podemos interpretar en base a este testimonio de un miembro de las fuerzas de seguridad locales –con un conocimiento amplio de todos los entresijos de Catadau- que la joven Pilar era de esa zona de Catadau o había estado viviendo/residiendo con su familia allí.


    Barranco de la Romana -ruta desde Catadau-.

Catadau, precisamente no es una población cualquiera. Su ubicación geográfica, la viene a situar en un lugar “clave” para el devenir de algunos sucesos. De hecho es conveniente recordar  la cercanía entre Catadau –la población que eligen los tres adolescentes de Macastre como destino “de preferencia” y la fosa de La Romana dónde aparecen enterradas las tres niñas de Alcásser -viene a ser una de las poblaciones habitadas más cercana a la fosa del caso Alcásser-, lo cual no deja de ser un detalle muy llamativo e interesante.


*La cronología del periplo de la pandilla del caso Macastre. De Valencia a Catadau:

Durante las navidades del año 1988 los tres jóvenes recalan en Catadau y pasan esas fechas tan familiares y entrañables lejos de sus familias.
 El día de reyes, ya del año 1989, Valeriano regresa a Valencia, para reintegrarse al Centro de Menores. Las dos chicas se quedan unos días sólas en Catadau, y posteriormente  regresan a Valencia. Un dato de mucho interés, que vuelve a recalcarnos la “idea” de que prefieren Catadau a Valencia, hasta el punto de que las dos chicas optan por quedarse allí sin la compañía de Valeriano, y no lo acompañan en el viaje de regreso. Es curioso porque luego vuelven a Valencia pudiendo haber esperado el regreso de Valeriano a Catadau. ¿Quién lleva a las dos jóvenes a Valencia de vuelta?



El día 13 de enero de 1989, Valeriano, obtiene otro permiso del centro de menores.
El día 14 de enero de ese mismo año, los tres jóvenes tras visitar a la madre de Rosa ingresada en el Hospital la Fe de Valencia, emprenden de nuevo viaje desde Valencia, hasta Catadau. El medio de transporte empleado es una incógnita. Los billetes de autobús encontrados en el cuerpo de Valeriano, pertenecían al anterior viaje realizado durante las navidades del 88. Se interrogó a los conductores de autobús de esa línea, y no reconocieron a ninguno de los jóvenes. Parece confirmarse la idea de que en ese último viaje, alguien los llevó –bien haciendo autostop, o habiendo previamente acordado el traslado-








Al abordar este tema de “los billetes de autobús” se hace nuevamente necesario recordar un aspecto que pudiera ser “concordante” con otros hallazgos ocurridos en otros casos:
En una de las prendas de vestir de las tres niñas de Alcásser se encuentra un papel “apelmazado” introducido dentro de la prenda, y se envía a toxicología para su análisis:

INFORME: 657/94
 I.- PROBLEMA
Determinar, si es posible, las inscripciones que pudieran existir en la muestra de papel que se remite.
 II.- MUESTRA REMITIDA
 Restos de papel apelmazado y endurecido como consecuencia de haber sido lavado previamente introducido en una prenda de vestir, referencia 7-F.

En este estado, se examinó el documento en un medio óptico de aumento y lo único que pudo observarse fueron restos de inscripciones y recuadros de tinta
negra, de las cuáles sólo se hace medio legible el número 67, así como también restos de tinta azul, que conforman el fondo, todo ello realizado en un taller de artes gráficas.
Por las características del papel y la longitud de la fibra, deducimos que se puede tratar de un papel tipo cartulina, usado comúnmente para billetaje,
tal como billetes de autobús, discotecas, cines, etc., sin que se pueda precisar exactamente en estos momentos.
Sometido el documento a diferentes radiaciones dentro del campo U.V., BLUE-GREEN e I.R., con objeto de excitar luminiscencias e intentar ver señales de escritura realizada a mano, no ha dado resultado positivo, no evidenciándose señal alguna de existencia de texto manuscrito.



No acaban aquí las extrañas “coincidencias” con el otro caso cercano en el tiempo, y demasiado cercano geográficamente: el caso Alcásser:

El domingo día 15 de enero  de 1989,  los propietarios de un bar de Catadau afirman ver sólo a las dos niñas en el bar, con un desconocido que las  invita a bebidas. Posteriormente abandonan el bar con este desconocido.  Desde entonces no se les vuelve a ver con vida. En esta zona concreta se les pierde el rastro, hasta su posterior hallazgo.  Este individuo, fue interrogado, y descartado por la investigación.


El citado bar,  saldrá a relucir en varias ocasiones durante el juicio oral del Caso Alcásser, por ser este frecuentado por algunos de los implicados en dicho crimen. Como confirmará su propietario por entonces, Ricart y Anglés frecuentaban el bar y un lugar cercano dónde acampaban. Su testimonio no deja lugar a dudas:

Que esas personas las he reconocido posteriormente porque solían venir por ahí bastante, son Miguel Ricart y Antonio Anglés, vinieron a recoger los bocadillos, entro Miguel Ricart, Antonio Anglés no entró  en el local

También cita una zona dónde solían estar “acampados” en compañía de más personas:

Que a unos 7 km de mi bar, en el Pla de Xeresso había comentarios de que estaban acampados ahí.

Que la gente de Catadau comentaba eso

Que en el verano del 92, en Catadau se sabía que los Angles Ricart y otros estaban en unas tiendas de campaña cerca, a unos 7 km del bar que nosotros teníamos

Que recuerdo que estaban los chicos ahí

Que estaban en el Pla de Xereso




Sin embargo ni Anglés estaban en el 89 cuándo las dos chicas de la pandilla de Macastre optan por frecuentar ese mismo bar –al parecer Anglés cumplía condena- y Ricart no transitaría por aquellos parajes hasta entrados los noventa, según se recoge de algunos testimonios. Pero en esa zona además de los citados, podía acampar más gente.

Que en ese campamento se comentaba que, recuerdo los que subían y bajaban, porque al estar en el cruce, recuerdo perfectamente, Miguel Ricart, Antonio Angles, Mauricio, otro hermano, no sabría decir Ricardo o Enrique, y había mas personas.

¿Podía haber gente acampada en el año 89 en esta misma zona?. Lo desconocemos.

*Lo cierto es que los tres adolescentes de Macastre portaban una tienda de campaña, que aparecerá sin abrir en la caseta de Macastre. Si su intención era pasar la noche en unas determinadas casetas ya conocidas por ellos, - abandonadas pero “techadas” o resguardadas-, se hace llamativo que portaran una tienda de campaña. Lo lógico sería llevar sacos de dormir y otros útiles para calentar comida, o sobrevivir tantos días en ese tipo de habitáculos. Aunque la tienda de campaña podría indicar también “la acampada itinerante” en algún punto intermedio y desconocido, distinto a las casetas abandonadas dónde solían pernoctar. Pero en pleno mes de Enero, con frío y lluvias no era la mejor opción para hacer noche. Existe también la posibilidad de que  alguien parapetara a los jóvenes en otro lugar o les ofreciera refugio.




Otros testimonios, también sitúan a las jóvenes bailando en una discoteca de Montroy, cercana a Catadau según datos obtenidos por un reportero de sucesos valenciano en la zona, y buen conocedor de los recovecos del caso, lo que le otorga credibilidad a este testimonio. Nuevamente las discotecas son auténticos “puntos negros” en las investigaciones de estos triples crímenes. Desde el punto de vista criminológico tienen muchísimo interés. Este tipo de víctimas: los adolescentes, muchas veces son seleccionados o captados por sus depredadores, en los lugares de ocio. Es algo que está estudiado y corroborado. Por no hablar de las redes de corrupción de menores, que campaban a sus anchas en Valencia por aquel entonces, y captaban a muchas de las jóvenes en estos lugares. De ellas hablaremos más adelante largo y tendido.


    Discoteca abandonada "ruta del bakalao" años 80-90 Valencia.


 No son pocos los casos dónde previamente a una desaparición de víctimas adolescentes, aparecen  este tipo de establecimientos, como el último lugar dónde son avistados antes de perderse su rastro.

Pero a Valeriano, al parecer no lo ven con ellas. De hecho no los ven juntos en ninguna de las ocasiones anteriores en el pueblo de Catadau, ni el bar. ¿Dónde estaba Valeriano? ¿Porqué no iban juntos?.

Las dos jóvenes no se ocultaban a la vista de los vecinos, de hecho, existen al parecer numerosos testimonios de la presencia de las dos chicas en Catadau:

Son vistos y descritos, como auténticos “sintecho”, pidiendo comida a los vecinos, y dinero al párroco. Hay un detalle nuevamente muy llamativo:   sólo ven a las dos chicas juntas. De Valeriano no hay rastro. De hecho a las dos jóvenes se las ve haciendo autostop desde Catadau  hacia localidades cercanas como: Carlet o Alcira, -según manifiestan algunos vecinos-. ¿Porqué se desplazaban sin el chico hasta estas localidades? ¿A qué iban allí?. ¿Porqué sólo ellas?. Se abren mil interrogantes.




Las dos chicas no parecían necesitar a Valeriano,  ni para ir a dedo a otras localidades, ni para seguir pernoctando en esa zona varios días más sin él, como hicieron en aquella ocasión que el muchacho tuvo que regresar a  Valencia –para reintegrarse en el centro de menores-.

                                 ruta que hacián las dos niñas del caso macastre "a dedo"


Lo que parece quedar meridianamente claro cruzando todos los datos existentes, sumarios, investigaciones, y datos aportados por periodistas;  es que el rastro de los tres jóvenes parece esfumarse ese domingo 15 de enero de 1989 en alguna zona comprendida entre Montroy y Catadau.


    zona dónde desaparecen o son vistos por última vez los tres adolescentes del caso Macastre el 15/1/89             


Un lugar “especial”:
Este mismo lugar del mapa, parece ocultarnos demasiados secretos:


…el paraje de La Romana, una zona de difícil acceso situada entre los términos municipales de Catadau y Tous por la que "no pasan ni los lobos", recuerda un testigo…

Los lobos sí pasaban por ese paraje y por otros cercanos, con demasiada frecuencia. Lo hacían en manada, la única diferencia era que se trataba de lobos de “dos patas”, hambrientos de sangre y de víctimas jóvenes e inocentes:

El primer indicador de que esta área puede tener interés criminalístico, es sin duda la existencia de dos “certezas” o datos objetivos:  la cercanía a la fosa de la Romana (Caso Alcásser) además de ser la ubicación posible dónde se le pierde la pista a los tres adolescentes del Caso Macastre. Marcaríamos entonces, con una flecha roja este pedazo del  territorio Valenciano, para delimitarlo como un lugar de “mucho interés” para la investigación de estos sucesos. 
Algo “desconocido” parece querer conectar a ambos casos  y algo extraño confluye en esta parte bien delimitada del mapa.

Pero además existen algunos testimonios –cuya credibilidad podemos poner en entredicho- que por alguna razón desconocida,  apuntan a esta zona una y otra vez. Podemos preguntarnos entonces:

¿porqué señalan este lugar y no otro?

El primer testimonio lo tenemos en uno de los condenados por el Caso Alcásser. Si tomamos la primera y segunda declaración realizada en presencia de un abogado observamos lo siguiente –referido al espacio geográfico que cita en la declaración-
El día 28/ 2 / 1993, un día después del hallazgo de las tres niñas de Alcásser enterradas en la fosa de la Romana –muy cercana a Catadau- Ricart relata lo siguiente:

Tras describir como en compañía de Antonio Anglés recoge a las tres niñas que hacían autostop y con el pretexto de acercarlas a la discoteca “coloors” de Picassent, según su relato se desvían del trayecto y sucede lo siguiente: “… continuando en dirección a Montroy  y Real de Montroy y antes de llegar a Llombay, Antonio le dijo que se metiera por un camino y una vez habían circulado por ese camino unos cinco kilómetros, parando el manifestante el vehículo

Nuevamente será interrogado sobre el nombre de este lugar concreto,
MANIFIESTA: Que no sabe como se llama el lugar, dibujando un croquis de la zona, el que se adjunta. Por las explicaciones dadas dice que a mitad de camino entre CATADAU y Llombay a la izquierda sale un camino de tierra que por este camino circularon sobre quince minutos llegando a un punto donde se ve un campo de algarrobos donde detuvieron el vehículo






En la segunda declaración vuelve a confirmar este mismo lugar –sito entre LLombay y Catadau-, en este caso describiéndolo en sentido de la dirección inverso, -pasando LLombay hacia Catadau- concordando con la orientación del desvío a la derecha.

“…pasaron por Venta Cabrera, Montroy, Montserrat Real de Montroy y Llombay, que en este trayecto no se detuvieron, indicándole Rubén que se metiera a la derecha por un camino de tierra y que transcurridos unos 5 o 10 minutos desde que circulaban por el camino de tierra se detuvieron al llegar a una fábrica antigua que tiene puertas correderas que tiene tejado...”

Será en la tercera declaración cuándo se desdice de lo anterior y sitúa la acción en la caseta de la Romana:
-Que no es cierto que pararan en ninguna fábrica ni en ningún campo de algarrobos sino lo cierto es que fueron a la caseta directamente a la caseta de Llombay que queda cerca del lugar de enterramiento y ello a indicación de Antonio





Evidentemente Miguel Ricart ha dicho más mentiras que verdades en sus numerosas declaraciones, pero “por alguna extraña razón” será precisamente en las dos primeras declaraciones cuándo ubique la zona antes referenciada como el lugar dónde llevan a las tres niñas, y no la caseta de La Romana –algo que no parece “cuadrar” a los investigadores, de hecho le llegan a preguntar o “insinuar” acerca de este dato “divergente” y contrario a sus tesis. Lo harán en pleno interrogatorio, delante de un abogado, durante la primera declaración”


PREGUNTADO: Si no es más cierto que estuvieron con las chicas en una caseta.
MANIFIESTA: Que ninguno de los dos estuvo en una caseta en compañía de las chicas.


Para posteriormente cambiar de versión -obligado o inducido, según manifiestará en sede judicial- para que finalmente el escenario de los hechos sea la caseta de La Romana (*)

F.8: "..Que a las 23,55 horas realicé una declaración, esa declaración fue sacada a la fuerza.." "... que quede claro también que en ese transcurso de tiempo fui torturado..".

-F.12: "Que me habían visitado fuerzas de seguridad a la cárcel para forzarme a hacer una declaración, en la prisión de Castellón en Febrero del 93, me visitó un Capitán y el que me interrogó por primera vez. Que el Capitán al que me refiero, es el tal XXXXX este..." "... a mi me dijeron que tenía que cambiar el lugar de los hechos, justo en esta visita y me dijeron que tenía que ser ahí arriba, ..."(*)

Es un detalle muy curioso: por alguna razón “indeterminada” se acaba trasladando toda la fase de torturas a la caseta de La Romana, a pesar de tener una confesión firmada y autoinculpatoria –pero declarando que los hechos habían sucedido en otro lugar distinto-. A estas alturas está de más reseñar que en la citada caseta de La Romana, no se encontraron vestigios, ni rastros biológicos de la macabra orgía de sangre y sexo con las tres niñas. Además de toda la secuencia inverosímil de subida con el turismo sobrecargado por un camino maltrecho, se suma el hecho de dejar a las niñas solas atadas, y hacerlas posteriormente subir maltrechas por un endiablado camino hasta la fosa dónde serían rematadas de un tiro –tampoco allí se encontró sangre-.
Esa falta de indicios razonables, llevan a descartar la caseta como la escena dónde se producen las violaciones y torturas. Poca o nula credibilidad ofrece también las inmediaciones de la fosa como el lugar dónde fueron ejecutadas las tres niñas.
 Una “escena del crimen” que jamás fue hallada. Se perdía así la posibilidad de encontrar la piedra filosofal de la investigación criminal. Pero además se perdía ,posiblemente para siempre, la posibilidad de encontrar el escenario real de los hechos, y con ello su completo esclarecimiento.
¿Dónde fueron torturadas las niñas, y en que lugar fueron ejecutadas?. A día de hoy sigue siendo una incógnita. Probablemente, La Romana fue tan sólo un escenario final, un lugar “de paso” dónde las tres pobres niñas llegaron ya muertas, y tras ser porteadas –alfombras, moquetas, plásticos- por varias personas hasta la fosa,  fueron finalmente “depositadas e inhumadas”.
Se pierde así toda posibilidad de conectar el escenario final, con ese otro escenario “intermedio” y crucial en la investigación.

Existe otro testimonio al que se ha dado poca visibilidad y que también coincide con el lugar que citamos. Se trata de una joven “anónima” –no es una vidente, es una testigo, una chica joven, que dice querer aportar información, recalca hasta en dos ocasiones que no se trata de una broma-. En una llamada telefónica relata a la Guardia Civil –inmersa en la búsqueda de las tres niñas- la descripción de un punto concreto del mapa. De hecho describe una amplia zona pero que la testigo tiene bien delimitada y describe como un triángulo con tres vértices: Buñol-LLombay y Montserrat- . Dentro de ese triángulo como comprobaremos también se sitúa la zona dónde se pierde el rastro de los críos del caso Macastre.  Porqué delimita esta zona la testigo anónima y no otra, es un auténtico misterio sin resolver:



  En color púrpura el triángulo descrito por la testigo situando a dos de las niñas de Alcásser/ color rojo: zona dónde       desaparecen o se pierde el rastro de los tres jóvenes de Macastre.                


El testimonio de la joven, y el triángulo.

"a las 15,55 horas se recibe llamada telefónica en este Acuartelamiento de una joven que no quiso identificarse, manifestando que dos de las chicas desaparecidas, estaban por Montserrat, que se buscara en forma de triángulo entre Buñol, Llombay y Montserrat, que no era una broma y que se encontraban bien pero muy asustadas, que la casa donde están está fuera del pueblo y cerca de un Monumento de Piedra o una Torre o algo parecido, que una de las chicas no se encontraba con ellas, concretamente la de ojos claros, la cual está por la zona de la playa (Saler, Cullera, etc.), repitiendo en varias ocasiones que no se trataba de una broma. (Comunicado al Puesto de Cullera quien practicó gestiones con resultado negativo)."


Esta llamada se produce el día 16 de noviembre a la Guardia Civil. Tan sólo cinco días después de la desaparición de las tres niñas de Alcásser. Curiosamente aporta también el dato del Saler y Cullera –playa-.


De hecho, una amiga de las tres niñas –Marisa R.E.- relatará lo siguiente acerca de la playa a la que solían acudir las niñas el año de la desaparición: “… El año pasado, o sea, en el 92, íbamos a Silla porque allí estaba un grupo de amigos que teníamos, y pasamos todo el verano con ellos en la piscina o en la heladería, y algunas veces también en la playa, íbamos en el tren desde Silla a Cullera…”

Los primeros días del año 1972, desaparece de Sueca una joven de 28 años. Amparo V.M. hija de un empresario, se le pierde el rastro cuándo se disponía a acudir a la iglesia de la localidad. La joven fue buscada intensamente pero nunca fue hallada –no hay noticias-. Lo que sí se encontró fueron pertenencias de la joven. En el “azud de Cullera”  junto al río Júcar, fueron encontrados diversas pertenencias de la joven: un abrigo, unas gafas, y unos zapatos.





El interior del triángulo: Las montañas rojas:


Volviendo a la zona antes citada, en el interior de ese triángulo -descrito por la joven testigo que aportó información sobre las niñas de Alcásser-, se sitúan las tierras rojizas de Montroy –las de los jacintos o minerales de coloración rojiza –hematies- tan similares a una de las dos piedras halladas inexplicablemente “depositadas” o “introducidas en el interior de las fosas nasales de una de las niñas de Alcásser-. Un lugar cuyo propio nombre nos indica la “característica” composición de sus tierras: Montañas Rojas.




Durante el hallazgo del pie seccionado y depositado por un desconocido en la Calle Alcásser de Valencia, los investigadores realizan un hallazgo de gran interés. El pie estaba sucio, y presentaba unas peculiares tierras descritas como “rojizas”.

Como hemos visto anteriormente en la discoteca de esa misma localidad –Montroy- son vistos por última vez los niños de Macastre.

Y de Montroy también son los dos apicultores “halladores” de la fosa dónde aparecerán las tres niñas de Alcásser, además justamente ese mismo día del hallazgo, se produce otro trágico suceso en el pueblo de los apicultores:
De hecho, el juez de instrucción de Alcira, que tenía que acudir al hallazgo de la fosa de la Romana, para proceder a desenterrar lo que hubiese dentro y realizar las oportunas diligencias, se encontraba en otro levantamiento de cadáver en el mismo pueblo de donde eran originarios los apicultores, concretamente el de una persona que se había “suicidado”.
Resultó ser el 27 de enero de 1.993, un día “especialmente” aciago para este pueblo. Un suicidio, y dos de sus vecinos, que pasarán a la historia como los autores del hallazgo de las niñas de Alcásser enterradas a poca distancia del pueblo. Una verdadera concatenación de desgracias.

El apicultor declarará:
Que el juez subió cuando era casi de noche, que entonces serían sobre las 5 y pico o por ahí.
El juez de guardia de Alcira, encargado del levantamiento de los cadáveres de las tres niñas, tardó varias horas en llegar al lugar –fosa de la Romana-, pues estaba levantando otro cadáver, según se cita en el diario ABC:




Montroy y Real,  localidad dónde se han sucedido algunas hechos verdaderamente “extraños y misteriosos”



En el año 1982, curiosamente durante la época de navidad -23 de diciembre-, acontece un hecho cargado de incógnitas en la localidad de Real de Montroy-Valencia. La aparición de un niño de tan sólo nueve años, perdido en un campo –descubierto por un pastor- de dicha localidad, destapa la extrañísima desaparición de sus dos progenitores. Rondando la cuarentena, residentes en Valencia, se desplazaban con frecuencia a una pequeña casita que tenían en la citada localidad de Real de Montroy. Como consecuencia de la desaparición de los padres, el pequeño quedó ocho días a la intemperie, vagando por los campos de naranjas, alimentándose de frutas. Cuándo fue hallado el niño tenía signos de hipotermia, estaba tiritando de frío –era  pleno invierno-.


La investigación y los rumores existentes en el pueblo barajaron varias posibilidades:
-Un secuestro de los padres, que se descartó por tratarse de una familia normal de clase media.
-Un parricidio, o un crimen prototipo de violencia de género, dónde el padre habría asesinado a la madre del niño primero y luego se habría suicidado. Pero esta hipótesis fue rápidamente descartada, sobre todo con el paso del tiempo, dado que sus cuerpos jamás fueron encontrados. De hecho la zona fue ampliamente batida con perros y voluntarios. La investigación se extendió al resto de España, dado que el matrimonio era de origen navarro y gallego. Tampoco fructificó. Desaparecieron para siempre. Aquel bosque se los tragó para siempre.




Ampliando y rebuscando datos sobre la noticia, pude conocer algún dato más que resulta llamativo e inquietante. Al parecer habían llegado hasta la caseta sita en el bosque, a bordo de su vehículo particular. Lo verdaderamente curioso es que el vehículo había sido también abandonado en la caseta  por lo que no fue empleado para huir y abandonar al pequeño. Algo tuvo que sucederles en aquel bosque.

Descartado por lo tanto el abandono del pequeño –el niño fue trasladado a Galicia por unos familiares-, descartado el accidente –se batió toda la zona intensamente con perros sin hallar rastro- , descartado el secuestro –no había móvil económico y el niño no aportó dato alguno sobre este aspecto-, sólo nos queda plantearnos ¿qué pudo ocurrir a estas dos personas?.  Nunca encontraron sus cuerpos –no existen noticias de ello, ni de alguna explicación plausible-. ¿Crimen? ¿Sectas?.  Un auténtico expediente X.





En fechas recientes también en la zona de Turís fue localizada por la policía Local una mujer joven de tan solo 37 años de edad en un campo de naranjos, desorientada, y con hipotermia.


En la montaña de Montserrat, también dentro del triángulo un cazador halló los restos de una mujer esqueletizada por lo que llevaba tiempo fallecida –tampoco hay más recorrido con esta noticia, sólo una breve reseña, nada más (a pesar de ser una noticia reciente)-

El 22 de octubre de 2005, un cazador descubrió el cráneo y varios huesos de una mujer en un monte de Montserrat, justo al lado de Montroy


  
“La Guardia Civil reconoce que se trata de "una zona sensible" a la aparición de cadáveres”

No solo la Guardia Civil. El policía local de Catadau, que declara en el juicio de Alcásser refiere datos concretos de algunos de esos hallazgos:



El policía local de Catadau, que testifica durante el juicio de Alcásser,  además de no haber observado rastro de la fosa –según la v.o. en esa fecha las niñas ya estaban enterradas en la Romana- refiere un caso interesante relativo a un hombre esqueletizado. El otro caso que cita se refiere a los tres jóvenes de Macastre.

Testimonios que durante la celebración del juicio de Alcásser, nos hablan de hallazgos todavía más macabros:

Que en la zona de Catadau, con síntomas de decapitación, lo único que recuerdo así es un señor mayor que desapareció del pueblo, y apareció meses después en un estado de esqueletización, y se comentó que las manos estaban separadas y la cabeza también, eso fue bastante antes de ocurrir lo de las niñas.


El rastro de este crimen no he podido encontrarlo, de hecho no hay constancia escrita de todos los casos, por lo que los datos que manejamos en este blog,  parecen ser sólo una “aproximación” o porcentaje de la cifra real que pudiera existir en los diversos lugares sobre los que indagamos.

Pero existen otros asuntos de interés en todo este “triángulo”



En el lugar de Alfarp –justo al lado de Catadau- se produce una extaña desaparición en el año 1979. Un martes día 13 de marzo, desaparece un joven pastor de 18 años de edad. Se rastrea la zona infructuosamente sin encontrar rastro del joven. En la noticia se apunta a la “curiosa” posibilidad de que haya sido víctima de “abusos deshonestos”.
El joven finalmente es hallado en el mes de abril en el fondo de un pozo de gran profundidad –ochenta metros-. El hedor del cadáver hizo sospechar a unas personas que paseaban por el bosque. El hallazgo tuvo lugar en el término municipal de LLombay. Se atribuyó la muerte a un “accidente”, y se desterró la hipótesis del “secuestro sexual” que había cobrado fuerza durante toda la búsqueda.




  

Algunas cosas no acaban de “cuadrar” en esta noticia. Las batidas fueron descritas como muy intensas, pero el cuerpo no fue hallado anteriormente. La localización del cuerpo ya en el municipio vecino de Llombay también encierra algún interrogante. ¿Qué hacía el joven en aquel lugar? había encerrado el ganado en Alfarp, por lo tanto no transitaba por el monte con el ganado, no pastoreaba –que sería lo más lógico- cuándo supuestamente se cae al interior del pozo.






 Pero sobre todo la hipótesis del secuestro por motivos sexuales, es de lo más intrigante. ¿Porqué se barajaba con tanta fuerza esa posibilidad?. Lo desconocemos, pero les adelanto que no será la única muerte en “extrañas circunstancias” que repasaremos en otras entradas, ocurridas en bosques “cercanos”, con un “modus operandi” similar -connotaciones sexuales y el hallazgo tardío del cadáver en el interior de un profundo pozo-.


El municipio y otros cercanos al lugar dónde aparece el cuerpo del joven e infortunado pastor de 18 años, tienen también referencias en el pasado lejano.

 Como curiosidad, según un estudio con datos de la Universidad de Valencia, esta zona al parecer, ya presentaba hace muchos años una elevadísima tasa de criminalidad,  debido a supuestos arreglos privados.

Esa misma zona descrita en las primeras declaraciones de Ricart, y en ese mismo triángulo descrito por la joven testigo, parece que se sucedían crímenes con una denodada frecuencia:  hasta treinta muertes –la mayoría muchachos jóvenes- en el curso de cien años, prácticamente a un fallecido cada tres años. Hablamos del siglo XVIII pero el autor del estudio no deja de sorprenderle estas abultadas cifras para unas poblaciones con tan pocos habitantes.

Extraído del citado estudio:

“El estudio de la delincuencia en los siglos XVII y XVIII revela cambios históricos de gran transcendencia. A pesar de los fueros antedichos y la prohibición de ciertos tipos de armas, los arreglos privados de cuentas, fueron muy frecuentes en el XXXXX de LLombai, en el siglo XVII. En el siglo XVIII sin embargo disminuyeron de forma drástica como consecuencia en parte de la represión borbónica pero también de un ejercicio más atento y riguroso de la justicia criminal.






Los jóvenes del caso Macastre, son vistos por última vez el día 15 de enero de 1989, transcurrirán por lo tanto cuatro días hasta que tengamos nuevamente noticias de ellos.

¿Que sucede desde que desaparecen en la zona antes citada, hasta que son descubiertos por un pastor en los montes de Cuerna-Macastre?. 

sábado, 11 de marzo de 2017

Los pasos perdidos. Revisando el Caso Macastre. Valencia-Poblados del Oeste.
















                                              

Aunque en su día abordamos este tema,  es interesante retomarlo para ir intercalando algunas nuevas aportaciones o ideas, que nos pongan de nuevo sobre los pasos de aquellos tres jóvenes Valencianos cuyo destino les reservaba un inesperado y trágico final en los bosques de Macastre. Con la ayuda de toda la información disponible – entrecruzando los datos más relevantes de los diversos documentales existentes sobre la desaparición, hallazgo, autopsias, sumario revisado, testimonios de periodistas que investigaron los hechos, etc. y alguna pequeña aportación de este blog - intentaremos reconstruir en la medida de nuestras posibilidades, ese último viaje hacia la localidad de Macastre.
 La razón, no es otra que intentar revisitar el caso desde otra perspectiva. Un suceso extraño y de gran complejidad, plagado de mil interrogantes, y dónde merece la pena indagar y adentrarse en algunos aspectos poco o nada explorados.

Año en que se desarrollan los hechos: 1988-1989

Poblaciones dónde supuestamente trascurren los hechos más relevantes: Valencia-Catadau-Macastre.


Situación geográfica: barrios de los Poblados del Oeste –barrios periféricos de la ciudad de Valencia-  lugar de residencia de los tres adolescentes del caso Macastre (Rosario, Valeriano y Pilar):



                                             "Hay varias ciudades en Valencia"



El origen humilde de los tres jóvenes. Año 1988. Valencia.

Poblados del Oeste, es el nombre que recibe el distrito número 18 de la ciudad de Valencia (España). Limita al norte con los municipios de Burjasot y Paterna, al este con Benicalap, al sur con Campanar (distrito) y al oeste con el municipio de Paterna. Está compuesto por dos barrios: Benimámet y Beniferri. Su población -censada en 2009- era de 14.307 habitantes según el Ayuntamiento de Valencia.

A un lado está el distrito de Pobles de L'Oest, integrado únicamente por Benimàmet-Beniferri. Un barrio en el que hasta los años setenta una parte de sus habitantes vivía en cuevas *. Que pasó, casi sin solución de continuidad, de depender del monasterio de Sant Miquel dels Reis, como una vieja propiedad feudal, a manos del Ayuntamiento de Valencia.






En un articulo del diario “el país” del año 2006 “Barrio rico, Barrio pobre” se describía así al barrio de Valeriano:
¿Qué es Benimàmet? Gente trabajadora. Y como la gente trabajadora es gente necesitada, de jóvenes ya empiezan a trabajar". Un lugar sin industria, de bares y restaurantes.

En cuanto a otro de los poblados –el de Pilar- : La Coma-Paterna otro artículo de este mismo diario fechado en el año 1998, nos describe la dura realidad de esta barriada. Un enclave marcado por la delincuencia, la drogadicción, la existencia de “clanes” de gatillo rápido, que se repartían el negocio e imponían su ley.
 Una realidad devastadora: La Coma es un núcleo aislado de unos 5.000 habitantes, con una notable carencia de infraestructuras. Las 1.200 viviendas públicas albergan a familias con escasos recursos económicos, cuyos miembros viven a menudo hacinados. El nivel de desescolarización es muy alto, y las drogas y el paro son dos elementos comunes en la juventud. "Decir que vives en La Coma es suficiente para que no te den trabajo. Un chaval de 14 años pregunta para qué tendría que ir a la escuela. Dice que lo que de verdad le falta a su barrio son unos recreativos y un videoclub, "para ver películas pornográficas"




                                Foto: barrio de La Coma

  



Las víctimas del “Caso Macastre”:
Existe muy poca información sobre los tres jóvenes. ¿Cómo eran sus rasgos de personalidad y cómo se desenvolvían en ese entorno descrito como “hostil”?






- Rosario de 15 años de edad, vivía con sus padres en el barrio de Benicalap, estudiaba FP rama sanitaria. Una joven descrita como tímida, callada, solitaria y muy apegada a sus padres, hasta que conoce y empieza a salir con otro de los jóvenes implicados en el caso: Valeriano. A partir de ahí parece que la joven, sufre un drástico cambio, y  comienza a adentrarse en el consumo de drogas blandas –porros, inhalación de benzol- si bien estos consumos son descritos como “esporádicos” y para probar dichas sustancias-. Se inicia entonces una nueva etapa descrita como de “rebeldía”. Trabajó ocasionalmente, como canguro de niños pequeños, muy curiosamente, con un nombre falso, que pertenece a otra mujer.
  

- Valeriano, 14 años de edad, vivía en Benimamet, internado en diversas ocasiones en el centro de menores de Godella, por robos menores –por este mismo centro pasará unos años más tarde Mauricio Anglés, alias  “El Mauri”-. En el momento de su muerte, Valeriano, gozaba de un “permiso” del citado centro de menores. A pesar de lo que pudiera parecer, los hechos por los que el adolescente entra en el centro no entrañaban delitos de excesiva gravedad –conducir una moto robada-. Además no constaba que se dedicara a ningún tipo de actividad delictiva concreta. Fracaso escolar, aunque sin presentar un perfil prototipo de pandillero juvenil agresivo o inadaptado. Más bien todo lo contario. De hecho es descrito como tímido, noble y muy cortés. De buenas maneras y poco conflictivo. Pelo rizado, complexión atlética.


-Pilar: 15 años de edad, vivía en la barriada de La Coma-Paterna, era estudiante de peluquería. Interna en una escuela-hogar perteneciente a una orden religiosa. (Como curiosidad Miguel Ricart estuvo interno años antes, en un centro perteneciente esta misma “orden religiosa” -sitos ambos en la zona de Campanar-Valencia.- “… Una vez que la madre falleció, el padre gestionó el ingreso del informado en el Colegio de niños huérfanos XXXX, institución en la que permaneció hasta la edad de trece años –es decir hasta el año 1982-. Allí coincide con su hermana cuando el lleva 2 o 3 años de internado. Conserva el recuerdo de un compañero al que considera amigo, llamado Salva…”
Pilar nos es descrita como: una joven alegre, extrovertida, le gustaba hablar con la gente y muy sociable. La joven se había escapado del citado internado/escuela hogar, días antes de su desaparición.

  

Barrios desestructurados -por aquel entonces-, con muchas carencias, sin dotaciones culturales o deportivas, dónde las drogas formaban parte del paisaje habitual. Drogas, que por aquel entonces eran unas grandes desconocidas y que hicieron verdaderos estragos entre la juventud de la época. Especialmente la heroína, si bien en el caso de los jóvenes del caso Macastre, parece que el consumo de sustancias estupefacientes, se refería principalmente a drogas blandas -hachís- y otras de más amplio espectro:  rohipnoles, inhalación de benzol, etc.





La pandilla:
Pilar y Rosario se conocen al final del verano de 1988, posteriormente Valeriano conoce a Rosario, de la que acabará siendo pareja. Es entonces cuándo comienzan a realizar excursiones y acampadas fuera de la ciudad de Valencia. Lo hacen, pero a la pareja formada por Rosario y Valeriano se les une Pilar. Algo que llama la atención de algunos investigadores, es precisamente este aspecto:  el hecho de que esa tercera amiga se uniera a la pareja en sus escapadas. Curioso, porque la juventud lo que suele buscar es precisamente todo lo contrario: una intimidad de la que carecen por su edad y la falta de medios. También destaca, la marcada diferencia de carácter de los componentes del trío: la timidez e introversión de la pareja de adolescentes, y el carácter más abierto y extrovertido de Pilar, la tercera componente de esta pandilla. Había elementos que a priori, pareciesen no cuadrar.  Si bien en esas edades específicas –adolescencia- las relaciones de amistad son muy fuertes, y en consecuencia,  imprevisibles.

De hecho, al analizar cómo era esa relación, según diversos testimonios se llegó a afirmar que mantenían relaciones afectivas entre los tres jóvenes. Una relación demasiado abierta o liberal;  “inusual” o “impropia” por la edad de los adolescentes, y por la época en la que discurren los hechos. Lo cual podría en parte explicar la presencia de esa tercera joven en las acampadas de la citada pandilla. Es un dato curioso, que también podría tener otra serie de connotaciones, sobre las que hablaremos en su momento.

Alrededor de los lugares, por los que transitan los tres jóvenes se van sucediendo una serie de extraños casos criminales –próximos en el tiempo-. Como acostumbramos a hacer en este blog, intentamos conocer de primera mano qué pasaba en esos lugares concretos, para poder tener una perspectiva más amplia del hecho criminal.
El Caso Macastre es un caso muy complejo, y de difícil investigación. Con las puertas bien cerradas, y que a pesar de todos los esfuerzos realizados por diversos investigadores,  parece haberse quedado estancado, o en punto muerto. Todos los datos que puedan ser aportados son por lo tanto de mucho interés:

En esos mismos  poblados del Oeste –Benimamet y Beniferri- tendrán lugar otros extraños sucesos: 


Muy cerca de Benimamet, y de Burjassot, concretamente en Beniferri, aparecerá el martes 20 de julio de 1987, el cuerpo sin vida de una joven de veinte años de edad. La joven fue hallada con los brazos abiertos, ensangrentada y cubierta de insectos, por unos chicos que paseaban en bicicleta, por un campo de naranjos. Una joven bien parecida y de cuidado aspecto –pelo rubio, media melena, 1’58 de estatura y ojos color castaño-. El cadáver presentaba treinta navajazos: catorce en pecho y abdomen, el resto repartidas por todo el cuerpo. La mayoría superficiales. Propinada con una navaja de hoja corta. Además tenía un mechero en la boca, y una rama incrustada en sus genitales. De este caso ya les hablé en otras ocasiones. Lo vuelvo a citar por la cercanía con el parque Camales de Benimamet, y la cercanía temporal con los sucesos de Macastre -. Era llamativo que la blusa estuviera levantada, dejando ver el cuerpo de la joven y que el pantalón corto tuviera la cremallera abierta. Igualmente la joven carecía de ropa interior. Vestida, pero sin ropa interior. Finalmente al indagar más sobre este intrigante suceso, al parecer hubo una persona detenida por estos hechos –algo que desconocía hasta la fecha-. El sospechoso era un joven amigo de la muchacha. La explicación que dío fue que todo se debió a una “discusión” con la joven. Un móvil que no se sostiene, viendo el estado –según nos describe la prensa- que presentaba el cadáver. Una agresión de alto componente sádico: con pequeñas y múltiples incisiones en el pecho, una rama incrustada en la vagina, y un mechero entre los dientes, y los brazos abiertos –en cruz-.  La joven asesinada era originaria de la localidad de Burjassot. Nada más se sabe de este tema. No hay constancia en la prensa de juicio, ni condena por este crimen.
En 1987 es hallado el cadáver de una mujer en un choche en Burjassot –crimen que continúa sin resolver y sobre el cual no hay más datos-.
En el año 1995 fue hallado otro cadáver, esta vez de un hombre –sin identificar- con señales de violencia junto a una gasolinera de Beniferri. No hay más datos.

Pero sin duda un crimen estremecedor fue el ocurrido durante ese mismo año 1988 en el mismo corazón del parque Camales de Benimamet. Un lugar sin duda, peligroso:




                                Parque Camales-Valencia.
                                    


Una joven llamada Yolanda, de 17 años de edad, fue brutalmente asesinada de un tiro de escopeta. Le destrozaron la cabeza, en el interior de una caseta de Benimamet –parc camales-. Al parecer, la joven pasaba la noche en una caseta abandonada, refugio de toxicómanos y delincuentes. La policía barajaba el ajuste de cuentas como móvil del crimen. La joven había tenido problemas menores con la justicia por abandono del hogar. Sobre este suceso, no existe constancia en las hemerotecas nacionales, un hecho nuevamente “llamativo”. Parece que el caso de esta joven, nunca haya existido o que la noticia no trascendió a nivel de medios de comunicación nacionales –como hemos podido comprobar en otros casos concretos-. Desconocemos el porqué.
Lo que sí nos llama poderosamente la atención de este caso es que la víctima se corresponde con una joven menor –adolescente-, y que el crimen también se lleva a cabo en una caseta abandonada. La victimología y el escenario final vuelven de nuevo a concordar.  Llama también la atención la forma en que se desarrollan los hechos: una “ejecución” de una joven indefensa. Despiadada y brutal.
Precisamente Yolanda al parecer era asidua del parque Camales, el mismo parque sito en Benimamet, al que acudían con demasiada frecuencia Rosa, Valeriano y Pilar, en esas mismas épocas.



                                Parque Camales-Valencia


Es curioso que a pesar de que las víctimas procedía de barrios muy humildes o transitaban por sitios especialmente conflictivos como el parque Camales, estas no parecen tener un abultado historial delictivo. Mas bien parece que son esos sitios los que de una u otra menra, dibujan esa cruz que han llevado a cuestas durante todos estos años, en los que han sido tildados de desposeídos, desarraigados, o yonkis.
Víctimas vulnerables, rodeados de gente poco o nada recomendable. Lugares con una violencia tan extrema que no parece correlacionarse con lugares de trapicheo o menudeo de drogas blandas. Ambas se repelen. Si hay un crimen de esas características en un lugar de consumo y tráfico, viene a significar que el negocio acaba cerrando.

De hecho, el parque dejará de ser lugar de encuentro de jóvenes, por el miedo existente tras el crimen de Yolanda. Sobre las investigaciones, no hay datos, tampoco se conocen detenciones por estos hechos. Por lo que se supone que el crimen del parque Camales, quedó también sin resolver.

Lo que sí parece claro, es que esta era una zona dónde ocurrían sucesos muy graves:

Valencia 1 Abril 1982
Dos jóvenes que recogían chatarra resultaron asesinados a quemarropa el pasado martes en el polígono industrial Ciudad Mudeco, - muy cerca de Benimamet -,  cercano a Valencia, por varias personas que dispararon desde un coche. Fuentes policiales han manifestado que todo parece ser un ajuste de cuentas por el carácter brutal de la agresión y la escasa edad de los asesinados. Pedro B, de 16 años, y Francisco G, de 19, ambos primos hermanos, se vieron sorprendidos por una ráfaga de disparos, procedentes al parecer de una escopeta repetidora, cuando al mediodía hacían su recorrido habitual por el polígono para recoger en su carro restos materiales de las industrias.






Según algunos testigos, de un coche Renault-4 de color amarillo, en el que viajaban varias personas, descendió una persona que efectuó disparos a unos dos metros de las víctimas hasta cerciorarse de que habían perdido la vida. El más joven presentaba un disparo en el cráneo y otro en el pecho. Por su parte, Francisco García recibió un disparo en el ojo y otro en el brazo. Ambos fallecieron al instante.

Fuentes policiales han negado que las víctimas pertenecieran a la comunidad gitana de Valencia. Más bien señalaron que Pedro y Francisco podrían ser dos quinquis que se ganaban la vida vendiendo chatarra.

Dos años antes:
Tres personas resultaron muertas, tres heridas de gravedad y siete más heridas de distinta consideración, todas ellas de raza gitana, en el transcurso de una reyerta entre familias rivales, ocurrida en el barrio El Palleter, de Burjasot, pelea en la que utilizaron armas blancas
Según la policía, el motivo de la reyerta fue un «ajuste de cuentas» que tenían pendiente ambas familias entre sí, probablemente desde otra riña que protagonizaron en las cuevas Carolinas de Benimamet, el pasado día 5 de junio.






El caso es que justo en esta zona del Barrio Camales de Benimamet, existían unas cuevas* dónde también se sucedieron hechos trágicos e inexplicables:








A finales de septiembre de 1986, en las cuevas de la localidad de Elda-Alicante, también se suceden unos hechos muy trágicos –en este caso de  marcado e inequívoco carácter homicida- con dos víctimas muy jóvenes. Un doble crimen tremendo.
Los cadáveres de dos jóvenes de raza gitana, de 14 y 16 años, que habían desaparecido de su domicilio hace un mes, fueron encontrados el pasado viernes, en avanzado estado de descomposición, en una cueva de los alrededores de Elda (Alicante). La existencia de los dos cadáveres en esta cueva fue comunicada mediante una llamada telefónica anónima a la Guardia Civil. Andrés A. T, de 14 años, y José A.T. de 16, eran primos hermanos y desde finales de agosto se encontraban en paradero desconocido. La última vez que se les vio con vida fue en una gasolinera de las inmediaciones de Elda. Ninguno de los dos tenía antecedentes penales.

Llamaba la atención además del macabro hallazgo, el ensañamiento que habían tenido con las jóvenes víctimas. De nuevo nos encontramos una y otra vez –no me cansaré de repetirlo- con el mismo perfil victimológico en casos “sin resolver”, además de otro ejemplo de caso “grupal” en la comunidad Valenciana. En esta ocasión no se trataba de una tríada de víctimas sino de  dos adolescentes.





Poco se sabe de este suceso, ni móvil, ni autores conocidos. Sólo que los cuerpos estaba acribillados. Que habían sido asesinados en otro lugar, trasladados hasta la cueva por varias personas debido a que el lugar del hallazgo –muy inaccesible- no se llega en automóvil, y los cuerpos tuvieron que ser subidos o porteados por sus ejecutores. Se llegó a conocer que el crimen había sido cometido semanas antes, ya que los cuerpos presentaban un avanzado estado de descomposición. Los dos jóvenes frecuentaban la Iglesia Evangélica de Filadelfia, y al parecer trabajaban ayudando a sus padres –vendedores ambulantes-. Ambos carecían de antecedentes, y no se habían metido en problemas con anterioridad. Nuevamente también nos encontramos con el mismo perfil de víctimas poco conflictivas, pese a tener un origen humilde, o vivir en barrios desestructurados.


Esos mismos años –finales de los años ochenta- en los que transcurren los hechos relacionados con los personajes del caso Macastre, parecía estar plagado de oscuros asuntos en la Comunidad Valenciana. Concretamente en Alicante, además del caso referido de los dos adolescentes acribillados en la cueva, se sucedieron otros extrañísimos casos criminales dónde estaban implicados adolescentes, en esta ocasión, todos varones. También llama poderosamente la atención la cercanía temporal y geográfica de las poblaciones dónde se suceden. Limítrofes.





                                                                                


El único caso sobre el que se arrojó algo de luz, fue el del joven de Petrel. Los hechos trascurren a finales de Marzo de 1988. La víctima de sólo 15 años de edad, hijo de un industrial del calzado, naturales de Petrel-Alicante, estuvo durante dos años desaparecido.  Se llegó a hablar de un secuestro, ya que se recibieron también varias llamadas anónimas. Varios testimonios situaban al menor en distintas calles de la ciudad de Valencia (plaza de España, Gran vía Fernando el Católico, o las inmediaciones de la estación del norte). Curioso dato, muchos de los jóvenes desaparecidos en aquella época son situados en diversos puntos de Valencia capital. Finalmente por estos hechos fue detenido un amigo del joven, que ya había sido interrogado por los hechos –incluso fue desnudado para examinar si tenía algún signo o pequeña lesión –lucha, o forcejeo- algo que dio resultado negativo, y este detalle es llamativo-. En los primeros interrogatorios no confesó, pero luego terminó  indicando el lugar dónde estaba enterrado el cuerpo. Una fosa en el monte, en un paraje conocido como “La Rabosa” –curiosamente el otro caso del joven de Crevillente ocurrido dos años antes, en 1986 –que ya abordamos en el blog y que continúa sin resolver- también aparece su cuerpo enterrado en el monte en una fosa, con unas matas cortadas encima, cerca de un castillo viejo con un cable en el cuello. Se habló también de que el joven habiá sido secuestrado, la familia recibió una carta anónima. Se barajó la posibilidad de que los autores se encontraran en el extranjero-.
En el caso del joven de Petrel, la propia policía sostenía que tuvo que tener ayuda de terceras personas para trasladar el cuerpo y cavar la fosa. De hecho la fosa se encontraba bastante lejos de la caseta dónde supuestamente sucedieron los hechos. En un lugar de muy difícil acceso. Además el sospechoso no tenía carnet de conducir. Sobre el caso planearon numerosas dudas:  el padre del niño asesinado, está convencido de que hubo más personas implicadas en los hechos, además del joven detenido. Para él, “es muy raro que una persona haya hecho esto y permaneciera dos años haciendo vida normal y sin levantar sospechas. La policía había rastreado la zona dónde fue hallado posteriormente el cadáver enterrado. Los más de dos años transcurridos desde el fallecimiento del joven dificultaron enormemente su identificación. El cuerpo estaba esqueletizado.  Tenía algunas ropas, y un reloj, como el que portaba en el momento de la desaparición, algo que sin duda les fue de mucha ayuda. No se citan otro tipo de técnicas de identificación. Desconocemos si fueron utilizadas.
La circunstancias de la muerte también son confusas, primero el autor de los hechos manifestó haberlo apuñalado por una disputa sentimental por una amiga común y finalmente achacó la muerte a un disparo accidental de escopeta… Un crimen sentimental Emilio José M, falleció, según informó ayer en el Gobierno Civil de Alicante el jefe de la Policía Judicial a consecuencia de una herida de arma blanca en el tórax, o un golpe recibido en el hueso occipital. Sin embargo durante el juicio el autor de los hechos dice lo siguiente:  El imputado declaró que la muerte de Emilio José M. se produjo de forma fortuita, al disparársele una escopeta que manipulaba mientras ambos realizaban prácticas de tiro contra unas botellas en una finca propiedad de sus padres. El acusado dijo que calló el suceso (descubierto 28 meses después) ante el temor de que pudiera verse afectado su padre, dueño del arma. El acusado trabajaba en un pub.
Un caso sin duda, muy complejo, con muchas aristas, y con numerosos interrogantes.



                                Barrio la Fuensanta-Valencia


Volviendo a los críos de Macastre, y concretamente a los barrios de origen, sucede otro hecho relacionado con el barrio obrero de la Fuensanta, en la zona Oeste de Valencia y pegado a toda esta zona de Campanar, Beniferri, que directamente nos viene a conectar con la población de Picassent. De este hecho ya dimos cuenta en el blog en su momento, al hablar de esta población lindante con Alcásser. Es interesante volverlo a recordar:

El fin de semana del 20 al 21 de mayo de 1989 –mismo año y fechas muy cercanas al hallazgo de los cuerpos de los críos de Macastre (el 6 de abril, un hombre descubrió el cuerpo sin vida de Valeriano y el 24 de mayo, unos niños localizaron en un canal de riego de Turís los restos mutilados del cadáver de una joven en principio atribuidos a Pilar, pero que pertenecen a una joven “no identificada”) se va a realizar un espantoso descubrimiento en la localidad de Picassent.
“…según fuentes de la Guardia Civil, que han calificado el caso como "uno de los más fuertes que se han producido estos últimos años en Valencia…” (los años siguientes les depararían casos todavía más espantosos)


En dos pozos de la localidad de Picassent –sitos en los lugares de Terrabona de Bernat y La Coma- son hallados tres cadáveres. Según se relata con signos de haber sido brutalmente maltratados. Se trata de una mujer de 41 y de su hijo, un adolescente de 15 años de edad. En otro pozo aparecerá un hombre de 41 años.
¿Pero como llegan a encontrar los cuerpos en los pozos los investigadores? La investigación que ha conducido al hallazgo de los cuerpos sin vida de las tres personas se inició el pasado día 20, cuando la policía recibió el aviso de que cuatro niños permanecían abandonados en un piso del barrio obrero de La Fuensanta, en Valencia.
Cuándo la policía se interesa por los cuatro niños abandonados, son informados de que a la madre y a uno de los menores “se los habían llevado y los habían matado
Lo que todavía desconocían era la brutalidad y el grado de sadismo, de los supuestos autores de los hechos:
 



  
Los dos sospechosos, vecinos de Picassent y conocidos en ambientes de la delincuencia de la zona, propinaron una paliza al muchacho fallecido para descubrir qué había pasado con el producto de un atraco. En el transcurso de la paliza le fracturaron una pierna y posteriormente lo arrojaron, aún vivo, al pozo. Al día siguiente, repitieron la acción con la madre, que murió al fracturarse el cráneo cuando cayó al pozo, de 15 metros de profundidad.

Ejecuciones “sin piedad”. Sin contemplaciones. Al otro hombre lo apuñalaron salvajemente, y lo arrojaron en otro pozo de Picassent. Al parecer por una discusión motivada por una pistola de fogueo. Los móviles de estos crímenes tan salvajes, paradójicamente son  siempre sumamente “endebles”.

Submarinistas de la Guardia Civil, bomberos y policía local de Picassent colaboraron el sábado en el rescate de los cuerpos sin vida de las víctimas.

Sólo tres días después de hallarse los tres cuerpos en los pozos de Picassent, unos niños hallan el cuerpo mutilado de una joven a tan sólo 25 kms de esta localidad, concretamente en una tubería de Turís

En las próximas entradas iremos siguiendo los pasos de los tres jóvenes de Macastre. Desde su último periplo de Valencia a Catadau, hasta los bosques de Cuerna en  Macastre. A medida que avancemos en la búsqueda del rastro de los tres jóvenes iremos descubriendo algunas historias muy poco conocidas de toda esta zona.

Unas montañas, que como veremos albergan todavía muchos misterios por resolver.


sábado, 4 de febrero de 2017

El mismo final. La misma montaña.




















“Llegaron desde distintos lugares  para encontrar el mismo final, en la misma montaña”

Como si de un pasaje bíblico, o un epitafio grabado en la roca, se tratase…tributo a intrépidos escaladores o montañeros en algún remoto lugar de la tierra…






Nadie podía imaginar por aquel entonces ni en los peores sueños, que en un intervalo de tan sólo tres años, seis jóvenes adolescentes valencianos, se verían inmersos en una tragedia semejante.

El hecho de que los investigadores del caso Alcásser,  interrogaran a Ricart sobre el triple caso Macastre, implícitamente venía a reconocer una muerte violenta o con intervención de terceros, en el misterioso desenlace final de aquellos tres adolescentes: Rosario, Pilar y Valeriano. Si le interrogaban es que buscaban un autor-es para aquellos hechos “extraños”. Muerte “violenta” engloba demasiados preceptos de medicina legal para desgranarlos aquí. Muchos de ellos son poco “violentos” pero sí poseen connotaciones homicidas.

 



A día de  hoy este extremo sigue siendo puesto en duda por mucha gente, escépticos ante los pobres resultados ofrecidos por la ciencia al respecto. Todo ello debido a las defectuosas autopsias –sin medios, sin apenas luz y realizadas en una obsoleta morgue del cementerio de un pequeño pueblo-. Autopsias que no arrojaron absolutamente nada de luz sobre este caso, más bien lo contrario, lo cubrieron de sombras. Demasiadas sombras. Pero también influyó la no presencia aparente de esa “violencia” explícita, a la que nos referíamos antes, y que hemos podido observar en otros casos.

Teorías dispares: Asfixia no mecánicas, parada cardio-respiratoria, inhalaciones accidentales, tóxicos inespecíficos (benzol, beleño…)
Tóxicos –beleño- que curiosamente se correlacionan con hierbas o plantas denominadas “visionarias”. Plantas utilizadas por “chamanes” o sacerdotes en ambientes “ocultistas” o “sectarios” para servir de guía hacia otras dimensiones o abrir “puertas” desconocidas para la mayoría los mortales.





La Flor de la Muerte, Adormidera de Zorra o Hierba Loca.  Esta hierba que se encuentra dentro de una familia de plantas, las solanáceas, que han sido asociadas desde muy antiguo con la brujería y la magia
 El cuadro clínico puede desembocar incluso en un coma y paro respiratorio.

  
En el caso de Rosario, también se localiza una extraña sustancia líquida blanquecina en el recto, sustancia “indeterminada”. Todo es un auténtico laberinto de misterios sin resolver.

Si algo parecía claro, así lo habían dictaminado los forenses,  era la asfixia no mecánica como la causa de la muerte de la joven Rosario. Hallada sobre una cama en la caseta de Macastre. Un caso muy similar  -por la causa del óbito-  al extrañísimo asunto de la joven de Algemesí cuyo cadáver es descubierto en los campos de naranjas de Picassent, con una “naranja en la boca”. Caso en el que también se habló de la presencia de tóxicos inespecíficos. Las mismas causas también presentes en el caso “ritual” de Alfaz del Pi, que llevan al hospital a una mujer joven –muerte por asfixia-parada cardiorrespiratoria-, dónde termina falleciendo.  

Si el caso Macastre hubiera sucedido en otro punto de España, podríamos pensar incluso en la posibilidad de algo “accidental”, de un hecho “aislado”. Pero no fue así, sucedió a tan sólo  19  kilómetros del lugar dónde fueron enterradas las tres niñas de Alcásser, es decir casi en el “epicentro”  -como veremos en sucesivas entradas- de una zona con muchos casos criminales “extraños” y plagados de misterios. Una zona “acotada” dónde aparecen asesinadas o muertas en extrañas circunstancias mujeres jóvenes o adolescentes.

Un “grupo” asesinando a “grupos” de adolescentes.

Esa sensación, o intuición de que existió al menos “un grupo indeterminado de personas asesinando a diferentes grupos de adolescentes” en la  C.Valenciana me persigue desde el primer momento que empecé a revisar estos casos, hace ya muchos años. Después de haber leído mucho, haber cribado las hemerotecas durante tres años, haber indagado en mil hipótesis plausibles, y sobre todo, después de haber “reflexionado” mucho sobre todos estos aspectos, a día de hoy, tengo que confesarles, me sigue sobrevolando esa misma idea.





¿Porqué un grupo  de personas asesinando? : porque todo nos parece hablar de la presencia de “varias personas” en los distintos escenarios criminales:

-en el caso Alcásser está demostrada esa participación masiva por el hallazgo de restos biológicos –vellos púbicos- en los cuerpos de las víctimas,  la implicación de “al menos” siete personas distintas. Distintas a los acusados. Personas que nunca fueron detenidas.

En el caso Macastre parecen existir pisadas de cuatro personas “distintas” a los menores alrededor de la caseta de aperos dónde se encuentra el cuerpo sin vida de Rosario. Nunca fueron puestos a disposición judicial.

Pero hay más, si revisamos el resto de casos dispersos por la geografía de la C. Valenciana –muchos de ellos todavía sin resolver- , observaremos como se reproduce un mismo “modus operandi”, o al menos uno muy similar,  que implica la “presencia de varias personas actuando al unísono para llevar a cabo esas acciones criminales”. La propia prensa lo recoge en innumerables ocasiones. Lo cita y traslada a los lectores, porque los investigadores “teorizan” en esos primeros momentos,  sobre esa posibilidad.  Al realizar la inspección ocular en el lugar del hallazgo, o al ofrecer por aquel entonces los primeros datos de la investigación a los reporteros. Cuándo los periodistas todavía obtenían información directa y fresca de los investigadores, sin pasar la criba de los actuales portavoces o enlaces de prensa que sólo ofrecen datos superficiales e insustanciales para no entorpecer la resolución de los casos o guardar el preceptivo cerrojazo informativo decretado por el “secreto” sumarial.

Varias personas que trasladaban los cuerpos desde algún lugar indeterminado hasta el escenario final. Lugares de depósito de cuerpos, sitos siempre en el medio rural: casetas, acequias, pozos, montañas, campos de naranjos; dónde finalmente eran hallados por gente relacionada con labores propias de ese mismo medio.

Los cuerpos eran descubiertos, lo que viene a indicar que los criminales no hacían demasiados esfuerzos en ocultarlos. Parece entonces preferible para ellos que los cuerpos fueran descubiertos, a mantener a un grupo importante de víctimas con el status de “desaparecidas.”. Y este dato es realmente inquietante. ¿Porqué aparecían entonces los cuerpos?, pudiendo haberlos hecho desaparecer para siempre. Tenían el “control” de la situación o jugaban con los investigadores.

 Varias personas parecen ser también las que interceptaran mediante engaño/ ataque sorpresivo a las víctimas –es precisamente esa necesidad abultada de víctimas al unísono y de tres en tres, lo que no hace sino incrementar esa sensación de la existencia de un grupo de no pocas personas demandantes de esas víctimas para unos fines macabros-. Grupo o personas que vendríamos a situar en la incógnita de esta complejísima ecuación: La de los asesinos o partícipes.

La peculiaridad está en “las tríadas de menores”, para qué, y con qué objeto. Podrían secuestrar a las víctimas de una en una, pero optan por un secuestro grupal con mayores implicaciones y complicaciones.
¿O es todo fruto de una simple casualidad? Si el caso Macastre podía ser una extraña “carambola” criminal, el Caso Alcásser ocurrido tres años después, no hace sino apuntalar esta teoría. La de la “no casualidad”.

 Igualmente nos abre los ojos ante la necesidad de una mayor logística –personas/medios- para desarrollar toda la fase criminal –asalto-control-tortura-ejecución, es decir secuestrarlas, retenerlas, custodiarlas, doblegarlas y acabar con sus vidas. Menores –a veces muy desarrollados para su edad-, vitales  y con fuerza, como hemos visto en otros casos ocurridos en la C Valenciana.

Aunque todo esto les suene a “impresión subjetiva” o hipótesis de trabajo descabellada,  lo cierto es que existen una buena cantidad de datos “objetivos” que nos hablan de la existencia de un grupo de personas, actuando sobre el terreno.

Como siempre hemos mantenido desde este blog, el hecho de que un grupo de estas características no haya sido “neutralizado” no implica su “no existencia”, simplemente revela que no han podido ser interceptados.  

  

**Un grupo muy activo, con una “base”.


Como ya he apuntado en más de una ocasión, todos estos datos también nos hablan de la existencia de algún escenario situado entre los lugares dónde desaparecen las víctimas y el lugar dónde son halladas. Es decir un lugar “intermedio”.

Un lugar, una “base”, una vivienda dónde son perpetrados los crímenes. Un escenario del crimen “de interior” con unas características probables: resguardado, apartado, fácil de controlar y vigilar. Prácticamente indetectable –este tipo de hechos tan truculentos torturas, mutilaciones, etc-  parecen requerir de tiempo y logística suficiente para perpetrarlos y de pocos sobresaltos o visitas inoportunas. Donde el trajín de gente no levante sospechas de estar amparando algún tipo de actividad ilegal.








Un lugar probablemente no muy distante a los sitios dónde son finalmente depositados los cadáveres –lo  cual  facilitaría el transporte de los cuerpos por carreteras secundarias o pistas rurales para evitar correr riesgos innecesarios hasta el escenario final-, pero tampoco demasiado cercano para no ser “asociados” o indagados al llevarse a cabo esos hallazgos.

 Esa teoría o posibilidad  “hipotética” pero con muchas probabilidades, de la que ya nos habló Canter, la aplicaremos y publicaremos en alguna de las próximas entradas del blog. Los “mapas mentales” de los criminales, de los que también hablamos. Criminales que se mueven por lugares “conocidos” o familiares para ellos. Mapas  que trazan y por dónde se dejan guiar llevados por su subconsciente. Lugares muy reconocibles por quienes los transitan con cierta frecuencia. Por conocimiento anterior, por usos rurales, etc,  que les llevan a mantener una sensación de aparente “seguridad” y les permiten una capacidad de maniobra o reacción ante cualquier imprevisto que pudiera sobrevenirles.
Es de sentido común. Podríamos decir de lógica aplastante que ningún criminal por escaso que sea su coeficiente intelectual, o por alterado que esté, comete la temeridad de pasearse con un cadáver en el maletero, o en el interior de una furgoneta durante cientos de kilómetros buscando un lugar desconocido e inhóspito, para deshacerse de uno o más cuerpos, exponiéndose a ser interceptado en un control policial aleatorio, cometer alguna infracción de tráfico, sufrir un accidente –reventar una rueda, quedar atrapado en una pista en malas condiciones…-, ser observado por algún testigo inoportuno, o  cualquier otro avatar. Necesitan por lo tanto tener muy bien predeterminado el lugar dónde llevar a cabo dichas acciones. Y más tratándose de acciones de “este calado”.





De ahí esa sensación constante de “cercanía” y de un amplio o exhaustivo “conocimiento” del “medio” en el que se desenvuelven los crímenes. Nos lo repite incansablemente la prensa. Y estas son pequeñas pistas,  que no debemos de desechar.

Lo veremos en algunos asuntos concretos, orografía muy complicada, lugares inaccesibles, poco o nada transitados, que hay que “conocer” sí o sí de antemano, al igual que las pocas rutas o caminos que conducen allí, así como  las distintas vías de escape.

Nada parece entonces, quedar “al azar”, porque el azar es un factor que no parece tener cabida en los planes de alguien que lleva a cabo una tarea criminal de tanta envergadura. Ese azar, implica demasiados riesgos que no pueden permitirse el lujo de correr.  Habrían sido cazados. Tarde o temprano habrían sido capturados. Y los hechos nos demuestran que no ha sido así.

Puedo estar equivocado en mis planteamientos. Puede que nada esté “conectado” entre sí. Puede que se traten de casos aparentemente “distintos”, o aislados. Pero también creo que si hubiera tantos asesinos actuando de forma “independiente”, más de uno de estos casos habría sido convenientemente resuelto. Si muchos de estos casos permanecen sin resolver quizás también se deban a que obedezcan a un mismo patrón criminal, o a una misma autoría.

No es muy factible que existan tantos criminales en la C. Valenciana que hayan actuado por su cuenta y riesgo sobre un mismo perfil victimológico -grupo de víctimas- o víctimas de unas determinadas características –adolescentes/mujeres jóvenes-
.
Como tampoco parece nada lógico que pueden existir dos grupos distintos de criminales dejando cuerpos en una misma cadena montañosa, y actuando sobre un número idéntico de víctimas –tres- , con un mismo rango de edad, y todo ello en un reducido margen de apenas una veintena de kilómetros de distancia. Altamente improbable.



Los investigadores tenían claro que en Macastre había pasado algo “anómalo”, por eso intentaban esclarecerlo, intentaban atar cabos que conectasen de alguna manera los dos triples homicidios.  Tenían al principal sospechoso del caso Alcásser, luego culpable una vez fue condenado por sentencia. Y le interrogaron. Le interrogaron sobre Macastre. Porque el caso Macastre fue algo “extraño”, y también demasiado complicado de esclarecer para los investigadores. Como señalan los periodistas, las cosas o no se hicieron bien desde un primer momento, o el asunto tenía más “enjundia” de lo que aparentaba. No parece luego algo “accidental”, sino con intervención de terceros. Ese interrogatorio a Ricart, venía –indirectamente- a decirnos todas esas cosas.







Y de paso, nos ponía sobre la pista de “otros” asesinos y partícipes, que como sucedió en el caso Alcásser, nunca fueron detenidos.

De hecho los crímenes siguieron sucediéndose por estos parajes concretos,  una vez que el culpable estaba entre rejas. Lo veremos. ¿Los asesinos seguían actuando?. Y entre esos asesinos no estaba  Miguel Ricart.

Quizás alguna de las claves esté precisamente en lo curioso de algunos de los pocos datos que disponemos:

Si reflexionamos sobre estos aspectos, observaremos datos muy curiosos sobre la victimología:

Esos dos grupos de tres víctimas cada uno, provenían de puntos de origen muy distintos:  –barrios de tipología urbana sitos al noroeste de una gran ciudad como Valencia capital vs un pequeño pueblo eminentemente rural, sito al sur de la ciudad: Alcásser-. Sin embargo: todos desgraciadamente acaban confluyendo en la misma montaña de forma trágica. Paradójicamente proviniendo de ambientes y lugares distintos, esa misma montaña será su última morada. A muy pocos kilómetros un grupo del otro.



    La estrella indica la ubicación de la fosa de La Romana-Tous, dónde fueron halladas las tres niñas de Alcásser.


 Si las víctimas no guardan ninguna relación aparente entre sí. Si provienen de ambientes completamente diferentes –desestructurados vs clase media- , deberíamos preguntarnos entonces dónde puede estar la clave. ¿Podrían ser sus asesinos la verdadera llave,  para establecer ese “vínculo”?.
 Si le damos la vuelta a ese aspecto victimológico, no sería descabellado decir que podrían ser ellos –los agresores- los que “escogen” ese perfil de víctima concreto, que viene a ser un elemento clave también de esa “firma”; elemento fundamental del perfil criminológico, tan importante a la hora de vislumbrar la parte psicológica del asesino-s que cometen una cadena de crímenes “relacionados”. La firma hace referencia también a la acción, que el criminal-es no pueden enmascarar con actos de precaución. Además esta, no suele variar, sino más bien permanece inalterable e inmóvil durante su trayectoria criminal. Es un elemento diferenciador, y que dirige muy bien los pasos hacia los verdaderos autores de los hechos criminales.

Un montón de preguntas por contestar:
 ¿Porqué acaban sus días en aquella montaña?. ¿Qué ocurría allí? ¿Qué secretos callan aquellos montes?. ¿Qué historias guardan desde hace años?.


Intentaremos ver con “otros ojos” algunos de los aspectos que conforman este misterioso puzzle criminal. Para ello es necesario intentar volver sobre sus pasos perdidos. Y meter la “lupa” de lleno, en esos parajes.




  Los primeros bodegones dedicados al tema de la caza, actividad asociada a la vida aristocrática-  Bodegón con        halcón peregrino y su presa- Autor: Clara Peteers (exposición-Museo del Prado). El Halcón, usado para la caza por la  aristocracia, también se asocia a la nobleza.