Sin duda, parece que la brutal
ejecución de la joven Yolanda, en el parque Camales, pudo marcar un punto de
inflexión entre los jóvenes que acostumbraban a ir al citado parque de
Benimamet. Muchos de esos jóvenes tenían miedo, y se batieron en retirada. Los
tres adolescentes del caso Macastre, también parecen intuir algún peligro.
Según dan fé algunos testimonios, a los tres jóvenes se les observa un mayor
nerviosismo, como si estuvieran amenazados. Lo confirma la hermana de Rosario,
y a Valeriano en el reformatorio le es incautada una navaja, que el joven dice portar para
defenderse. De hecho antes de escapar de la ciudad de Valencia se pasan por la
casa de Rosario, y tratan de llevarse una serie de objetos –joyas y cosas de
valor- pero el padre de la joven impide que consigan llevárselos. En esa huída
precipitada, esta acción parece dar cuenta de la necesidad rápida de dinero en
efectivo, u objetos valiosos para vender a un receptador.
Benimaclet-Valencia año 1990
De nuevo toman la decisión de
regresar a la misma zona de Catadau, dónde ya habían estado acampados durante
la muy reciente navidad del año 1988.
Apenas unos cuántos días después -el
14 de enero de 1.989- se vuelven a escapar a las mismas montañas de Catadau.
Paradojas de la vida, si los críos huían de algún peligro, otro peligro mayor les
acechaba en esas mismas montañas. Probablemente alguien les esperaba de regreso,
o sabía de antemano que tenían pensado volver en breve.
Quizás esta sea esta una de las
grandes “claves” del caso. ¿Qué es lo que realmente motivaba que los jóvenes
fueran a Catadau y no a otro lugar.? o formulándonos la pregunta desde otra
vertiente ¿qué o quien había en esa zona que atrajese especialmente la atención
de tres adolescentes sin coche y sin dinero?.
Un lugar aparentemente inhóspito, rural,
alejado del bullicio de la ciudad. El lugar menos atractivo para tres jóvenes
de esa edad.
Unas casetas abandonas –casetas
de la “Amelia”- refugio de toxicómanos –lo que vendría a constatar un lugar de
consumo y por lo tanto, también de tráfico o mercadeo de esas sustancias
estupefacientes-. Algo más tenía que
haber allí, porque ellos regresaban una y otra vez a este lugar concreto. Pasaron
incluso las fechas navideñas en ese lugar, lejos de su familia. ¿Qué poderosa
razón puede existir para que esas fechas tan especiales elijan pasarlas allí? en
esa zona apartada, sin medios, y sin
comodidades aparentes:
La pregunta sin duda es: ¿Porqué y para qué regresaron allí?. La
respuesta pudiera encerrar los oscuros recovecos de este caso sin resolver.
La única razón de peso, que se
podría esgrimir, la tenemos en algún vínculo pasado de una de las jóvenes de la
pandilla con esa población:
Pilar pudo vivir allí una
temporada. Así se desprende de algún testimonio. Pero para ello tenemos que
trasladarnos unos cuantos años más adelante. Al año 1997, el año del juicio del
triple crimen de Alcásser.
Nuevamente volvemos a observar
como durante el juicio del caso Alcásser, el tema de Macastre sale a relucir, y
es citado en el juicio oral:
Un Policía Local de Catadau declarará como testigo durante el
juicio del caso Alcásser:
(Declaración del Policía Local refiriéndose
al Caso Macastre):
“…Que relativo a dos niñas y un niño, lo que ocurrió fue, habían dos
chicas y un chaval de unos 14 años o así, y estaban por la zona de Catadau, y curiosamente
desaparecieron de ahí, y aparecieron el chico y una de las chicas en
Macastre en una caseta muertos, y
la otra de las chicas que era de por ahí de Catadau, o había estado viviendo en
Catadau su familia, no. Aparecía, se comentaba si había aparecido una
mano, o un pie, pero el cadáver de la
chica no apareció..." - de lo que se deduce que se está
refiriendo a Pilar-
Podemos interpretar en base a
este testimonio de un miembro de las fuerzas de seguridad locales –con un
conocimiento amplio de todos los entresijos de Catadau- que la joven Pilar era
de esa zona de Catadau o había estado viviendo/residiendo con su familia allí.
Barranco de la Romana -ruta desde Catadau-.
Catadau, precisamente no es una
población cualquiera. Su ubicación geográfica, la viene a situar en un lugar
“clave” para el devenir de algunos sucesos. De hecho es conveniente
recordar la cercanía entre Catadau –la población que eligen los tres
adolescentes de Macastre como destino “de preferencia” y la fosa de La Romana
dónde aparecen enterradas las tres niñas
de Alcásser -viene a ser una de las poblaciones habitadas más cercana a la
fosa del caso Alcásser-, lo cual no deja de ser un detalle muy llamativo e
interesante.
*La cronología del periplo de
la pandilla del caso Macastre. De Valencia a Catadau:
Durante las navidades del año
1988 los tres jóvenes recalan en Catadau y pasan esas fechas tan familiares y
entrañables lejos de sus familias.
El día de reyes, ya del año 1989, Valeriano
regresa a Valencia, para reintegrarse al Centro de Menores. Las dos chicas se quedan unos días sólas en
Catadau, y posteriormente regresan a
Valencia. Un dato de mucho interés, que vuelve a recalcarnos la “idea” de que
prefieren Catadau a Valencia, hasta el punto de que las dos chicas optan por
quedarse allí sin la compañía de Valeriano, y no lo acompañan en el viaje de
regreso. Es curioso porque luego vuelven a Valencia pudiendo haber esperado el
regreso de Valeriano a Catadau. ¿Quién lleva a las dos jóvenes a Valencia de
vuelta?
El día 13 de enero de 1989, Valeriano,
obtiene otro permiso del centro de menores.
El día 14 de enero de ese mismo
año, los tres jóvenes tras visitar a la madre de Rosa ingresada en el Hospital
la Fe de Valencia, emprenden de nuevo viaje desde Valencia, hasta Catadau. El
medio de transporte empleado es una incógnita. Los billetes de
autobús encontrados en el cuerpo de Valeriano, pertenecían al anterior viaje
realizado durante las navidades del 88. Se interrogó a los conductores de
autobús de esa línea, y no reconocieron a ninguno de los jóvenes. Parece
confirmarse la idea de que en ese último viaje, alguien los llevó –bien
haciendo autostop, o habiendo previamente acordado el traslado-
Al abordar este tema de “los billetes de autobús” se hace
nuevamente necesario recordar un aspecto que pudiera ser “concordante” con
otros hallazgos ocurridos en otros casos:
En una de las prendas de vestir
de las tres niñas de Alcásser se encuentra un
papel “apelmazado” introducido dentro de la prenda, y se envía a
toxicología para su análisis:
INFORME:
657/94
I.- PROBLEMA
Determinar,
si es posible, las inscripciones que pudieran existir en la muestra de papel
que se remite.
II.- MUESTRA REMITIDA
Restos de papel apelmazado y endurecido como
consecuencia de haber sido lavado previamente introducido en una prenda de
vestir, referencia 7-F.
En
este estado, se examinó el documento en un medio óptico de aumento y lo único
que pudo observarse fueron restos de
inscripciones y recuadros de tinta
negra,
de las cuáles sólo se hace medio legible
el número 67, así como también restos de tinta azul, que conforman el
fondo, todo ello realizado en un taller de artes gráficas.
Por las características del papel y la
longitud de la fibra, deducimos que se puede tratar de un papel tipo cartulina, usado comúnmente para billetaje,
tal como
billetes de autobús, discotecas, cines, etc., sin que se pueda
precisar exactamente en estos momentos.
Sometido
el documento a diferentes radiaciones dentro del campo U.V., BLUE-GREEN e I.R.,
con objeto de excitar luminiscencias e intentar ver señales de escritura
realizada a mano, no ha dado resultado positivo, no evidenciándose señal alguna
de existencia de texto manuscrito.
No acaban aquí las extrañas
“coincidencias” con el otro caso cercano en el tiempo, y demasiado cercano
geográficamente: el caso Alcásser:
El domingo día 15
de enero de 1989, los propietarios de un bar de Catadau
afirman ver sólo a las dos niñas en
el bar, con un desconocido que las invita a bebidas. Posteriormente abandonan
el bar con este desconocido. Desde
entonces no se les vuelve a ver con vida. En esta zona concreta se les
pierde el rastro, hasta su posterior hallazgo. Este individuo, fue interrogado, y descartado
por la investigación.
El citado bar, saldrá
a relucir en varias ocasiones durante el juicio oral del Caso Alcásser, por ser
este frecuentado por algunos de los implicados en dicho crimen. Como confirmará
su propietario por entonces, Ricart y Anglés frecuentaban el bar y un lugar
cercano dónde acampaban. Su testimonio no deja lugar a dudas:
Que esas personas las
he reconocido posteriormente porque solían venir por ahí bastante, son
Miguel Ricart y Antonio Anglés, vinieron a recoger los bocadillos, entro Miguel
Ricart, Antonio Anglés no entró en el
local
También cita una zona dónde solían estar “acampados” en
compañía de más personas:
Que a unos 7 km de mi bar, en el Pla de
Xeresso había comentarios de que estaban acampados ahí.
Que la gente de
Catadau comentaba eso
Que en el verano
del 92, en Catadau se sabía que los Angles Ricart y otros estaban en unas
tiendas de campaña cerca, a unos 7
km del bar que nosotros teníamos
Que recuerdo que
estaban los chicos ahí
Que estaban en el Pla
de Xereso
Sin embargo ni Anglés estaban en el 89 cuándo las dos chicas
de la pandilla de Macastre optan por frecuentar ese mismo bar –al parecer Anglés cumplía
condena- y Ricart no transitaría por aquellos parajes hasta entrados los noventa,
según se recoge de algunos testimonios. Pero en esa zona además de los citados,
podía acampar más gente.
Que en ese campamento
se comentaba que, recuerdo los que subían y bajaban, porque al estar en el
cruce, recuerdo perfectamente, Miguel Ricart, Antonio Angles, Mauricio, otro
hermano, no sabría decir Ricardo o Enrique,
y había mas personas.
¿Podía haber gente acampada en el año 89 en esta misma
zona?. Lo desconocemos.
*Lo cierto es que los tres
adolescentes de Macastre portaban una
tienda de campaña, que aparecerá sin abrir en la caseta de Macastre. Si
su intención era pasar la noche en unas determinadas casetas ya conocidas por
ellos, - abandonadas pero “techadas” o resguardadas-, se hace llamativo que
portaran una tienda de campaña. Lo lógico sería llevar sacos de dormir y otros
útiles para calentar comida, o sobrevivir tantos días en ese tipo de
habitáculos. Aunque la tienda de campaña podría indicar también “la acampada
itinerante” en algún punto intermedio y desconocido, distinto a las casetas
abandonadas dónde solían pernoctar. Pero en pleno mes de Enero, con frío y
lluvias no era la mejor opción para hacer noche. Existe también la posibilidad
de que alguien parapetara a los jóvenes
en otro lugar o les ofreciera refugio.
Otros testimonios, también sitúan
a las jóvenes bailando en una discoteca
de Montroy, cercana a Catadau según datos obtenidos por un reportero de
sucesos valenciano en la zona, y buen conocedor de los recovecos del caso, lo
que le otorga credibilidad a este testimonio. Nuevamente las discotecas son auténticos “puntos negros” en las investigaciones
de estos triples crímenes. Desde el punto de vista criminológico tienen
muchísimo interés. Este tipo de víctimas: los adolescentes, muchas veces son
seleccionados o captados por sus depredadores, en los lugares de ocio. Es algo que está estudiado y corroborado.
Por no hablar de las redes de corrupción de menores, que campaban a sus anchas
en Valencia por aquel entonces, y captaban a muchas de las jóvenes en estos
lugares. De ellas hablaremos más adelante largo y tendido.
Discoteca abandonada "ruta del bakalao" años 80-90 Valencia.
No son pocos los casos dónde previamente a una
desaparición de víctimas adolescentes, aparecen
este tipo de establecimientos, como el último lugar dónde son avistados
antes de perderse su rastro.
Pero a Valeriano, al parecer no
lo ven con ellas. De hecho no los ven juntos en ninguna de las ocasiones
anteriores en el pueblo de Catadau, ni el bar. ¿Dónde estaba Valeriano? ¿Porqué
no iban juntos?.
Las dos jóvenes no se ocultaban a la vista de los vecinos,
de hecho, existen al parecer numerosos testimonios de la presencia de las dos
chicas en Catadau:
Son vistos y descritos, como
auténticos “sintecho”, pidiendo comida a los vecinos, y dinero al párroco. Hay
un detalle nuevamente muy llamativo: sólo ven a las dos chicas juntas. De
Valeriano no hay rastro. De hecho a
las dos jóvenes se las ve
haciendo autostop desde Catadau hacia localidades cercanas como: Carlet o Alcira, -según manifiestan
algunos vecinos-. ¿Porqué se desplazaban sin el chico hasta estas localidades?
¿A qué iban allí?. ¿Porqué sólo ellas?. Se abren mil interrogantes.
Las dos chicas no parecían
necesitar a Valeriano, ni para ir a dedo
a otras localidades, ni para seguir pernoctando en esa zona varios días más sin
él, como hicieron en aquella ocasión que el muchacho tuvo que regresar a Valencia –para reintegrarse en el centro de
menores-.
ruta que hacián las dos niñas del caso macastre "a dedo"
Lo que parece quedar
meridianamente claro cruzando todos los datos existentes, sumarios,
investigaciones, y datos aportados por periodistas; es que el
rastro de los tres jóvenes parece esfumarse ese domingo 15 de enero de 1989 en alguna
zona comprendida entre Montroy y Catadau.
zona dónde desaparecen o son vistos por última vez los tres adolescentes del caso Macastre el 15/1/89
Un lugar “especial”:
Este mismo lugar del mapa, parece
ocultarnos demasiados secretos:
…el
paraje de La Romana, una zona de difícil acceso situada entre los términos
municipales de Catadau y Tous por la que "no pasan ni los lobos",
recuerda un testigo…
Los lobos sí pasaban por ese
paraje y por otros cercanos, con demasiada frecuencia. Lo hacían en manada, la
única diferencia era que se trataba de lobos de “dos patas”, hambrientos de
sangre y de víctimas jóvenes e inocentes:
El primer indicador de que esta
área puede tener interés criminalístico, es sin duda la existencia de dos
“certezas” o datos objetivos: la
cercanía a la fosa de la Romana (Caso Alcásser) además de ser la ubicación
posible dónde se le pierde la pista a los tres adolescentes del Caso Macastre. Marcaríamos
entonces, con una flecha roja este pedazo del territorio Valenciano, para delimitarlo como
un lugar de “mucho interés” para la investigación de estos sucesos.
Algo “desconocido” parece querer conectar a ambos casos y algo extraño confluye en esta parte bien
delimitada del mapa.
Pero además existen algunos
testimonios –cuya credibilidad podemos poner en entredicho- que por alguna
razón desconocida, apuntan a esta zona
una y otra vez. Podemos preguntarnos entonces:
¿porqué señalan este lugar y no otro?
El primer testimonio lo tenemos en uno de los condenados por
el Caso Alcásser. Si tomamos la primera y segunda declaración realizada en
presencia de un abogado observamos lo siguiente –referido al espacio geográfico
que cita en la declaración-
El día 28/ 2 / 1993, un día
después del hallazgo de las tres niñas de Alcásser enterradas en la fosa de la
Romana –muy cercana a Catadau- Ricart relata lo siguiente:
Tras describir como en compañía
de Antonio Anglés recoge a las tres niñas que hacían autostop y con el pretexto
de acercarlas a la discoteca “coloors” de Picassent, según su relato se desvían
del trayecto y sucede lo siguiente: “…
continuando en dirección a Montroy y
Real de Montroy y antes de llegar a Llombay, Antonio le dijo que se metiera
por un camino y una vez habían circulado por ese camino unos cinco kilómetros,
parando el manifestante el vehículo
Nuevamente será interrogado sobre el nombre de este lugar
concreto,
MANIFIESTA: Que no sabe como se llama el lugar, dibujando un croquis de
la zona, el que se adjunta. Por las explicaciones dadas dice que a mitad de
camino entre CATADAU y Llombay a la izquierda sale un camino de tierra que por
este camino circularon sobre quince minutos llegando a un punto donde se ve
un campo de algarrobos donde detuvieron el vehículo
En la segunda declaración vuelve a confirmar este mismo
lugar –sito entre LLombay y Catadau-, en este caso describiéndolo en sentido de
la dirección inverso, -pasando LLombay hacia Catadau- concordando con la
orientación del desvío a la derecha.
“…pasaron por Venta
Cabrera, Montroy, Montserrat Real de Montroy y Llombay, que en este trayecto no
se detuvieron, indicándole Rubén que se metiera a la derecha por un camino
de tierra y que transcurridos unos 5 o 10 minutos desde que circulaban por
el camino de tierra se detuvieron al llegar a una fábrica antigua que tiene
puertas correderas que tiene tejado...”
Será en la tercera declaración cuándo se desdice de lo
anterior y sitúa la acción en la caseta de la Romana:
-Que no es cierto
que pararan en ninguna fábrica ni en ningún campo de algarrobos sino lo
cierto es que fueron a la caseta directamente a la caseta de Llombay que queda cerca del lugar de enterramiento y
ello a indicación de Antonio
Evidentemente Miguel Ricart ha
dicho más mentiras que verdades en sus numerosas declaraciones, pero “por
alguna extraña razón” será precisamente en
las dos primeras declaraciones cuándo ubique la zona antes referenciada
como el lugar dónde llevan a las tres niñas, y no la caseta de La Romana –algo
que no parece “cuadrar” a los investigadores, de hecho le llegan a preguntar o “insinuar”
acerca de este dato “divergente” y contrario a sus tesis. Lo harán en pleno interrogatorio, delante de un abogado, durante la primera declaración”
PREGUNTADO: Si
no es más cierto que estuvieron con las chicas en una caseta.
MANIFIESTA: Que ninguno de los dos estuvo en una caseta en compañía
de las chicas.
Para posteriormente cambiar de
versión -obligado o inducido, según manifiestará en sede judicial- para que finalmente
el escenario de los hechos sea la caseta de La Romana (*)
-F.12: "Que me habían visitado fuerzas de seguridad a la cárcel para forzarme a hacer una declaración, en la prisión de Castellón en Febrero del 93, me visitó un Capitán y el que me interrogó por primera vez. Que el Capitán al que me refiero, es el tal XXXXX este..." "... a mi me dijeron que tenía que cambiar el lugar de los hechos, justo en esta visita y me dijeron que tenía que ser ahí arriba, ..."(*)
Es un detalle muy curioso: por
alguna razón “indeterminada” se acaba trasladando toda la fase de torturas a la
caseta de La Romana, a pesar de tener una confesión firmada y autoinculpatoria
–pero declarando que los hechos habían sucedido en otro lugar distinto-. A
estas alturas está de más reseñar que en la citada caseta de La Romana, no se
encontraron vestigios, ni rastros biológicos de la macabra orgía de sangre y
sexo con las tres niñas. Además de toda la secuencia inverosímil de subida con
el turismo sobrecargado por un camino maltrecho, se suma el hecho de dejar a
las niñas solas atadas, y hacerlas posteriormente subir maltrechas por un
endiablado camino hasta la fosa dónde serían rematadas de un tiro –tampoco allí
se encontró sangre-.
Esa falta de indicios razonables,
llevan a descartar la caseta como la escena dónde se producen las violaciones y
torturas. Poca o nula credibilidad ofrece también las inmediaciones de la fosa
como el lugar dónde fueron ejecutadas las tres niñas.
Una “escena
del crimen” que jamás fue hallada. Se perdía así la posibilidad de
encontrar la piedra filosofal de la investigación criminal. Pero además se perdía
,posiblemente para siempre, la posibilidad de encontrar el escenario real de
los hechos, y con ello su completo esclarecimiento.
¿Dónde fueron torturadas las
niñas, y en que lugar fueron ejecutadas?. A día de hoy sigue siendo una
incógnita. Probablemente, La Romana fue tan sólo un escenario final, un lugar
“de paso” dónde las tres pobres niñas llegaron ya muertas, y tras ser porteadas
–alfombras, moquetas, plásticos- por varias personas hasta la fosa, fueron finalmente “depositadas e inhumadas”.
Se pierde así toda posibilidad de
conectar el escenario final, con ese otro escenario “intermedio” y crucial en
la investigación.
Existe otro testimonio al que se ha dado poca visibilidad y
que también coincide con el lugar que citamos. Se trata de una joven “anónima”
–no es una vidente, es una testigo, una chica joven, que dice querer aportar
información, recalca hasta en dos ocasiones que no se trata de una broma-. En
una llamada telefónica relata a la Guardia Civil –inmersa en la búsqueda de las
tres niñas- la descripción de un punto concreto del mapa. De hecho describe una
amplia zona pero que la testigo tiene bien delimitada y describe como un
triángulo con tres vértices: Buñol-LLombay y Montserrat- . Dentro de ese triángulo como comprobaremos también se sitúa la zona dónde se pierde el rastro de los críos del caso Macastre. Porqué
delimita esta zona la testigo anónima y no otra, es un auténtico misterio sin resolver:

El testimonio de la joven, y el triángulo.
"a las 15,55 horas se recibe llamada telefónica en este
Acuartelamiento de una joven que no
quiso identificarse, manifestando que dos de las chicas desaparecidas,
estaban por Montserrat, que se
buscara en forma de triángulo entre Buñol, Llombay y Montserrat, que no era una
broma y que se encontraban bien pero muy asustadas, que la casa donde están está fuera del
pueblo y cerca de un Monumento de Piedra
o una Torre o algo parecido, que una de las chicas no se encontraba
con ellas, concretamente la de ojos claros, la cual está por la zona de la playa (Saler, Cullera, etc.),
repitiendo en varias ocasiones que no se
trataba de una broma. (Comunicado al Puesto de Cullera quien practicó
gestiones con resultado negativo)."
Esta llamada se produce el día 16 de noviembre a la Guardia
Civil. Tan sólo cinco días después de la desaparición de las tres niñas de
Alcásser. Curiosamente aporta también el dato del Saler y Cullera –playa-.
De hecho, una amiga de las tres niñas –Marisa R.E.-
relatará lo siguiente acerca de la playa a la que solían acudir las niñas el
año de la desaparición: “… El año pasado,
o sea, en el 92, íbamos a Silla porque allí estaba un grupo de amigos que
teníamos, y pasamos todo el verano con ellos en la piscina o en la heladería, y
algunas veces también en la playa, íbamos en el tren desde Silla a Cullera…”
Los primeros días del año 1972,
desaparece de Sueca una joven de 28 años. Amparo V.M. hija de un empresario, se
le pierde el rastro cuándo se disponía a acudir a la iglesia de la localidad.
La joven fue buscada intensamente pero nunca fue hallada –no hay noticias-. Lo
que sí se encontró fueron pertenencias de la joven. En el “azud de Cullera” junto
al río Júcar, fueron encontrados diversas pertenencias de la joven: un abrigo,
unas gafas, y unos zapatos.
El interior del triángulo: Las montañas rojas:
Volviendo a la zona antes citada, en el interior de ese
triángulo -descrito por la joven testigo que aportó información sobre las niñas
de Alcásser-, se sitúan las tierras rojizas de Montroy –las de los jacintos o
minerales de coloración rojiza –hematies- tan similares a una de las dos
piedras halladas inexplicablemente
“depositadas” o “introducidas” en el interior de las fosas
nasales de una de las niñas de Alcásser-. Un lugar cuyo propio nombre nos
indica la “característica” composición de sus tierras: Montañas Rojas.
Durante el hallazgo del pie seccionado y depositado por un
desconocido en la Calle Alcásser de Valencia, los investigadores realizan un
hallazgo de gran interés. El pie estaba sucio, y presentaba unas peculiares tierras
descritas como “rojizas”.
Como hemos visto anteriormente en la discoteca de esa misma
localidad –Montroy- son vistos por última vez los niños de Macastre.
Y de Montroy también son los dos
apicultores “halladores” de la fosa dónde aparecerán las tres niñas de
Alcásser, además justamente ese mismo día del hallazgo, se produce otro
trágico suceso en el pueblo de los apicultores:
De hecho, el juez de instrucción
de Alcira, que tenía que acudir al hallazgo de la fosa de la Romana, para
proceder a desenterrar lo que hubiese dentro y realizar las oportunas
diligencias, se encontraba en otro levantamiento de cadáver en el mismo pueblo de donde eran originarios
los apicultores, concretamente el de una
persona que se había “suicidado”.
Resultó ser el 27 de enero de
1.993, un día “especialmente” aciago para este pueblo. Un suicidio, y dos de
sus vecinos, que pasarán a la historia como los autores del hallazgo de las
niñas de Alcásser enterradas a poca distancia del pueblo. Una verdadera
concatenación de desgracias.
El apicultor declarará:
Que el juez subió cuando era casi de noche, que entonces serían sobre
las 5 y pico o por ahí.
El juez de guardia de Alcira,
encargado del levantamiento de los cadáveres de las tres niñas, tardó varias
horas en llegar al lugar –fosa de la Romana-, pues estaba levantando otro cadáver,
según se cita en el diario ABC:
Montroy y Real, localidad
dónde se han sucedido algunas hechos verdaderamente “extraños y misteriosos”
En el año 1982, curiosamente
durante la época de navidad -23 de diciembre-, acontece un hecho cargado de
incógnitas en la localidad de Real de Montroy-Valencia. La aparición de un niño
de tan sólo nueve años, perdido en un campo –descubierto por un pastor- de
dicha localidad, destapa la extrañísima desaparición de sus dos progenitores.
Rondando la cuarentena, residentes en Valencia, se desplazaban con frecuencia a
una pequeña casita que tenían en la citada localidad de Real de Montroy. Como
consecuencia de la desaparición de los padres, el pequeño quedó ocho días a la
intemperie, vagando por los campos de naranjas, alimentándose de frutas. Cuándo
fue hallado el niño tenía signos de hipotermia, estaba tiritando de frío –era pleno invierno-.
La investigación y los rumores
existentes en el pueblo barajaron varias posibilidades:
-Un secuestro de los padres, que
se descartó por tratarse de una familia normal de clase media.
-Un parricidio, o un crimen
prototipo de violencia de género, dónde el padre habría asesinado a la madre
del niño primero y luego se habría suicidado. Pero esta hipótesis fue
rápidamente descartada, sobre todo con el paso del tiempo, dado que sus cuerpos
jamás fueron encontrados. De hecho la zona fue ampliamente batida con perros y
voluntarios. La investigación se extendió al resto de España, dado que el
matrimonio era de origen navarro y gallego. Tampoco fructificó. Desaparecieron
para siempre. Aquel bosque se los tragó para siempre.
Ampliando y rebuscando datos
sobre la noticia, pude conocer algún dato más que resulta llamativo e
inquietante. Al parecer habían llegado hasta la caseta sita en el bosque, a
bordo de su vehículo particular. Lo verdaderamente curioso es que el vehículo
había sido también abandonado en la caseta
por lo que no fue empleado para huir y abandonar al pequeño. Algo tuvo
que sucederles en aquel bosque.
Descartado por lo tanto el
abandono del pequeño –el niño fue trasladado a Galicia por unos familiares-,
descartado el accidente –se batió toda la zona intensamente con perros sin
hallar rastro- , descartado el secuestro –no había móvil económico y el niño no
aportó dato alguno sobre este aspecto-, sólo nos queda plantearnos ¿qué pudo
ocurrir a estas dos personas?. Nunca
encontraron sus cuerpos –no existen noticias de ello, ni de alguna explicación
plausible-. ¿Crimen? ¿Sectas?. Un
auténtico expediente X.
En fechas recientes también en la zona de Turís fue
localizada por la policía Local una mujer joven de tan solo 37 años de edad en
un campo de naranjos, desorientada, y con
hipotermia.
En la montaña de Montserrat,
también dentro del triángulo un cazador halló los restos de una mujer
esqueletizada por lo que llevaba tiempo fallecida –tampoco hay más recorrido
con esta noticia, sólo una breve reseña, nada más (a pesar de ser una noticia
reciente)-
El 22 de octubre de
2005, un cazador descubrió el cráneo y varios huesos de una mujer en un
monte de Montserrat, justo al lado de Montroy
“La Guardia Civil reconoce
que se trata de "una zona sensible" a la aparición de cadáveres”
No solo la Guardia Civil. El policía local de Catadau, que
declara en el juicio de Alcásser refiere datos concretos de algunos de esos
hallazgos:
El policía local de Catadau, que
testifica durante el juicio de Alcásser, además de no haber observado rastro de la fosa
–según la v.o. en esa fecha las niñas ya estaban enterradas en la Romana- refiere
un caso interesante relativo a un hombre esqueletizado. El otro caso que cita
se refiere a los tres jóvenes de Macastre.
Testimonios que durante la
celebración del juicio de Alcásser, nos hablan de hallazgos todavía más
macabros:
“Que en la zona de Catadau, con síntomas de decapitación, lo
único que recuerdo así es un señor mayor que desapareció del pueblo, y apareció
meses después en un estado de esqueletización,
y se comentó que las manos estaban
separadas y la cabeza también, eso fue bastante antes de ocurrir lo de las
niñas.
El rastro de este crimen no he
podido encontrarlo, de hecho no hay constancia escrita de todos los casos, por
lo que los datos que manejamos en este blog,
parecen ser sólo una “aproximación” o porcentaje de la cifra real que
pudiera existir en los diversos lugares sobre los que indagamos.
Pero existen otros asuntos de interés en todo este “triángulo”
En el lugar de Alfarp –justo al
lado de Catadau- se produce una extaña desaparición en el año 1979. Un martes
día 13 de marzo, desaparece un joven pastor de 18 años de edad. Se rastrea la
zona infructuosamente sin encontrar rastro del joven. En la noticia se apunta a
la “curiosa” posibilidad de que haya sido víctima de “abusos deshonestos”.
El joven finalmente es hallado en
el mes de abril en el fondo de un pozo de gran profundidad –ochenta metros-. El
hedor del cadáver hizo sospechar a unas personas que paseaban por el bosque. El
hallazgo tuvo lugar en el término municipal de LLombay. Se atribuyó la muerte a
un “accidente”, y se desterró la hipótesis del “secuestro sexual” que había
cobrado fuerza durante toda la búsqueda.
Algunas cosas no acaban de
“cuadrar” en esta noticia. Las batidas fueron descritas como muy intensas, pero
el cuerpo no fue hallado anteriormente. La localización del cuerpo ya en el
municipio vecino de Llombay también encierra algún interrogante. ¿Qué hacía el
joven en aquel lugar? había encerrado el ganado en Alfarp, por lo tanto no
transitaba por el monte con el ganado, no pastoreaba –que sería lo más lógico-
cuándo supuestamente se cae al interior del pozo.
Pero sobre todo la hipótesis del secuestro por motivos sexuales, es de lo más intrigante. ¿Porqué se barajaba con tanta fuerza esa posibilidad?. Lo desconocemos, pero les adelanto que no será la única muerte en “extrañas circunstancias” que repasaremos en otras entradas, ocurridas en bosques “cercanos”, con un “modus operandi” similar -connotaciones sexuales y el hallazgo tardío del cadáver en el interior de un profundo pozo-.
Pero sobre todo la hipótesis del secuestro por motivos sexuales, es de lo más intrigante. ¿Porqué se barajaba con tanta fuerza esa posibilidad?. Lo desconocemos, pero les adelanto que no será la única muerte en “extrañas circunstancias” que repasaremos en otras entradas, ocurridas en bosques “cercanos”, con un “modus operandi” similar -connotaciones sexuales y el hallazgo tardío del cadáver en el interior de un profundo pozo-.
El municipio y otros cercanos al
lugar dónde aparece el cuerpo del joven e infortunado pastor de 18 años, tienen también referencias en el pasado lejano.
Esa misma zona descrita en las
primeras declaraciones de Ricart, y en ese mismo triángulo descrito por la joven testigo, parece que se sucedían crímenes con una denodada frecuencia: hasta
treinta muertes –la mayoría muchachos jóvenes- en el curso de cien años,
prácticamente a un fallecido cada tres años. Hablamos del siglo XVIII pero el
autor del estudio no deja de sorprenderle estas abultadas cifras para unas
poblaciones con tan pocos habitantes.
Extraído del citado estudio:
“El estudio de la delincuencia en los siglos XVII y XVIII revela
cambios históricos de gran transcendencia. A pesar de los fueros antedichos y
la prohibición de ciertos tipos de armas, los arreglos privados de cuentas,
fueron muy frecuentes en el XXXXX de LLombai, en el siglo XVII. En el siglo
XVIII sin embargo disminuyeron de forma drástica como consecuencia en parte de
la represión borbónica pero también de un ejercicio más atento y riguroso de la
justicia criminal.
Los jóvenes del caso Macastre, son vistos por última vez el
día 15 de enero de 1989, transcurrirán por lo tanto cuatro días hasta que tengamos
nuevamente noticias de ellos.
¿Que sucede desde que desaparecen en la zona antes citada,
hasta que son descubiertos por un pastor en los montes de Cuerna-Macastre?.