Aunque en su día abordamos este
tema, es interesante retomarlo para ir
intercalando algunas nuevas aportaciones o ideas, que nos pongan de nuevo sobre
los pasos de aquellos tres jóvenes Valencianos cuyo destino les reservaba un
inesperado y trágico final en los bosques de Macastre. Con la ayuda de toda la
información disponible – entrecruzando los datos más relevantes de los diversos
documentales existentes sobre la desaparición, hallazgo, autopsias, sumario
revisado, testimonios de periodistas que investigaron los hechos, etc. y alguna
pequeña aportación de este blog - intentaremos reconstruir en la medida de
nuestras posibilidades, ese último viaje hacia la localidad de Macastre.
La
razón, no es otra que intentar revisitar el caso desde otra perspectiva. Un
suceso extraño y de gran complejidad, plagado de mil interrogantes, y dónde merece la
pena indagar y adentrarse en algunos aspectos poco o nada explorados.
Año en que se desarrollan los hechos: 1988-1989
Poblaciones dónde supuestamente trascurren los hechos más relevantes: Valencia-Catadau-Macastre.
Situación geográfica: barrios de los Poblados del
Oeste –barrios periféricos de la ciudad de Valencia- lugar de residencia de los tres adolescentes
del caso Macastre (Rosario, Valeriano y Pilar):
"Hay varias
ciudades en Valencia"
El origen humilde de los tres jóvenes. Año 1988. Valencia.
Poblados del Oeste, es el nombre
que recibe el distrito número 18 de la ciudad de Valencia (España). Limita al
norte con los municipios de Burjasot y Paterna, al este con Benicalap, al sur con Campanar (distrito) y al
oeste con el municipio de Paterna. Está compuesto por dos barrios: Benimámet y Beniferri.
Su población -censada en 2009- era de 14.307 habitantes según el Ayuntamiento
de Valencia.
A un lado está el distrito de
Pobles de L'Oest, integrado únicamente
por Benimàmet-Beniferri. Un barrio en el que hasta los años setenta
una parte de sus habitantes vivía en cuevas *. Que pasó, casi sin
solución de continuidad, de depender del
monasterio de Sant Miquel dels Reis, como
una vieja propiedad feudal, a manos del Ayuntamiento de Valencia.
En un articulo del diario “el
país” del año 2006 “Barrio rico, Barrio pobre” se describía así al barrio de
Valeriano:
¿Qué es Benimàmet? Gente trabajadora. Y como la gente trabajadora es
gente necesitada, de jóvenes ya empiezan a trabajar". Un lugar sin
industria, de bares y restaurantes.
En cuanto a otro de los poblados
–el de Pilar- : La Coma-Paterna otro artículo de este mismo diario fechado en
el año 1998, nos describe la dura realidad de esta barriada. Un enclave marcado
por la delincuencia, la drogadicción, la existencia de “clanes” de gatillo
rápido, que se repartían el negocio e imponían su ley.
Una
realidad devastadora: La Coma es un núcleo aislado de unos 5.000 habitantes,
con una notable carencia de infraestructuras. Las 1.200 viviendas públicas
albergan a familias con escasos recursos económicos, cuyos miembros viven a
menudo hacinados. El nivel de desescolarización es muy alto, y las drogas y el
paro son dos elementos comunes en la juventud. "Decir que vives en La Coma
es suficiente para que no te den trabajo. Un chaval de 14 años pregunta para qué
tendría que ir a la escuela. Dice que lo que de verdad le falta a su barrio son
unos recreativos y un videoclub, "para ver películas pornográficas"
Las víctimas del “Caso
Macastre”:
Existe muy poca información sobre
los tres jóvenes. ¿Cómo eran sus rasgos de personalidad y cómo se desenvolvían
en ese entorno descrito como “hostil”?
- Rosario de 15 años de
edad, vivía con sus padres en el barrio de Benicalap,
estudiaba FP rama sanitaria. Una joven descrita como tímida, callada, solitaria y muy apegada a sus padres, hasta que
conoce y empieza a salir con otro de los jóvenes implicados en el caso:
Valeriano. A partir de ahí parece que la joven, sufre un drástico cambio,
y comienza a adentrarse en el consumo de
drogas blandas –porros, inhalación de benzol- si bien estos consumos son
descritos como “esporádicos” y para probar dichas sustancias-. Se inicia
entonces una nueva etapa descrita como de “rebeldía”. Trabajó ocasionalmente, como
canguro de niños pequeños, muy curiosamente, con un nombre falso, que pertenece a otra mujer.
- Valeriano, 14 años de
edad, vivía en Benimamet, internado
en diversas ocasiones en el centro de menores de Godella, por robos menores
–por este mismo centro pasará unos años más tarde Mauricio Anglés, alias “El Mauri”-. En el momento de su muerte,
Valeriano, gozaba de un “permiso” del citado centro de menores. A pesar de lo
que pudiera parecer, los hechos por los que el adolescente entra en el centro no
entrañaban delitos de excesiva gravedad –conducir una moto robada-. Además no
constaba que se dedicara a ningún tipo de actividad delictiva concreta. Fracaso
escolar, aunque sin presentar un perfil prototipo de pandillero juvenil
agresivo o inadaptado. Más bien todo lo contario. De hecho es descrito como tímido, noble y muy cortés. De buenas
maneras y poco conflictivo. Pelo
rizado, complexión atlética.
-Pilar: 15 años de edad,
vivía en la barriada de La Coma-Paterna,
era estudiante de peluquería. Interna en una escuela-hogar perteneciente a
una orden religiosa. (Como curiosidad Miguel Ricart estuvo interno años
antes, en un centro perteneciente esta misma “orden religiosa” -sitos ambos en la
zona de Campanar-Valencia.- “… Una vez
que la madre falleció, el padre gestionó el ingreso del informado en el Colegio
de niños huérfanos XXXX, institución en la que permaneció hasta la edad de
trece años –es decir hasta el año 1982-.
Allí coincide con su hermana cuando el lleva 2 o 3 años de internado. Conserva
el recuerdo de un compañero al que considera amigo, llamado Salva…”
Pilar nos es descrita como: una
joven alegre, extrovertida, le
gustaba hablar con la gente y muy sociable. La joven se había escapado del citado
internado/escuela hogar, días antes de su desaparición.
Barrios desestructurados -por
aquel entonces-, con muchas carencias, sin dotaciones culturales o deportivas, dónde
las drogas formaban parte del paisaje habitual. Drogas, que por aquel entonces
eran unas grandes desconocidas y que hicieron verdaderos estragos entre la
juventud de la época. Especialmente la heroína, si bien en el caso de los
jóvenes del caso Macastre, parece que el consumo de sustancias estupefacientes,
se refería principalmente a drogas blandas -hachís- y otras de más amplio espectro: rohipnoles, inhalación de benzol, etc.
La pandilla:
Pilar y Rosario se conocen al
final del verano de 1988, posteriormente Valeriano conoce a Rosario, de la que
acabará siendo pareja. Es entonces cuándo comienzan a realizar excursiones y
acampadas fuera de la ciudad de Valencia. Lo hacen, pero a la pareja formada
por Rosario y Valeriano se les une Pilar. Algo que llama la atención de algunos
investigadores, es precisamente este aspecto: el hecho de que esa tercera amiga se uniera a la
pareja en sus escapadas. Curioso, porque la juventud lo que suele buscar es precisamente
todo lo contrario: una intimidad de la que carecen por su edad y la falta de
medios. También destaca, la marcada diferencia de carácter de los componentes del
trío: la timidez e introversión de la pareja de adolescentes, y el carácter más
abierto y extrovertido de Pilar, la tercera componente de esta pandilla. Había
elementos que a priori, pareciesen no cuadrar.
Si bien en esas edades específicas –adolescencia- las relaciones de
amistad son muy fuertes, y en consecuencia, imprevisibles.
De hecho, al analizar cómo era
esa relación, según diversos testimonios se llegó a afirmar que mantenían
relaciones afectivas entre los tres jóvenes. Una relación demasiado abierta o
liberal; “inusual” o “impropia” por la
edad de los adolescentes, y por la época en la que discurren los hechos. Lo
cual podría en parte explicar la presencia de esa tercera joven en las
acampadas de la citada pandilla. Es un dato curioso, que también podría tener
otra serie de connotaciones, sobre las que hablaremos en su momento.
Alrededor de los lugares, por los
que transitan los tres jóvenes se van sucediendo una serie de extraños casos
criminales –próximos en el tiempo-. Como acostumbramos a hacer en este blog, intentamos conocer de primera mano qué pasaba en esos lugares concretos, para poder
tener una perspectiva más amplia del hecho criminal.
El Caso Macastre es un caso muy complejo, y de difícil
investigación. Con las puertas bien cerradas, y que a pesar de todos los
esfuerzos realizados por diversos investigadores, parece haberse quedado estancado, o en punto
muerto. Todos los datos que puedan ser aportados son por lo tanto de mucho interés:
En esos mismos poblados del
Oeste –Benimamet y Beniferri- tendrán lugar otros extraños sucesos:
Muy cerca de Benimamet, y de Burjassot,
concretamente en Beniferri, aparecerá el martes 20 de julio de 1987, el cuerpo
sin vida de una joven de veinte años de edad. La joven fue hallada con los brazos abiertos, ensangrentada y
cubierta de insectos, por unos chicos que paseaban en bicicleta, por un campo
de naranjos. Una joven bien parecida y de cuidado aspecto –pelo rubio, media
melena, 1’58 de estatura y ojos color castaño-. El cadáver presentaba treinta navajazos: catorce en pecho y
abdomen, el resto repartidas por todo el cuerpo. La mayoría superficiales. Propinada con una navaja
de hoja corta. Además tenía un mechero en la boca, y una rama incrustada en sus genitales. De este caso ya les hablé en otras
ocasiones. Lo vuelvo a citar por la cercanía con el parque Camales de
Benimamet, y la cercanía temporal con los sucesos de Macastre -. Era llamativo
que la blusa estuviera levantada, dejando ver el cuerpo de la joven y que el pantalón corto tuviera la cremallera
abierta. Igualmente la joven carecía de ropa interior. Vestida, pero sin ropa interior.
Finalmente al indagar más sobre este intrigante suceso, al parecer hubo una
persona detenida por estos hechos –algo que desconocía hasta la fecha-. El sospechoso
era un joven amigo de la muchacha. La explicación que dío fue que todo se debió
a una “discusión” con la joven. Un móvil que no se sostiene, viendo el estado
–según nos describe la prensa- que presentaba el cadáver. Una agresión de alto componente sádico: con pequeñas y
múltiples incisiones en el pecho, una rama incrustada en la vagina, y un
mechero entre los dientes, y los
brazos abiertos –en cruz-. La
joven asesinada era originaria de la localidad de Burjassot. Nada más se sabe de este tema. No hay constancia en la
prensa de juicio, ni condena por este crimen.
En 1987 es hallado el cadáver de
una mujer en un choche en Burjassot –crimen que continúa sin resolver y sobre
el cual no hay más datos-.
En el año 1995 fue hallado otro cadáver,
esta vez de un hombre –sin identificar- con señales de violencia junto a una
gasolinera de Beniferri. No hay más datos.
Pero sin duda un crimen
estremecedor fue el ocurrido durante ese mismo año 1988 en el mismo corazón del
parque Camales de Benimamet. Un lugar sin duda, peligroso:
Una joven llamada Yolanda, de 17
años de edad, fue brutalmente asesinada de un tiro de escopeta. Le destrozaron
la cabeza, en el interior de una caseta
de Benimamet –parc camales-. Al parecer, la joven pasaba la noche en una caseta abandonada, refugio de
toxicómanos y delincuentes. La policía barajaba el ajuste de cuentas como móvil
del crimen. La joven había tenido problemas menores con la justicia por
abandono del hogar. Sobre este suceso, no existe constancia en las hemerotecas
nacionales, un hecho nuevamente “llamativo”. Parece que el caso de esta joven,
nunca haya existido o que la noticia no trascendió a nivel de medios de
comunicación nacionales –como hemos podido comprobar en otros casos concretos-.
Desconocemos el porqué.
Lo que sí nos llama poderosamente
la atención de este caso es que la víctima se corresponde con una joven menor
–adolescente-, y que el crimen también se lleva a cabo en una caseta abandonada. La victimología y el escenario final
vuelven de nuevo a concordar. Llama
también la atención la forma en que se desarrollan los hechos: una “ejecución”
de una joven indefensa. Despiadada y brutal.
Precisamente Yolanda al parecer
era asidua del parque Camales, el mismo parque sito en Benimamet, al que acudían
con demasiada frecuencia Rosa, Valeriano y Pilar, en esas mismas épocas.
Parque Camales-Valencia
Es curioso que a pesar de que las
víctimas procedía de barrios muy humildes o transitaban por sitios
especialmente conflictivos como el parque Camales, estas no parecen tener un
abultado historial delictivo. Mas bien parece que son esos sitios los que de
una u otra menra, dibujan esa cruz que han llevado a cuestas durante todos
estos años, en los que han sido tildados de desposeídos, desarraigados, o
yonkis.
Víctimas vulnerables, rodeados de
gente poco o nada recomendable. Lugares con una violencia tan extrema que no
parece correlacionarse con lugares de trapicheo o menudeo de drogas blandas.
Ambas se repelen. Si hay un crimen de esas características en un lugar de
consumo y tráfico, viene a significar que el negocio acaba cerrando.
De hecho, el parque dejará de ser
lugar de encuentro de jóvenes, por el miedo existente tras el crimen de
Yolanda. Sobre las investigaciones, no hay datos, tampoco se conocen
detenciones por estos hechos. Por lo que se supone que el crimen del parque
Camales, quedó también sin resolver.
Lo que sí parece claro, es que
esta era una zona dónde ocurrían sucesos muy graves:
Valencia 1 Abril 1982
Dos jóvenes que recogían chatarra resultaron asesinados a quemarropa el
pasado martes en el polígono industrial Ciudad Mudeco, - muy cerca de
Benimamet -, cercano a Valencia, por varias personas que
dispararon desde un coche. Fuentes policiales han manifestado que todo parece
ser un ajuste de cuentas por el carácter brutal de la agresión y la
escasa edad de los asesinados. Pedro B, de 16 años, y Francisco G, de 19, ambos primos
hermanos, se vieron sorprendidos por una ráfaga de disparos, procedentes
al parecer de una escopeta repetidora, cuando al mediodía hacían su
recorrido habitual por el polígono para recoger en su carro restos materiales
de las industrias.
Según algunos testigos, de un coche Renault-4 de color amarillo, en el
que viajaban varias personas, descendió una persona que efectuó disparos a
unos dos metros de las víctimas hasta cerciorarse de que habían perdido
la vida. El más joven presentaba un disparo en el cráneo y otro en el
pecho. Por su parte, Francisco García recibió un disparo en el ojo y
otro en el brazo. Ambos fallecieron al instante.
Fuentes policiales han negado que las víctimas pertenecieran a la
comunidad gitana de Valencia. Más bien señalaron que Pedro y Francisco podrían
ser dos quinquis que se ganaban la vida vendiendo chatarra.
Dos años antes:
Tres personas resultaron muertas, tres heridas de gravedad y siete más
heridas de distinta consideración, todas ellas de raza gitana, en el transcurso
de una reyerta entre familias rivales, ocurrida en el barrio El Palleter, de
Burjasot, pelea en la que utilizaron armas blancas
Según la policía, el motivo de la reyerta fue un «ajuste de cuentas»
que tenían pendiente ambas familias entre sí, probablemente desde otra riña que
protagonizaron en las cuevas Carolinas
de Benimamet, el pasado día 5 de junio.
El caso es que justo en esta zona
del Barrio Camales de Benimamet, existían unas cuevas* dónde también se sucedieron hechos trágicos e
inexplicables:
A finales de septiembre de 1986, en las cuevas de la
localidad de Elda-Alicante, también se suceden unos hechos muy trágicos –en este
caso de marcado e inequívoco carácter
homicida- con dos víctimas muy jóvenes. Un doble crimen tremendo.
Los cadáveres de dos jóvenes de raza gitana, de 14 y 16 años, que habían
desaparecido de su domicilio hace un
mes, fueron encontrados el pasado viernes, en avanzado estado de
descomposición, en una cueva de los
alrededores de Elda (Alicante). La
existencia de los dos cadáveres en esta cueva fue comunicada mediante una llamada telefónica anónima a la
Guardia Civil. Andrés A. T, de 14 años, y José A.T. de 16, eran primos hermanos
y desde finales de agosto se encontraban en paradero desconocido. La última vez que se les vio con vida fue
en una gasolinera de las inmediaciones
de Elda. Ninguno de los dos tenía antecedentes penales.
Llamaba la atención además del
macabro hallazgo, el ensañamiento que
habían tenido con las jóvenes víctimas. De nuevo nos encontramos una y otra vez
–no me cansaré de repetirlo- con el mismo perfil victimológico en casos “sin
resolver”, además de otro ejemplo de caso “grupal” en la comunidad Valenciana.
En esta ocasión no se trataba de una tríada de víctimas sino de dos adolescentes.
Poco se sabe de este suceso, ni móvil,
ni autores conocidos. Sólo que los cuerpos estaba acribillados. Que habían sido
asesinados en otro lugar, trasladados hasta la cueva por varias personas debido a que el lugar del hallazgo –muy inaccesible- no se llega en
automóvil, y los cuerpos tuvieron que ser subidos o porteados por sus ejecutores. Se llegó a conocer que el
crimen había sido cometido semanas antes, ya que los cuerpos presentaban un
avanzado estado de descomposición. Los dos jóvenes frecuentaban la Iglesia Evangélica
de Filadelfia, y al parecer trabajaban ayudando a sus padres –vendedores ambulantes-. Ambos
carecían de antecedentes, y no se habían metido en problemas con anterioridad. Nuevamente también
nos encontramos con el mismo perfil de víctimas poco conflictivas, pese a tener
un origen humilde, o vivir en barrios desestructurados.
Esos mismos años –finales de los
años ochenta- en los que transcurren los hechos relacionados con los personajes
del caso Macastre, parecía estar plagado de oscuros asuntos en la Comunidad
Valenciana. Concretamente en Alicante, además del caso referido de los dos
adolescentes acribillados en la cueva, se sucedieron otros extrañísimos casos
criminales dónde estaban implicados adolescentes, en esta ocasión, todos
varones. También llama poderosamente la atención la cercanía temporal y geográfica
de las poblaciones dónde se suceden. Limítrofes.
El único caso sobre el que se
arrojó algo de luz, fue el del joven de Petrel. Los hechos trascurren a finales
de Marzo de 1988. La víctima de sólo 15 años de edad, hijo de un industrial del
calzado, naturales de Petrel-Alicante, estuvo durante dos años
desaparecido. Se llegó a hablar de un
secuestro, ya que se recibieron también varias llamadas anónimas. Varios
testimonios situaban al menor en distintas calles de la ciudad de Valencia
(plaza de España, Gran vía Fernando el Católico, o las inmediaciones de la
estación del norte). Curioso dato, muchos de los jóvenes desaparecidos en
aquella época son situados en diversos puntos de Valencia capital. Finalmente por
estos hechos fue detenido un amigo del joven, que ya había sido interrogado por
los hechos –incluso fue desnudado para examinar si tenía algún signo o pequeña
lesión –lucha, o forcejeo- algo que dio resultado negativo, y este detalle es
llamativo-. En los primeros interrogatorios no confesó, pero luego terminó indicando el lugar dónde estaba enterrado el
cuerpo. Una fosa en el monte, en un paraje conocido como “La Rabosa”
–curiosamente el otro caso del joven de Crevillente ocurrido dos años antes, en
1986 –que ya abordamos en el blog y que continúa sin resolver- también aparece su cuerpo enterrado en el monte en una
fosa, con unas matas cortadas encima, cerca de un castillo viejo con un cable
en el cuello. Se habló también de que el joven habiá sido secuestrado, la
familia recibió una carta anónima. Se barajó la posibilidad de que los autores
se encontraran en el extranjero-.
En el caso del joven de Petrel, la
propia policía sostenía que tuvo que tener ayuda
de terceras personas para trasladar el cuerpo y cavar la fosa. De hecho la
fosa se encontraba bastante lejos de la caseta dónde supuestamente sucedieron
los hechos. En un lugar de muy difícil acceso. Además el sospechoso no tenía
carnet de conducir. Sobre el caso planearon numerosas dudas: el padre del niño asesinado, está convencido de que hubo más personas
implicadas en los hechos, además del joven detenido. Para él, “es muy raro
que una persona haya hecho esto y permaneciera dos años haciendo vida normal y
sin levantar sospechas. La policía había rastreado la zona dónde fue hallado
posteriormente el cadáver enterrado. Los más de dos años transcurridos desde el
fallecimiento del joven dificultaron enormemente su identificación. El cuerpo
estaba esqueletizado. Tenía algunas
ropas, y un reloj, como el que portaba en el momento de la desaparición, algo
que sin duda les fue de mucha ayuda. No se citan otro tipo de técnicas de
identificación. Desconocemos si fueron utilizadas.
La circunstancias de la muerte
también son confusas, primero el autor de los hechos manifestó haberlo
apuñalado por una disputa sentimental por una amiga común y finalmente achacó
la muerte a un disparo accidental de escopeta… Un crimen sentimental Emilio José M, falleció, según informó ayer en el
Gobierno Civil de Alicante el jefe de la Policía Judicial a consecuencia de una
herida de arma blanca en el tórax, o un golpe recibido en el hueso occipital.
Sin embargo durante el juicio el autor de los hechos dice lo siguiente: El imputado declaró que la muerte de Emilio
José M. se produjo de forma fortuita, al disparársele una escopeta que
manipulaba mientras ambos realizaban prácticas de tiro contra unas botellas en
una finca propiedad de sus padres. El acusado dijo que calló el suceso
(descubierto 28 meses después) ante el temor de que pudiera verse afectado su
padre, dueño del arma. El acusado trabajaba en un pub.
Un caso sin duda, muy complejo,
con muchas aristas, y con numerosos interrogantes.
Volviendo a los críos de
Macastre, y concretamente a los barrios de origen, sucede otro hecho relacionado
con el barrio obrero de la Fuensanta,
en la zona Oeste de Valencia y pegado a toda esta zona de Campanar, Beniferri,
que directamente nos viene a conectar con la población de Picassent. De este
hecho ya dimos cuenta en el blog en su momento, al hablar de esta población
lindante con Alcásser. Es interesante volverlo a recordar:
El fin de semana del 20 al
21 de mayo de 1989 –mismo año y fechas muy cercanas al hallazgo de los
cuerpos de los críos de Macastre (el 6
de abril, un hombre descubrió el cuerpo sin vida de Valeriano y el 24 de
mayo, unos niños localizaron en un canal de riego de Turís los restos
mutilados del cadáver de una joven en principio atribuidos a Pilar, pero que
pertenecen a una joven “no identificada”) se va a realizar un espantoso
descubrimiento en la localidad de Picassent.
“…según fuentes de la Guardia Civil, que han calificado el caso como
"uno de los más fuertes que se han producido estos últimos años en
Valencia…” (los años siguientes les depararían casos todavía más
espantosos)
En dos pozos de la localidad de
Picassent –sitos en los lugares de Terrabona de Bernat y La Coma- son hallados
tres cadáveres. Según se relata con
signos de haber sido brutalmente maltratados. Se trata de una mujer de 41 y
de su hijo, un adolescente de 15 años de edad. En otro pozo aparecerá un hombre
de 41 años.
¿Pero como llegan a encontrar los
cuerpos en los pozos los investigadores? La
investigación que ha conducido al hallazgo de los cuerpos sin vida de las tres
personas se inició el pasado día 20, cuando la policía recibió el aviso de que
cuatro niños permanecían abandonados en un piso del barrio obrero de La
Fuensanta, en Valencia.
Cuándo la policía se interesa por
los cuatro niños abandonados, son informados de que a la madre y a uno de los
menores “se los habían llevado y los habían
matado”
Lo que todavía desconocían era la
brutalidad y el grado de sadismo, de los supuestos autores de los hechos:
Los dos sospechosos, vecinos de
Picassent y conocidos en ambientes de la delincuencia de la zona, propinaron
una paliza al muchacho fallecido para descubrir qué había pasado con el
producto de un atraco. En el transcurso de la paliza le fracturaron una
pierna y posteriormente lo arrojaron, aún vivo, al pozo. Al día
siguiente, repitieron la acción con la madre, que murió al fracturarse el
cráneo cuando cayó al pozo, de 15 metros de profundidad.
Ejecuciones “sin piedad”. Sin
contemplaciones. Al otro hombre lo apuñalaron salvajemente, y lo arrojaron en
otro pozo de Picassent. Al parecer por una discusión motivada por una pistola
de fogueo. Los móviles de estos crímenes tan salvajes, paradójicamente son siempre sumamente “endebles”.
Submarinistas de la Guardia Civil, bomberos y policía local de
Picassent colaboraron el sábado en el rescate de los cuerpos sin vida de las
víctimas.
Sólo tres días después de
hallarse los tres cuerpos en los pozos de Picassent, unos niños hallan el
cuerpo mutilado de una joven a tan sólo 25 kms de esta localidad, concretamente
en una tubería de Turís
En las próximas entradas iremos
siguiendo los pasos de los tres jóvenes de Macastre. Desde su último periplo de
Valencia a Catadau, hasta los bosques de Cuerna en Macastre. A medida que avancemos en la búsqueda
del rastro de los tres jóvenes iremos descubriendo algunas historias muy poco
conocidas de toda esta zona.
Unas montañas, que como veremos albergan
todavía muchos misterios por resolver.
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