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jueves, 31 de enero de 2019

Valencia años noventa: Los agujeros negros. Black sun. Home.




"...Las discotecas estaban ubicadas a las afueras de la ciudad, entre los arrozales. Esos cultivos están rodeados de acequias, estrechas rieras por las que se evacua el agua..." 

“…una época en la que las discotecas españolas aún tenían moqueta…”
 (El Español)



Aquella tarde-noche del viernes 13 de noviembre de 1.992, en el pequeño trayecto–apenas tres kilómetros- que separa Alcásser del vecino pueblo de Picassent, es como si se hubiera abierto un agujero negro por el que las tres adolescentes del pequeño pueblo agrícola de la horta sud, se esfumaron sin apenas “dejar rastro o constancia de su paso”.

Hemos revisado y de todos es conocido los escasos y confusos testimonios, que dicen o aseguran haber visto a las niñas aquella tarde. Otros investigadores del caso, sin embargo, aseguran que aquella tarde las tres niñas no se dirigían a la discoteca de Picassent, como apunta la versión oficial.

  
La familia de las niñas tampoco creía que hubieran acudido a la famosa discoteca aquella tarde, al parecer no estaba entre sus planes:

La madre de una de las niñas aseguraba en la prensa, que su hija “…iba a jugar a los recreativos, como otras tardes, sin mencionar que iba a ir a una fiesta…”, otra de las madres afirmaba que “…mi hija no llevaba dinero para ello –refiriéndose a las discotecas- además ninguna tenía carnet y son demasiado jóvenes para entrar en esos locales…
“…Una niña que asiduamente salía con las desaparecidas para jugar en los recreativos del pueblo aseguró desconocer la idea de sus amigas de acudir a la fiesta de la discoteca, pues había quedado con ellas en la plaza dónde siempre se reunían…”
 (“Abc” ed. Sevilla: 17/11/92)

Otro amigo de Mirian, comentó que vio a la niña ese mismo día 13 de noviembre de 1992, que cruzaron unas palabras a la una de la tarde. Que posteriormente el chico la llamó por teléfono a las tres de la tarde, sin que esta le comentara nada sobre la fiesta.

¿Fue una decisión de última hora? Parece una decisión no planificada de antemano.
  
Una de las amigas de las niñas –la cuarta niña que se salvó de un destino fatal por estar enferma-, fue además una de las últimas que las vio con vida, además de la “pareja del rocambolesco periplo del coche averiado”. La cuarta niña, afirma por el contrario que estas sí tenían intención de dirigirse a la discoteca de Picassent aquella tarde. Y pretendían hacerlo “a dedo”, en autostop.







Posteriormente según la prensa declarará : “Al parecer las muchachas le dijeron que no estaban demasiado seguras de ir a la fiesta del instituto dónde estudiaban, organizada en el local, aunque tampoco lo descartaron

Indecisión. No tenían un plan predeterminado. Dudas.

Pero si iban a ir a la discoteca aquella tarde noche o a “otro” lugar de ocio, ¿qué medios utilizaban para desplazarse?


La “cuarta niña” parece darnos de nuevo las claves de este asunto, en la fase inicial –la desaparición-:

  





Negación:

-Nunca subían en un coche con DESCONOCIDOS.
-Si los ocupantes eran jóvenes que NO CONOCÍAN no se subían

Afirmación:

-Sí subían en coches, si estos les resultaban familiares –CONOCIDOS-
-Sí subían en coches, si estos eran ocupados por MATRIMONIOS Y PERSONAS MAYORES.

Conclusión:

Si las niñas subieron aquella tarde noche a un coche “a dedo”, lo tuvieron que hacer en el coche de alguien CONOCIDO, de algún MATRIMONIO –la pareja del coche averiado- o en el que fueran PERSONAS MAYORES - ¿Pelo cano hallado en las autopsias?-.









Las niñas eran desconfiadas, y alguna de ellas especialmente miedosa. Eran también muy jóvenes apenas 14 y 15 años, no tenían carnet de conducir. Si se desplazaron “a dedo”, tenían poco tiempo disponible aquella tarde. En apenas dos o tres  horas tenían que estar de vuelta en sus casas. Poco margen de maniobra.

Tenía que ser un sitio cercano. Nuevamente todos los indicadores “acotan” el territorio dónde ocurren los hechos. El factor de “la proximidad” geográfica y de la proximidad a las víctimas parecen sobrevolar constantemente este suceso. Si alguien tendió la trampa, tuvo que ser alguien de su círculo cercano. Y esa primera fase tuvo que suceder en la población o cerca de la población de las niñas.  

Pero además de ese círculo de amistades –adolescentes o amigos-as de edades similares- haría falta la colaboración de alguien de más edad. Mayor de edad, con carnet para conducir un vehículo en el que “sacar” a las niñas de la población, o del lugar dónde fueron raptadas.

Cabe también la posibilidad de que acudieran engañadas y  por cuenta propia a alguna cita en la propia localidad o sus aledaños. Cercanía. Trampeadas para luego a posteriori, ser “trasladadas” a otro lugar en contra su voluntad.

Ese tándem menor-mayor de edad en la primera fase del suceso podría tener su lógica. Alguien conocido de su edad, y alguien de más edad para conducir un vehículo.

Lo hemos visto en más casos en la propia Comunidad Valenciana. Adolescentes que trabajaban para redes de menores, eran los mismos que hacían de ganchos para captar a otras adolescentes, y llevarlas directamente a la “boca del lobo”. 

Chicos-as atractivas o con el suficiente carisma o poder de persuasión de ese rango de edad, que accedieran a ese círculo de confianza, o de alguna manera ya formaran parte de él.  

Esa proximidad, parece quedar patente en el hecho del propio asesinato. En el hecho en sí del crimen. ¿Porqué matarlas, si el fin era abusar sexualmente de ellas?. ¿Alguien conocido de las niñas, podría estar implicado?. 
No podían dejarlas con vida o hablarían. Podían haberlas secuestrado, mediante intimidación / encapuchados, o por medio del engaño hacerlas llegar a un lugar dónde consumar la agresión. Pero este tipo de agresión sexual no es sinónimo de crimen. De hecho esta secuencia se da en “contadas” ocasiones, un porcentaje mínimo acaba de forma fatal para la víctima.





“…How could something so fair

Be so cruel

When this black sun revolved

Around you…”











El vínculo “afectivo”. Black Sun


“…Especialistas en criminología han comentado que el enterramiento del cadáver es una técnica utilizada por algunos asesinos con algún tipo de vinculación afectiva hacia la víctima…” (diario “el País”)


A las niñas las enterraron en una fosa. Pero lo hicieron de una forma determinada: recubriendo sus cuerpos con una especie de sudario –moqueta/alfombra- y además las  niñas estaban “completamente vestidas”. El hecho de “vestir a las vìctimas” podría estar en esta misma línea “vinculación afectiva”. Un acto “undoing” o de remordimiento. Tapar, arropar o envolver la desnudez, colocar a la víctima en una posición no degradante, una especie de “despedida” final. Si bien este tipo de acto, por desgracia, está poco o nada estudiado en nuestro país a nivel criminológico –psicología criminal- y sin duda es uno de los “detalles claves” del Caso Alcásser, al que se le debería de haber dado muchísima más importancia. Cualquier buen investigador, sabe que “en los pequeños detalles” están las mejores pistas, para resolver casos complejos y espesos como este.

  
Y en el caso Alcásser, hay muchos “pequeños detalles” que nos ayudan a confeccionar un boceto de la personalidad y del comportamiento criminal de los agresores o partícipes.


Podían haberlas dejado con vida como hemos visto. Maltrechas y violadas, pero con vida. La triste realidad es que no fue así, pues las ejecutaron a sangre fría. No había vuelta atrás.

Como hemos apuntado, de todo ello se podría desprender que alguien “cercano” podría estar implicado en alguna fase del  hecho y que la forma de captarlas posiblemente no fue violenta, sino mediante algún tipo de trampa o engaño. A cara descubierta.


También cabe la hipótesis que durante aquella maldita orgía salvaje,-un auténtico aquelarre sadomasoquista extremo y brutal- alguna de las crías hubiera fallecido precipitadamente, algo que incluso las autopsias no parecen descartar. Todo ello hubiera desencadenado la inexorable ejecución de las otras dos niñas, testigo de todos los hechos. 
Pero viendo el caso con perspectiva, todo parece formar parte de un proceso prolongado y elaborado. Un catálogo de aberraciones y torturas sexuales desconocido, que requiere tiempo. Un “show” macabro, que parece destinado a hacer sufrir a las tres pobres niñas, para deleite de auténticos sádicos depravados –su forma de excitación sexual es precisamente esa: el sufrimiento extremo de sus víctimas, en el que se recrean una y otra vez-. O una agresión sexual bestial filmada, con “otros” fines indeterminados: snuff, chantaje a los participantes, venta de este material enfermizo en círculos reducidos y  elitistas, etc.

El encapuchado que atacó a Mirian meses antes del crimen, es una buena muestra de lo anteriormente relatado. Un asalto frustrado sin consecuencias punibles.

Acto de precaución del agresor: pasamontañas/ consecuencia: no identificación/ resultado: impunidad.


"...Dos meses antes de producirse la desaparición de ellas, Miriam ya se vio acosada por un hombre ataviado con un pasamontañas que aguardaba oculto en el hueco de la escalera de su casa.

El encapuchado, agazapado a la espera de sorprender a su víctima, recibió el impacto de la bolsa de basura que lanzó Miriam al darse cuenta de su presencia. La joven, según el relato de su amiga, alcanzó la calle y se refugió en el interior de una cabina telefónica desde donde llamó a sus padres.

Claro que no sólo Miriam sufrió el acoso de un desconocido. Sus amigas y vecinas han sufrido en repetidas ocasiones las miradas casi obsesivas de dos muchachos desde un vehículo...”

(El Periódico)

  
Parece que los “depredadores de menores” estaban merodeando a las niñas del pueblo. Los antecedentes de este hecho, son sumamente inquietantes.

Posiblemente en la segunda ocasión que lo intentaron “no fallaron”, y utilizaron otro tipo de métodos más efectivos y menos comprometedores para su seguridad, a la hora de llevarse a “esta niña”. Y también a sus dos amigas.

Depredadores de menores que no tienen porque ser “pederastas al uso” -que gustan de víctimas de corta edad, o hasta un determinado rango de edad-. Las niñas al ser unas adolescentes, abren un abanico mucho más amplio de posibles agresores y motivaciones. Desde adultos y maduros, a un grupo o manada de jóvenes de su misma edad. Este tema está bastante bien estudiado, es muy interesante desarrollarlo, y lo haremos en otro post.




  
Dinero y pintalabios: Contradicción

  
"....Las tres niñas apenas tenían dinero..." (ABC)

Sus madres parecen confirmarlo en alguna entrevista realizada en la prensa. Las madres de las niñas descartaban la posibilidad de que estas fueran a Coloors, y de ninguna manera a una segunda discoteca al salir de la fiesta estudiantil de la discoteca de Picassent. Además relataban que las niñas : 


“...no se maquillaban”. ( ABC)


Lo cierto es que al encontrarse los cadáveres de las tres niñas en La Romana, estos son hallados de forma sorprendente, “vestidos por completo”, y con “todos” sus objetos personales. En sus ropas son hallados distintos efectos personales: entre ellos dinero y pintalabios.







Entre las tres portaban en total una cantidad cercana a las 2.700 pesetas de entonces.

Cada entrada de la discoteca costaba aproximadamente 400 pesetas, -según lo apuntado por algunos investigadores del caso-. Pero según sus madres entre las tres no juntaban esa cantidad, pues apenas llevaban unas monedas: 
Desirée tres o cuatro duros, Mirian según su madre apenas 50 pesetas para jugar en los recreativos, Toñi según su madre era la que más dinero llevaba: 500 pesetas.
  
Efectos hallados en las prendas de las víctimas:

A Toñi le son encontradas en sus pertenencias un total de 485 pesetas –lo cual se aproxima bastante a la cantidad que se suponía que portaba- así como un pintalabios de color rosa. En la ropa de Desireé fueron halladas tres monedas: 35 pesetas –lo que también se aproxima a lo descrito por su madre: “tres o cuatro duros”. Se encontró entre sus pertenencias también un pintalabios de color rosa.
Mirian en cambio, llevaba en sus prendas, varias monedas arrojando una cantidad total de 2.175 pesetas –algo que no coincide con lo relatado por su madre:apenas 50 pesetas para jugar en los recreativos”. No portaba pintalabios, al contrario que sus dos amigas.


Ni los efectos ni el dinero fue “sustraído” por sus agresores. Además las monedas tampoco se perdieron, o cayeron, durante las violaciones brutales, y todo el trasiego y complejo proceso criminal, algo que llama y mucho la atención.

Las barras de labios, también podían haber servido para escribir alguna anotación o mensaje durante el cautiverio de las tres niñas.

O quizás todos los efectos que portaban fueron “puestos” por sus agresores en sus ropas, al proceder de nuevo a vestirlas (post-mortem).

Una idea que no parece ilógica si tenemos en cuenta cómo aparecieron las niñas: una de las cazadoras estaba puesta del revés, los cordones de los zapatos mal anudados, faltaban calcetines, todo estos detalles nos hablan de "precipitación" "prisas" "posible intervención de terceros". 

Además existían una serie de lesiones que no se correspondían con el estado de las ropas, y que nos hablarían de una desnudez total y una exposición a la intemperie o  un posible depósito previo en  “otro escenario final” distinto al conocido de La Romana:

“…revelan una intervención animal … “.en el dorso del cadáver Nº 2, mayormente, y menor en los otros dos, lo cual sería imposible de no haber estado depositados previamente los cuerpos desnudos en otro lugar, puesto que la ropas aparecen intactas paradójicamente.

  
Y volviendo a esos pequeños detalles curiosos, recuperamos otro asunto del que ya hablamos en su día:

Mirian llevaba un reloj peculiar. Un reloj marca “Casio-Athena” de esfera dorada:




un reloj sorprendentemente similar –como pudimos comprobar en un artículo anterior del blog- al que portaba en algunas fotos la joven Gloria Martínez desaparecida de la clínica psiquiátrica de Alfaz del Pi-Alicante- apenas una decena de días antes de hacerlo las tres niñas de Alcásser.








También aparece una especie de billete de cartulina o ticket apelmazado en la cazadora de una de las tres niñas de Alcásser, con unas inscripciones ilegibles –sólo se lee el número 67- que pudiera corresponderse según el informe con un billete de autobús, discoteca, cine






(foto billete antiguo autobús Valencia, no relacionado con el caso/ google images)



Lo cierto es que en el caso Macastre, también aparece un billete de autobús, al parecer empleado al realizar el trayecto de ida- Valencia-Catadau-. Lo que nadie es capaz de desvelar es quién pudo llevar a los niños desde la discoteca de Montroy-Catadau a Fuente Cuerna-Macastre. Esa es la gran incógnita. Desplazamiento. Carretera.

De nuevo vemos como la triada de adolescentes “es desplazada” desde un “lugar aparentemente seguro” o "un lugar de ocio", a un “lugar indeterminado” para ser asesinados.








Pero como siempre venimos insistiendo, en estos casos hay “pequeños detalles” que  parecen ser una “constante” y que se repiten por alguna extraña ¿casualidad?:

El caso Cristina Ll. P. una joven asesinada en Bétera –la población del “psiquiátrico”-  ese mismo año 1992, apenas dos meses y unos días, antes del asunto Alcásser, o lo que es lo mismo: cuando ocurre el episodio del “encapuchado” en el portal de Mirian-.



“…Cristina recibió seis puñaladas y un profundo corte en la tráquea. La chica se había licenciado ese año en Ciencias Químicas y se dirigía a coger el autobús para pasar el fin de semana en El Ràfol d'Almúnia, donde le esperaba su abuelo. La joven llevaba una vida ordenada y no tenía novio…” (diario “Las provincias”)







Autobús, desplazamiento, carretera.

El encapuchado de Alcásser, que intentó agredir a Mirian, durante las fiestas del pueblo, lo hizo según lo descrito por la madre de esta, en las Fiestas del Santo Cristo de la Fé. Las fiestas grandes del pueblo, que son a mediados de agosto.


“…Yo creo que se trataba de un ladrón, porque era en fiestas y, aparte de nosotros, no quedaba nadie en el inmueble…” 
(“Sin Piedad”-Martínez Lainez)
           

“…Agosto: Las Fiestas Mayores están dedicadas al Santísimo Cristo de la Fe, con una variada programación organizada por el Ayuntamiento con la participación y colaboración de las entidades y asociaciones locales, con actividades para todas las edades y gustos…”


“...Ayer 15 de agosto, se daba el pistoletazo de salida a las Fiestas Mayores en honor al Cristo de la Fe…”


Las fiestas mayores de Alcásser se prolongan por espacio de aproximadamente 10 días. Es decir llegan hasta el 25 de agosto del calendario. Con lo cual, el año en que ocurren los hechos del “encapuchado” que acechaba a Mirian en el portal de su casa de Alcásser, las fiestas tuvieron que transcurrir aproximadamente entre los días 15 al 25 de agosto de 1992.

El cadáver de Cristina LL. P. “es descubierto” en el junqueral de Bétera, el día 28 de agosto de 1.992. 

“…El 28 de agosto de 1992, un agricultor encontró el cadáver de la joven de 22 años en un campo de naranjos de la partida del Junqueral en Bétera. La víctima estaba maniatada y amordazada…”  
(Las Provincias)


Pero además de la inmediatez de las fechas existente entre ambos sucesos -encapuchado de Alcásser y hallazgo de Bétera-, Cristina Ll. P. como recordarán todos ustedes, aparecerá maniatada con unas cuerdas idénticas en composición y aspecto a las encontradas en el triple crimen de Alcásser.
                                     
“…Una prueba realizada en el Instituto Nacional de Toxicología confirmó que las cuerdas halladas en la fosa donde enterraron los cuerpos de Míriam, Toñi y Desirée eran iguales a las que maniataban a Cristina, pero no fueron «obtenidas de un mismo rollo», según el informe…”.
(Las Provincias)


¿Es posible que puedan existir tal cúmulo de casualidades enlazadas? o por el contrario se trate de: 

Depredadores seriales de jóvenes y además “viajeros”. Depredadores que pudieron desistir de seguir cazando mujeres jóvenes o adolescentes en la misma zona tras el intento fallido. 

Esta hipótesis entra dentro de la “lógica” de los patrones de actuación criminal: no volver a actuar en una zona “quemada”. 

¿Buscaron entonces otra víctima, otra chica joven en “otro” punto del mapa valenciano?

Nada es descartable. Todo es absolutamente posible en este complejo y macabro puzzle.


Si recapitulamos, las tres niñas de Alcásser llevaban pintalabios, dinero suficiente, ¿tenían planes para esa tarde? ¿escogieron ir a algún lugar de ocio?. Es posible, las tres niñas tenían como hobbie preferente y común: bailar. Algo frecuente en las adolescentes de la época. Más si cabe,  en una provincia como Valencia plagada de discotecas en aquellos años, auténticos templos de la música, a los que acudían jóvenes de toda España en peregrinación.


“Fíjate si se satanizaría la cosa, que cuando mataron a las niñas de Alcàsser y pusieron en busca y captura a los autores, en la tele y en los diarios empezaban las noticias diciendo que los dos asesinos eran habituales de la “Ruta del Bakalao
(El Español)

Según declaró Miguel Ricart a la Guardia Civil,  Anglés y él, solían acudir a otras discotecas:

“…Teníamos por costumbre ir a Arabesco, en la carretera de Ademuz, en el término  de Paterna; a Cancela, en Sueca; y a otra de Turís de la que no recuerdo el nombre…”


(Interesante también la discoteca citada de Turís por su proximidad a Catadau, y Montroy, lugares todos ellos que reconectan con lugares frecuentados por los tres de Macastre)

Algunos viejos usuarios de otras discotecas, los sitúan también con asiduidad en discotecas como “Spook” sita en Pinedo.

Precisamente cerca de la citada discoteca de Pinedo, aparecerá asesinada una joven de 24 años. El denominado “Caso Dolores”, que hemos tocado tantas veces en el blog por su especial peculiaridad. Su cuerpo aparecerá en un cañaveral, semioculto, en avanzado estado de descomposición, apenas a  10 kms de Alcásser, en el verano de 1993,  con signos de haber sido salvajemente torturada, violada, y sodomizada brutalmente con algún objeto.


Torturada, y con unas lesiones sexuales características:

“…Presentaba dilataciones anales de 9 cm…”          ( ABC)


Acciones o patrones criminales semejantes a los descritos en el Caso Alcásser, dónde alguna de las niñas, tenía dilataciones anales similares. 

Y volvemos a insistir en las casualidades, pero es altamente improbable que existan dos grupos de agresores distintos en un espacio/ tiempo tan reducido como el que estamos hablando -meses de diferencia y misma zona geográfica-. Además con las mismas "querencias" sádico-sexuales. Y todavía menos posibilidades, de que se dediquen a dejar esparcidos por la zona cadáveres con unas dilataciones anales tan inéditas o bizarras como las descritas.
Y ahí es precisamente dónde más incidimos también desde este blog. En la urgente necesidad de revisitar el caso, a nivel criminalístico, psicológico y criminológico. 
Es en esos detalles "bizarros" o extraños, dónde también están las claves sin descifrar de estos casos concatenados en el tiempo y espacio. Son su "sello" o "marchamo" particular y criminal. Que los hace únicos y distintos a todos los demás. Los hace por lo tanto "reconocibles". Es una muy buena pista a seguir. 

La "firma".


Lugares de ocio  y torturas con lesiones sexuales con una “firma” muy peculiar: dilataciones anales realizadas con un “objeto” indeterminado –en ambos casos se habló de la utilización de un mismo objeto: un “palo”-.

De forma “serial”.  Las obsesiones criminales. Las fantasías sádicas plasmadas en el cuerpo de las víctimas. La escenografía.  Un hilo por el que hay que seguir tirando.

En el Caso Dolores, hubo ciudadanos de una etnia concreta con contactos en el barrio Chino de Valencia y Paterna: “el gitano” o “el rey de la droga” –la misma etnia que manejaba la prostitución y tráfico de menores con fines de explotación sexual en los ochenta en Valencia-,  tuvieron “algo que ver”, o estuvieron supuestamente implicados en este hecho truculento, si bien la resolución judicial no está clara. Varios sospechosos, detenidos, autoinculpados “en falso” en primera instancia, pero no parece existir condena judicial. La Guardia Civil de hecho, según citan las noticias, buscaba más partícipes en los hechos, porque este tipo de hechos: la tortura, agresión sádica, debía tener implícitas “connotaciones” grupales.

Barrio chino, y una etnia que dominaba el mercado de menores y drogas. Posiblemente también el de las armas. La triada perfecta*.  El Barrio chino y contactos similares, también podrían formar parte de la agenda de Antonio Anglés, según citan algunos artículos de prensa de la época –cuando se fuga lo buscan allí merced a esos “contactos”-.

La víctima –Dolores- de hecho era prostituta. Se prostituía con el nombre de “Yolanda”.
La pobre joven también acabó sus días –al igual que las tres niñas- torturada, estrangulada y salvajemente empalada, en “otra” orgía de sangre, sexo y muerte.

La noche de autos fue al parecer “un viernes”. Otro “viernes negro”. Viernes de marcha, de discotecas que acaba fatal. Y sucedió apenas unos pocos meses después de aparecer los cuerpos de las tres niñas de Alcásser destrozados en Tous

¿Podían ser los mismos? ¿Seguían “cazando” en sitios distintos?, pero a la vez  “cercanos”. Es toda una incógnita. 


Con todos los hilos existentes de los que tirar, podríamos hacer “un traje nuevo” al Caso Alcásser. Confiemos en que “todos ellos” fueran suficientemente investigados.


*La triada perfecta: recientemente un documental de la noche temática abordó un tema tabú y escabroso. “Los  mercados oscuros en el corazón de Europa”.  En resumen el documental giraba en torno al tráfico de menores en Europa, un asunto de dimensiones alucinantes y desconocidas. Un problema “tapado” y acallado. Detrás de él, están las mafias, las redes de menores –las mismas que campaban a sus anchas en Valencia en los ochenta y noventa-. Según el documental los culpables operan a nivel global, no sólo en un país concreto.
Un superintendente de la Policía Alemana describía que los niños y adolescentes se han convertido en una “mercancía”, la oferta y la demanda de niños para la prostitución en hoteles y discretos apartamentos, es una realidad. Insistía el policía retirado que los medios convencionales no sirven para luchar e investigar el tráfico de menores. La trilogía de factores presentes en esta tipología delictiva, son: el tráfico de armas, el narcotráfico y el tráfico de personas por este orden.

En Valencia se daban todos estos factores. Además existía una pujante demanda de menores en la época, algo que es sumamente llamativo. Valencia a su vez es el epicentro de todas estas tragedias dónde están implicados “menores”. En el fondo, todo tiene un porqué. Las cosas no suceden por azar. Suceden porque se dan determinados factores propicios para que sucedan.  


El mercadeo. La oferta y la demanda. Orgías salvajes, bacanales de sexo extremo y sadomasoquismo con menores, dónde la pobre víctima acababa reventada, con heridas gravísimas –existen casos documentados en prensa como hemos podido comprobar- o en el peor de los casos muerta.

¿Podía Antonio Anglés trabajar para alguna de estas mafias valencianas? Es posible. Quizás sea esa precisamente la razón de que este “haya desaparecido”  para siempre. Si existía algún hilo entre estos entramados y el Anglés delincuente común “pequeño traficante”, este hilo tenía que ser cortado de raíz y para siempre, después del revuelo mediático que supuso el Caso Alcásser.

                        












 


Quizás Miguel Ricart, sabía a lo que se exponía si “tiraba de la manta” y decía todo lo que sabía del crimen. Correr la misma suerte que A. Anglés. 

La "mafia" es la mafia: 

En el “Caso Dolores” uno de los implicados afirmaba que llegó a autoinculparse “por miedo que los ciudadanos de esa etnia se le echaran encima y lo mataran por delator” (diario “abc”).

Porque en el tema Alcásser, Miguel Ricart miente y se come un buen marrón como él mismo grita a los cuatro vientos. Pero todo apunta a que participó o colaboró en “alguna” de las fases “secundarias” del suceso –hemos trabajado durante unas cuantas semanas en el estudio de las distintas declaraciones de Ricart, y hemos intentado analizarlas desde la perspectiva de la psicología jurídica: psicología del testimonio. Un trabajo complejo, que publicaremos cuando esté totalmente revisado- .

Mejor la cárcel, que una fría tumba, de la que nunca se sale.


“…Fernando García, padre de Míriam, y sus colaboradores sostienen que Ricart fue un mero enterrador para una supuesta red en la que estarían involucrados personajes de relevancia social…” (Diario El País)

“…Estoy convencido de que Ricart sabe muy poco del asunto… (Abc)

Por no hablar de otro asunto tabú: las mafias policiales en aquellos años oscuros. Manzanas podridas, confabuladas con las redes de menores o redes de prostitución. Este tema, es “otro” asunto pendiente a desarrollar algún día. Un asunto, como entenderán perfectamente, sumamente “delicado” de abordar. Peligroso.

Todo lo que rodea a los sucesos de esta época concreta en Valencia–finales de los ochenta y principios de los noventa-, parecen sacados del guión de una película de terror. 


Ellas nunca pudieron regresar a casa. 

Ni Mirian, ni Toñi, ni Desiree, ni los “tres de Macastre”.
Tampoco regresaron jamás, Dolores, ni Cristina. 
Todas se esfumaron en esos malditos  “agujeros negros”,  una tarde noche,  de vuelta al hogar.

Durante todos estos años, nadie ha sido capaz de cerrarlos. De ponerles nombres y apellidos.