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miércoles, 17 de enero de 2018

Acequias y pantanos. Agua dulce, amargo final. El enigma de la bolsa de plástico y las cuerdas. La escena criminal “elaborada”.






“…En la línea de Fernando García, el padre de Miriam, que sostiene que las niñas pudieron ser víctimas de personas que graban vídeos de violencia y asesinato real, Frontela añadió al supuesto sospechoso de 40 años que ejerce un sadismo mayor, un sujeto que "pudo" presenciar una especie de "puesta en escena" de los ataques sufridos por las víctimas…” (Diario “El País”)




Hace un tiempo me encontré rebuscando entre tanto material existente en la inmensa red de redes, con una web que abordaba crímenes del pasado y crónica negra, en el apartado de comentarios se encontraba el llamamiento desesperado que hacía la hija de una mujer asesinada en muy extrañas circunstancias en Valencia. La pobre cría buscaba que alguien le ofreciese información sobre las circunstancias en las que había aparecido su madre, y las noticias de prensa que abordaban el trágico hallazgo. Incidía en que el crimen seguía sin resolver años después.
Es precisamente este hecho, lo que me ha movido a reescribir esta entrada del blog.


  
En varias ocasiones nos hemos planteado a modo de reflexión, si existen lugares “interconectados” por la “misma” mano criminal, tierra adentro de la provincia de Valencia. O incluso más allá de esas fronteras.
Hemos comprobado objetivamente que sí parece existir una “querencia” macabra, hablando en términos cinegéticos o de caza, por determinadas zonas muy concretas. Zonas marcadas por una especie de maldición que parece no terminar de disiparse.







Los misteriosos hallazgos de Sumacárcel-Valencia.

En alguna ocasión hemos tocado este tema, pero vuelvo a él, porque las mismas preguntas me asaltan una y otra vez.
Quizás estos hallazgos puedan tener más importancia de la que aparentemente parecen tener.
  
Me refiero a la existencia de una pequeña población. Un remoto enclave, pero con una trayectoria o concatenación de muertes violentas de mujeres jóvenes en trágicas y “muy” similares circunstancias.

Si a esto le unimos que, de los “al menos”, dos casos existentes o que nosotros tengamos conocimiento, no existe una explicación lógica, ni una resolución favorable de ambos expedientes criminales, parece que estamos ante un auténtico enigma por resolver.



Nadie parece haber recalado, en el detalle de que estas acequias, sitas en Sumacárcel o Sumacárcer, escenarios criminales “finales”, se encuentran demasiado cerca del lugar de destino final de las tres niñas de Alcásser: La Fosa de la Romana-Tous. De hecho el caudal del río que baña estas acequias, el río Júcar, bebe del muy cercano embalse de Tous. Y el ayuntamiento en cuestión de este pequeño lugar, es limítrofe con el del mismo término municipal, dónde se sitúa la inhóspita fosa en la que fueron enterradas las tres niñas de Alcásser.














Ya lo reseñamos en una ocasión, pero no es un dato baladí. Volvemos a plantearnos la misma pregunta: ¿Qué extraña y poderosa razón, lleva a que “otra” vecina del mismo pueblo de las tres niñas, acabe sus días depositada en un lugar tan cercano a la fosa de La Romana.?










Cómo si existieran una serie de fenómenos inexplicables. Por una extraña carambola “macabra” del destino, las cuatro jóvenes de Alcásser enterradas a escasa distancia en el cementerio de la localidad, acabaran también sus días en esta misma zona y también a muy pocos kilómetros de distancia. Apenas quince kilómetros en línea recta separan los lugares dónde fueron halladas ambas sin vida. Una línea recta imaginaria, que si continuamos trazando sobre el mapa, nos llevará a otros escasos veinte kilómetros más en línea recta, hasta la caseta de Macastre en el lugar de Fuente Cuerna. 




  
Leyenda: 1-Alcásser      2 -Fosa de la Romana    3-Pantano de Tous     4-Acequias Sumacárcel   
5- Caseta Fuente Cuerna-Macastre.



La espina dorsal de esta cadena montañosa “diabólica” que parece tragarse adolescentes y mujeres jóvenes. Bosques teñidos de rojo de norte a sur, por la sangre de tantos jóvenes perdidos para siempre en sus entrañas.







Acequias de Sumacárcel: los misteriosos hallazgos








Primer hallazgo:


El primer hallazgo de un cuerpo en esta zona concreta: Sumacárcel, se produce el viernes día 18 de abril de 1997. Casualmente un mes antes del comienzo del juicio del crimen de Alcásser:

“A pesar de las peticiones de aplazamiento el juicio por el crimen de Alcásser comenzó el lunes 12 de mayo de 1997, en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Valencia.”

La prensa nos relata las extrañas condiciones en que aparece el cadáver de una joven del pueblo de Alcásser:

“…El cuerpo sin vida de Francisca l. G, una joven de Alcásser de 27 años, fue encontrado el pasado viernes en una acequia del río Júcar en la localidad valenciana de Sumacárcer, en una zona próxima a la presa de Tous. El cadáver, que según testimonios de los vecinos tenía las manos atadas, fue trasladado al Anatómico Forense de Valencia. El juzgado de Alzira que lleva el caso decretó el secreto del sumario. La fallecida, según sus familiares, había tenido problemas con las drogas y estaba ausente de su casa desde el viernes de la semana pasada. Un agricultor de Sumacárcer, guió hacia las cinco de la tarde del viernes al capitán de la Guardia Civil del puesto de Xátiva hasta el lugar donde se encontraba el cuerpo. El cadáver maniatado estaba en las inmediaciones de las compuertas de la acequia. No se han facilitado datos de la joven a excepción de su nombre, edad y lugar de residencia: Alcásser, el pueblo de Miriam, Desiré y Toñi, las tres niñas asesinadas en en enero de 1993 cuyos cuerpos fueron hallados hace cuatro años enterrados en Tous. (Diario El País)


El cadáver de la joven se halla como se describe en la noticia de “El País”, con las manos maniatadas. Se decreta el secreto en las investigaciones sumariales, y poco más trasciende a la opinión pública. La joven llevaba una semana entera desaparecida de su domicilio familiar en Alcásser. Concretamente desde el día 12 de abril. La autopsia preliminar no detectará signos de violencia.
Sin duda algo que llama poderosamente la atención es que no existan signos de violencia en un cadáver de una mujer que aparece “maniatada”. Es decir una mujer joven víctima de un “método de control” criminal para “dominar” reducir o controlarla, que claramente indica y apunta a una muerte violenta o cuándo  menos “sospechosa” de serlo.

Si el día en que aparece el cadáver es curioso: Viernes. El día que desaparece lo es todavía más. La joven desaparece durante la noche del Viernes al Sábado anterior. Las tres niñas de Alcásser, desaparecen también en muy similares circunstancias. La casualidad llega hasta tal extremo, que la fecha en que aparecen las niñas en la fosa de la Romana, también es coincidente con la edad de la víctima. 27.









No se conocen más datos sobre la autopsia, aunque como veremos más adelante, hay otro detalle “sorprendente” y muy llamativo en el cadáver de la desgraciada vecina de Alcásser.










Segundo hallazgo

Cinco años después del hallazgo de la vecina de Alcásser, se realiza en la misma zona –Sumacárcel o Sumacárcer- otro hallazgo “macabro”. Concretamente el día 22 de Febrero de 2002.
Otra mujer joven es encontrada en una acequia del mismo río Júcar. Nuevamente por carambolas del destino, al igual que la vecina de Alcásser, el cadáver es encontrado un “viernes” –un día especialmente señalado por la tragedia en estas tierras, y especialmente recordado en la cercana población de Alcásser. Los viernes "malditos".

El diario ABC nos ilustra sobre este segundo hallazgo de otra mujer en el “mismo” enclave.

“La mujer muerta en una acequia tenía las manos atadas”
La mujer que fue hallada muerta el viernes en el interior de una acequia en el término de Sumacárcer (Valencia) tenía las piernas atadas y la cabeza cubierta por una bolsa de plástico, según informaron ayer fuentes policiales.
El cuerpo fue encontrado hacia las 17,15 horas de ayer por un policía local y por un vigilante de la acequia, quienes, poco antes, hallaron en las proximidades un bolso de la mujer, S.D., de 35 años, cuya desaparición había sido denunciada el pasado miércoles por su esposo.

Hallaron en primer lugar una mano en el fondo de la acequia -que a partir del punto en que fue hallada la víctima discurre por debajo de una colina- y después el cuerpo de la víctima, que estaba vestida y tenía una mano atada a un saco de piedras que la cubría.
En el rescate del cadáver participaron tres componentes del Grupo de Especialistas en Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, que se sumergieron en la acequia, de cerca de dos metros de profundidad, para extraer el cuerpo.

La autopsia fue practicada ayer en el Instituto de Medicina Legal de Valencia, adonde acudieron el esposo de S.D. y otros familiares para identificar a la mujer, cuya muerte ha causado «una conmoción general» en la localidad, según fuentes municipales.




En el diario “El País” se cita otro detalle interesante. Algo muy presente en otros crímenes: el conocimiento del terreno.

“…El autor o autores del asesinato conocían perfectamente la zona ya que el lugar donde fue hallado el cadáver se encuentra bastante retirado de la carretera que une Cárcer con Sumacàrcer y rodeado de parcelas de cítrico…”

El diario “La voz de Galicia” viene a repetir el contenido de la noticia de agencia  y el titular destaca “la bolsa en la cabeza”:

Encuentran en una acequia el cuerpo de una mujer con una bolsa en cabeza

Este curioso detalle de la bolsa, hizo que rebuscara más datos sobre el primer hallazgo –el de la vecina de Alcásser- con la esperanza de encontrar alguna noticia más que ilustrara la forma en que fue encontrado el cuerpo. Y la encontré.
La noticia del diario La Vanguardia, contenía un dato realmente sorprendente. La joven Francisca I.G. al igual que Silvia D. también tenía la cabeza cubierta por una bolsa.






Nos encontramos por lo tanto ante dos casos con connotaciones muy similares. Ambas desaparecen de sus domicilios durante varios días. Son encontradas un mismo día de la semana: viernes. En la misma zona: Sumacárcel  y en la misma acequia del río Júcar. Un mismo escenario: medio acuoso. Agua dulce.
Pero sin duda lo realmente impactante es que Ambas se encuentran sumergidas, maniatadas con cuerdas y con la cabeza tapada por una bolsa.





                       Fotografía artística. Pinterest.




La única diferencia apreciable es que el segundo hallazgo, el cuerpo se encuentra “lastrado” con un saco de piedras atado a la mano, para que no “emerja” a la superficie. En el segundo hallazgo el cuerpo, se aprecia otro detalle importante,  se halla “vestido” –las niñas de Alcásser también aparecerán “vestidas” y maniatadas-. En el caso del primer hallazgo no se citan datos referente a cómo se encuentra el cuerpo, vestido o desnudo.





                          Ilustraciones Dr. Frontela- Crimen de Alcásser.




Una secuencia criminal no “usual”. Cómo podemos observar se trata de crímenes que parecen más “elaborados”, con cierto “tiempo” y materiales específicos, que denotan cierta “organización”, dónde las víctimas parecen haber sufrido algún tipo de ritualismo parafílico o “puesta en escena” con un posible transfondo sádico sexual. Los elementos presentes en los cadáveres –cuerdas, bolsas- parecen encaminarse en esa dirección. Ambos efectos son innecesarios a la hora de deshacerse de los cuerpos. Quizás estas ataduras, y cubrimientos nos hablen sobre “el hipotético proceso anterior” que pudieron sufrir las víctimas antes de su trágico final.

Cuándo se habla de sadismo, es indiscutible hablar de un transfondo sexual. Los expertos son contundentes en este punto. En el fondo la pulsión que predomina es de tipo sexual. Aunque muy desviada y tremendamente cruel. La excitación sexual del sádico radica precisamente en el sufrimiento de la víctima, el  acto sexual es algo “secundario”.




                                 Fotografía artística: Pinterest.



Una “escena” elaborada e insual.

Esas bolsas de plástico cubriendo la cabeza, sobre las que tantas veces hemos incidido en el blog. Quien nos lea lo sabrá. No es la primera ocasión que hacemos referencia a ellas. Porque su oscura sombra ha estado presente al abordar otros casos.


La víctima perece ahogada en su propia respiración. Una muerte cruel, agónica y despiadada. Propia de una mente enfermiza y sádica. Existiría otra posibilidad, que haya sido puesta post-mortem como parte de alguna parafernalia o atrezzo.

Las bolsas en la cabeza, sugieren una especie de “puesta en escena”, más propia del mundo “subterráneo y profundo” del sadomasoquismo extremo. Ese submundo hermético del BDSM, la axfisiofilia o asfixia erótica de la que ya hablamos largo y tendido. La conexión “sadomasoquista” que nos traslada de nuevo a redes de menores desarticuladas en la Valencia ochentera, o al  mundo oscuro y desconocido de la producción de porno extremo, amateur y bizarro en los años ochenta y noventa.

Una asfixia “no mecánica” o indeterminada, pero inducida, que podría ser también compatible con otras muertes sin esclarecer como la de la caseta de Macastre, o la cría que aparece en Picassent con la naranja en la boca. En ambos casos, como ya pudimos comprobar en el blog,  el dictamen forense fue achacado también a una muerte por una asfixia no mecánica. Una asfixia que en ocasiones se camufla como “suicida” o por algún tipo de tóxico externo, pero que no parece tal, cuándo el cuerpo aparece maniatado o existen otros indicios de muerte sospechosa o violenta como fue en los críos de Macastre. Estaríamos entonces ante una asfixia inflingida por “otros medios” que podría formar parte de los extraños juegos sexuales que forman parte del mundo BDSM  (Bondage, Dominación/sumisión, Sadomasoquismo) o como parte de alguna macabra tortura sádica.




                                      Foto artística: Pinterest.


Pero la pregunta clave es si las asfixias con una bolsa en la cabeza ¿forman parte de las asfixias mecánicas o no mecánicas?.
La respuesta tiene que venir de la mano de alguien que conozca esta materia a fondo.


(Extraído de una tesis doctoral de la Universidad de Valencia):

“…El diagnóstico de asfixia como causa de muerte, sigue siendo hoy día uno de los problemas más complejos de la patología forense.
Clásicamente se han establecido dos grandes grupos las denominadas “asfixias mecánicas” y “no mecánicas“. Las “mecánicas” incluyen todas aquellas situaciones en las que existe un impedimento puramente “físico” al paso del aire (presencia de objetos o material extraño en vías respiratorias, compresión extrínseca del cuello, etc.) y las “no mecánicas” o sutiles (2) serian todas aquellas en que se interrumpe el intercambio del oxígeno por otros medios.

Entre estas hay algunas de especial interés criminalístico:
SOFOCACIÓN POR BOLSA DE PLÁSTICO Se produce tras introducir la cabeza por completo en una bolsa de material no transpirable (generalmente de plástico), pudiendo quedar ésta ajustada al cuello o abierta y existiendo o no otros factores aceleradores o coadyuvantes del proceso de muerte (gases, tóxicos, compresión cervical) (12).
¿Y este tipo de asfixia a qué tipo pertenece?
Respecto a su fisiopatología hay controversia (13) puesto que habitualmente se incluye entre las sofocaciones producidas por oclusión de orificios respiratorios (10) pero también cabe la posibilidad de que el mecanismo letal consista en la carencia de oxígeno por agotamiento de aire respirable (14) (13) (6). Incluso por un mecanismo inhibitorio (15) debido a la estimulación del sistema nervioso simpático que termina en una arritmia fatal (11)…”



En el caso de Rosario,  la adolescente fallecida en extrañas circunstancias junto a su compañero Valeriano en la caseta de Macastre, además existía otra anomalía, que engarza de lleno con el eje sobre el que pivota este post. El agua dulce. En el cuerpo de la joven Rosario, se halló la denominada “mancha verde”
Lo curioso es que se describe que esta mancha verde, aparece en un lugar anómalo –en el pecho, cuello y hombro- y no como cabría esperar, en el abdomen.
Esa anomalía en la distribución de la mancha verde, es compatible con una muerte por sumersión en agua dulce y abre otro tipo de hipótesis.




Foto artística: pinterest

























¿Pudo ser víctima Rosario del mismo proceder criminal o “modus operandi” similar al hallado en las dos víctimas de las acequias de Sumacárcer?

¿Existe alguna conexión aparente entre esta “serie” de casos criminales “sin esclarecer”?

No somos nadie para dar respuesta a estas preguntas tan complejas. Somos simples “observadores” de esta realidad palmaria que está ahí, delante de nuestras narices.

Sí es cierto, que parecen atisbarse la existencia de ciertos “patrones” semejantes, en el modus criminal. Y una conexión en cuanto a los escenarios finales. El agua dulce. Las acequias. Esto es lo único “objetivo” y “palpable”.






  

De hecho el cuerpo horriblemente mutilado, desfigurado y “vestido”, hallado en el interior de una tubería, y que al parecer, nunca fue identificado ni reconocido por la familia, como perteneciente a la otra adolescente del caso Macastre desaparecida –Pilar-, también aparecerá muy curiosamente justo en el margen de una acequia, también en un “azud” pero en esta ocasión, en otro río. El río Magro. Un río laberíntico del que ya hablamos en otra ocasión. 

O la mujer, víctima desconocida y sin identificar, hallada desnuda y cosida a puñaladas en el molino de Santo Bernat en Alborache. Un molino de agua dulce abandonado, en el mismo cauce del río.

Pero incluso en el crimen de las tres niñas de Alcásser, se llegó a apuntar la hipótesis por parte del catedrático forense Dr.Frontela, de la posible sumersión de los cuerpos antes de su enterramiento, que vendría a justificar la ausencia de livideces en los cuerpos. Algo que fue duramente criticado por sus “colegas” valencianos.







 Ilustración Dr. Frontela. Exposición o "puesta en escena". Crimen de Alcásser.  




El agua dulce, como hilo conductor de tantos finales trágicos y violentos, en Valencia. El agua de acequias y molinos, que nos habla de un alto “conocimiento” del terreno. Nos habla de los usos y costumbres. De la tierra y la tradición. De la huerta. De los intrincados recovecos que conforman los cauces de estos ríos cargados de tragedia.



Cercanía a la hora de engañar o captar.  Conocimiento del terreno dónde se mueven las víctimas, conocimiento del terreno dónde son depositadas. Cercanía y conocimiento. Dos palabras claves. Enterrar y vestir también forman parte de ese ritual de conocimiento y cercanía con las víctimas.









El propio profesor Frontela ya habló sobre este hecho tan peculiar y llamativo: el de “vestir a los muertos”, -detalle "trascendental" y sobre el que ningún experto más parece querer pronunciarse-. Lo hizo referido a otro caso criminal tratado anteriormente en el blog. El de la joven salvajemente asesinada –móvil sexual- en las inmediaciones del castillo de Ulldecona-Tarragona la noche del carnaval.

Frontela fue uno de los últimos testigos de la vista oral que se ha celebrado en la Audiencia de Tarragona sobre el crimen de María del Carmen C.l -cometido hace 18 años-, que finalizó ayer con la ratificación por parte del fiscal y de la acusación particular de su petición de pena para Ramón B.: 30 y 50 años de cárcel, respectivamente. El catedrático aseguró que las manchas de sangre presentes en el cuerpo de la joven indicaban que éste no había sido movido, por lo que la muerte de María del Carmen C. se produjo en el castillo de Ulldecona, donde se encontró su cadáver. Frontela explicó que, a su juicio, el agresor de la joven actuó solo y era conocido de la víctima -"por eso la había vuelto a vestir", dijo-, y apuntó que en algún momento del forcejeo entre los dos, "alguna cosa tuvo que decir ella, que desató su ira". (Diario “El País”)


  
Mapas mentales claros y diáfanos, para poder moverse  hábilmente con esa “comprometedora carga” por lugares intransitables, inhóspitos, y posiblemente acompañados por la oscuridad de la noche. Mapas mentales ágiles, para buscar un recoveco o una salida por dónde escapar en caso de que algo se les pudiera salir mal. De todo ello hemos hablado largo y tendido en otros post.


Y una particular ritualística, “performance” o  “puesta en escena” que planea sobre estos crímenes horrendos, pero muy “elaborados”: ataduras o ligaduras, bolsas, mutilaciones perimortem –cercanas a la muerte, es decir “todavía en vida”- de gran sadismo –Caso Alcásser/amputaciones cadáver  mujer acequia Río Magro- , con el único fin de hacer sufrir lo indecible a la víctima todavía "en vida", y posiblemente  mostrarlo a alguien más presente en el lugar de los hechos –como apuntó el propio Dr. Frontela-, o encaminado a producir algún tipo de material gráfico aberrante –snuff-, como mantenía el padre de una de las niñas de Alcásser. En mi humilde opinión ambas teorías son las más acertadas y mejor encaminadas. Ya que todo el proceso criminal descrito parece dispuesto para “mostrar” o “exhibir” estos actos atroces y sin parangón. Y más que posiblemente para inmortalizarlos o grabarlos.  

Conclusiones del Dr. Frontela acerca de los indicios de torturas sexuales sádicas halladas en el C2. Crimen de las tres niñas de Alcásser:


"... La extirpación de la areola mamaria fue efectuada por un instrumento dotado de bordes agudos, no excesivamente afilados, con características de ser un corta-alambres o un alicate..." "... La infiltración hemorrágica existente en la glándula mamaria y músculo pectoral derecho es muy amplia e indica o que ha pasado un largo periodo de tiempo (horas) entre la producción de la lesión y la muerte, en el transcurso del cual fue extendiéndose la hemorragia o que fue seccionado un vaso de medio calibre.

Esta lesión, supuso un sufrimiento físico considerable de la víctima, con independencia de otras clases de sufrimientos físicos y psicológicos; el lugar donde asienta tiene claro significado sexual, por lo que nos hallamos ante un sádico sexual como autor de esta lesión. Se trata de un sadismo mayor, esta persona es muy probable que haya realizado anteriormente o realice posteriormente otros actos sádicos, los cuales comienzan a darse con más frecuencia en el principio de la edad adulta, de los sujetos que presentan este trastorno psicosexual..."



O el caso de Cristina LL.P., también sin esclarecer, asesinada apenas dos meses antes que las niñas de Alcásser. Su cuerpo fue hallado también un viernes, el 22 de agosto de 1992, en el junqueral de Bétera-Valencia, maniatada, degollada  y con seis cuchilladas en el cuerpo. Las cuerdas con las que fue maniatada Cristina coincidían con las de las empleadas en el crimen de Alcásser, de hecho eran del mismo material -polipropileno- pero habían sido obtenidas de rollos distintos. 


El resultado de toxicología al comparar ambas muestras de ligaduras, era el siguiente:

Todas las cuerdas tienen un espectro idéntico que se identifica como correspondiente al polipropileno.

A pesar de que todas las cuerdas son de polipropileno, la diferente configuración de las mismas nos hace concluir que las cuerdas 1 y 2 no han sido obtenidas del mismo rollo que las cuerdas 3F, 4F y 24S.



De momento todos estos enigmas siguen sin tener una explicación coherente. Cruzamos los dedos para que algún día puedan ser convenientemente esclarecidos.


También esperamos noticias inmediatas sobre la resolución de unas pruebas de ADN practicadas a una mandíbula humana de una adolescente fallecida hace 25 años aproximadamente, que fue encontrada casualmente en el lecho seco de un embalse, y que podría conectar y reabrir otro inexplicable suceso ocurrido el mismo año -1992- en que desaparecen las niñas de Alcásser. El caso de las dos jóvenes de Aguilar de Campoo, Virginia y Manuela. De los análisis de ADN y del cotejo de la base de datos genética de personas desaparecidas del programa Fénix creado por la Guardia Civil en colaboración con la Universidad de Granada, llegarán los resultados definitivos sobre la incógnita de los restos humanos hallados en el lugar de Yuso-La Población, Reinosa-Cantabria, en el embalse del Ebro.





  


El "agua dulce" parece traernos de nuevo noticias sobre las dos adolescentes desaparecidas en el año 1992, cuándo regresaban a sus casas de Aguilar de Campoo-Palencia después de haber pasado la tarde en una discoteca de Reinosa-Cantabria. Un caso que por las similitudes y las fechas en que sucedió -23 de abril de 1992- llegó a ser denominado por la prensa como “El caso Alcásser de Palencia”.



“…El pasado día del Pilar un vecino que paseaba por el lecho del pantano del Ebro, en Cantabria, que esos días tenía el nivel de agua muy bajo por la sequía, encontró lo que parecía a primera vista una mandíbula humana. Alertados por esta persona, agentes de la Guardia Civil se trasladaron a la localidad de Campoo de Yuso para hacerse cargo de aquellos restos. La primera hipótesis que se manejó fue que probablemente esos restos óseos serían de alguna de las personas enterradas en un camposanto que había quedado cubierto por las aguas cuando se construyó el pantano. De hecho, todo un pueblo desapareció con él.









La sorpresa llegó a primeros de este mes cuando se conoció que la mandíbula del pantano pertenecía a una adolescente que había muerto hacía aproximadamente 25 años. Justo el tiempo que ha pasado desde que se vio por última vez a Virginia y a Manuela. Los investigadores de la Policía Judicial de la Guardia Civil conectaron de inmediato ambos hechos y ahora se abre una línea de investigación que puede ser prometedora.
















Virginia Guerrero Espejo, de 14 años, y su amiga Manuela Torres Bouggefa, de 13, vivían en Aguilar de Campoo, en Palencia. El 23 de abril de 1992,  aprovechando que era la fiesta del Día de Castilla y León, decidieron ir a pasar la tarde en Reinosa. De regreso, hicieron autoestop. Un coche blanco, al parecer de la marca Seat -se habló de un 127- se detuvo y ellas subieron al vehículo. Desde ese momento nadie las volvió a ver. 

Lo primero, claro, será comprobar con análisis de ADN si la mandíbula encontrada es de alguna de las chicas. Los resultados pueden conocerse la próxima semana. Si se confirma que se trata de una de ellas habrá que revisar a fondo toda la investigación que se hizo entonces, porque quedará demostrado que con toda probabilidad las dos amigas fueron asesinadas. Pero incluso si no fuera así habrán de revisarse todos los casos sin resolver de chicas de esa edad desaparecidas, primero en las zonas próximas y luego, si no hay resultados, ampliando el círculo al resto de España….” (fuente: diario ABC)



El Programa Fénix  será la herramienta utilizada para estos cotejos. Puesta en marcha hace dos décadas, se trata de una base de datos de ADN de familiares de personas desaparecidas y cuando es posible, de ellas mismas. Hace ya tiempo que los allegados a las dos chicas de Aguilar de Campoo facilitaron su huella genética. En la población palentina se esperan con ansiedad los resultados de los análisis. Por primera vez, las familias de las chicas tienen esperanza de saber qué pasó con ellas. Y poder al fin descansar.









La pertinaz sequía de estos últimos meses propició que en el pantano del Ebro emergieran fantasmas del pasado.


ACTUALIZACIÓN (1 de febrero 2018 fuente: El Mundo) "...Al no encontrarse ninguna coincidencia con los datos de ADN de familiares de personas desaparecidas que se encuentran en el mencionado 'Programa Fénix', la investigación continuará para tratar de averiguar la procedencia de la mandíbula..."












“A Estefanía...para que no cese en su búsqueda de la verdad”.