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viernes, 18 de noviembre de 2016

El "chico" de Alicante.















Se que te estás haciendo
una cabaña, en el desierto
y que vives con nada
espero, que aún guardes recuerdos.


Hey Jane, trajó con ella un mechón,
diciendo el me lo dio
la noche que ibas a hablar
¿lo hiciste al final?








El día 1 de enero de 1993, día de año nuevo, con los ecos de las celebraciones de nochevieja todavía resonando en las calles, ecos que daban por finiquitado un año lleno de fastos y también de desgracias. Cuándo todavía no se habían localizado los cuerpos de las tres niñas de Alcásser-Valencia desaparecidas desde el 13 noviembre de 1992 y se continuaban buscando pistas sobre la reciente y misteriosa ausencia de Gloria Martínez  la joven desaparecida de la clínica de Alfaz del Pi en Alicante un 29 de octubre de ese mismo año, 1992. Una nueva desaparición venía a poner de nuevo el foco en la provincia de Alicante, en el pueblo de Pego, cerca del lugar dónde desaparece Gloria.

Una trágica racha encadenada de tres extrañas desapariciones en las que se veían inmersos cinco adolescentes; todo ello en un pequeñísimo intervalo de tan sólo tres meses, en dos provincias limítrofes, y a escasos kilómetros de distancia.
  
¿Qué ocurría entonces en esa Comunidad Valenciana, que los menores desaparecían sin rastro, como si se los tragase la tierra? No lo sabemos. Podemos ser bien intencionados y decir que son cosas del azar, pero también tenemos que ser lo  suficientemente inteligentes y reflexivos para poder intuir que ese tipo de  casualidades se suceden sólo en muy contadas ocasiones.

De esa escasa distancia entre los puntos antes citados, y la cercanía de las fechas en que se suceden las desapariciones, son fiel reflejo las palabras de uno de los apicultores al hallar los cuerpos de las tres niñas de Alcásser en la fosa de la Romana el 27 de enero de 1993. Cuándo se procede a sacar la tierra de esa fosa, y aparece el primer cuerpo, uno de los apicultores llega a pensar que los restos hallados pueden ser los de ese joven desaparecido en Alicante:

  

  “… Que con mi consuegro comentamos que tal y cual, y yo dije, eso tiene que ser la mano del chico aquel que había por la parte de Alicante que se marchó a mediodía. Tiene que ser que a lo mejor ese chico lo han traído aquí. Le han hecho cualquier cosa y lo han puesto ahí. Y él dijo sabe Dios lo que es…”




¿Quién era ese chico de Alicante?

Ese día 1 de enero de 1993 se pierde el rastro de un joven en la localidad de Pego-Alicante. Pego es una localidad paradójicamente a medio camino entre los otros dos lugares citados: a unos 70 kilómetros de Alcásser, y a unos 60 kilómetros de Alfaz del Pi. El muchacho Andrés M. de tan sólo 17 años de edad –la misma que Gloria- desaparece en la mañana del primer día del año, cuándo realizaba un trayecto en bicicleta desde Pego hasta el paraje de Forna, dónde la familia tenía un huerto. Cómo el joven se ausentó a la hora de la comida, sus familiares emprendieron su búsqueda y se trasladaron al lugar. En una caseta de aperos* hallaron la chaqueta del chandall y la bicicleta del joven. Nada más. De Andrés, sin embargo, no había rastro.




*Las casetas de aperos, o casetas para usos rurales,  son realmente un punto trágico en esta comunidad siempre en relación a los crímenes más impactantes acaecidos por entonces. Sólo hace falta echar un ojo atrás para recordarnos de las casetas de La Romana, o la caseta de Macastre. Si bien más que una intuición -en estas casetas no sucedió lo que nos cuentan-, parece una certeza que allí no fueron hallados ningún tipo de restos biológicos. Simples decorados de un escenario final. Lugares de depósito o tránsito. Espectadores impasibles del trajín y el paso de los obreros del crimen. Porteadores de cuerpos. Poco más.


El joven Andrés fue buscado en toda la zona infructuosamente, con helicópteros, batidas, una y otra vez. Lo normal en estos casos dónde hay un menor desaparecido, y la desaparición no tiene tintes de ser voluntaria,  como mantenía la familia. Finalmente su cuerpo fue hallado sin vida, casi un año después,  a finales del año 1993.

Casualmente unos cazadores* que se encontraban metidos en faena, pateando el terreno, descubrieron el cuerpo del infortunado chaval, debajo de un árbol. Se encontraba en un paraje conocido como “las balsas de Pego” a unos cuatro kilómetros de distancia de la caseta de aperos dónde aparecen los efectos antes descritos. Este fue hallado el domingo por dos cazadores debajo de un pino, en un paraje de la pedanía de L'Adzúvia, muy próxima a Pego, donde fue buscado durante semanas.  El cadáver se encontraba prácticamente esqueletizado, “a la vista” según se cita y encima de unas piedras. Se encontraba en una zona escarpada, en una ladera de una montaña. (con todos estos datos he intentado en la medida de lo posible acotar la posible zona del hallazgo para visualizarlo en un mapa que es dónde mejor se ven muchos detalles. Los mapas también nos “hablan”, y pisar ese terreno nos cuenta todavía más detalles específicos, de qué o quien se mueve por allí –caza, ganado, u otras actividades)




Posible zona del hallazgo según los datos extraídos de la prensa:







Causa de la muerte:

El joven presentaba un fuerte golpe en el cráneo, un traumatismo craneoencefálico que según los primeros informes forenses era debido a una posible “caída accidental” un resbalón en la montaña. Tenemos que confiar en el buen hacer de los forenses, y en su seguridad a la hora de determinar un traumatismo craneal debido a una caída diferenciándolo de otro traumatismo de las mismas características pero con tintes homicidas. Sin embargo la realidad es que algunas autopsias, al igual que determinadas investigaciones policiales de tinte “científico” o criminalístico de aquella época,  como hemos podido comprobar dejaban mucho que desear.   La data del óbito no era posible determinarla.
Era curioso también lo de la existencia de una balsa en esos parajes –como hemos visto las acequias también han sido escenario final de otros hechos criminales  p.ej. en Sumacárcer, muy cerca de Tous-.
También los descubridores de los cuerpos son siempre gente o personajes  relacionados con el medio rural dónde transcurren los sucesos: desde los apicultores que descubren las niñas de Alcásser, los esparrageros de Macastre, etc. Hablamos de usos, tradiciones, oficios,  parajes, eminentemente “rurales”. 
Otra curiosidad es que en este paraje de Forna y cercano al lugar donde, si reagrupamos los datos que se citan en la prensa, pudieron sucederse los hechos descritos, se ubica un antiguo castillo.

Las preguntas que quedan en el aire son varias respecto a este caso. Con los escasos datos que contamos poco más se puede añadir o analizar pero sí podemos preguntarnos varias incógnitas: ¿qué hacia el cuerpo a cuatro kilómetros de la caseta dónde es hallada la bicicleta? Si se desplazó andando hasta ese punto final, ¿porqué no utilizó la bicicleta para llegar o acercarse?.  La existencia de una balsa –eso se intuye al intentar aproximarnos a la posible ubicación, además del nombre del paraje- en las inmediaciones, tampoco parece apuntar a una hipótesis razonable que el joven fuera a bañarse a ese lugar, en una fría mañana de un mes de Enero.  Si los restos estaban “a la vista” ¿cómo no fueron descubiertos antes? si toda la zona había sido ampliamente batida en varias ocasiones a pie. Si estos aparecen en una zona escarpada y de escaso o nulo tránsito, ¿porqué precisamente el joven aparece ahí?, es totalmente contradictorio. Nadie transita esa zona, pero él precisamente acaba sus días resbalando y golpeándose la cabeza en esa zona tan inhóspita.
   

Si este tipo de “accidentes” ocurren en cualquier otro lugar, pasarían totalmente desapercibidos, como tantos otros que por desgracia acontecen cada día en el resto del país. El problema es que en esta provincia, ocurrían cosas “extrañas” con los menores, al igual que en Valencia y Castellón, Alicante –como hemos venido desgranando- tiene algunos sucesos criminales con menores, que plantean cuándo menos “dudas razonables” sobre la existencia de algún tipo de trama actuando en toda esta zona, durante aquellos años “oscuros”.

Nuevamente a finales de los ochenta, observamos la presencia de redes de menores actuando en la zona, y asociado a estas noticias, la consiguiente desaparición de jóvenes.





No existen más noticias al respecto de esta joven, desconocemos que pudo ser de ella.


Hay que recordar que en aquella época las menores destinadas a la esclavitud, tráfico, y explotación sexual, en nuestro país eran jóvenes nacionales, muchas veces provenientes de familias normales. En muchas ocasiones estas redes, optaban por secuestrarlas y destinarlas a esos circuitos “privados” o más elitistas de fiestas, chalets, y lugares más “discretos” que los prostíbulos –sometidos a un mayor control policial- y a su vez con una mayor confidencialidad para una clientela, conformada como hemos podido ver en otras ocasiones, por empresarios o políticos. Mucho más tratándose de jóvenes que figuraban como “desaparecidas” y que tenían que permanecer “ocultas” para evitar inspecciones policiales. Menores que muchas veces eran sometidas a todo tipo de trato degradantes, prácticas sadomasoquistas, torturas, palizas, etc, como hemos podido comprobar en más de una ocasión.
Eran gente sin escrúpulos, cuya crueldad no conocía límites.





Se habla en otros artículos de hasta treinta niñas con edades entre los doce y los quince años, que eran explotadas sexualmente por esta red. Todos los datos apuntan siempre en la misma dirección y dejan claro un secreto a “voces”: existía una “gran demanda” de menores en la comunidad Valenciana para este tipo de prácticas depravadas. No podemos extrañarnos entonces que existiera también una actividad “paralela” criminal anormalmente elevada en esta zona concreta,  dónde por alguna razón, hasta el momento “desconocida”, las víctimas formaban parte de ese mismo grupo o espectro de edad:  jóvenes menores.


Pero no sólo en la C.Valenciana sucedían cosas “extrañas”, había como una oleada de desapariciones de niñas en toda la geografía nacional, que llegaron a generar una honda preocupación y alarma, en las familias españolas. Quizás ahora podamos entender mejor “determinados” acontecimientos o hechos criminales que ocurren en la época. Insisto sobre este aspecto, porque entonces era “normal” y muy frecuente que este tipo de sucesos acontecieran. Como ejemplo a mediados del año 1991 el diario ABC ante la proliferación de sucesos anómalos llega a realizar una infografía sobre varios casos abiertos por entonces –la mayoría acabaron de forma trágica- en la geografía nacional. ¿Porqué se sucedían estos hechos con esa frecuencia desmedida? ¿Qué estaba pasando en España a finales de los ochenta y principios de los noventa?.




Existen muchos misterios insondables que se ciernen sobre este tipo de hechos que salpicaron la geografía nacional. En el año 1992, ese dónde también se multiplican las desapariciones de menores, sucede un hecho muy curioso en la zona de El Saler-Valencia. Un lugar al que ya acudimos en otras ocasiones por asuntos turbios relacionados con estos temas.







La pregunta del millón es ¿qué hacía un delincuente común con antecedentes por robo, recién salido de la cárcel, secuestrando a una niña de seis años de edad, tras arrebatársela a golpes a su madre? o quizás planteada de otra forma distinta ¿a quién o a dónde iba a entregar a esa niña este delincuente común?. Un secuestro por encargo para otra-s personas ¿?, es lo más lógico dado que parece que carecía de antecedentes por delitos sexuales. Por suerte la Guardia Civil interceptó al delincuente cuándo regresaba al pueblo del que también era vecino. Cuatretonda. Un lugar, por cierto, muy cercano a otras poblaciones dónde han sucedido horribles crímenes con menores. (Ontenient y Pego). La última pregunta que queda flotando en el aire es ¿qué hubiera pasado si la Guardia Civil no libera a la pequeña?.




Pero es que el asunto no queda aquí. Si seguimos buceando en la red, seguimos encontrando noticias sorprendentes de este pequeño enclave:
Año 2011, mismo lugar, distintos nombres, y nacionalidad.
La sección quinta de la Audiencia de Valencia está juzgando a doce personas por la prostitución de una menor de 16 años de origen rumano en Cuatretonda. Tres de los imputados están acusados de explotar como esclava sexual a la adolescente y los otros nueve de pagar por sus servicios.
Los procesados supuestamente tuvieron relaciones sexuales previo pago siendo conscientes de que era menor de edad. La adolescente fue liberada por la Guardia Civil en abril de 2011 y pasó a estar tutelada por la Generalitat Valenciana

  
En otras ocasiones las menores, podían escapar de sus captores y corrían mejor suerte. Gracias a eso nos enteramos de cómo funcionaba esta gente. Nuevamente nos encontramos con la presencia de menores nacionales “desaparecidas” –dadas las fechas en que suceden- que estaban siendo utilizadas por estos individuos para ofrecerlas a clientes en esos chalets o casas particulares “discretas”. También se observa algo interesante: de nuevo observamos el trasiego de menores desaparecidas en Valencia que acaban en esa zona sur o en la provincia de Alicante. Noticias muy pequeñas, que apenas ocupaban cuatro líneas, y que nos dan una idea de la “escasa” importancia que tenían entonces este tipo de hechos.

Para hacernos una idea, sólo en este pequeño artículo se citan hasta CINCO menores desaparecidas, que son halladas en una casa con la caída de una sóla red que tenía raptadas a las jóvenes. La noticia es de finales del año 1986. Dos de ellas vecinas de Ontenient –zona sur de Valencia-





Precisamente de ese mismo pueblo, de dónde procedían dos de las jóvenes liberadas al caer esa red, tan sólo un año después ocurrirá un trágico suceso con otra menor con ese rango de edad:

El 23 de julio de 1987 Francisca R.B. , de doce años, se fue por la tarde a la piscina municipal del pueblo de Ontenient-Valencia. Antes pasó por casa de una amiga, que no la pudo acompañar y se fue sola a la piscina. Allí se la vio por última vez bañándose con otras amigas del colegio. Alrededor de las seis de la tarde se fue, le preguntó al conserje de la piscina por el autobús para regresar, y no se supo más de ella.
Dos días después  su cadáver apareció en un pozo

Causa de la muerte:

La niña de 12 años murió por «una contusión cerebral con destrucción de zonas vitales», según la autopsia.

En este caso parecía que no existía ese componente “accidental” reseñado en el caso anterior.

Su crimen nunca fue resuelto.

No muy lejos de toda esta zona de Pego y Onteniente, concretamente en el lugar de Crevillente-Alicante, en Diciembre del año 1986 sucede otro extrañísimo crimen, dónde nuevamente la víctima es un menor:

El cuerpo sin vida del joven Andrés C. R, de 15 años, desaparecido de su domicilio de Crevillente (Alicante) el pasado día 9, fue encontrado ayer por la tarde por la Guardia Civil en un camino rural que conduce a una cantera. El cadáver tenía un cable de conducción eléctrica que presionaba el cuello, única muestra de violencia. Hoy le será practicada la autopsia para determinar las causas de su muerte y cuándo se produjo.





El hallazgo del cadáver se efectuó a las 17.30 de ayer, cuando efectivos de la Guardia Civil de Alicante rastreaban el paraje conocido como Castillo Viejo, en la sierra de Crevillente. Uno de los guardias advirtió la presencia de unos matorrales colocados sobre un pequeño foso semicircular. Allí se halló el cadáver de Andrés C, que se encontraba completamente vestido, tumbado sobre el costado izquierdo y ligeramente encogido. Un cable doble de plástico negro, de los usados para las conducciones eléctricas, rodeaba el cuello del joven formando un torniquete que presionaba la garganta.




La Guardia Civil efectuará esta mañana otro rastreo de la zona donde se encontró el cadáver, que pudo ser trasladado hasta dicho paraje por un vehículo, puesto que es muy difícil llegar a él por otro medio.




De nuevo tenemos un Castillo Antiguo –se cita que el joven es enterrado “frente al castillo viejo” y junto a una “ladera” de un barranco, zona escarpada y dificultad para llegar al lugar,  traslado del cuerpo desde otro punto. Enterrado en una fosa cubierta con matas o rastrojos… Videntes…
  

La familia estableció contacto también con una vidente para obtener por este medio posibles informaciones. Su familia, indicaban que el carácter de Andrés C. no era propenso a realizar fugas del hogar y reafirmaban que había sido separado a la fuerza de sus padres.
La vidente valenciana de nombre “Amparo” ya había actuado en otro caso de desaparición anterior. Las videntes, siempre presentes en este tipo de casos en la comunidad Valenciana. Curioso.

Sobre el lugar del hallazgo tenemos esto:
El Castillo Viejo de Crevillente, conocido como Castell Vell, de su denominación en valenciano, se encuentra situado a unos dos kilómetros al norte de la población y situado en el fondo de un valle que forma la sierra de Tabayal. Se encuentra derruido y apenas quedan estructuras, y escasos restos:





De este caso tampoco existe constancia de que fuera resuelto.



Si viajamos unos años atrás, nos encontramos con otro crimen misterioso cometido en Alicante sobre una menor.
Nuevamente en esas fechas entrañables sucede una extraña desaparición.
El día 22 de diciembre de 1975, Ana María L.S. una muchacha joven de dieciocho años de edad, desaparece en Alicante tras desplazarse hasta esa capital para efectuar unas compras. Tres meses después fueron encontrados sus restos enterrados con escombros en un lugar conocido como Babel. Unos terrenos solitarios cercanos a la capital. Los restos son descubiertos por el perro de un joven que al escarbar hace aflorar una mano. El cuerpo de la joven estaba completamente desnudo, presentaba la nariz deformada y un hematoma en la sien. Le faltaba un dedo de la mano que afloró al desenterrarla –¿había sido amputado?-. A la joven tampoco le habían sustraído las joyas. De hecho una cadena que colgaba del cuello con sus iniciales sirvió para identificarla…

En este crimen había más curiosidades. Una de ellas era el amplio margen de tiempo que medió entre su desaparición y su hallazgo. Según la autopsia la fecha de la muerte de la joven era muy posterior al día de la desaparición. La fortaleza de la joven y su capacidad de resistencia a la agresión indicaban que tenía que haber sido vejada por más de una persona. ¿Qué sucedió con esta joven durante tanto tiempo? ¿Dónde estuvo retenida? ¿qué fue lo que le hicieron durante todo ese cautiverio? ¿porqué además de violarla, la torturaron? ¿porqué le faltaba un dedo de la mano?.



No hay noticia alguna sobre la resolución del crimen.



Que cada cual saque sus propias conclusiones. Los hechos están ahí, la realidad es “tozuda”. Algunos querrían borrar todo rastro de sus fechorías hasta de las hemerotecas. De hecho algún crimen como veremos en otras entradas por alguna extraña razón  no ha tenido eco ni tan siquiera en esas  “cuatro líneas” miserables. Este dato es intrigante porque puede llevar a pensar que existen más casos sin reseña alguna de prensa, es decir casos "ocultos" que no han trascendido a la opinión pública -más allá del lugar concreto dónde fueron cometidos los crímenes-.
Una serie de acontecimientos  “inquietantes”, que a día de hoy siguen conformando un complejo y tenebroso laberinto de crímenes sin resolver, muchos de ellos con extrañas "similitudes". Una realidad ocultada, que poco a poco va saliendo a la luz.


«Ya se han cumplido veintitrés años desde que te fuiste para no volver jamás y me parece que fue ayer. Aún recuerdo tus juegos, tu risa contagiosa, y hasta la manera de contarme tus cosas, siempre saltando y riendo, con esas ganas de vivir que tenías. No es justo que te quitaran la vida y no haya un culpable pagando por ello. Y lo peor de todo es que ahora las leyes nos dicen que tu asesinato ya ha prescrito, y que la Justicia ya no te alcanzará en esta Tierra...» Así comienza el libro publicado por la madre de una niña asesinada en el verano de 1987 en Ontinyent.


“A las víctimas y sus familias, para que algún día puedan descansar en paz”. 
“A sus verdugos,  para que no encuentren jamás, ni el descanso ni la paz ”
                                                                                                          The Preacher.



2 comentarios:

  1. En otra noticia se apunta la edad si se trata (las iniciales parecen confirmarlo) de la joven desaparecida:

    "Se da la circunstancia de que hace tres meses, tiempo que se calcula permanece allí el cadáver, desapareció de su domicilio, muy cercano al lugar donde ha sido hallado el cuerpo sin vida, la joven de dieciocho años Ana María López Sánchez, y se especula con la posibilidad de que el cadáver, que presenta un fuerte hematoma en la sien derecha, corresponda a la infortunada joven, si bien no existe ninguna confirmación oficial"

    http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1976/03/24/075.html

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    1. Sí se trata de la misma joven, muchas gracias por el aporte, enseguida edito el texto. Gracias, un saludo¡¡¡

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