Translate

sábado, 22 de junio de 2019

Homicidios Valencia Sur. Intro.






"El caso Alcásser" que ha sido revisado recientemente por la productora Bambú, en un documental de cinco episodios, para la cadena Netflix, reconstruye con un gran trabajo de documentación y realización, los hechos acontecidos en este truculento triple homicidio, a partir del relato oficial de los hechos –sumario 1/93-.

La primera y positiva consecuencia es que el documental será emitido a nivel mundial, con lo cual la difusión del caso será masiva.

Ojalá que reputados perfiladores internacionales, analistas, forenses y psicólogos criminales pongan por fin, sus ojos en este triple crimen. Sería muy interesante conocer sus conclusiones.

The Chilling True Story Behind Netflix’s ‘The Alcàsser Murders’ (Cosmopolitan)








En este trágico crimen grupal, como todos sabemos existen dos posturas enfrentadas. Por un lado la versión oficiosa de los hechos, y por otro la denominada “teoría de la conspiración”, que defiende el padre de una de las niñas, y un conocido periodista criminólogo que investigó el caso.

Se echa en falta en el citado documental, la falta de profundización en algunas de las muchas incógnitas sin resolver que se observan en el crimen. Por el contrario sí se hace un especial hincapié en desmontar la citada teoría conspirativa, desacreditando la labor de los citados, mediante otros asuntos que parecen discurrir “paralelos” a la citada investigación.

La teoría conspirativa, abarcaría personalidades importantes, que al parecer fueron filmados desfilando delante de los cuerpos de las niñas en un supuesto pacto de estado o chantaje de altos vuelos. Una cinta de vídeo, que según se desprende del documental, pudo  llegar al padre de la niña a través de una persona “arrepentida”  y con el párroco de Alcásser como intermediario entre ambas partes.

La existencia de esta cinta, podría dar un vuelco al triple crimen. Así se desprende de las palabras del afamado periodista criminólogo. Pero de momento esta prueba definitiva no ha sido revelada. Tampoco entregada ninguna copia en un juzgado para su investigación, si bien según estos fue entregada al MM de Interior en su día. En el documental no se verifica la existencia de dicha cinta, ya que el investigador contratado por la familia de la niña,  parece que finalmente no accedió a mostrársela a los productores de la serie documental.













En el blog, hemos podido comprobar como las tesis de D. Fernando García no son tan descabelladas como nos quieren hacer creer. Nos referimos a las primeras hipótesis que manejaban en su investigación. Las que hablaban de una red organizada que secuestraba menores actuando en la comunidad valenciana, para realizar todo tipo de tropelías sádico-sexuales, que incluían asesinatos y filmaciones. La podríamos denominar “la teoría alternativa”.


En nuestra humilde opinión, de existir, se trataría de una red endémica de esta comunidad autónoma.

¿Existen datos objetivos que sostengan esta teoría alternativa?


Lo primero que debemos preguntarnos al analizar este triple crimen, es si “Alcásser” se trata de un caso aislado, o forma parte de una cadena serial de crímenes existentes en la zona durante los años ochenta y noventa.
Esta misma pregunta sin respuesta, es la que nos motivó a crear este Blog, hace ya cuatro años.








Durante la revisión de los distintos casos criminales ocurridos en esta comarca –algo que el documental de "Bambú" omitió o sólo trató durante escasos segundos- hemos podido comprobar la existencia de algunos datos muy llamativos.

Existen una serie de crímenes encadenados en la misma zona o comarca que siguen sin esclarecer, o con sospechosos detenidos, de los que no existe constancia  en las hemerotecas, que hayan sido condenados. Con lo cual se supone que esos casos siguen con autor-es desconocidos y archivados. En otras ocasiones no se llegó a avanzar en la investigación, y no se consiguió imputar a nadie.

La existencia de “al menos”* dos casos grupales con víctimas del mismo espectro de edad -14 a 15 años- dónde se ven inmersas triadas de víctimas adolescentes, es otro dato a tener muy en cuenta. La proximidad de ambos sucesos (Macastre y Alcásser) espacio-tiempo. La existencia de escenarios “finales” muy similares: lugares inhóspitos en zonas montañosas con casetas de aperos o de usos agrícolas dispersas en el medio rural. Dos escenas que se nos muestran con indicios de haber sido “amañadas” o preparadas: colocación de vestigios, colocación cuerpos, etc.
           
*Existe en esta comarca sur, en la zona de Alcudia de Carlet, el que denominamos “Caso Montortal” la misteriosa muerte de tres adolescentes supuestamente arrollados por un tren de vía estrecha, en un tramo recto sin desniveles pronunciados. Y lo más llamativo, sin apercibimiento por parte del maquinista de la presencia de los menores en la vía o sus inmediaciones ni tampoco de su arrollamiento o impacto contra la locomotora. La propia FEVE emitió en su momento un comunicado mostrando su extrañeza por este suceso. En un principio, según las primeras noticias, se barajaron “otro" tipo de posibilidades totalmente distintas. Un caso con muchos enigmas.

Estos dos casos son el paradigma de la criminalidad “atípica” que asoló Valencia durante aquellos años negros, pero existen “otros” asuntos ocurridos en esta comarca que son especialmente truculentos y tenebrosos.

Como todos saben, este blog indaga no sólo en los casos más mediáticos o conocidos. Rebusca en otros asuntos criminales de la comarca para encontrar indicios o rastros de algún tipo de actividad organizada o que presenten rasgos coincidentes con los dos crímenes señalados. Y existen algunos datos preocupantes y que llaman poderosamente la atención al estudiarlos.


Todos estos indicadores son auténticas “banderas rojas”, a tener en cuenta. Suficientes para barajar la posible presencia de algún tipo de actividad serial en la zona.

No sólo nosotros mantenemos esta hipótesis. Los propios investigadores citan en la prensa, esta posibilidad.

De hecho se cita explícitamente la posibilidad de la existencia de un germinal “asesino serial sádico” actuando en la provincia de Valencia a finales de los setenta-ochenta. En aquella ocasión las víctimas eran niñas de corta edad –entre cuatro y ocho años-, el perfil victimológico propio de   pederastas sádicos (Caso Benaguasil y Caso Carlier).

Se habló también por parte de los investigadores de la existencia de “zonas sensibles”, dónde aparecían cadáveres o restos sin explicación aparente –en referencia a Macastre- Algo que hemos podido ratificar y cotejar en nuestra particular radiografía de la criminalidad valenciana –mapas zonales de desaparecidos y hallazgos de cuerpos-, que ya publicamos en un post hace algún tiempo.

El propio Miguel Ricart es interrogado sibilinamente sobre Macastre debido a las características del crimen, y a su cercanía de la caseta de Alborache.

“…Que a Macastre no fui, estoy alucinando.
Que fuimos al cuartel, y ya era de noche, no tanto, lo que si que quería comentarle antes es que dijeron que volverían a ir, allí de noche, a Alborache, yo le estoy hablando de Alborache, yo no he estado jamás en Macastre
... Que me ha dicho usted algo de una caseta en Macastre.
..Que los cuerpos de seguridad del estado, de otro asesinato en Macastre no me acuerdo que me hablaran, es que cuando me ha dicho usted si he estado alguna vez en Macastre…”

(Acta declaración Miguel Ricart)


De  hecho la sospecha de la Guardia Civil llegó a que se compararan pruebas encontradas en otros casos dispersos por la zona, con las muestras halladas en el Caso Alcásser.
Por ejemplo, las cuerdas de polipropileno negras –mismo color y composición- con que maniataron a Cristina Ll. P. cuyo cadáver apareció en Bétera sólo tres días después de finalizar las fiestas de Alcásser, las mismas dónde intentaron agredir o secuestrar a Mirian en el portal de su casa en el año 1992. ¿Desencadenante o antecedente? Sea lo que sea, se trata de un suceso de alto interés criminológico, pues sucede previo y cercano a la desaparición definitiva de la niña y sus dos amigas.





Cuerda común de polipropileno negra similar a las halladas (Google).




La actividad criminal en la zona “no cesa” con la detención
de Miguel Ricart y la desaparición “permanente” de Antonio Anglés.


A nuestro entender, parecen existir claros indicadores de que la actividad era “endémica” de esta zona o al menos contaban con mano de obra “comarcal”. Y esta afirmación la sustentamos en varios aspectos.


Hay factores que son determinantes.

En los distintos crímenes observamos un denominador común: el excelente conocimiento del terreno. También unos escenarios finales eminentemente rurales, asociados a los usos y costumbres propios de la comarca: la "horta sud".







Hablamos de lugares de hallazgos de los cuerpos tales como:  acequias, azudes, casetas de aperos o usos agrarios, cotos de caza, campos de naranjos, pozos y molinos abandonados.



























Abandonados en muchos casos,  pero que su uso por parte de los criminales, denota e implica un conocimiento “exacto” y “profundo” de esta geografía. No lo decimos nosotros, los propios investigadores de la Guardia Civil lo reconocen en las noticias de prensa de la época.

El factor diferenciador de esta zona, el factor “tradición”. La sociología del rural valenciano.

Hay una conexión que sobrevuela estos asuntos, y que de alguna manera nos pone en el contexto de esa valencia rural y tradicional. El microcosmos sociológico de los pueblos valencianos.




Las fallas: La “Mirian” más fallera, fiel devota de esta tradición. Importante también a nivel criminológico: la misma tarde noche en que desaparece junto a sus dos amigas, tenía una cita para probarse un traje de fallera. Aficiones-día de la desaparición. Datos a tener siempre en cuenta.

Otra de las víctimas del triple crimen, Desireé, como pudimos comprobar en el documental, residía justo al lado de un casal fallero.

Las niñas desaparecen según el testimonio de Dolores Badal, exactamente al lado de otro “casal” sito en la localidad de Picassent, dónde son recogidas por un vehículo blanco de cuatro puertas en cuyo interior van cuatro individuos. Un coche que no se corresponde con el opel corsa blanco de dos puertas, al parecer utilizado el día de “autos”.

En la “red yanki” de abuso y producción gráfica con menores,  descubrimos extrañas conexiones con el pueblo de las niñas –dos captadores- e incluso un representante del canto tradicional valenciano –fallas y fiestas- ya fallecido, residente en un pueblo muy cercano,  implicado “de lleno” en esta macabra red.

También conocimos el caso de un hombre del pueblo de las tres niñas relacionado con las empresas de pirotecnias, encontrado muerto en una fosa semidesnudo en el vecino pueblo de Silla. Hallado también “en extrañas circunstancias” según nos describe la prensa.

Además supimos de la existencia de una víctima fallecida de forma violenta, y encontrada cerca de Tous, que presenta un vínculo familiar con las bandas de música. Tradición fuertemente arraigada en los pueblos de esta comarca.
                      


Por otra parte tenemos el factor “religioso y pseudoreligioso” –esoterismo, movimientos sectarios. La zona sur de valencia y el norte de Alicante presentan la mayor densidad de logias y sectas –muchas de ellas especialmente oscuras-. La religión también es un elemento vertebrador de esta sociedad rural, fiel devota de la tradición cristina, si bien convergen otras religiones y credos fuertemente implantados en la zona.

Algo parece “flotar” en el ambiente criminológico de la zona, en relación a todos estos aspectos. Una amalgama de aspectos “tradicionales” que no se sabe porqué están ahí presentes cuando revisas estos casos.

O pudieran ser simples “coincidencias casuales” propias del espacio y el tiempo en el que se desarrollan los hechos criminales.


Lo cierto es que la primera pista ya la tenemos en lo atípico que resultan los hechos ocurridos con las tres niñas de Alcásser. El propio triple crimen nos indica, por sí mismo que nos encontramos ante  una criminalidad completamente “anómala”.



"…Tres niñas desaparecidas y asesinadas es algo que no ocurre habitualmente ni en España ni en casi ningún país occidental…”. 


Ni habitualmente ni en décadas…pero allí sin embargo, sucedió en dos ocasiones y con sólo cuatro años de diferencia. ¿Es esto “normal”?.  No. Esto es absolutamente “anormal”. Y la posibilidad de que se trate de sucesos inconexos, es además muy improbable.

Este inquietante y anómalo contexto criminal, debería bastar para abrirnos los ojos de par en par a “otras” posibilidades fuera del relato oficioso de los hechos. Pero la crónica de sucesos además se empeña en mostrarnos un rosario de casos complejos y enrevesados sin resolver, que no hacen más que apuntalar la que hemos denominado “teoría alternativa”


Tres víctimas que a todas luces, suponen un altísimo riesgo para cualquier tipo de dinámica criminal –algo que es fácilmente comprobable al observar lo sucedido en el suceso del portal con Mirian-  (¿porqué secuestrar entonces a tres víctimas pudiendo secuestrar a una?). Parece hablarnos entonces, de la posible existencia de una demanda de víctimas de forma “grupal” para satisfacer a una comunidad de agresores. Pandilla, manada, grupo. Algo que es común a “otros” casos. De hecho se cita en numerosos artículos de prensa relativos a otros hallazgos de cadáveres en la comarca –la posible existencia de más de un agresor- y es algo que parece ratificado por la presencia de múltiples golpes, agresiones sádico-sexuales de amplio espectro, mutilaciones y todo tipo de tropelías propias de prácticas sadomasoquistas extremas y de las orgías más macabras descritas por D. Fernando García en alguna entrevista.

Múltiples agresiones y lesiones. Torturas,  tiempo, agresores, refugio. Secuencia que  indefectiblemente nos habla de la necesidad de disponer de una logística adecuada a este tipo de agresiones continuadas y prolongadas en el tiempo. Cautiverio-torturas sexuales-ejecución. Auténticos profesionales de la "tortura" según el reputado Catedrático que realizó las segundas autopsias. Lo que nos viene a confirmar que lo que hicieron con las tres niñas, no lo hace "cualquiera". 

Tenemos por lo tanto dos confirmaciones: comunidad de agresores -ratificado con los hallazgos de ADN- y una pericia o experiencia en la realización de las torturas y lesiones. Algo así como decir, que las tres niñas no habrían sido las primeras víctimas-de esta "comunidad de agresores" -lo que ratifica la idea de actividad "serial" en la zona- y que parece corroborarse con el hallazgo de los "huesos de más" no pertenecientes a las crías, encontrados en la fosa de la Romana. Un cementerio de víctimas o una fosa reutilizada.










Los cuerpos son en la mayoría de los casos revisados “trasladados” o “desplazados” desde algún lugar intermedio. Es decir desde algún lugar que no se corresponde con el lugar de desaparición de la víctima-s, ni con el lugar del hallazgo. Nuevamente esta maniobra criminal, nos pone sobre aviso, de la más que posible existencia de un “lugar seguro”, un lugar de anclaje dónde retienen y agreden a las víctimas.  Un lugar desde el que realizan la actividad criminal pero en el que no cazan ni entierran. Una ubicación no detectada. Si algo deja claro la investigación del Caso Alcásser es que seguimos desconociendo el escenario real del triple crimen. El escenario real del abuso, tortura y ejecución de las tres niñas.

Este lugar común, de existir, tiene que estar posiblemente no muy lejos de las zonas citadas. En algún punto intermedio. Los desplazamientos –tanto con las víctimas vivas secuestradas, como de los cadáveres- implican un altísimo riesgo para la dinámica criminal. Este aspecto criminológico viene a reforzar la idea del "endemismo" de la posible  red,  grupo o comunidad de agresores que actuaban en esta zona. O al menos "asentados" en aquella época en esta comarca de la provincia de Valencia.

Lógica. Sentido común. Mapas mentales.




La geografía de los homicidios en Valencia “sur”.

De hecho pudimos comprobar de forma imparcial y objetiva –introduciendo los diferentes sucesos sin clarificar ocurridos en la comarca durante décadas- la existencia de zonas bien delimitadas dónde se llevan a cabo distintas actividades criminales:

-zonas dónde desaparecen las víctimas (zonas de “caza”)
-zonas de abandono de cadáveres  (lugares “cementerio”)

Observando a su vez, extrañas migraciones desde los lugares de origen de las víctimas, pueblos o barrios del extrarradio de la capital valenciana (tres de macastre: -Benicalap, Burjassot, Benimamet-  Caso Leidy V. –zona barrios valencia + seis víctimas originarias de Alcásser) que son desplazadas o trasladadas en dirección al “sur” de la provincia,  dónde finalmente son hallados sus cuerpos.


















  




El móvil sexual


El sexo parece mover la mayoría de estos sucesos que se dan en la zona, pero es una sexualidad enfermiza, con una tendencia homicida.


Estamos hablando de verdaderas anomalías criminológicas, claramente diferenciadoras, que nos hablan de que podría haber “algo distinto” en estos asuntos,  pues la mayoría de las agresiones de tipo sexual, no acaban en homicidio. Pero en numerosos casos de esta comarca, curiosamente sí acaban de forma fatal para la víctima.


Se observan dos tipos de víctimas:

a)Víctimas de alto “riesgo” dónde se entremezclan jóvenes con un perfil que nos habla de prostitución o drogas. 

b) jóvenes y menores completamente normales con una vida neutra, sin aparentes conflictos. Con “un riesgo victimológico” muy bajo.

Quizás sea este último grupo de víctimas otro de los hechos “diferenciadores” de estos casos. La necesidad o querencia de menores “normales”, amateurs, puede obedecer a una demanda por parte de un grupo de depravados a los que ya no les satisfacía agredir, torturar y asesinar a víctimas del primer grupo -prostitutas-. Como en cualquier adicción o vicio, podría existir una especie de “tolerancia adquirida”  a todo tipo de parafilias y desviaciones sexuales que implicaría que los agresores buscaran sensaciones más fuertes, extremas, entre víctimas del segundo grupo –menores comunes sin conexiones con el mundo de las drogas o la prostitución-.

Nos podríamos plantear infinidad de preguntas siguiendo esta línea:

¿Porqué las víctimas eran niñas “normales”, sencillas y no   sofisticadas, provocativas o exhuberantes gogos de cualquier discoteca de la ruta?

Es otra de las “claves” perdidas de este caso, y que también nos pone sobre la pista de una posible proximidad entre víctimas y verdugos. Conocimiento previo.

Salvo que se hubiese producido un suceso aleatorio y macabro, dónde las niñas son escogidas “al azar”.

"…Eran niñas como el resto, pertenecían a familias estructuradas, de clase media, de un pueblo tranquilo. Podían ser nuestras vecinas, hijas, primas... de un entorno que todo el mundo reconocía. Por eso empatizamos tanto con todo aquello… reconoce Mariola Cubels, que entonces cubrió el caso primero para un periódico y luego en televisión…”


Este fue sin duda “el punto de inflexión”. Haber asesinado a tres niñas “normales”. Y toparse con alguien tan inesperado, e imprevisible como Fernando García, dispuesto a remover todas las piedras que hicieran falta y a jugársela para llegar hasta el fondo del asunto.


En el siguiente post estudiaremos los “hechos diferenciadores” presentes en algunos de estos casos de la zona. Analizaremos algunos de estos elementos extraños y anómalos presentes en la dinámica criminal de algunos casos de la comarca.

Como siempre insistimos, quizás en estas anomalías, se encuentren los mejores rastros de esta actividad criminal “distinta” y “peculiar”. La parte psicológica, el comportamiento criminal, el ritual. Son los únicos rastros que sobreviven al inexorable paso de los años.


«Eso no se olvida jamás, ni se pasa. Eso me lo llevo a la tumba. Ojalá Dios quiera que nunca te toque pasar por una cosa así»








Aunque por muchos años que pasen, es imposible borrar el dolor que supone perder a un hijo de una manera tan atroz y cruel. Puede que el paso del tiempo lo atenúe, lo duerma o lo anestesie. Pero el dolor sigue ahí, por siempre. Clavado en las mismísimas entrañas como aquella maldita cruz.



«Mi esperanza es que algún día se sepa toda la verdad»


(Fernando García padre de Mirian)